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Francis Alÿs, Turista, 1994. Tomada de The Japan Times.

Exponer humanos: Algunas prácticas exotizantes en el arte contemporáneo

Opinión 23.07.2019

Juan José Santos Mateo

Juan José Santos Mateo reflexiona sobre algunos casos en la historia del arte donde el ser humano se ha expuesto como obra.

«El hombre en acción como verdadera obra de arte».
—Alberto Greco, 1963

 

Raúl Postillo, de 77 años, estaba tan tranquilo frente a su negocio de venta de huevos en Cuba, sentado frente a la verja cerrada, viendo a la gente pasar. Hasta que uno de esos paseantes se para frente a él. Le observa. Se acerca. Se aleja. Le toma una foto. Y se va.

Ese alguien era Sislej Xhafa, quien tras regresar a su casa, en Kosovo, no paraba de mirar la fotografía de Raúl. Esto es arte dijo. ¿La imagen de Raúl? No. Raúl.

Tiempo después Raúl Portillo recibe la invitación de Xhafa para convertirse en instalación en la edición de la Feria Art Basel de 2019. Así que Raúl, a sus 77 años, salía por primera vez en su vida de Cuba… como obra de arte. Le plantaron en medio de la feria, con verja incluida, para que hiciera lo que hacía en su día a día: ver a la gente pasar. Sislej Xhafa rebautizó a Raúl. Ahora se llamaba Soledad ovoidal. También modificó su sino. Ya no vendería huevos. Ahora sería un ente destinado a dar pie a una reflexión acerca de la soledad para los espectadores del evento artístico suizo.

arte contemporáneo humanos. Vendedor de huevos.

Sislej Xhafa, Ovoid solitude, 2019. Tomada de Art Basel.

Esta obra de arte fue fotografiada por miles de personas, y criticada por unas pocas. Una de ellas fue una artista, Coco Fusco. En su muro de Facebook publicó:

«No puede ser una coincidencia que el artista sea representado por Continua, la galería multinacional con sede en La Habana, y tampoco se me escapa que el señor Portillo esté repartiendo huevos acá en Suiza cuando en Cuba no hay».

A su comentario se unieron el de otras personas nada contentas con esta acción, algunas, empleando calificativos como «porno miseria», citando la «bancarrota moral» de artistas como Santiago Sierra (esto lo dijo Vik Muniz), que utilizan a humanos en su arte en lugares que no son idóneos, como una feria de arte. Otros postearon comentarios comparando la Soledad ovoidal con «[…] los indios que llevaban a las cortes europeas y los Inuit traídos a Nueva York por Robert Perry a finales del siglo XIX y que terminaron disecados y expuestos en The American Museum of Natural History». Sin duda generó controversia. Y tiene lógica que quien la iniciara fuera Coco Fusco, quien puede hablar del tema con potestad. Ella misma se exhibió como obra de arte. Pero en su caso, el sentido y el contexto fueron diametralmente opuestos.

Arte contemporáneo humanos. Amerindios en jaula performance

Guillermo Gómez-Peña y Coco Fusco, Two Undiscovered Amerindians Visit the West, 1992. Fotografía de Walker Art Center Archives. Tomada de Archives and Creative Practice.

En 1992, Fusco, junto con Guillermo Gómez-Peña, se mostraron enjaulados en una Madrid sumida en los festejos por el 500 aniversario del Descubrimiento de América. Fusco y Gómez-Peña posaban como una pareja proveniente de Guatinau, una isla ficticia situada al este de México. Por un módico precio, contaban al espectador historias auténticas en una lengua ignota. Su acción se tituló Dos amerindios sin descubrir visitan Madrid. Es una obra de arte que también trata de motivar al espectador, pero en este caso, a que denuncie el exhibicionismo colonial que, aún cinco siglos después, se adueñó de la festejante cultura española.

