Cn

Espacios independientes: alcances y desafíos | Parte II

Especial 06.08.2019

Platicamos con los coordinadores de espacios independientes en distintas partes del país para conocer las problemáticas que enfrentan.

La presencia de los espacios independientes en México se ha diversificado, desde el sur hasta el norte, permitiendo el reconocimiento de toda una red de trabajo que, de manera directa o indirecta, mantiene un diálogo a través de sus respectivas agendas y programas de exposición.

Para conocer de primera mano las ideas que han posibilitado el desarrollo de estas iniciativas, así como los retos que enfrentas, platicamos con los miembros de diez iniciativas independientes que radican en diferentes ciudades de la República.

En esta segunda parte, Biquini Wax EPS (Ciudad de México), Local 21 (Ciudad de México), Oficina de Proyectos Culturales (Puerto Vallarta), Los Guayabos (Guadalajara) y Proceso Abierto (Oaxaca) nos comparten sus experiencias y reflexiones.

 

—Biquini Wax EPS (Ciudad de México)

Paloma Contreras Lomas, Roselin Rodríguez Espinosa, Natalia de la Rosa, Gustavo Cruz, Cristóbal Gracia, Gerardo Contreras, Daniel Aguilar Ruvalcaba, Israel Urmeer y Neil Mauricio Andrade.

Escultura de Keiko. Espacios independientes.

BWeps, Sa la na, a yuum, iasis/laissez faire-laissez passer. Un homenaje a Keiko comisionado para la exposición colectiva Prince/sse/s des villes curada por Hugo Vitriani y Fabian Danesi en Palais de Tokyo, París 2019. Cortesía del espacio independiente.

—¿Qué retos han tenido que enfrentar al momento de buscar financiamiento para sus operaciones?

Los retos que plantea el sustentar económicamente un proyecto como BWeps siempre desorientan, cansan y producen angustia, pero se han solucionado y, a pesar todo, no se ha tirado la toalla porque a la gente que lo coordina le gusta seguir en esto.

El financiamiento se hace través de un modelo campechano, sí, mixto, combinado como los tacos de la CDMX. El dinero viene a veces un poco de aquí, un mucho de allá, un tanto de acá. Es decir, viene de personas físicas e inmorales (que «mal» gastan sus capitales en el espacio), pero también de fundaciones, instituciones y organizaciones que apoyan a proyectos como el de BWeps. Sin embargo, el capital que se mueve en el espacio no es únicamente feria, money, dependemos muchísimo, y acaso en mayor medida, del capital simbólico, intelectual, afectivo, inmaterial que ahí se produce y circula.

Ha habido pocos y afortunados momentos en los que se ha contado con el apoyo de becas con las que se ha pagado la programación anual de BWeps (en 2015 y ahora de nuevo en 2019) o con el préstamo de un inmueble para habitar y realizar actividades (2017-2018) y a los que se les ha intentado sacar el máximo provecho. Aunque, con lo que siempre se ha contado (y con lo que más se llena el corazón de satisfacción) es con la ayuda de cientos de gentes que han contribuido generosa y gratuitamente al espacio dando una plática, un taller, un círculo de lectura, exhibiendo su obra, trayendo comida, tocando, y contribuyendo con su trabajo de diversas formas. ¡Gracias a toda la raza!

En la experiencia de BWeps se ha tenido siempre libertad sobre los contenidos y la programación del lugar. Claro que cuando recibes una beca tienes que responder —generalmente, no en todos los casos— a la institución con el programa que aplicaste, a veces hay que cumplirlo absurdamente al pie de la letra. Por ejemplo, en casos muy extremos, si dijiste que ibas a comprar doce sillas y compras seis (porque solo necesitabas esas), tienes que escribir un oficio dirigido a tal y firmado por tal, justificando por qué compraste seis y no doce. En BWeps se ha optado siempre por buscar apoyos que sean coherentes con los objetivos del espacio y que, a mediano y largo plazo, no afecten la estructura de nuestra organización.

Espacio independiente. BWeps.

Casa BWeps, Pedro de Alba 232. 2019. Cortesía de BWeps.

—¿Les parece que la efervescencia de los espacios independientes en México obedece a ciertas condiciones de la escena artística?

