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10 espacios independientes: alcances y desafíos | Parte I

Especial 20.06.2019

Platicamos con los coordinadores de espacios independientes en distintas partes del país para conocer las problemáticas que enfrentan.

La presencia de los espacios independientes en México se ha diversificado, desde el sur hasta el norte, permitiendo el reconocimiento de toda una red de trabajo que, de manera directa o indirecta, mantiene un diálogo a través de sus respectivas agendas y programas de exposición.

Para conocer de primera mano las ideas que han posibilitado el desarrollo de estas iniciativas, así como los retos que enfrentas, platicamos con los miembros de diez iniciativas independientes que radican en diferentes ciudades de la República.

En esta primera parte, Deslave (Tijuana), NoAutomático, Obra Negra, Primal y Zona de Desgaste nos comparten sus experiencias y reflexiones. 

 

Deslave (Tijuana, 2017)
Mauricio Muñoz y Andrew Roberts

Espacios independientes. Tijuana.

Fundadores de Deslave (Mauricio Muñoz y Andrew Roberts). Cortesía del espacio.

—¿Qué retos han tenido que enfrentar al momento de encontrar financiamiento para sus operaciones?

Andrew Roberts (AR): En Tijuana no existen las condiciones para que artistas jóvenes podamos vivir de nuestra producción. O tratas de entrar a las colecciones de San Diego —nuestra ciudad vecina al otro lado de la frontera— o solicitas recursos a las pocas instituciones que cuentan con presupuesto disponible. Pero, en su mayor parte, ninguna de las dos opciones colecciona o exhibe sistemáticamente a los artistas que nos encontramos en una fase temprana de nuestra carrera. Actualmente Deslave es financiado por apoyos y coleccionistas que se encuentran fuera de Tijuana: lo que tuvimos que hacer fue salir de la ciudad.

Mauricio Muñoz (MM): Al abrir Deslave, estábamos conscientes del gasto que esto significaría para nosotros, y que sería un error depender solamente de becas para sostener el proyecto. Obtener recursos no fue nuestro primer objetivo, sino despegar Deslave de manera autofinanciada durante el primer año y, consecuentemente, tener un portafolio de exhibiciones para poder aplicar a apoyos. Durante el segundo año obtuvimos financiamiento de una organización que cubrió parcialmente nuestro calendario de actividades y, después, participamos en una feria, que afortunadamente dio frutos para sostener Deslave durante un año más. A lo que quiero llegar, es que la obtención de recursos no orienta nuestros objetivos como Deslave; sino que es solo una herramienta para poder llevar a cabo otras cosas. Hemos encontrado un modelo en el que podemos gestionar distintos tipos de exhibiciones —algunas enfocadas a la venta— que nos permiten cubrir con total libertad otro tipo de proyectos que no tienen una entrada clara al mercado del arte.

Espacios independientes.

Exposición en Deslave. Cortesía del espacio.

—¿Les parece que la efervescencia de los espacios independientes en México obedece a ciertas condiciones de la escena artística?

MM: Iniciamos Deslave porque sentimos que era necesario mostrar otras maneras de ver, hacer, pensar y gestionar arte. En esta ciudad no todo tiene que ser arte fronterizo, y si sí lo es, necesitamos urgentemente nuevas maneras de concebirlo, pues la actual crisis fronteriza no se puede seguir midiendo con la misma vara de hace 20 años. Pero, en general, la efervescencia de los espacios con modelos híbridos no solo obedece a las carencias, sino también a las necesidades personales de cada artista. Y estos espacios surgen como respuesta a la precariedad curatorial en que se encuentran algunas instituciones, que se rechazan a ver más allá de un cierto tipo de producción y se oponen a formas que se salen del muro.

AR: Creo que los espacios de este tipo surgen siempre por un descontento o una necesidad. En nuestro caso, se trata de ambas. Durante 2016 en Tijuana comenzó una violencia que ahora es mayor a la registrada durante los años de la guerra contra el narco. Esta violencia estuvo acompañada por una devaluación del peso en comparación con el dólar y con la victoria del actual presidente en Estados Unidos. Esto nos llevó a abrir Deslave como un espacio seguro de cuestiones físicas, económicas y políticas.

Espacios independientes.

Conversatorio en Deslave. Cortesía del espacio.

