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5 Espacios independientes: el arte de la persistencia

Especial 24.06.2020

Platicamos con los directores de cinco espacios independientes en México para conocer cómo lidian con las condiciones actuales de precarización y pandemia.

La emergencia por COVID-19 ha representado dificultades para las escenas artísticas de distintas partes del mundo: decenas de eventos se pospusieron o cancelaron, lo que ha tenido serias implicaciones todas las iniciativas. Dentro de este sector, los espacios independientes —por la naturaleza de su gestión— enfrentan circunstancias comunes que, en muchos sentidos, impactaron sus dinámicas de trabajo y programas de actividades.

En Revista Código hemos seguido el trabajo de los espacios independientes en México: lugares gestionados por artistas y profesionales de la cultura con distintos intereses, por lo que platicamos con cinco iniciativas para conocer de primera mano algunos de sus retos derivados de la contingencia sanitaria. El orden es alfabético.

 

Córdoba Lab (Oaxaca) | Hugo Canseco

Córdoba Lab. Foto: Cortesía.

—¿Cuáles consideras que son los principales retos que enfrentan los espacios independientes actualmente?

Uno los principales retos que estamos pasando es el de la sustentabilidad. Pienso que hoy el mayor logro es pagar las rentas o los espacios donde trabajamos, y pagarle a la gente con la que trabajamos. Independientemente de eso, creo que esta pandemia nos ha replanteado otras cosas que ya dábamos por hechas; por ejemplo, los públicos: creo que estábamos muy seguros de ya tener una cuota de público y tal vez cierta estabilidad —que era frágil de por sí—, pero hasta cierto punto la teníamos y ahora todo se ha desbalanceado lo suficiente como para replantear los proyectos y ver si son viables no solo a futuro, sino en el presente. El presente va a definir lo que viene y lo que se va a quedar, si logras sobrevivirlo.

La presencia del espacio físico y la omnipresencia del espacio virtual son cosas que no habíamos dimensionado. No sé que tan omnipresente me gustaría ser; no sé si esta instantaneidad de las cosas y la cultura del desecho u obselencia programada también le pase la factura a los contenidos y a las ideas de los artistas, espacios, galerías o museos. Pienso que eso será uno de los retos también a presente.

Espacios independientes. Córdoba Lab.

Exposición de Santiago Rojo en Córdoba Lab. Foto: Cortesía.

—¿Cómo ha sido el desarrollo de Córdoba Lab?

Ahora tenemos proyectos más sólidos y con mayor contenido. En cuanto a las actividades, actualmente son diversas y ambiciosas. Viendo en retrospectiva, considero que ahora tenemos mayor seguridad para proponer y decir lo que queremos; antes no teníamos la experiencia para hacerlo.

Como proyecto independiente creo que ahora tenemos más alcance y mucha más visibilidad a nivel nacional. Esto nos ha ayudado también a posicionar mejor al proyecto y que artistas con una trayectoria más sólida volteen a ver al espacio y participen. Hemos cambiado la capacidad de producir de la mano de artistas y hoy generamos piezas u objetos expositivos de alto nivel.

Espacios independientes. Córdoba Lab.

Exposición de Marco Velasco en Córdoba Lab. Foto: Cortesía.

—En general, ¿qué consideran que necesita cambiar en la escena artística?

No sé si cambiar sea la palabra, pero creo que algo que sí es necesario es evolucionar la escena artística, a los artistas y los espacios. Creo que debemos evolucionar hacia un nivel de colaboración, ayudarnos y generar alianzas reales, porque este distanciamiento va a hacer más evidente el individualismo en el arte, en todos los niveles. Pienso que la colaboración y las alianzas son de las cosas que debemos plantear y lograr después de todo esto. Todos debemos ser más humildes en nuestras acciones y ver cómo interactuamos artistas y espacios para el bien común.

—Recomiéndanos algunas nuevas iniciativas independientes

En Oaxaca están Polvoh Press, un proyecto muy solido y origina integrado por Mirel Fraga y Alfonso Barrera; Chingón Club, que realiza muestras disruptivas e interesantes; y también está Estudios Benito Juárez, sun colectivo que reflexiona sobre el arte contemporáneo desde Oaxaca.

Córdoba Lab es un centro de producción de arte, que impulsa y visualiza la obra de artistas consolidados y emergentes. Desde esta plataforma se busca generar vínculos, investigación y productos especializados en el sector cultural del país. El proyecto consta de cuatro vertientes: Exposiciones, Producción, Residencias y Educación. 

