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Still de Hara-kiri: Death of a Samurai de Takashi Miike, 2011. Tomada de Youtube.

Los 10 remakes más destacados de la última década

Lista 26.06.2014

El remake dentro del cine le ha permitido a diversos directores proponer otras lecturas de historias ya conocidas. Enlistamos 10 casos relevantes.

Independientemente de las obvias ventajas comerciales de todo remake (vieja tradición hollywoodense), la oportunidad de revisitar una cinta representa un desafío para todo director. El resultado taquillero, aunque de dudosa valía, nos lleva a la reflexión sobre la pertinencia de algunas relecturas fílmicas.

Bajo esta dinámica no importa tanto la fidelidad a la pieza original como la talla creativa de su reinterpretación y relevancia en el presente. Seleccionamos los 10 remakes más destacados de la última década:

 

—True Grit (Joel David Coen + Ethan Jesse Coen, 2010)

Basado en el libro homónimo de Charles Portis, Henry Hathaway dirigió en 1969 True Grit y, en 2010, los hermanos Coen realizaron su remake. En éste, una niña de 14 años contrata a un alguacil para cobrar venganza por el asesinato de su padre. El filme se aleja del género western del original para brindarle un aspecto más sombrío, donde los protagonistas libran una lucha ética y moral al tiempo que se encuentran con peligros y personajes funestos. Con True Grit los cineastas estadounidenses entregaron una obra de fotografía sobresaliente que enmarca la difícil empresa de cobrar venganza en un ambiente hostil y desolado.

—Hara-kiri: Death of a Samurai (Takashi Miike, 2011)

Presentada en el Festival de cine de Cannes en 2011, Hara-kiri: Death of a Samurai es una adaptación en 3D de la cinta homónima de Masaki Kobayashi, filmada en 1962. Aunque la cinta de Miike guarda gran fidelidad a la original, ésta contiene notables rasgos propios. Es la historia de un samurai que, deseando morir, llega a la residencia de un clan donde el líder tratara de disuadir su decisión. Miike realiza un valioso filme con un 3D discreto que no vulgariza la puesta en escena ni el manejo de las emociones al contraponer el amor y la venganza.

Copia Fiel ( Abbas Kiarostami, 2010)

 Se trata de la primera cinta de Abbas Kiarostami rodada fuera de Irán. La reinterpretación de Te querré siempre (1954),  de Roberto Rossellini, relata el encuentro entre un renombrado escritor y una galerista de arte que, a través de conversaciones sobre la vida y la labor artística, forjan una historia de amor. Haciendo uso de su clásico encuadre dentro de un vehículo y con una formidable fotografía, el director iraní reflexiona sobre el amor, la vida, la esencia de las creaciones artísticas y de cómo la realidad logra representarse a través del arte. La cinta le valió la Palma de Oro a Juliette Binoche en el Festival de Cine de Cannes.

Tokyo Family (Yôji Yamada, 2013)

Yôji Yamada le rinde homenaje a la obra maestra de Yasujiro Ozu en su cinta Tokyo Family, donde una pareja de ancianos viaja a Tokio para visitar a sus hijos. El distanciamiento cultural que se ha generado entre ellos propicia que su estancia en la ciudad no sea lo que se esperaba. En la relectura de Cuentos de Tokio (1953) se vislumbra un profundo respeto por esta obra que no logra los alcances estéticos y reflexivos de la de Ozu, pero tampoco pasa inadvertida. Yamada logra una cinta modesta y confortable con momentos melancólicos que revitalizan la obra original sin eclipsarla.

—Los infiltrados (Martin Scorsese, 2006)

 Muy poco se habló de la fuente de inspiración de Los infiltrados, remake de Infernal Affairs (2002)  de Andrew Lau y Alan Mak. La cinta de Scorsese dura cerca de 50 minutos más que el thriller de Hong Kong. La historia es, sin reparos, la misma: un policía se infiltra en una banda de crimen organizado al mismo tiempo que otro agente es un informador de aquella banda en el departamento de policía. La nueva versión privilegia la trama y con ella consigue una cinta tanto enérgica como absorbente, pero que sigue debiendo la profundidad que la original tiene donde el trasfondo identitario y la doble moral se abordan de manera ejemplar.

Solaris (Steven Soderbergh, 2002)

 Formalmente distante de Solaris (1972), de Andrei Tarkovsky, la cinta de Steven Soderbergh, también basada en la novela del polaco Stanislaw Lem, es un remake de poco alcance y deudora del estilo Hollywoodense. Mientras Tarkovsky consigue una cavilación filosófica sobre la psicología humana, a través de la historia de un doctor que viaja a una estación espacial a investigar situaciones anormales, Soderbergh enfatiza en la historia de amor del protagonista con su esposa, entregando una cinta que prescinde de elementos metafísicos y reflexivos. De ágil narrativa, el filme más reciente no alcanza la solemnidad de la pieza del director ruso.

Unforgiven (Lee Sang-il, 2013)

Es usual ver remakes orquestados por Hollywood y, dentro de ellos, es común que una gran mayoría sean de películas orientales. Contrariamente, Lee Sang-il realizó una versión japonesa de la magnífica Unforgiven (1992) de Clint Eastwood; en ella, un pistolero es contratado para asesinar a quienes mutilaron a una prostituta. El antihéroe de aspecto sombrío y el ritmo de la cinta son prácticamente idénticos, el director japonés logra darle a su protagonista la esencia de un samurai que, a través de su empresa, busca reivindicar el honor  y encontrar la redención personal. Una nueva versión intensa e inteligente que respeta la esencia de un clásico de contemporáneo.

12 (Nikita Mikhalkov, 2007) 

 Un joven es juzgado por el asesinato de su padre y los doce miembros del jurado deben tomar una decisión unánime, lo que los lleva a una confrontación de argumentos y prejuicios morales. La cinta original: 12 hombres en pugna (1957), de Sidney Lumet. La propuesta de Mikhalkov ofrece una metáfora sobre la Rusia de Putin que lucha por encontrar unidad social y conciencia colectiva. Ambas cintas muestran la expresión de los temores individuales y colectivos. La relectura actual es ampliada con un digno trabajo fotográfico.

Funny Games (Michael Haneke, 2007)

 En 1997 Michael Haneke realizó Funny Games. Diez años más tarde la filmaría nuevamente, pero ahora para el público estadounidense. En ambas, una familia que pasa tiempo en su casa de campo es acosada por un par de jóvenes que revelarán un juego perturbador. El ejercicio lúdico que ofician es tenebroso, gesto que Haneke presenta perturbadoramente, donde la violencia hace cómplice al espectador y luego lo libera, cuando uno de los protagonistas habla y guiña a la cámara y no le da concesiones al rebobinar la cinta y despojar de justicia a la historia. En ambas cintas el director austriaco es radical, logrando provocar al publico con una mirada inquietante y transgresora que, incluso, logra mirarse a sí misma.

Oldboy (Spike Lee, 2013)

Recientemente Spike Lee realizó la adaptación del clásico surcoreano. Un hombre es encarcelado sin motivo aparente y liberado veinte años después. Tal es el punto de partida de una búsqueda incansable por encontrar a quien lo mantuvo prisionero. ¿Será que la relectura de Oldboy pone de manifiesto la crisis creativa por la que pasa el cine de Hollywood? Lee ofrece una trama más clara sin omitir un delirio exacerbado que no ensombrece la elegancia de las ideas que en 1993 gestó Chan-Wook Park. Un filme que aleja al director de su propia firma.

 

 

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