Sin duda, la organización de colectivos artísticos, espacios independientes, grupos de trabajo o frentes político-artísticos tiene una línea genealógica compleja que ha dependido de la realidad socio-económica y sensitivo-visual continental: Desde el Dr. Atl hasta los años 90. Teniendo esto en cuenta, puede decirse que la explosión reciente de «espacios independientes» se establece desde las condiciones de la «realidad artística» post-NAFTA (ahora T-MEC) pensando desde la tríada del maestro Juan Acha de producción, distribución, consumo. Esto va desde la necesidad de abrir públicamente el trabajo de estudiantes de arte que buscan intervenir en la ecología del arte contemporáneo mexicano a través de exploraciones distintas a las de instituciones definidas, pasando por la colaboración conjunta para la organización política (o de lucha de las minorías) hasta la apertura de otras posibilidades de asumir la circulación del arte pensando la economía contemporánea desde el «sur global» (antes Tercer Mundo y aún antes colonias). Sin embargo, a pesar de que la fórmula de espacio independiente sigue vigente (a la vez que es intermitente por una constante desaparición y aparición de muchos de ellos), se están buscando, cada vez más, otras alternativas que salgan de ese formato y piensen, por ejemplo, en mayor medida, sobre el impacto del arte en la sociedad y otras formas de organización creativa (ejemplo de esto es la organización de «museos experimentales», el trabajo con escenas «afuera» del circuito artístico o los programas que funcionan mediante un giro pedagógico).

Biquini Wax. espacios independientes. Círculo de estudios.

Internet: topología de un sueño. Círculo de estudios coordinado por Stefanía Acevedo en el cibercafé de estudios subcríticos, 2019. Cortesía de BWeps.

—¿Cuál es, idealmente, la relación que los espacios independientes deberían tener con las instituciones públicas o privadas?

Recientemente, diversos espacios han decidido asumir una postura respecto al financiamiento más allá de las becas y apoyos personales, asumiéndolo como un problema de producción y organización. Una de las integrantes de BWeps escribió al respecto a partir de la participación e introducción de proyectos en el mercado del arte, específicamente en ferias o programas comerciales, como un nuevo proceso del arte contemporáneo en México. En el caso de este grupo de trabajo, en los últimos años y ante la madurez de la propuesta, también se ha tenido que tomar una postura frente a dicha problemática: afrontar el hecho de que no solo se estudia la economía, sino que debe ponerse en práctica, y elegir un tipo de economía para poner en marcha.

Claro, no existe una relación ideal. Somos materialistas. En todo caso, se trata de preguntas y respuestas prácticas que no pueden surgir nada más de una sesuda reflexión. La separación entre espacios independientes e instituciones es más bien analítica, o si se prefiere, es parte de una narrativa, una manera de explicar dicotómicamente el surgimiento del arte contemporáneo mexicano: de la independencia juvenil a la profesionalización institucional. Preferimos otros relatos. Por ejemplo, el relato de cómo miles de trabajadores culturales y cognitariados sobrevivimos las asimetrías y las violencias estructurales, a pesar de cada institución, sea pública o privada: dentro, fuera, abajo, al lado, en medio, «por detroit», o en una dimensión paralela, con amistades y complicidades tácticas, intergeneracionales, interclasistas, etcétera.

Las renegociaciones artísticas con las instituciones implican maniobrar con nuestra propia imagen y con la suya, juegos de poder y de expectativas, erotización de las relaciones, convencimiento, seducción, despecho, sentido del humor, crítica interinstitucional permanente y activa, fetichización, etcétera. 

Actividad en espacio independiente. BWeps.

P.S.1. Exposición colectiva organizada por Gerardo Contreras Vázquez usando una consola de PlayStation 1. (En la foto: intervención del artista Josué Mejía), 2019. Cortesía de BWeps.

—Biquini Wax EPS es un lugar donde personas con distintas agencias en el arte contemporáneo puedan encontrar un espacio para producir, aprender, exhibir, compartir, debatir, exprimir, exfoliar —y los verbos en infinitivo que vengan a su cabeza— las prácticas y teorías estéticas contemporáneas. Su objetivo primordial es ofrecer un espacio de producción sensible para la comunidad artística interesada en el arte contemporáneo y la crítica a la cultura. Trabajan principalmente en dos campos de acción: un programa de exposiciones con artistas emergentes que muestran su trabajo en exposiciones individuales o colectivas y en diversos formatos como intervención al espacio, performance y otras maneras no-convencionales; y, por otro lado, con los seminarios abiertos de estudio de la crítica a la cultura que en un inicio fueron conocidos como «templo de estudios subcríticos» y ahora han sido renovados como «ciber café de estudios subcríticos» (bajo la coordinación del escritor culichi Enrique Medina). De manera más informal la casa —ahora ubicada en Pedro de Alba 232— se usa para talleres de producción (de la gente de BWeps, quienes exponen o amistades) y como espacio habitacional para artistas invitades e integrantes de BWeps.