 

Deslave (Tijuana) | Mauricio Muñoz y Andrew Roberts

Espacios independientes. Deslave

Fundadores de Deslave (Mauricio Muñoz y Andrew Roberts). Foto: Cortesía.

—¿Cuáles consideran que son los principales retos que enfrentan los espacios independientes actualmente?

La falta de recursos económicos. Por ejemplo, hablando desde nuestra experiencia, durante los tres años y medio que hemos operado ni una sola parte del dinero que ha sido utilizado para pagar la renta del espacio, producir las exhibiciones o cubrir otros gastos ha venido de Tijuana. El primer año Deslave trabajó con dinero propio, y desde entonces con el apoyo de coleccionistas e instituciones en el resto de la República o de otros países.

No es que nosotros no hayamos buscado en la ciudad, pero lo que ocurre con proyectos lejanos a centros comerciales es que nos encontramos frente a mercados precarios y escasos apoyos gubernamentales. Lo que hemos tenido que hacer para llevarle frente es salir y después volver. El internet nos ha ayudado bastante; también las ferias, que es donde hacemos la mayoría de las ventas y que, junto con el apoyo de algunas instituciones, financian nuestras actividades.

Espacios independientes. Deslave

Deslave. Foto: Cortesía.

—¿Cómo ha sido el desarrollo de Deslave?

A la par de nuestra apertura —entre 2016 y 2018— y como síntoma generacional, abrieron una serie de espacios gestionados por artistas en diferentes ciudades de la República Mexicana. Todos estos proyectos parecemos estar unidos de cierta manera. Si bien no todos colaboramos directamente, siempre hay artistas de uno apareciendo en otro, o compartimos intereses afines, y tejemos así una especie de red afectiva y de trabajo descentralizada. Creemos que nunca existieron tantos proyectos artísticos fuera de Ciudad de México, que además estuvieran en diálogo constante. 

En marzo de este año cumplimos tres años con nuestro espacio en Tijuana y al mismo tiempo fue una fecha que marcó el fin de nuestra primera etapa motivada por crear una vista panorámica de la producción joven en la ciudad con esporádicas colaboraciones intergeneracionales. De cara al futuro, nos queremos enfocar en esa red que se está tejiendo en México con un nuevo programa de publicaciones y exposiciones. 

Vista de la exposición «Plano afectivo», de Andrea Carrillo Iglesias. Tomada de la web del espacio.

—En general, ¿qué consideran que necesita cambiar en la escena artística?

Dos cosas que creemos van de la mano: La primera es una reestructuración en algunos puestos de trabajo de instituciones públicas que operan sobre la cultura. Nos referimos a que estos sean ocupados por personas que además de contar con los conocimientos y experiencia necesaria, tengan una sensibilidad hacia las necesidades del gremio artístico al cual se dirigen. Esto debe cambiar en todos los niveles, desde los puestos ejecutivos y legislativos que deciden programas y presupuestos, las direcciones de centros culturales que eligen programaciones, hasta los cuerpos académicos y administrativos en la educación universitaria de arte. No podemos tener personas insensibles a necesidades públicas en puestos de poder cultural. 

Lo segundo es una remuneración, a las actividades de todxs lxs que operamos en la industria del arte por parte de entidades públicas y privadas donde el flujo de dinero es evidente. Uno debe de preguntarse en qué parte de la cadena vertical se queda el dinero para que una institución no tenga ni pintura para el muro. Entendemos que la «institución» no es una entidad abstracta, sino una organización compuesta de personas distintas con intenciones diversas, pero ¿cómo podemos hacer que la burocracia que opera al centro de ellas siempre beneficie al artista?

—Recomiéndenos algunas nuevas iniciativas independientes

El año pasado, para una curaduría, viajamos a varias ciudades para investigar sobre espacios independientes. Pudimos conocer algunos proyectos que nos gustaron mucho, y aprovechamos para mencionarlos acá: Yope y La Trinidad en Oaxaca; Interior 2.1 y Guadalajara90210 en Guadalajara; Obra Negra en Guanajuato, Peana y Timba en Monterrey; Salón Silicón y Clavel en Ciudad de México. Y acá algunos que nos gustaría conocer o que ya conocemos: Proyectos Espectra, Lodos, Rivera, Janet40, al ya no tan joven Biquini Wax EPS, pero que amamos con todo nuestro corazón, y Pequod Co, un increíble proyecto que abrirá próximamente.