—¿Cuál es idealmente la relación que los espacios independientes deberían llevar con las instituciones públicas o privadas?

AR: La relación debe ser de apoyo mutuo, pero al mismo tiempo de cierta disidencia. Creo que la situación es mucho más compleja que simplemente autonombrarse independiente, pues operamos en un escenario que nos obliga o facilita —depende desde dónde se vea— a colaborar con colecciones, solicitar apoyos o curar exhibiciones en museos; todos somos parte de un complejo entramado que se necesita para subsistir. En ese sentido, tal vez definirnos como espacios híbridos y mutables sería mejor. Pero por otro lado, creo que la resistencia y la fricción, no solo con las instituciones sino también entre nosotros mismos, son necesarias para generar una pluralidad de voces, puntos de vista y resultados que difieran los unos de los otros: el fin del arte será un mundo donde todos estemos de acuerdo.

MM: Como mencionó Andrew, debería ser de apoyo mutuo. Del lado público, las instituciones deberían brindar la oportunidad de curar exhibiciones o programas con el objetivo de generar nuevos públicos dentro y fuera, darles un rol más activo en sus comunidades. Respecto a las instituciones privadas, creo que son fundamentales para el beneficio económico a través de patrocinios, comisiones y coleccionismo: saber que uno puede vivir de su producción o gestión, especialmente cuando se es joven, es necesario para seguir adelante.

Deslave inició actividades en 2017 en Tijuana. Se define a sí mismo como un espacio híbrido dirigido por artistas. Ubicados en la Zona Centro, a unas cuantas cuadras de la zona roja, operan dentro de un pequeño local en la calle Cristóbal Colón. Entre sus objetivos se encuentran trabajar por la descentralización de ciertas nociones del arte: «Nosotros creemos que la centralización no se limita a una batalla de recursos entre la Ciudad de México y el resto del país, sino que se extiende a la creación de pequeños centros —sean gremiales, geopolíticos, económicos o generacionales— en cada ciudad donde haya una escena artística. En el caso de Tijuana, existe una clara centralización de lo considerado como arte fronterizo. Es por ello que nos enfocamos en traer artistas de fuera a Tijuana y llevar a artistas de Tijuana hacia fuera». Su programación incluye exhibiciones, charlas, talleres, reuniones de estudio, presentaciones y programas de video.

 

NoAutomático (Monterrey, 2008)
Eliud Nava, Rolando Jacob y Beto Díaz

Artistas en conferencia. Espacios independientes.

Miembros de NoAutomático (Rolando Jacob, Beto Díaz y Eliud Nava). Cortesía de NoAtuomático.

—¿Qué retos han tenido que enfrentar al momento de encontrar financiamiento para sus operaciones?

Eliud Nava (EN): Por muchos años estuve muy renuente a solicitar cualquier tipo de apoyo. Yo venía de la escuela del Do It Yourself, del indie, del punk, así que en proyectos anteriores a NoAutomático yo invertía. Durante el primer año de NoAutomático, yo pagué todo: la renta, la producción; y si había alguna venta, el espacio se quedaba con el 15%. Cuando entraron Rolando (en 2009) y Beto (en 2015) nos repartimos los gastos entre los tres, pero llegó un momento en que notamos que era necesario solicitar apoyo para ampliar nuestras posibilidades. Rolando fue quien impulsó mucho el currículum de NoAutomático, para demostrar nuestra formalidad y seriedad al solicitar apoyos. La primera beca que obtuvimos fue la del PAC que nos dieron en 2017 (que nos sirvió para pagar la renta) y en 2018 (que utilizamos para un programa de residencias). Para 2019 desarrollamos el proyecto «Desplazando el centro», por el que ganamos la beca de coinversiones del Fonca. En realidad todo el dinero que obtenemos por medio de estos apoyos se invierte en la producción de los proyectos; nunca nos quedamos con nada. A veces un artista nos dice: «les dono parte de mi obra para que hagan una venta y de ahí saquen dinero». La última que pasó eso fue gracias a Federico Jordán, un artista del Noreste. Pusimos a la venta una pieza de él y lo recaudado lo dividimos 50-50: la mitad fue para él y la otra para el espacio. Con eso salió para pagar tres meses de renta.