 

—Local 21 (Ciudad de México)

Fernanda Ramos

Local 21. Espacios independientes.

Jorge Cabrera y Fernanda Ramos de Local 21. Cortesía del proyecto.

—¿Qué retos han tenido que enfrentar al momento de buscar financiamiento para sus operaciones?

Nuestra estructura financiera ha dependido de la obtención de apoyos anuales gubernamentales que, a partir de un programa minuciosamente calendarizado, absorbe los costos de operación de Local 21. Es a partir de un solo apoyo que nosotros podemos mantener las actividades a lo largo del año.

Este financiamiento nos permite cubrir todo el calendario de actividades como las exposiciones, talleres, cursos, seminarios. Hemos hecho mesas de diálogo, como en «El Consultorio», donde recientemente presentamos una que llevó por nombre «Performance en revisión» coordinada por Lorena Tabares. También organizamos charlas y visitas guiadas. Para esto, es indispensable la red de colaboradores que nos brindan sus espacios para que éstas se lleven a cabo. Esto, a su vez, nos da la oportunidad de hacer actividades completamente gratuitas y accesibles al público, como las exposiciones de arte contemporáneo fuera de museos y galerías, con curadores de alto nivel como Daniel Garza-Usabiaga, Caroline Montenat, Esteban King o Tania Ragasol, por mencionar algunos.

También hemos hecho activaciones, como la que hicimos con Enrique López Llamas en Mártires de la Conquista que se llamó La Revanche: una guerra de pasteles en alusión a la Primera intervención francesa (1838); y No tenemos nombre, con Ana Zambrano, Romina Soriano y La Virgen del Plug, que fue una pieza de performance con arte sonoro.

Además, tenemos un programa de formación comparable —desde mi perspectiva— al de cualquier museo. Con esto, nuestra intención es generar conocimientos más horizontales fuera de un circuito que se suele considerar cerrado.

Por ejemplo, a principios de este año, abrimos el círculo de estudios colaborativos #nosotresjuntestodes, coordinado por Clara Bolívar en Radio Nopal y que dividimos en seis sesiones en las que estuvieron Julio García Murillo y el Laboratorio Curatorial Feminista —entre otras iniciativas.

Local 21 exposición. Espacios independientes.

Vista de la exposición «Fuera de los muros entre los cuerpos», curada por Caroline Montenat. Centro Cultural Árbol de la Noche Victoriosa, 2019. Fotografía de Alum Gálvez. Cortesía de Local 21.

—¿Les parece que la efervescencia de los espacios independientes en México obedece a ciertas condiciones de la escena artística?

Creo que el boom de espacios independientes, en un periodo de siete años a la fecha, obedece a la carencia de una estructura institucional que no ofrece representación equitativa de los intereses manifiestos de cada artista en distintas fases de sus carreras, especialmente en un circuito tan diverso como lo es el arte contemporáneo en México.

Además, es difícil ver artistas jóvenes exponiendo en museos y, si bien es parte de un proceso a largo plazo, la única posibilidad, a veces, para exhibir es gestionando sus propios lugares de exposición.

Estos espacios independientes, me parece que exploran la noción de autonomía y libertad de gestión en sus propios proyectos, que no es contraria a la idea de colaboración con otras iniciativas.

Lo que hacemos en Local 21 —además de fungir como facilitadores en términos económicos y de gestión— es buscar redes que nos permitan realizar nuestras actividades con apoyo de colaboradores que ya cuenten con espacios físicos. En este sentido, también es pertinente mencionar que existen políticas culturales que están cambiando en esta administración; y que están privilegiando proyectos como, por ejemplo, la iniciativa del Bosque de Chapultepec.

Cuando Gabriel Orozco dice que no va a cobrar, nos deja en una posición de vulnerabilidad donde nuestro trabajo se ve devaluado. Que Orozco se encuentre en un círculo de élite política, al ser un creador legitimado por administraciones pasadas, no significa que todos los agentes culturales estemos en la misma situación. 

Este ejemplo, me parece sintomático del panorama actual y también es evidencia de que debemos pensar en crear células de apoyo entre espacios alternativos viables, en un entorno no propicio al fortalecimiento de la cultura.

Local 21. Espacios independientes.