Esta obra enlaza con otras en las que se expusieron a personas con una intención claramente crítica. Desde los «vivo-ditos» de Alberto Greco, la mítica La familia obrera de Oscar Bony, en la que mostraba al padre, a la madre y al hijo, mientras se escuchaba de fondo sonidos de la vida doméstica (y que fue también motivo de polémica, ante la cual, el artista dijo: «La obra estaba fundada sobre la ética y yo asumí el papel de torturador»), hasta el trabajo de Antonio Manuel, O Corpo É a Obra, realizada en Rio de Janeiro en 1970. Más cercana en el tiempo y en el contenido fueron Los Anthropolocos de Richard A. Lou y Robert Sánchez, mostrada en San Diego, California, en el mismo 1992, o The Artifact Piece, de James Luna, expuesto en dos ocasiones (1987 y 1991), en la que parodiaba un museo etnográfico, exhibiéndose a sí mismo con un taparrabos, junto con dos vitrinas ocupadas una con objetos tradicionales nativos, como plumas, y otra con objetos tradicionales de Estados Unidos, como un cómic o una copia del libro de Ginsberg, Kaddish and Other Poems. Años después, Susana Torres también se mostró como obra de arte, en este caso como joven inca ofrecida en sacrificio, en 1999, en una acción llamada Yo no me llamo Juanita, y Aníbal López mostró durante un día entero a un lacandón en 2006 al lado de una cédula que explicaba qué era un lacandón. De carácter más festivo fue el Untitled, Go-Go Dancing Platform en el que Félix González-Torres exhibía a un stripper en un museo en 1991.

arte contemporáneo humanos. Familia obrera

Oscar Bony, La familia obrera, 1968. Tomada de la web de Daniel Merle.

Obras que retratan los famosos zoológicos humanos de la Europa moderna, y otras, como el Turista (1997) de Francis Alÿs, acción en la que se exhibía frente a la Catedral de México, inciden en el carácter exotizante y en los problemas de la otredad. Preocupaciones que se convierten en hipocresía en casos como el de Raúl Postillo, nuestro cubano, que no vendió ni un huevo en la feria más millonaria en millonarios del mundo, que desconocían que en el país de origen del humano en cuestión se pueden exportar obras de arte humanas, pero no a humanos que hacen arte, como en el caso de Tania Bruguera.

Juan José Santos Mateo

Es crítico de arte y comisario, autor del libro Curaduría de Latinoamérica (Cendeac, 2018) y Juicio al postjuicio, ¿Para qué sirve hoy la crítica de arte? (Ministerio de Cultura y Deportes de España, 2019). Actualmente es editor-colaborador de Momus y colaborador de El Pais y su suplemento «Babelia», además de las revistas Artnexus, A Desk o Dardo Magazine, entre otras. Desde 2004 ha publicado críticas de arte en medios como Arte! Brasileiros, Arte al Día, Lápiz, Hyperallergic, Input o Eldiario.es. Ha sido profesor titular de la asignatura «Historia de las curadurías» y profesor adjunto de «Investigación y escritos de arte» en la Universidad Diego Portales de Chile, así como profesor titular de la asignatura «Escrituras críticas» en el Instituto de la Universidad Católica de Chile. Ha dado cursos de posgrado sobre crítica de arte y comisariado y ha sido tallerista y conferenciante en diversas instituciones, como el Museo de Arte Contemporáneo de Chile, El Museo de Arte Contemporáneo Patio Herreriano, el MUSAC, o la red de centros culturales de España en Latinoamérica. Comisario de más de 20 exposiciones colectivas e individuales en España y países de Latinoamérica como Chile, Bolivia, Argentina, Uruguay, Brasil o México, ha realizado residencias en Casa Wabi (México), Atelier Fidalga (Brasil), Centro de Arte Contemporáneo Laznia (Polonia), Espai Colona (España) o Kiosko (Bolivia).

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Sislej Xhafa, Ovoid solitude, 2019. Tomada de Art Basel.

Guillermo Gómez-Peña y Coco Fusco, Two Undiscovered Amerindians Visit the West, 1992. Fotografía de Walker Art Center Archives. Tomada de Archives and Creative Practice.

Oscar Bony, La familia obrera, 1968. Tomada de la web de Daniel Merle.