Beto Díaz (BD): Creo que, en el caso de espacios de arte, solamente hay que cuidar de dónde viene el apoyo, pero no creo que al recibir el apoyo de una institución como el Fonca o PAC tengas que comprometer tus objetivos, forma de trabajo o ideología. Nosotros tres no vivimos de NoAutomático; gran parte del espacio se sostiene por nuestro trabajo. Los apoyos nos han ayudado muchísimo para el día al día: ya sea apoyando los proyectos como tal o con la renta. Es complicado, pero es un proyecto en el que creemos mucho porque vemos los resultados que aporta a la comunidad.

Espacio independiente.

Interior de NoAutomático. Cortesía del espacio.

—¿Les parece que la efervescencia de los espacios independientes en México obedece a ciertas condiciones de la escena artística?

EN: El pasado 1 de junio tuvimos un encuentro con otros espacios independientes y entre los invitados estuvieron Eduardo Abaroa y Sofía Táboas de Temístocles 44. Ellos nos platicaron cómo se gestó Temístocles y a qué respondía. Nos dimos cuentas que NoAutomático no respondía a las mismas necesidades. En el caso de Monterrey, CONARTE y el MARCO no tienen un acercamiento muy directo con la escena más emergente. Entonces, los artistas que están a punto de graduarse de las universidades o los que están iniciando sus carreras no tienen espacios para profesionalizarse. Existía entonces la necesidad de tener espacios donde presentar sus proyectos de artistas jóvenes, donde dialogar sobre lo que estaban haciendo; inclusive aprender algo tan simple como hacer montaje.

También me he dado cuenta de que las generaciones más jóvenes asumen la posibilidad de tener su propio espacio, presentar sus ejercicios y empezar a relacionarse con otros espacios iguales. Creo que están viendo otras formas de hacer y presentar arte, de discutir sobre esto y que no necesariamente tiene que empatar con lo instituido, por lo menos en Monterrey.

BD: En Monterrey, es muy difícil que las instituciones conecten con la comunidad local. También creo que responde a esta exploración del formato del museo que lleva varios años revisándose: qué es un museo y cuáles son sus límites.

Feria de libro en espacios independientes.

Evento en NoAutomático.
Cortesía del espacio.

—¿Los espacios independientes pueden perder su independencia por sus relaciones con instituciones públicas o privadas?

EN: Desde mi punto de vista, no creo que los espacios independientes tengan que estar peleados con las instituciones. No creo que esa sea la vía: si quieres hablar de contracultura, adelante; si quieres visualizar algunas carencias o discursos políticos, está bien, pero no creo que el espacio independiente ni la institución tengan que darse la espalda mutuamente. El espacio independiente y la institución pueden trabajar porque hoy la urgencia no es el estado del arte o la cuestión del arte. Hoy la urgencia es lo social y parece que lo social necesita ser atendido. La institución y el espacio independiente pueden hacer una sinergia, probablemente no declarada, para tratar estas cuestiones álgidas.

BD: También es parte del mismo ambiente. Hay unas situaciones que estamos enfrentando actualmente que nos rebasan: por ejemplo, tenemos que trabajar en contra de la precarización, tanto lo que sucede en las instituciones públicas, privadas o independientes. Creemos que esto es algo que lejos de separarnos debería dar pie a una cohesión, para visibilizar lo que hacemos y destacarlo.

NoAutomático nació en Monterrey en 2008, aunque a través de estos doce años de trabajo también ha tenido activaciones en otras ciudades, y operó durante un breve periodo en la ciudad de Puebla. En sus primeros años, NoAutomático buscaba estimular la creación de artistas locales y diseñadores independiente; y crear una comunidad en Monterrey para el arte y el diseño. Con el tiempo el espacio se decantó hacia el arte y, desde entonces, trabaja por fortalecer y estimular la creación artística —desde la producción hasta la exposición y la reflexión— de la región: «NoAutomático busca articularse con la comunidad y hacer colaboraciones o cooperaciones con los artistas y gestores para tratar de fortalecer ese circuito».

 

Obra Negra (Guanajuato, 2017)
Colectivo

Reunión en espacio independiente.

Espacio Obra Negra. Cortesía del espacio.

—¿Qué retos han tenido que enfrentar al momento de encontrar financiamiento para sus operaciones?