Charla «La investigación como excavación desde el presente: testimoniar, documentar, imaginar», entre Ileana Diéguez y Miguel Jara en Exit La Librería, 2019. Cortesía de Local 21.

—¿Cuál es, idealmente, la relación que los espacios independientes deberían tener con las instituciones públicas o privadas?

Pienso que la relación de las instituciones públicas y privadas con los espacios independientes debe ser establecida a través de una responsabilidad social, y que estas entidades puedan estar de acuerdo con su contexto específico.

Por ejemplo, debe formularse en un plan de fomento a la cultura; pero no como una circunstancia que les otorgue agencia en los contenidos o las misiones de aquellos proyectos que reciban ciertos apoyos. Creo que ese es un punto clave de cómo se puede hacer una relación mediada de hasta qué punto las instituciones públicas o privadas pueden estar en los espacios independientes.

El concepto de independencia involucra libertad de contenidos, no permitir la censura por parte de ninguna instancia, mantener el potencial creativo al máximo en el momento de resolver problemáticas o definir el rumbo de los mismos espacios. Si bien es significativo recibir apoyos financieros de estas iniciativas, siempre es necesario mantener una distancia entre las prerrogativas que éstos puedan acarrear y la misión de cada proyecto; si no, se puede romper esa independencia.

También diría que la independencia es poder llevar un quehacer artístico y de gestión sin ligaduras ideológicas de ninguna institución —ya sean públicas o privadas.

Local 21. Espacios independientes. Radio Nopal

Grupo del «Círculo de estudios colaborativos. Nosotros, juntes, todes», coordinado por Clara Bolívar en Radio Nopal, 2019. Cortesía de Local 21.

—Local 21 fue fundado en 2017 por Natalia Pollak (directora hasta finales del 2018). Actualmente Fernanda Ramos, como coordinadora de contenidos, y Jorge Cabrera, como coordinador administrativo, están al frente de esta plataforma que impulsa prácticas contemporáneas de artistas visuales jóvenes o emergentes, cuya obra se encuentra fuera del circuito tradicional de galerías y museos, y los exhibe en espacios alternativos. Local 21 un espacio nómada que busca democratizar el acceso al arte y abrir espacios para prácticas emergentes.

 

—Oficina de Proyectos Culturales (Puerto Vallarta)

Fernando Sánchez, César Girón

Espacios independientes. Oficina de Proyectos Culturales

(De izquierda a derecha) Alejandra Guillén, César Girón, Austin Young, Patrick Charpenel, Pilar Perez, directora de OPC, Davis Birks, Fernando Sánchez y David Israel. Cortesía de Oficina de Proyectos Culturales.

—¿Qué retos han tenido que enfrentar al momento de buscar financiamiento para sus operaciones?

Fernando Sánchez: Básicamente el primer reto es que la legislación mexicana para asociaciones civiles no tiene una conformación para ello mismo. La Secretaría de Hacienda no exenta de impuestos a las asociaciones civiles y las trata como sociedades comerciales y se pagan impuestos de la misma manera. A partir de la «Ley Videgaray» el arte y su promoción se ven como una actividad de alto riesgo para el lavado de dinero, entonces han endurecido muchísimo las leyes en ese sentido y cualquier A.C. que se dedique a la promoción del arte no tiene ningún beneficio. Las asociaciones civiles llevan a cabo trabajos para la sociedad que deberían de ser tanto exentos de impuestos, como tener un incentivo por parte de los gobiernos federales y municipales, tareas que son sustantivas para el ejercicio o los derechos culturales de cualquier ciudadano y que el gobierno no ofrece.

Eso ha sido el principal problema: si tú consigues donatarios es poco lo que se dona, la gente no confía. Instaurar un esquema de recaudación y de generación de públicos es algo complicado.

Tenemos la ventaja de que Puerto Vallarta es una ciudad que tiene una oferta cultural y una presencia estadounidense importante. Algunos de los beneficios que eso representa es que mantenemos un esquema de non profit, lo que sería para nosotros un A.C. El esquema de donación por ahí va: la comunidad estadounidense nos ha apoyado mucho. Ahora estamos buscando esquemas nuevos para poder tener, de manera local, una serie de incentivos. Nos ha llevado cinco años construir no solo esta cultura de donación sino de participación. Creo que eso para la comunidad local es importante: finalmente la OPC ha ido de lo general a lo particular, atendiendo temas locales desde una visión mucho más universal. Gracias a esa visión, el arte puede ampliar nuestros horizontes en términos de problemáticas, solucionando el tema económico con la participación ciudadana como con agentes públicos, académicos y estudiantiles, quienes hacen uso del espacio.

