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Ximena Garrido Lecca, Insurgencias Botánicas: Phaseolus Lunatus, 2017. Cortesía de la Bienal.

¿Para qué sirven las bienales? Entrevista con Jacopo Crivelli Visconti, director de la Bienal de São Paulo

Entrevista 23.01.2020

Manuel Guerrero

La Bienal de São Paulo inicia este 8 de febrero. Platicamos con su curador para conocer la pertinencia de este formato expositivo.

Desde su primera edición en 1951, la Bienal de São Paulo se ha posicionado como un evento imprescindible para comprender la dinámica artística contemporánea de Latinoamérica; una región que actualmente cruza por una condición política y social muy particular.

Aunque se localiza en una ciudad brasileña de la cual toma su nombre, la bienal ha mantenido un carácter internacional a lo largo de 33 ediciones con la participación de artistas e instituciones de distintas partes del mundo: un aspecto que, más que delimitar procesos creativos y detectar tendencias, brinda una oportunidad para poner en contexto las ideas de los creadores latinoamericanos, visibilizando puntos de encuentro y problemas en común.  

Para la edición 34 de la Bienal de São Paulo, que llevará por título Faz escuro mas eu canto (aunque esté oscuro, sigo cantando), el curador del evento, Jacopo Crivelli Visconti, presentará un programa de exposiciones y actividades desde febrero hasta diciembre de 2020, con un eje temático que parte de las poéticas de la relación y muestras producidas en colaboración con la Liverpool Biennial o el CCA Wattis de San Francisco, Estados Unidos.

Bienal de Sao Paulo. Curador.

Jacopo Crivelli Visconti es el curador de esta edición de la Bienal de Sao Paulo. Foto: Cortesía.

Probablemente uno de los aspectos a destacar en esta edición es la duración de la bienal, a diferencia de ediciones previas que se prolongaban solo por unos cuatro meses; algo que también se ha podido ver en la osloBIENNALEN en Noruega, cuya primera edición empezó en 2019 y terminará en 2024. En palabras de Eva González-Sancho Bodero y Per Gunnar Eeg-Tverbakk, directores artísticos de osloBIENNALEN, «nuestra propuesta curatorial consiste en establecer una nueva institución con un modus operandi especialmente diseñado para arte procesual en el espacio público. Un programa de cinco años es necesario para acomodar propuestas de duración y forma poco convencionales —por episodios, cíclicas, colaborativas, que involucran múltiples agentes y entidades o relaciones bilaterales entre el arte y su público».

Las implicaciones de este cambio en el marco temporal de la exposición y cómo se posiciona la Bienal de São Paulo a nivel mundial son algunos de los temas de los que habló Jacopo Crivelli Visconti en esta entrevista para Revista Código.

 

—La 34ª Bienal de São Paulo enfatizará las poéticas de la relación, en referencia a un libro de Édouard Glissant. ¿Su curaduría está relacionada de alguna forma con las dinámicas de comunicación en el entorno digital, o con el actual contexto político global?

El proyecto para la 34ª Bienal ciertamente responde, de una forma muy directa, a los tiempos en los que vivimos, no solo en Brasil sino alrededor del mundo. No solo a lo político, sino también a que la vida social se está volviendo más y más cerrada a cualquier forma de diálogo o esfuerzo por entender, o incluso admitir, la existencia del otro. El reto es hacer una Bienal que sea capaz de reflejar el contexto desde el que fue concebida, con estas implicaciones políticas directas o indirectas, mientras que —al mismo tiempo—tratamos de trascenderlas.

 

—Las fechas para las exposiciones individuales, performances y la exposición grupal principal están divididas a lo largo de 2020. ¿Cuáles fueron las razones para hacer ese cambio en la estructura temporal de la Bienal de São Paulo?

Una de las ideas centrales de la Bienal era enfatizar cómo el entendimiento de una obra de arte depende intrínsecamente de todo lo que la rodea. Al establecer alianzas con varias instituciones de la ciudad de São Paulo, y al presentar las exposiciones individuales en el pabellón de la Bienal desde febrero, estamos creando las condiciones para que el visitante vea piezas del mismo artista en diferentes exposiciones, y así la importancia de la contextualización se vuelve más clara.

Bienal de Sao Paulo. Placas de metal con orificios.