Deslave es una plataforma descentralizada para la producción e investigación multidisciplinaria de arte contemporáneo mexicano, con un fuerte enfoque en prácticas experimentales, políticas del arte, teoría cuir y decolonial, revisiones historiográficas y la manera en que la cultura popular y los medios digitales son producidos, distribuidos y al final apropiados por una generación emergente de artistas. Con sede en Tijuana, Deslave comenzó como un espacio de exhibición en el 2017, donde su primera etapa se llevó a cabo. Actualmente, su programa consiste en proyectos curatoriales, exhibiciones, publicaciones, un programa en línea, proyectos de arte producidos y/o diseminados por nosotros, y esporádicas participaciones en ferias de arte. Deslave es manejado por los artistas mexicanos Mauricio Muñoz y Andrew Roberts.

 

La Curtiduría (Oaxaca) | Demián Flores

La Curtiduría. Foto: Cortesía.

—¿Cuáles consideras que son los principales retos que enfrentan los espacios independientes actualmente?

Los retos de siempre: los recursos cada vez son más limitados. Nosotros en La Curtiduría vivimos de la autogestión, de recursos propios y apoyos que hemos conseguido gracias a becas de iniciativas públicas y privadas, pero la realidad nos ha superado y, como bien sabemos, entre mayor profesionalización queremos que exista, se requieren más recursos y mecanismos para atraer estos apoyos.

Ahora con la pandemia, la verdad es que La Curtiduría ha tenido un problema de subsistencia bajo estas maneras de ver una nueva normalidad y mantener una resistencia operativa. En nuestro caso, algunos apoyos privados que teníamos fueron suspendidos definitivamente y porque ellos como iniciativas tienen otro tipo de intereses que son entendibles.

Espacios independientes. La Curtiduría.

La Curtiduría. Foto: Cortesía.

—¿Cómo ha sido el desarrollo de La Curtiduría?

El espacio que tenemos es autogestivo; somos una asociación civil e iniciamos en 2006 dentro del movimiento sociopolítico que sucedió en Oaxaca ese mismo año. Primero fue una respuesta a la realidad que se estaba viviendo y poco a poco el espacio se fue definiendo y encontrando vías más claras. Dentro de los programas que tenemos, dos son clave: las clínicas de especialización en arte contemporáneo que suceden cada dos años: un programa académico gratuito para todo México, aunque la mayoría de los asistentes son jóvenes de Oaxaca.

Este programa, por las circunstancias, quedó pausado casi a la mitad, pero consiste en clases impartidas por artistas activos que invitamos y que consideramos fundamentales, por ejemplo César Martínez, Iván Edeza, Enrique Ježik, Joaquín Barriendos, etcétera. Es un grupo que se va adaptando con cada edición, pero casi siempre mantenemos el equipo de trabajo por algún tiempo.

El otro proyecto que tenemos es el Taller de gráfica, que es un espacio de producción y de procesos alrededor de la gráfica como pensamiento creativo.

La Curtiduría fue uno de los primeros centros de residencias artísticas en México. De hecho nació así: yo venía, como artista, brincando entre espacios de residencia mucho antes de 2006 y me di cuenta de que México no tenía lugares de este tipo y que no estaba insertado el arte contemporáneo dentro de ese circuito, que a mí se me hacía fundamental por el intercambio y diálogos que se entablaban; no teníamos tampoco un boom mediático, así que era algo muy necesario.

Ahora bien, ¿cómo ha cambiado todo el entorno desde entonces hasta ahora? Actualmente tenemos varios espacios de residencia y un trabajo que incide en lo social, algo que ha favorecido al medio artístico. Nosotros funcionamos desde la vida cultural que tenemos en Oaxaca y evidentemente inspirados por todos los espacios que el maestro Francisco Toledo creó. La Curtiduría fue una especie de reflejo de eso: de todo su ideario, estética y manera de entender el mundo desde una relación con lo social.

Espacios independientes. La Curtiduría.

La Curtiduría. Foto: Cortesía.

—En general, ¿qué consideran que necesita cambiar en la escena artística?