César Girón: En temas de financiamiento tenemos ideales muy claros. Acabamos de cumplir cinco años y, durante esos años, nuestras actividades fueron gratuitas. Tenemos un programa educativo para niños que no está orientado a técnicas: no les enseñamos a hacer manualidades sino que los ponemos a hacer actividades relacionadas con la exposición que tenemos en turno. Han hecho actividades sobre Cuba y su situación política, sobre la migración, sobre la frontera entre Estados Unidos y México y nos acercamos al tema de una manera muy amigable. Son una de nuestras actividades más exitosas.

Recientemente lanzamos un programa de membresías en el que las personas interesadas pueden formar parte de OPC. Cada membresía tiene diferentes beneficios, por ejemplo, regalos de bienvenida como nuestras playeras y bolsas tipo tote, hechas con las lonas que se usan para publicidad.

El mayor beneficio de la membresía es que pueden usar nuestro jardín para un evento propio, obviamente con nuestras restricciones y no para cualquier propósito. Ese es un programa que acabamos de lanzar y nos ha mantenido con vida, pero que no compromete nuestros ideales.

Comenzamos también Sesiones OPC: un programa de talleres para adultos, más profesional. Para octubre van a tener un costo pero es prácticamente simbólico.

Intentamos que el acceso a la galería y a nuestros talleres sea gratuito. El taller OPC es un espacio de trabajo abierto para estudiantes o personas que quieran venir a trabajar aquí: incluye aire acondicionado, internet, café y una pequeña biblioteca de consulta especializada en arte, arquitectura y poesía.

Nuestro principal ingreso desde el inicio han sido donaciones y apoyos a los que hemos aplicado tanto de gobierno como de instituciones privadas. Hemos tenido el apoyo de la Secretaría de Cultura del estado, del Instituto Vallartense de Cultura, del PAC y de Fundación Jumex. Es una búsqueda constante de financiamiento y de diversificar la forma en la que nos sostenemos sin comprometer nuestros ideales.

Espacios independientes. Oficina de Proyectos Culturales

Exposición en Oficina de Proyectos Culturales. Cortesía del espacio.

—¿Les parece que la efervescencia de los espacios independientes en México obedece a ciertas condiciones de la escena artística?

FS: Creo que obedece a una madurez de la escena artística. Dado que el gobierno tiene la tarea de generar espacios culturales y hacer promoción cultural, pero tampoco han dejado de hacer los recortes presupuestales, las agendas no son las mismas: no siempre la crítica social es bienvenida por los distintos servidores de gobierno o las distintas formas de gobernar.

Creo que es una respuesta ante el recorte y ante una manera de realizarse socialmente. De miras al futuro de una manera independiente, lo que no condiciona es el discurso. Sine qua non nacen las asociaciones civiles.

Sí siento que evidentemente los gobiernos municipales y estatales están hechos para fracasar, para la quiebra; están diseñados intencionalmente para eso y con las asociaciones independientes van a crecer y van a permear más socialmente, van a tener mayor credibilidad. Por esto, nacen como una alternativa ante la atención a públicos, no solamente de la cultura sino de la escena artística, como proveedoras de esta materia simbólica.

CG: En nuestro caso creo que sí es tal cual eso: hay una ausencia de una oferta cultural en Puerto Vallarta. Hay muchas galerías comerciales, mucha artesanía que se vende a turistas pero no hay otro museo de arte en la ciudad. Está el Museo Naval y otro en el campus de la Universidad de Guadalajara, pero en realidad, tal cual, presentando arte contemporáneo, somos el único espacio que existe.

Agenda julio.

Detalle de la exposición «Tierras prometidas», en Oficina de Proyectos Culturales. Cortesía del espacio.

—¿Cuál es, idealmente, la relación que los espacios independientes deberían tener con las instituciones públicas o privadas?

FS: Debería tener una relación bilateral y estrecha, pues sucede dentro de otros ámbitos donde el dinero es lo que prima el mundo simbólico. Las relaciones Estado-arte siempre ha sido un binomio. No existe ningún poder político o económico que no esté simbolizado: un billete es un grabado, una estampa, sin la que no existe una producción simbólica.

Tendríamos que pensar que el Estado debería ser un facilitador. Si no le es posible hacer su trabajo entonces debe permitir que la sociedad civil se organice. Eso sería lo mínimo.