Últimamente hemos tropezado con reflexiones, artículos, notas periodísticas, etcétera, de diversos agentes involucrados en la práctica artística donde se habla en torno a la precarización y la situación actual del financiamiento de proyectos relacionados con el arte en México. Es interesante cotejar la actitud que representa los proyectos del centro del país frente a la de los proyectos que surgen desde el interior de la República pues, si desde una postura centralizada hay un dejo de reclamo y exigencia, frente a las instancias que brindan apoyos para la realización de proyectos, desde nuestra trinchera (Guanajuato) nunca se ha pensado en un posible financiamiento sin antes considerar las inquietudes compartidas de los miembros de la comunidad. En este aspecto Obra Negra surge desde una preocupación por nuestras afinidades y afectividades.

No es que queramos evitar cómo se ha solventado el proyecto, pero creemos que esa no es la parte importante al hablar de proyectos como el nuestro. Vale la pena mencionar que la sensación de certidumbre que provee un financiamiento sí ayuda a dar seguimiento y forma a un proyecto pero, sobre todo, lo empuja a insertarse en una lógica de funcionalidad frente a un sistema relacionado con la escena artística. Desde el lugar en que nosotros nos encontramos hay antes una necesidad de actuar. En este sentido y haciendo hincapié en que no necesariamente partimos de objetivos, la comunidad artística que participa en Obra Negra ha decidido hacer (o no), considerando sus posibilidades (o sus imposibilidades).

Caemos en la cuenta de que los proyectos relacionados con la cultura y las artes comprendidos desde el centro deben cumplir con ciertas exigencias impuestas, es decir, funcionar con una lógica ajena y aprendida. Para sintetizar nuestra respuesta: las empresas de la gran ciudad y la escuela del emprendimiento cultural han construido el concepto financiamiento. Desde un lugar como Guanajuato, nuestros proyectos deben funcionar para nosotros y con relación al contexto en el que nos encontramos. Seguimos explorándonos y aprendiendo a desaprender lo que pasa en otros lados para descubrir cómo podemos hacer desde donde nos encontramos.

Gallos en galería de arte. Espacios independientes.

Exposición Sobre la domesticación de sí en Espacio Obra Negra. Cortesía del espacio.

—¿Les parece que la efervescencia de los espacios independientes en México obedece a ciertas condiciones de la escena artística?

Nuestra postura con relación a esta pregunta tiene que ver con el lugar geográfico desde donde hablamos y la línea histórica en el que éste se inserta, es decir el centro-Occidente de México, el Bajío y el estado y la ciudad de Guanajuato. Si bien un espacio independiente se inscribe en una serie de representaciones (generalmente formuladas desde la escena artística) por el hecho de nombrarse como tal, también tiene que ver con las particularidades tanto del lugar como de las personas que participan en él. Entonces el calificativo de independiente cobra sentido solo desde una interpelación específica; por ejemplo, de que se es independiente con respecto a algo. En este sentido, los términos de efervescencia y espacio independiente los percibimos con cautela pues, desde Guanajuato, no podríamos abordarlos desde una historia legitimada, sino desde un relato que a penas se está construyendo.

Obra Negra, así como otros espacios autónomos que existen actualmente en la ciudad, no surgen casualmente sino desde un conjunto de eventos que le preceden. Nuestro proyecto se inserta en una historia reciente de acontecimientos que han evidenciado un déficit institucional, por una parte, de insuficiencia y desinterés (en el caso del programa de licenciatura en artes de la Universidad de Guanajuato), al someter el intento de un aprendizaje situado y crítico a lógicas meramente laborales y acomodaticias y, por la otra, de desvinculación y entorpecimiento (en el caso de las instancias culturales estatales) al invisibilizar propuestas que no correspondan con una lógica de turismo cultural, cuyo funcionamiento se basa en la  explotación de una imagen de regionalismo estereotipado. Estas condiciones enmarcan una situación crítica, si entendemos la crisis no como un momento determinante, sino como una condición inherente a las prácticas institucionales. En este orden de ideas, Obra Negra no surge desde un pronunciamiento de independencia sino desde inquietudes, en diferentes grados, compartidas.

Exposición Estos cuerpos en Espacio Obra Negra. Cortesía del espacio.

—¿Cuál es idealmente la relación que los espacios independientes deberían llevar con las instituciones públicas o privadas?