La escena funciona y funcionará de acuerdo con sus mecanismos y estrategias. Lo que me gustaría que cambiara es —y por lo que muchos apostamos— es que haya realmente un plan de desarrollo cultural en nuestro país y un impacto positivo en los espacios que funcionan de manera independiente, pero eso es lo que uno pensaría y uno quisiera: que realmente el arte se abriera a un circuito mucho mayor en el entendido de que el arte es lo único que puede transformar a este país y es de lo poco que hace que entendamos al mundo desde otro lugar.

—Recomiéndanos algunas nuevas iniciativas independientes

Oaxaca es un hervidero de proyectos e iniciativas. Más que mencionar nombres, invitaría al público a que viaje a Oaxaca y se sumerja en la escena cultural, que es una escena muy interesante, por una parte, ya establecida por el maestro Toledo, pero también con espacios independientes, comunitarios, etcétera. Ahí se tejen proyectos de arte y con su relación en su propio lugar, que de por sí es rico y variado.

Tenemos proyectos que suceden desde la capital, pero también hay otros que se relacionan directamente con las propias comunidades. Tenemos un estado muy grande, por lo que es muy distinto un proyecto que sucede en la Sierra Juárez al que ocurre en el Istmo de Tehuantepec: son estructuras y sociedades totalmente distintas. Esto habla de una pluralidad, de un México multicultural.

La Curtiduría es un espacio de arte independiente fundado por el artista visual Demián Flores en 2006. Funciona a partir de diversos ejes: producción artística, educación, comunidad, residencias, programas públicos, etcétera.

 

Oficina de Proyectos Culturales (Puerto Vallarta)

Espacios independientes. Oficina de Proyectos Culturales

(De izquierda a derecha) Alejandra Guillén, César Girón, Austin Young, Patrick Charpenel, Pilar Perez, directora de OPC, Davis Birks, Fernando Sánchez y David Israel. Cortesía de Oficina de Proyectos Culturales.

—¿Cuáles consideras que son los principales retos que enfrentan los espacios independientes actualmente?

Un reto constante siempre ha sido cómo seguir existiendo. Como espacio independiente sin fines de lucro las amenazas externas son constantes y todo el tiempo existe la posibilidad de que uno de esos riesgos nos alcance, entonces tenemos cierta capacidad de adaptación para circunstancias adversas.

El reto más actual es saber modificar nuestro contenido en función del nuevo contexto en el que nos encontramos. Al no poder realizar grandes eventos y estar obligados a mantener nuestras instalaciones cerradas, nuestros proyectos en este momento y en el futuro cercano se llevan a cabo en el espacio público y el virtual.

Estamos planeando un proyecto de recuperación de espacios públicos de nuestra ciudad después de la cuarentena, al que se invitarán a artistas para que hagan intervenciones en locaciones alrededor de la ciudad. Además, desde el inicio de la cuarentena, hemos realizado videos que distribuimos en redes sociales: desde lecturas de poesía hasta charlas breves con artistas. También estamos haciendo recorridos virtuales guiados a nuestra exposición actual INMANENTE: Disoluciones en el paisaje, que fue cerrada, pero consideramos que con la cuarentena recobró relevancia, al dialogar en torno a las maneras de habitar el espacio, y cómo incidimos como individuos y como sociedades sobre el medio ambiente. Esta exposición extendió sus fechas y se planea reabrir en cuanto las autoridades lo permitan.

Agenda julio.

Detalle de la exposición «Tierras prometidas», en Oficina de Proyectos Culturales. Foto: Cortesía.

—¿Cómo ven la situación actual de la cultura y las artes en México?

Creo que últimamente hay dos cambios grandes en el panorama artístico del país: El primero es el cambio de gobierno federal y el segundo la pandemia del COVID-19.

El nuevo régimen de Andrés Manuel López Obrador y su Cuarta Transformación desgraciadamente no tiene considerado al sector cultural en las mejoras que busca para el país. Al parecer ve a la cultura como una fuente de la que puede sacar presupuesto para sus otros intereses; esto lo vemos desde la desaparición de fideicomisos con fines artísticos, hasta la reducción del presupuesto para apoyos a artistas y espacios culturales y la amenaza en la que se encuentra el Fonca, una institución que, me parece, ha sido de las pocas con resultados exitosos de los gobiernos neoliberales anteriores. Todo esto genera un ambiente de incertidumbre y desasosiego en el sector, del cual solo podremos conocer las consecuencias más profundas en el futuro.