Una de las facilidades que, con toda vigilancia y transparencia, deberíamos tener es la deducibilidad de impuestos, para que podamos decidir hacia dónde dirigir recursos; y si quisiera dirigirlo a una asociación que se dedica al arte contemporáneo, se me cuente como una aportación a la sociedad y al sistema político y económico mexicano.

CG: Creo que responde a la particularidad de cada caso. Son cosas muy distintas pero que si se coordinan bien pueden tener resultados muy buenos. Sí debería existir un interés o un programa de apoyo de los gobiernos para los espacios independientes.

En nuestro caso, tenemos una buena relación con el Instituto Vallartense de Cultura y la Secretaría de Cultura del estado: aplicamos al programa Proyecta para obtener recursos, lo ganamos un par de veces.

También hemos llevado varias exposiciones producidas en OPC a museos en Guadalajara, de San Luis Potosí, Colima, Baja California Norte —Mexicali, me parece— y hasta Los Ángeles. Todo ha sido en colaboración con instituciones públicas.

Aquí, en Vallarta, el Instituto Municipal de Vallarta no tiene un espacio tal cual de exposición: esa sería una forma en la que podríamos colaborar. Es importante que haya una buena colaboración entre los espacios independientes y las instituciones públicas.

—Oficina de Proyectos Culturales es una asociación civil sin ningún fin de lucro. El proyecto nace de la intención de un grupo de artistas, promotores y curadores de arte de hacer un museo de arte contemporáneo en Puerto Vallarta. Como esto no llegó a concretarse, se formó la Oficina de Proyectos Culturales para promover el arte contemporáneo, la reflexión sobre la crisis ambiental y para llevar a cabo talleres educativos.

OPC tiene un espacio en comodato en Puerto Vallarta donde se llevan a cabo foros, conferencias, talleres y un programa exposiciones nacionales e internacionales. El comité original lo conforman distintas personas. A la cabeza están Pilar Pérez, el artista Davis Birks, la arquitecta Heidi Padilla, el arquitecto Óscar Morán, María José Zorrilla y Fernando Sánchez.

OPC ha expuesto a artistas de Ai Weiwei, Forensic Architecture, John Baldessari y Francisco Toledo, etcétera.

 

—Proceso Abierto (Oaxaca, Oaxaca)

Hugo Canseco

Proceso Abierto. Espacios independientes.

Exposición en Proceso Abierto. Cortesía del espacio.

¿Qué retos han tenido que enfrentar al momento de encontrar financiamiento para sus operaciones?

Creo que uno de los mayores retos que hemos tenido es la gran cantidad de espacios que hay a nivel nacional o a nivel estatal. Son muchos. El año pasado el reto era buscar financiamiento en donde fuera posible, como becas o apoyos. Metimos a coinversiones, al PAC… Todas las becas que se conocen y no quedamos en ninguna. En ese momento nos preguntamos si esto no se debía a que actualmente hay demasiada competencia.

Afortunadamente Proceso Abierto tiene un área que tiene que ver con producción y con montaje y damos esos servicios, y eso nos ayuda a solventar gastos. En cuanto a problemas, creo que sí hay una decadencia en cuanto a los estímulos: encontrarlos o lograr que lleguen a quienes estamos tratando de proponer otro tipo de cosas —al menos desde mi punto de vista.

Proceso Abierto. Espacios independientes.

Exposición en Proceso Abierto. Cortesía del espacio.

—¿Te parece que la efervescencia de los espacios independientes en México obedece a ciertas condiciones de la escena artística?

Cada año egresan muchos artistas, gestores o promotores de las diferentes escuelas de arte y hay una necesidad de contar, decir o mostrar la producción, y no hay los suficientes espacios públicos ni privados. Creo que los espacios independientes cumplen la función de mitigar esa necesidad, pero en realidad aún no hay suficientes espacios para todos los artistas que quieren mostrar su trabajo. Al final de cuentas, los recursos marcan mucho de lo que pueda hacerse o decirse en los espacios independientes.

En específico, en la ciudad de Oaxaca hay además ciertas particularidades que definen la vida cultural. Y es que existen dos fuerzas culturales muy fuertes: una es Francisco Toledo y, por parte de la iniciativa privada, tenemos a señor Alfredo Harp Helú.

Ellos representan un duopolio: cada uno tiene sus instituciones muy arraigadas (Toledo con el IAGO, etcétera); y la Fundación Harp Helú con sus diferentes espacios e iniciativas.