Pensar en una relación implica tomar en cuenta los acuerdos preestablecidos y, por lo tanto, la posibilidad de construir lazos de dependencia. Como miembros de la comunidad artística guanajuatense, que a su vez forman parte de agrupaciones más pequeñas, hemos platicado de los vínculos inminentes que suceden con instancias ajenas a nosotros. En este sentido, es necesaria la vinculación considerando que hay pros y contras, a veces condicionando ciertas prácticas y otras veces beneficiándolas.

Si pensamos en el momento de crisis en el que nos encontramos con relación a las prácticas institucionales, vale la pena posicionarnos como sujetos activos y comprometidos, quizá unos sujetos más disruptivos y otros más complacientes pero idealmente interesados en proponer actitudes que den un giro a las maneras en como nos hemos acostumbrado a hacer.

—Los objetivos de Obra Negra han transitado por diferentes etapas desde su fundación. En un inicio, respondía ante la falta de un punto de encuentro entre artistas de la ciudad de Guanajuato. Después obedeció a una necesidad por construir una plataforma de reflexión, exploración, estudio y diálogo sobre las prácticas alrededor de lo artístico desde un contexto local. En este sentido, buscamos preservar actitudes que caracterizan a una comunidad organizada, así como guarecer sus prácticas para, posteriormente, realizar revisiones correspondientes. Entre sus actividades y proyectos destacan la organización de exposiciones y la realización de sesiones de trabajo entre miembros de la comunidad artística. Obra Negra toma sentido gracias a la participación y afinidad de todos los agentes que convergen en él y no sólo por la coordinación de actividades llevada a cabo por un grupo pequeño de personas.

 

Primal (Ciudad de México, 2006)
Paola Sánchez y Héctor Juárez

Espacios independientes.

Equipo de Primal. Cortesía del espacio.

—¿Qué retos han tenido que enfrentar al momento de encontrar financiamiento para sus operaciones?

Héctor Juárez (HJ): Para nosotros, este espacio siempre ha funcionado como el lugar donde se desarrolla nuestro trabajo. Al final este lugar se sostiene con nuestro trabajo, con los proyectos que hacemos en el estudio. En ese sentido, una cosa que ha definido nuestra práctica es el desarrollo de habilidades. A lo largo de estos años, si bien cada uno de nosotros tiene una práctica disciplinar distinta, la idea de lo transdisciplinar ha permeado entre nosotros porque siempre ha estado en nuestra mira desarrollar habilidades que nos funcionen para usarlas en la vida cotidiana. Creemos que, al final, la obtención de recursos debe ser resultado del trabajo de los artistas que habitan el espacio. Nosotros hemos tratado de prevenir que esto se convierta en una especie de Caballo de Troya, en donde se genere valor simbólico a partir de tu trabajo como artista para que después pueda ser utilizado para otras estrategias como la gentrificación o la extracción cultural.

Paola Sánchez (PS): Sumado a lo que comenta Héctor, creo que también el arte nos ha permitido tener mucha libertad para realizar diversos proyectos en distintos ámbitos. A la vez, consideramos que estas formas no se cierran a la manera en que tradicionalmente pensamos que deben ser y generar recursos, de tal forma que con esa libertad logremos proponer, dar valor y obtener recursos, de tal manera que apoyos como el PAC, del que somos benficiarios actualmente, potencializan nuestro trabajo, ademas de permitir que los artistas y colaboradores del estudio reciban una remuneración digna.

Espacios independientes.

Interior de Primal. Cortesía del espacio.

—¿Les parece que la efervescencia de los espacios independientes en México obedece a ciertas condiciones de la escena artística?

PS: Creemos que esta escena emergente tiene que ver con la libertad de los artistas. Es decir, todo este boom de los espacios independientes ocurre desde hace décadas en México y en el mundo. Tal vez hoy lo vemos mucho por las redes sociales, pero creemos que siempre ha existido, tanto en el arte como en la ciencia. Entonces, en el terreno del arte, tal vez para los artistas, la independencia es una «herramienta» de alcance.

