Recientemente el Museo Amparo inauguró la exposición Un arte sin tutela: Salón Independiente en México,1968-1971, organizada y producida por el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC): una muestra sin precedentes, ya que es el primer esfuerzo curatorial por presentar las tres exposiciones que organizó el Salón Independiente de 1968 a 1970, que consistió en una iniciativa conformada por varios artistas de la época como una respuesta crítica a las dinámicas institucionales.

Curada por Pilar García, Un arte sin tutela presenta las piezas mostradas en cada una de las ediciones, algo que le permite entender al público no solo las soluciones técnicas y las exploraciones plásticas de la época, sino el panorama creativo de México a finales de la década de 1970. Algunos de los artistas que participaron en el Salón Independiente son hoy figuras clave para entender el arte mexicano del siglo XX, como Manuel Felguérez, Felipe Ehrenberg, Lilia Carrillo, Helen Escobedo, Vicente Rojo o Hersúa.

En gran medida, el Salón Independiente fue un parteaguas para la organización de grupos de artistas, que tuvieron su auge en la década de 1980, caracterizados por mantener en la mayoría de los casos una fuerte defensa de la libertad creativa basada en la autogestión.

Para conocer más a fondo las particularidades de esta exposición, platicamos con la curadora, quien habló más a fondo sobre el proceso de investigación en acervos documentales, el contexto cultural y político que envolvió al Salón Independiente y la vigencia de una postura independiente en la escena artística actual.

—Me imagino que esta exposición debe de haber sido un reto desde la documentación…

La mayor parte de la exposición viene del archivo de Brian Nissen quien, además de participar en el Salón Independiente (SI), hacía todo el diseño para los carteles y para las publicaciones. Como él hacía este trabajo se quedó con muchísimas fotografías del SI. Entonces a través de ese archivo visual y la hemerografía es como empezamos a identificar cada pieza, cuáles eran las piezas que estaban […] y fuimos complementando las listas de obra. Fue un trabajo a partir de ese acervo y después se revisó también el archivo de los artistas, como el de Manuel Felguérez, o Vicente Rojo y también el del Instituto de Estudios sobre la Universidad (IESU), debido a que dos ediciones del SI habían sido en el MUCA, el que está a un lado de la Facultad de Arquitectura.

Todas las piezas que están dentro de la exposición son piezas que estuvieron en el SI. En muchas ocasiones los artistas decían: «no tengo esa pieza, pero tengo una parecida o de la época», pero no: buscábamos que fuera exactamente lo que se expuso. En ese sentido, sí fue una exposición mucho más estricta, pero que también nos da un panorama mucho más preciso de lo que fue el arte en México durante esos años. El panorama, a finales de principios de la década de 1960 y principios de los 70, fue mucho más complejo de lo que se ha creído.

Vista general de la exposición Un arte sin tutela: Salón Independiente en México,1968-1971 en el Museo Amparo.

—Las piezas y los artistas que participaron en el Salón Independiente obedecieron a un contexto muy particular (los Juegos Olímpicos, el movimiento estudiantil del 68, la represión institucionalizada de parte del Estado); y sabemos por las presentaciones que esta exposición ha tenido, tuvo un impacto tanto en las artes visuales, en las referencias y en el imaginario de los artistas que estaban trabajando en el momento. ¿Nos puedes hablar de eso?

Efectivamente el 68 fue un parteaguas tanto en la vida política y social de México como también en la vida artística. Los artistas se desligaron del Estado precisamente organizando el SI, aunque algunos de ellos no podían pronunciarse políticamente de manera abierta, porque eran extranjeros, entonces existía un miedo —precisamente por la represión— a que fueran expulsados del país.

Vista general de la exposición Un arte sin tutela: Salón Independiente en México,1968-1971 en el Museo Amparo.

Sin embargo, hay una pieza que me parece muy importante que tampoco se había expuesto: Tlatelolco de Felipe Ehrenberg que, dentro del contexto del 68 hace referencia a un estudiante acribillado. Es la única pieza que toca directamente el tema de la matanza de los estudiantes y es importante mencionar que el Salón Independiente del 68 se hizo el 15 de octubre y la masacre de Tlatelolco fue el 2. Es una pieza que se hizo muy rápido, en este contexto social.

Por esa pieza, artistas como [Rufino] Tamayo, [José] Chávez Morado o Carlos Mérida se deslindaron del Salón Independiente y se salieron, porque no querían ser implicados en cuestiones políticas.

—La escena artística contemporánea actualmente está marcada por las iniciativas independientes: la presencia de ellas en ferias es cada vez más notoria. ¿Consideras que hay paralelismos entre el contexto cultural y artístico en el que surgió el Salón independiente y el de hoy?

Creo que sí. Por algo las exposiciones históricas son importantes: porque nos permiten traer el pasado a nuestro presente y ver que hay muchas cosas que siguen resonando.

Una de ella es la idea del Salón Independiente por hacer un espacio autogestivo. Creo que ese contexto en el 2020 vuelve a ser muy pertinente. También esta parte del 68 en la que se estaba hablando de la autonomía universitaria, hoy sigue siendo crucial en el contexto que estamos viviendo. Defender la libertad y la autonomía universitaria sigue siendo uno de los bastiones principales.

Vista general de la exposición Un arte sin tutela: Salón Independiente en México,1968-1971 en el Museo Amparo.

Otra cosa que me parece importante en este momento es la idea de juntarse en proyectos que no necesariamente sean colectivos como en la década de 1970, sino que sean iniciativas en las que los mismos artistas se ayuden y las puedan gestionar. Creo que eso es algo muy valioso dentro de la exposición.

Un arte sin tutela estará abierta al público hasta el 15 de junio.