En los espacios independientes, al final de cuentas, los recursos marcan mucho de lo que pueda hacerse o decirse desde ellos. No sé si en otros estados ocurra eso, con instituciones tan fuertes, vinculadas a poderes y circunstancias económicas.

Galería de exposiciones de Proceso Abierto, en Oazaca.

Proceso Abierto «es un espacio de producción y una plataforma de intercambio de ideas, [que] busca establecer un diálogo reflexivo con la colaboración de artistas, diseñadores, investigadores y curadores. Foto: Cortsía Proceso Abierto.

—¿Cuál es, idealmente, la relación que los espacios independientes deberían tener con las instituciones públicas o privadas?

A final de cuentas, las instituciones públicas o privadas son voces diferentes; y todos tenemos la necesidad de decir algo. Pero también hay competencia entre las instituciones y los espacios independientes porque hay una necesidad de que el público vaya a ver las exposiciones.

Y me parece que aquí en Oaxaca, las instituciones siempre están buscando ideas a través de los espacios independientes. Creo que somos semilleros de ideas.

Estas situaciones tienen su parte negativa, pero lo positivo es que los públicos se están beneficiando de múltiples proyectos, gracias a las instituciones públicas y a los espacios independientes.

Proceso Abierto opera en la ciudad de Oaxaca desde 2016. Inicialmente Hugo Canseco buscó crear un laboratorio donde fotógrafos jóvenes (incluido él) pudieran imprimir y crear proyectos artísticos, de esa manera nace Cordoba Lab. Tiempo después, debido a la necesidad de visibilizar los procesos creativos de los artistas surgió orgánicamente Proceso Abierto, plataforma de intercambio de ideas y una sala de exhibición donde se realizan talleres, residencias artísticas y conferencias. 

Frente al proyecto están Hugo Canseco (dirección) , Julio Barrita (sinergias culturales) y Fernanda Cortés (en la coordinación de los proyectos).

 

—Taller Los Guayabos (Guadalajara, Jalisco)

Octavio Abúndez, Alejandro Almanza Pereda, Gabriel Rico y Luis Alfonso Villalobos

Espacios independientes. Taller Los Guayabos.

Segundo piso de Taller Los Guayabos. Cortesía del espacio.

—¿Qué retos han tenido que enfrentar al momento de buscar financiamiento para sus operaciones?

Octavio Abúndez: Los retos de financiamiento que hemos enfrentado son de carácter práctico, pero nuestra cercanía y amistad con coleccionistas locales nos ha favorecido. Cuando los fondos han sido escasos, hemos puesto de nuestros bolsillos para que la residencia siga adelante. La obtención de fondos ni el origen afectan nuestro objetivo como residencia, que es acrecentar la oferta cultural de la ciudad y compartir el espacio con artistas talentosísimos.

Taller Los Guayabos. Espacios independientes.

Galería de Taller Los Guayabos. Cortesía del espacio.

—¿Les parece que la efervescencia de los espacios independientes en México obedece a ciertas condiciones de la escena artística?

Alejandro Almanza Pereda: Creo que sí esta relacionado, pienso que está ligado a diferentes movimientos generacionales, pero también está muy ligado al papel que tiene las instituciones culturales. Creo que los espacios independientes deberían de complementar, ensanchar y nutrir al marco institucional pero, lamentablemente, en la mayoría de los casos, estos son los que llevan la carga cultural del área. Hay muchas carencias culturales, desde falta de fondos para espacios expositivos (institucionales e independientes) y falta de fondos para las direcciones de ellos.

Taller Los Guayabos. Espacios independientes.

Estudio-residencia en Taller Los Guayabos. Cortesía del espacio.

—¿Cuál es, idealmente, la relación que los espacios independientes deberían tener con las instituciones públicas o privadas?

Gabriel Rico: Actualmente los espacios independientes ya no funcionan como lo hacían en las décadas anteriores; es decir, hemos aprendido a convivir con el entorno y aprovechar cualquier ventaja para lograr la independencia de los espacios. Esto no quiere decir que se pueda perder a partir de un mal manejo o una mala relación con Instituciones, pero esto viene a partir de la franqueza que tengan las bases a partir de las cuales esta sustentado el proyecto. Hay que asumir los riesgos que la colaboración con Instituciones gubernamentales o privadas pueden existir, pero también hay que entender que en la medida que los espacios independientes puedan asumir este riesgo y contemplarlo de manera práctica, se puede llegar a tener medios mucho más contundentes para que los espacios independientes puedan seguir funcionando. Dependiendo del perfil del espacio se tendría que definir cuál es la independencia de las instituciones publicas o privadas, pero, en definitiva, creo que la mayor parte de los espacios independientes que se están abriendo a nivel mundial responden más a un sentido de colaboración entre Instituciones de cualquier índole y espacios con visiones diferentes a las que estos espacios tienen, visiones que cubren una parte del espectro cultural y artístico necesario para que el arte o el discurso del arte contemporáneo siga evolucionando y contemplando las nuevas manera de pensar en la sociedad.