HJ: Digamos que el espíritu de esa búsqueda es la misma: la libertad de proponer tus propios campos de acción para la creación del conocimiento. Nosotros vemos una relación muy cercana con el mundo científico: cuando tienes un laboratorio que está subvencionado, puede direccionar el foco de atención sobre lo que estás investigando. De ahí la importancia de que el mismo trabajo sea el que fondee tu investigación o tu plataforma. Hoy en día, los artistas buscan cómo innovar y proponer. Creemos que el surgimiento de los espacios independientes responde a un mal entendimiento con las estructuras actuales: tienes menos campos de acción para la experimentación, entonces, en este sentido, es más fácil tener otros espacios donde se pueda experimentar. Es decir, en un espacio independiente es más facil experimentar; en contraste con una institucion donde la mayoría de las veces exponen cosas ya probadas y mainstream

Gastronomía. Espacios independientes.

Evento de Primal. Cortesía del espacio.

—¿Los espacios independientes pueden perder su independencia por sus relaciones con instituciones públicas o privadas?

PS: No me imagino poder perder la libertad al trabajar con una institución: todo el trabajo es lo que marca la estructura, que te va a decir cómo debe ser tu relación con las instituciones, pensando que en este lugar es donde se genera el conocimiento; y precisamente ese conocimiento es para compartir con las personas, con las instituciones, y no solamente tienen que ser instituciones culturales sino científicas —que ahora se acercan a nosotros.

HJ: Creo que la relación es complementaria: los espacios independientes deberíamos aprender de las estructuras que existen en las instituciones, que funciona a su manera. Y que de una forma recíproca, las instituciones públicas y privadas pueden hacer uso de la flexibilidad y de la frescura que brindan los espacios independientes porque no tienen estructuras tan rígidas. Entonces al final no se excluyen, por lo que deberían ser complementarias y es muy pertinente que existan. Cada uno tiene fortalezas distintas: el espacio independiente tiene flexibilidad y capacidad de hacer contenidos más nuevos e innovadores, y más arriesgados; que contrastan con los contenidos de instituciones donde se tienen que cumplir con más parámetros y autorizaciones, pero tienes detrás toda una estructura que funciona para otro tipo de contenidos. Creemos que más bien tienen que estar en comunicación constante. Tal vez el reto, como personas, es ver cómo encontrar estrategias de diálogo a partir de las fortalezas de cada uno.

Primal es un estudio transdisciplinario con base en la Ciudad de México que trabaja en el desarrollo de proyectos, productos y estrategias, y en la generación de espacios de acción y reflexión dentro de los campos de la cultura visual, la arquitectura, el urbanismo o la arquitectura de marca. El espacio fue concebido como un laboratorio para «accionar» y reflexionar sobre los temas que nos interesan. Se encuentra ubicado en la alcaldía de Iztacalco, cerca de lo que era el canal de La Viga, por donde, antiguamente, se transportaba toda la producción vegetal hacia la Ciudad de México». Estamos ubicados en uno de los primeros barrios de la ciudad: el Barrio de Santiago. Nos gusta el lugar porque todavía conserva la vida de barrio, está lleno de lugares o pequeños comercios que son atendidos por la gente que habita aquí». Un huerto, un jardín botánico, una estación meteorológica, una cocina y un espacio de proyecciones, conforma el programa de trabajo de Primal.

 

Zona de Desgaste (Ciudad de México, 2015)
Bruno Enciso, Adriana Kong, Sandra Sánchez y Eric Valencia

Miembros de espacios independientes.

Miembros de Zona de Desgaste (Eric Valencia, Sandra Sánchez y Bruno Enciso). Cortesía del espacio.

—¿Qué retos han tenido que enfrentar al momento de encontrar financiamiento para sus operaciones?

Zona de Desgaste paga a sus profesores pero no es rentable al interior. Tenemos claro que nos gustaría obtener una ganancia que pague el trabajo de los cuatro, pero no sabemos bien cómo hacerlo. Entre todos pagamos la renta del espacio con las ganancias de otro tipo de trabajos: Eric Valencia es docente y pintor, Adriana Kong trabaja para un periódico, Bruno Enciso es gestor cultural y Sandra Sánchez es docente y escribe para diferentes medios.

Los fondos no han sido un obstáculo para nuestras iniciativas. Nunca hemos tenido que cancelar un seminario. La comunidad confía en que los cursos que ofertamos son únicos y que los profesores los preparan con la ligereza de la experimentación y la seriedad del amor a la teoría. La autoexplotación sucede entre los integrantes del colectivo. Me encantaría tener una respuesta para evitarla, pero no es así.

