Los cierres de sexenio y las temporadas de elecciones son un buen momento para revisar las políticas públicas del país, pero también para hacer un análisis del estado en que se encuentran los distintos sectores que forman parte de y que interactúan con la sociedad mexicana. En este caso, y pensando en el sector que ocupa a Código, hemos construido una serie de preguntas sobre las necesidades del sector cultural en México, con el fin de hacer un (breve) diagnóstico de lo que deberán ser las principales preocupaciones del trabajo de la Secretaría de Cultura en años venideros. Para esta ocasión, consultamos a César Moheno, historiador y ex secretario técnico del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), que actualmente se desempeña como vicecoordinador de cultura de la campaña del candidato a la presidencia José Antonio Meade.

—La relación entre cultura y tejido social se ha mencionado en repetidas ocasiones, y sin embargo no se suele ahondar en lo que ésta implica. ¿Cómo definirías tú esta relación? ¿Encuentras en el arte una herramienta efectiva para el restablecimiento del tejido social? Y, de ser así, ¿cómo puede hacerlo?

Para José Antonio Meade, la cultura, la creatividad y la innovación son el ADN del proyecto. En ese sentido, la cultura estructura la vida social en toda su diversidad y en la suma de sus identidades. Este es uno de los fundamentos sobre los que vamos a edificar la nueva política cultural: una política pública que va a construir nuevos paradigmas y que genere desarrollo económico y social, que pondrá el talento y la creación de los mexicanos en el centro del gobierno que se conjuga con las ideas de libertad, equidad, diversidad, inclusión, de paridad total entre mujeres y hombres. Esa es la esencia de lo que, nos parece, necesitamos en el México del siglo XXI: una idea que se articula con la grandeza de México.

Por eso es tan importante el diálogo entre las personas, las comunidades creativas; un diálogo abierto y crítico donde es fundamental que se escuche a todos y que se construya con la imaginación, experiencia y talento de todos. Es importante que, por un lado, pensemos a la cultura como la creadora de raíces simbólicas que hemos construido a través de los siglos, pero también como un pilar para la economía nacional debido a que —como seguramente saben— la cultura genera el 3.3% del PIB nacional. Nosotros vamos a potenciarla como uno de los valores de la sustentabilidad creativa y de nuestro futuro económico.

—Otro de los temas urgentes a considerar en el ámbito de la cultura es la inequidad, tanto en término de igualdad de oportunidades como de igualdad en la representación. ¿Cómo pueden las políticas públicas dar voz a los creadores de los grupos minoritarios?

La variedad y la riqueza de la cultura debe ser una auténtica palanca para el desarrollo social y económico con la cual cerremos las brechas sociales en todas las regiones de México. En el gobierno de José Antonio Meade vamos a pensar global y actuar local.

Las comunidades creativas de todas las regiones de México recibirán un apoyo inédito, porque son ellas las que construyen día a día la cultura material y la vida simbólica, a través de un conjunto de valores, saberes y creencias que hacen vivir al arte y la cultura en nuestro país. Es fundamental descentralizar la inversión para que llegue directamente a las comunidades creativas en los estados. Los apoyos presupuestales se otorgarán de manera directa a los creadores, a la sociedad civil y a colectivos culturales; potenciaremos los apoyos financieros a proyectos culturales que consoliden el espíritu comunitario, así como la convivencia pacífica, y haremos énfasis en programas culturales que atiendan a niños y niñas en zonas de alta vulnerabilidad, entre otras muchas cosas que impulsaremos en todas las regiones de México.

Pero una cosa muy importante es que —tratando de crear instituciones que estén preparadas para el siglo XXI— fundaremos el Instituto Nacional de las Artesanías con el propósito de potenciar a las y los artesanos como artistas, promover la investigación, la conservación, la producción y difusión de las artesanías desde una perspectiva cultural y educativa, pero también desde una perspectiva de pequeñas empresas culturales. En este sentido, crearemos bancos de materias primas para el trabajo artesanal que tengan precios accesibles y redes de comercio justas en el ámbito nacional e internacional, para que el beneficio de el arte de nuestros artesanos vaya directo hacia ellos —en todas las regiones de México.

—En el trabajo por la descentralización de la cultura en la República, ¿siguen siendo instituciones tradicionales como bibliotecas y museos el mejor vehículo?

Pienso que los modos de consumir e intercambiar bienes y servicios, así como la manera de relacionarnos, se han transformado desde la raíz en los últimos años, por eso nos parece que es esencial el uso intensivo de las nuevas tecnologías y de la innovación al servicio de la creatividad. Es en este nuevo mundo de conocimiento que van a surgir nuevas formas de vida con nuevas oportundidades.

Nosotros aseguraremos tres cosas: que todos los espacios públicos y culturales estén conectados en redes con tecnología de punta para acceder libremente a los contenidos generados por las instituciones, por las industrias creativas y por toda la sociedad, para poder divulgar de una manera más abierta el conocimiento producido en México y en el mundo. En este ámbito es muy importante asegurar la neutralidad de la red, con la creación de mecanismos que garanticen la libre cirulación de contenidos y eviten el riesgo de censura. Actualizaremos el marco legal del entorno digital para que incluya todo lo que que se refiera a los derechos de autor.

Respecto al importante tema de las bibliotecas, es necesario hacer una transformación de ellas para convertirlas en semillas de conocimiento en las que los usuarios no tengan límites a su imaginación ni a sus necesidades de información. Y en cuanto a los museos, te repetiría que conectaremos tecnología de libre acceso para todos en todos los espacios de la cultura: museos, zonas arqueológicas, espacios públicos, monumentos, centros históricos, para realmente convertir a todos nuestros espacios culturales en sedes 100% inclusivas —tecnológicamente.

—Ante la reducción de los presupuestos para la (ahora) Secretaría de Cultura, ¿consideras que deberían fomentarse las alianzas público-privadas, o que es el Estado el que debería asignar más recursos? ¿En qué áreas consideras que son más urgentes estos recursos?

Es una pregunta fundamental. ¿Cómo lo vamos a hacer? En el México del siglo XXI es indispensable abrir las puertas a los sectores social y productivo para que participen en el financiamiento a la cultura, respetando las facultades de las instituciones. Revolucionaremos todas las formas y fuentes de financiamiento, implantando una política fiscal para la cultura que asegure más y mejores presupuestos. Para esto tendremos presente que la diversidad y flexibilidad de la nueva política fiscal consolide a las empresas creativas. Vamos —y esto es muy importante— a trabajar con cada una de las empresas culturales de acuerdo al género de su actividad creativa para establecer un régimen fiscal a su medida.

Por el otro lado, aseguraremos que los autores, los artistas y los artesanos de México dejen de ser considerados como causantes y serán tratados como lo que son: creadores culturales. Cambiaremos todos los paradigmas para asegurar que esta forma de financiamiento potencie la inversión —y los presupuestos— para beneficio de las empresas culturales y, por ende, de todos los mexicanos.

—En el estímulo a la creación, ¿cuál mecanismo consideras más eficiente para hacer llegar los recursos a los creadores?

Es precisamente esta nueva política fiscal la que nos va a permitir trabajar con cada uno de los creadores, para establecer un apoyo presupuestal y fiscal a su medida, de tal manera que les llegue directamente, para que cada uno de los géneros de las industrias creativas puedan recibir específicamente un apoyo según las necesidades.