Espacios independientes. Taller Los Guayabos.

Espacio en Taller Los Guayabos. Cortesía del espacio.

El Taller Los Guayabos fue fundado en 2017. «Su objetivo primordial es dedicarse a la producción y exhibición del arte contemporáneo. El Taller Los Guayabos alberga de manera permanente los estudios de cuatro artistas establecidos en Guadalajara: Octavio Abúndez, Alejandro Almanza Pereda, Gabriel Rico y Luis Alfonso Villalobos. Además cuenta con un programa de residencias (Residencia Los Guayabos) que provee a los artistas invitados, locales e internacionales, de un lugar de trabajo, asesoría y acceso a talleres especializados en diversos soportes y la oportunidad de compartir sus propuestas con agentes culturales de la ciudad de Guadalajara a través de exhibiciones, estudios abiertos y otras actividades publicas. Taller Los Guayabos tiene como objetivo reflejar el carácter interdisciplinario sobre las prácticas artísticas contemporáneas; exhibiendo el trabajo de los talleres permanentes, la obra realizada durante las Residencias Los Guayabos y pretende, además, presentar proyectos desarrollados por otros agentes, como curadores locales e internacionales. —Luis Alfonso Villalobos

 

siguiente

Newsletter

Mantente al día con lo último de Gallery Weekend CDMX.

BWeps, Sa la na, a yuum, iasis/laissez faire-laissez passer. Un homenaje a Keiko comisionado para la exposición colectiva Prince/sse/s des villes curada por Hugo Vitriani y Fabian Danesi en Palais de Tokyo, París 2019. Cortesía del espacio independiente.

Casa BWeps, Pedro de Alba 232. 2019. Cortesía de BWeps.

Internet: topología de un sueño. Círculo de estudios coordinado por Stefanía Acevedo en el cibercafé de estudios subcríticos, 2019. Cortesía de BWeps.

P.S.1. Exposición colectiva organizada por Gerardo Contreras Vázquez usando una consola de PlayStation 1. (En la foto: intervención del artista Josué Mejía), 2019. Cortesía de BWeps.

Jorge Cabrera y Fernanda Ramos de Local 21. Cortesía del proyecto.

Vista de la exposición «Fuera de los muros entre los cuerpos», curada por Caroline Montenat. Centro Cultural Árbol de la Noche Victoriosa, 2019. Fotografía de Alum Gálvez. Cortesía de Local 21.

Charla «La investigación como excavación desde el presente: testimoniar, documentar, imaginar», entre Ileana Diéguez y Miguel Jara en Exit La Librería, 2019. Cortesía de Local 21.

Grupo del «Círculo de estudios colaborativos. Nosotros, juntes, todes», coordinado por Clara Bolívar en Radio Nopal, 2019. Cortesía de Local 21.

(De izquierda a derecha) Alejandra Guillén, César Girón, Austin Young, Patrick Charpenel, Pilar Perez, directora de OPC, Davis Birks, Fernando Sánchez y David Israel. Cortesía de Oficina de Proyectos Culturales.

Exposición en Oficina de Proyectos Culturales. Cortesía del espacio.

Detalle de la exposición «Tierras prometidas», en Oficina de Proyectos Culturales. Cortesía del espacio.

Exposición en Proceso Abierto. Cortesía del espacio.

Exposición en Proceso Abierto. Cortesía del espacio.

Proceso Abierto «es un espacio de producción y una plataforma de intercambio de ideas, [que] busca establecer un diálogo reflexivo con la colaboración de artistas, diseñadores, investigadores y curadores. Foto: Cortsía Proceso Abierto.

Segundo piso de Taller Los Guayabos. Cortesía del espacio.

Galería de Taller Los Guayabos. Cortesía del espacio.

Estudio-residencia en Taller Los Guayabos. Cortesía del espacio.

Espacio en Taller Los Guayabos. Cortesía del espacio.