Aunado a esto, en este año la cuarentena nos ha afectado de diferentes maneras, principalmente en lo referente a ingresos y acceso a nuestros contenidos. A diferencia de un museo público, nosotros como espacio independiente no tenemos un presupuesto fijo, por lo que de cierta forma estamos acostumbrados a batallar por recursos; tenemos que aplicar constantemente a apoyos y donaciones gubernamentales o privadas y a buscar generar nuestros propios ingresos.

La cuarentena ha hecho que se modifiquen nuestras formas de producir y mantener los proyectos culturales, por lo que por un lado han desaparecido apoyos y donaciones con los que esperábamos contar, además de que debemos de mantener nuestras puertas cerradas, lo que impide que nuestro principal contenido —las exposiciones de arte contemporáneo— llegue a nuestro público, de tal manera que nuestras formas de ingresos propios desaparecieron. Sin embargo, creo que la modificación del entendimiento a la cultura puede ser una oportunidad, ya que han surgido programas de gobierno exclusivos para el sustento de espacios como nosotros a causa del COVID-19. Sabemos que es probable que este mes aparecerá uno en Jalisco y eso nos presenta la oportunidad de continuar con nuestras actividades y con nuestro programa.

Espacios independientes. Oficina de Proyectos Culturales.

Vista general de la exposición Inmanente: Disoluciones en el paisaje, en Oficina de Proyectos Culturales. Foto: Cortesía.

—En general, ¿qué consideran que necesita cambiar en la escena artística?

Creo que sí es necesario que se valoren más los espacios independientes desde las instituciones culturales con mayor poder, ya sean públicas o privadas, porque por un lado sirven como semillero de artistas y de contenidos, y por otro la libertad con la que nos manejamos —al no tener agendas políticas o gubernamentales ni fines lucrativos— nos abre un panorama creativo que no tienen los museos públicos y las instituciones gubernamentales o las grandes empresas culturales.

Al existir en el punto medio entre la marginalidad y la institución, lugares como OPC tienen un abanico de posibilidades creativas muy amplias, pero también una responsabilidad importante con el público y con el gremio: la de producir proyectos críticos, inclusivos, adecuados para el contexto social en el que se desenvuelven, y de alta calidad, tanto en contenido discursivo como en la producción formal.

—Recomiéndanos algunas nuevas iniciativas independientes

En Guadalajara hay un nuevo colectivo formado por tres artistas mujeres, Mai de Alba, Alethia García y Ariana Díaz, se llama Espacio Negativo, y se dedica a generar actividades diversas en torno a la fotografía contemporánea. Recomiendo ampliamente seguir sus actividades tanto presenciales como en redes.

También en Guadalajara está Colectiva Hilos, un colectivo tapatío que realiza arte social con textiles, son activas en temas de justicia social y feminismo. Laboratorio Sensorial es un espacio independiente sumamente cercano a OPC y con una trayectoria muy interesante de proyectos multidisciplinares.

En Puerto Vallarta recomendamos también la labor que se ha realizado en el Centro Cultural Biblioteca Los Mangos, que además de su espacio de biblioteca, lleva actividades culturales que van desde exposiciones hasta mesas de diálogo y conferencias.

En lo referente a las artes escénicas recomendamos el mejor espacio independiente de teatro cabaret de la Bahía, La Gata Foro-Bar, que presenta excelentes espectáculos de cabaret.

Oficina de Proyectos Culturales es una asociación civil sin ningún fin de lucro. El proyecto nace de la intención de un grupo de artistas, promotores y curadores de arte de hacer un museo de arte contemporáneo en Puerto Vallarta. Como esto no llegó a concretarse, se formó la Oficina de Proyectos Culturales para promover el arte contemporáneo, la reflexión sobre la crisis ambiental y para llevar a cabo talleres educativos. OPC tiene un espacio en comodato en Puerto Vallarta donde se llevan a cabo foros, conferencias, talleres y un programa exposiciones nacionales e internacionales. El comité original lo conforman distintas personas. A la cabeza están Pilar Pérez, el artista Davis Birks, la arquitecta Heidi Padilla, el arquitecto Óscar Morán, María José Zorrilla y Fernando Sánchez. OPC ha expuesto a artistas de Ai Weiwei, Forensic Architecture, John Baldessari y Francisco Toledo, etcétera.