Espacio independiente en Ciudad de México.

Zona de Desgaste. Cortesía del espacio.

—¿Les parece que la efervescencia de los espacios independientes en México obedece a ciertas condiciones de la escena artística?

No me gustaría aventurarme a hacer un diagnóstico porque, aunque los espacios compartimos la autogestión y cierta autonomía, cada uno tiene una lógica económica y una energía libidinal propia. La pregunta amerita una encuesta con varias preguntas para que cada espacio las responda. Sin embargo, lo que es una realidad es que los periódicos, los museos y las galerías son menores en número ante la cantidad de artistas, escritores y teóricos que egresan de las escuelas y que tienen una formación autodidacta. Este panorama tiene como consecuencia que generemos espacios de enunciación propios con las narrativas que a nosotras nos interesan. Creo que aunque no hay una querella con los museos y las galerías, tampoco los vemos como padres o como los únicos lugares legitimados para producir arte o conocimiento.

Personas debatiendo. Espacios independientes.

Zona de Desgaste. Cortesía del espacio.

—¿Cuál es idealmente la relación que los espacios independientes deberían llevar con las instituciones públicas o privadas?

En Zona de Desgaste creemos que estar peleados con las instituciones no sirve, se gasta demasiada energía que se puede dirigir para producir o descansar.

Las instituciones públicas tienen una responsabilidad ante la población. Los recortes presupuestales en cultura afectan a personas, no sólo a proyectos, y eso es algo que el gobierno no está considerando. El gran mito que sostiene que los artistas son fifís o privilegiados es mentira. En el SITAC XIII Nadie es inocente apunté algo que sigo pensando: si bien los artistas son dueños de sus medios de producción, lo que producen (arte) no les alcanza para vivir. La gran mayoría de artistas tiene un trabajo asalariado o freelance y su obra se convierte en algo que hacen por necesidad política, social, afectiva y personal. Para esta entrevista añado que lo mismo sucede con los espacios independientes o autogestivos. La mayoría no son rentables y se sostienen con el esfuerzo y el cariño de sus integrantes. Si el gobierno no escucha nuestras necesidades va a seguir perpetuando los mitos que mejor le convienen para sus intereses propios. Estamos tristes y enojados, pero no vamos a parar.

En un mudo lógico, las instituciones privadas tendrían que poder deducir impuestos apoyando a espacios independientes. Pero hasta donde sé, las conversaciones que se han tenido con el gobierno para que esto suceda han sido fallidas porque, para empezar, no entienden la lógica de los artistas contemporáneos y sus espacios gratuitos. Hace falta mucho trabajo por hacer, pero por el momento hay que celebrar que gracias al esfuerzo de artistas, editores y gestores culturales, así como de ciertos agentes en el gobierno, las becas del Fonca siguen activas. Cuando el gobierno beca a un artista no lo «mantiene», le paga por un trabajo. El problema es que este trabajo no se reduce a unos cuantos objetos (obras de arte), sino a procesos imaginarios de largo aliento que tienen un carácter público. Imaginar y pensar son actividades fundamentales para evitar los fascismos y mantener una sociedad plural, pero como son acciones que no se «ven», a veces se las confunde con el ocio o la pereza. ¡Mentira! Pensar, imaginar y producir son un trabajo que la comunidad cultural realiza con la misma responsabilidad con la que se opera una máquina o se trata una enfermedad.

 

Zona de Desgaste es un colectivo formado por Bruno Enciso, Adriana Kong, Sandra Sánchez y Eric Valencia. Su principal interés es ofrecer a la comunidad cursos, seminarios, charlas y grupos de estudio sobre arte contemporáneo, estética, psicoanálisis, filosofía contemporánea y escritura. También realizan pequeñas curadurías sobre temas que nos interesan. «Tanto en los cursos como en los grupos de estudio tenemos como objetivo alejarnos del saber universitario con su lógica jerárquica y su interpretación castrada. No buscamos regular el conocimiento; más bien ofrecer herramientas para que cada quien lo profane a su manera». A Zona de Desgaste asisten artistas contemporáneos, arquitectos, gestores y músicos, además de filósofos y teóricos; los primeros llevan la teoría a su práctica sin necesidad de pasar por el ensayo escrito.

 

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