Clara Ianni, Natureza Morta ou estudo para Ponto-de-fuga, 2011. Cortesía de la Bienal.

—En los últimos años, hemos visto que bienales como osloBIENNALEN en Noruega y la Bienal FEMSA en México están proponiendo algo más que un programa de exposiciones: estas iniciativas han puesto muchos esfuerzos en hacer actividades paralelas a mediano y largo plazo en espacios públicos. ¿Consideras que estamos frente a una nueva tendencia a nivel mundial en el desarrollo de las bienales?

Estoy de acuerdo en que hay paralelismos que uno podría establecer entre las bienales, pero también pienso que cada una está tratando de responder a un contexto muy específico.

Hablando por la 34ª Bienal de São Paulo, puedo decir que su principal objetivo es proponer un formato que responda a las especificidades tanto de la ciudad de São Paulo como de la amplia y muy diversificada audiencia que visita la exposición, que ciertamente un contexto muy diferente al de Oslo, por ejemplo.

Al expandirse en tiempo y espacio, el objetivo es abordar problemas que están oportunamente en el discurso curatorial, pero más que eso, nos interesa ofrecer diferentes experiencias para esos públicos diversos.

Bienal de Sao Paulo. León Ferrrari.

León Ferrari, Dios, 1964. Cortesía de la Bienal.

—Las alianzas internacionales son algo que parece clave de esta edición: Liverpool Biennial, CCA Wattis, Centre for Contemporary Art, Lagos –CCA Lagos y Kunsthalle Basel estarán colaborando con la Bienal de São Paulo como coproductoras de las exposiciones individuales. ¿De dónde surgió esta idea? ¿Por qué decidieron trabajar con estas instituciones en específico y cómo encajará esto en la escena artística y cultural local?

Hicimos un esfuerzo en proponer y fomentar la colaboración con diferentes instituciones, tanto de São Paulo como de otros lugares, para así mostrar de una forma directa cómo diferentes lecturas de una exposición o pieza son inevitables en diferentes contextos.

Por ejemplo, ver el trabajo de Deana Lawson, una fotógrafa afroamericana, cuyo trabajo refleja la diáspora africana, es una experiencia completamente diferente en Suiza y Brasil, pero también lo es si algo ocurre en el contexto de una exposición individual, o si es parte de una exposición temática.

Desde luego, es virtualmente imposible que todos puedan ver todas las exposiciones en todos los momentos de la Bienal: lo que estamos proponiendo es un gesto que le permita a la audiencia prestar atención a qué tan esenciales son estos aspectos contextuales.

Bienal de Sao Paulo. Jardín urbano.

Ximena Garrido, Insurgencias Botánicas: Phaseolus Lunatus, 2017, Cortesía de la Bienal.

—En uno de los comunicados de prensa de la Bienal de São Paulo mencionaste que: «en el contexto actual —polarizado— de Brasil y del mundo, donde diferentes lados están más cerrados a dialogar entre ellos, estas lecciones se vuelven urgentes y necesarias». ¿De qué forma el arte y las bienales podrían contribuir a incentivar el diálogo entre personas con diferentes opiniones y perspectivas?

Creo que el arte es una herramienta poderosa para ampliar nuestra perspectiva y entendimiento del mundo. Y en ese sentido, pienso que las bienales son relevantes entre los pocos eventos de arte y cultura contemporáneos, pues son capaces de reunir una audiencia auténticamente diversificada.

Tengo la esperanza de que podamos crear una exposición que sea tan variada como el público, reuniendo personas con diferentes opiniones y perspectivas para alentar y abrir un diálogo que inspire.

Manuel Guerrero

Ha participado en más de quince exposiciones colectivas y encuentros de arte sonoro en México, Reino Unido, Japón y España. A la par de la producción artística, ha escrito para más de doce plataformas dedicadas a la reseña y crítica de arte.

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Jacopo Crivelli Visconti es el curador de esta edición de la Bienal de Sao Paulo. Foto: Cortesía.

Clara Ianni, Natureza Morta ou estudo para Ponto-de-fuga, 2011. Cortesía de la Bienal.

León Ferrari, Dios, 1964. Cortesía de la Bienal.

Ximena Garrido, Insurgencias Botánicas: Phaseolus Lunatus, 2017, Cortesía de la Bienal.