 

Parallel /// Oaxaca (Oaxaca) | Oliver Martínez Kandt

Parallel /// Oaxaca. Foto: Cortesía.

—¿Cuáles consideras que son los principales retos que enfrentan los espacios independientes actualmente?

El principal reto de los espacios independientes es cómo financiar sus producciones e investigaciones. Los espacios independientes en su mayoría no cuentan con respaldos presupuestales, ni inversiones para sostenerse, sino que siempre generan y se inventan sus propios modelos de sustentabilidad.

A pesar de esto, los espacios producen procesos que las instituciones tardan en advertir y apoyar, lo cual prolonga tendencias institucionales y de mercado que circulan a veces recurrentemente. A mi parecer, existen pocos estímulos financieros dedicados a la producción independiente. Sumado a esto, actualmente las fundaciones y patronatos han tenido que reducir los estímulos para apoyar a un mayor número de espacios, en este sentido con mayores espacios activos que buscan la sustentabilidad, se complica y hasta se acepta la condición de precariedad de la producción independiente.

Desde mi punto de vista, los espacios independientes ofrecen escenarios que las instituciones y las galerías descuidan. Espero que puedan existir nuevos estímulos para su fomento

Espacios Independientes. Parallel Oaxaca.

Exposición de Edith Morales en Parallel /// Oaxaca, 2019. Foto: Cortesía.

—¿Cómo ha sido el desarrollo de Parallel /// Oaxaca?

Creo que ahora existe un mayor número de espacios haciendo programas independientes, lo que ha enriquecido mucho el diálogo. Cuando inicié Parallel en 2013 tuve la fortuna de coincidir con espacios similares que abrían en la Ciudad de México y en otros lugares, en mi caso desde Oaxaca; motivamos producciones que se conocían por medio de blogs y revistas que igualmente iniciaban de manera independiente y escritores que visitaban México. También ese fue el inicio de la Feria de Arte Material, que nos reunió a varios espacios y permitió tener colaboraciones en nuestros programas.

Creo que actualmente es aún más dinámico cómo las obras y exposiciones circulan, considero que las estructuras de producción independiente se encuentran más establecidas, lo que permite que las colaboraciones puedan suceder espontáneamente y generen una visualidad acelerada. Para Parallel es esencial que nuestras colaboraciones consideren esta visualidad y respondan a partir del diálogo que iniciamos con los artistas; creemos que los procesos que construyen las obras representan objetivos compartidos, contextos acumulados, así como la materialidad y la historiografía discursiva y artística que proponemos desde Oaxaca.

Espacios Independientes. Parallel Oaxaca.

Naomi Rincón Gallardo, Resiliencia Tlacuache, 2019, Parallel /// Oaxaca. Foto: Claudia López Terroso. Cortesía.

—En general, ¿qué consideran que necesita cambiar en la escena artística?
Creo que sería importante la revaluación y dinamismo en las posiciones institucionales, con el motivo de pluralizar la producción y con esto generar nuevos efectos y estrategias en el mercado. Yo pienso que le ha costado más trabajo a la operatividad institucional para agilizar la producción que a las galerías privadas o a los espacios independientes. Ahora que las instituciones experimentan muchos recortes, su maquinaria burocrática descuida la responsabilidad de apoyar a la creación en general y a los profesionales que las desarrollan.

En México son contadas ocasiones en que se les pagan honorarios a los artistas. Yo creo que debería de existir mayor compromiso para realizar producciones originales y remunerar los esfuerzos profesionales, que las galerías y colecciones se sumen a estos esfuerzos, apoyando de forma más directa la actividad y reflexión informada desde los contextos donde producimos.

—Recomiéndanos algunas nuevas iniciativas independientes

Yope ps en Oaxaca, que es un espacio de diálogos colectivos que genera procesos de producción muy interesantes, presentando artistas y proyectos destacados. Juan de la Cosa, una colaboración de Tania Pérez Córdova y Francesco Pedraglio, que comisiona de manera independiente obras de poesía y ficción de artistas y escritores. También me gusta el trabajo que hace el Museo Comunitario de Sierra Hermosa y Central Sureste en Campeche.

Parallel /// Oaxaca es una plataforma fundada en 2013, dedicada a promover el arte contemporáneo emergente en la capital oaxaqueña. Parallel cuenta con un estudio curatorial independiente en el que se gesta un programa reflexivo y nuevas estrategias curatoriales.

 

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