El trabajo de José Vera Matos (Lima, 1981) consiste en una investigación histórica compleja que se enfoca en la tensión que surge como consecuencia del colonialismo, reflexionando sobre las maneras en que las sociedades contemporáneas expresan su fascinación por objetos de un pasado precolombino enaltecido, particularmente de Perú y México; y cómo buscan en ese pasado significados y valores simbólicos.

El proceso de Vera Matos destaca por dos aspectos: uno es la selección bibliografía de la que parte, constituida por textos en los que se revisan los periodos de Conquista, y otro es la transcripción meticulosa de cada fragmento o capítulo seleccionado. La disposición del texto transcrito en el soporte rompe con la lógica editorial convencional, para convertirlo en una composición visual, de una forma similar al trabajo de creadores como el polaco Roman Opalka o Hanne Darboven.

Actualmente Vera Matos expone en Nordenhake México la muestra Pellizcar un vidrio: una exposición con piezas realizadas a partir de El sistema de los objetos del francés Jean Baudrillard, y Nosotros y los otros, de Tzvetlan Todorov.

Platicamos con el artista con el propósito de conocer algunos detalles de su proceso creativo, cómo realiza cada pieza, la investigación que lleva realizando desde hace unos años y cómo puede funcionar el lenguaje dentro de una práctica artística visual.

—¿Cómo llegaste a esta solución técnica y formal tan minuciosa?

Parte de una práctica que vengo revisando ya hace bastante tiempo. Al principio, cuando estaba en la universidad, trabajaba con imágenes y textos y de ahí fue tomando más importancia hasta que desapareció la imagen; comencé a trabajar con la información del texto transcrita a mano.

En este caso, como el texto habla de un asunto y un tema tan puntual, trato de representar esta idea visualmente. Esta noción de lo psicotrópico, lo psicodélico, artesanal, navajo y precolombino está presente acá y la relación que tiene el hombre occidental con lo exótico.

José Vera Matos, Objeto Antiguo, Objeto Marginal, 2019. Cortesía de Nordenhake México.

—La referencia a Baudrillard, ¿está asociada con tu proceso previo o fue algo que se vinculó sobre la marcha?

Estoy muy interesado en todo lo que surge luego de la conquista de América, pero no necesariamente me enfoco en temas históricos o políticos. Mi campo de investigación abarca desde violencia política, cómo nos relacionamos con objetos exóticos, qué es alta cultura y cultura popular. Es muy amplio.

En este caso, este texto habla de precisamente eso, pero desde un punto de vista orientado a los objetos, no en situaciones políticas o sociales. Casi todos los libros que trabajo están vinculados a esos temas.

Recientemente trabajé una serie muy grande de un libro llamado La tiranía del Inca, de Richard Parra, que habla sobre el Inca Garcilaso, quien fue el primer narrador de la crónica de la conquista. Es muy importante porque lo narra no a favor del conquistador, sino desde un punto de vista más objetivo.

La crónica ante la colonia servía como una herramienta política de control. El Inca Garicilaso abre un espectro más humanista dentro del trabajo de la crónica. Esas figuras no están tan presentes: distribuí el texto de una forma diferente. Utilizo el texto en columnas, como se distribuye normalmente en un libro, con una diagramación tradicional, y lo contraponía con iconografía precolombina, como si lo español y lo precolombino estuvieran en tensión todo el tiempo y por momentos estas columnas de texto arrinconaban a lo precolombino y luego se liberaba y luego se volvía a contraer. De alguna manera, es una línea histórica de todos los procesos de guerras anticoloniales, levantamientos y dictaduras a raíz de la conquista, pero a través de las imágenes.

Vista de la exposición «Pellizcar un vidrio» de José Vera Matos en Nordenhake México. Cortesía de la galería.

—Podemos ver que empleaste una traducción al español de El sistema de los objetos, de Baudrillard. ¿De qué forma el idioma construye la narrativa histórica de los temas que trabajas?

Es un tema más de manufactura, en el sentido de que reducir el texto a un tamaño tan pequeño, leerlo y pasarlo al papel, si es un idioma extranjero, eso representa un problema. Ya al español es complicado, y en un idioma que no sea el que yo hable puede ser difícil. Tengo todo un sistema para trabajar, en el que marco la parte del libro donde me quedé para la transcripción. Es la manera más rápida de poder avanzar.

Siempre trabajo con traducciones, pero procuro trabajar con textos en español.

José Vera Matos, Objeto Antiguo, Objeto Marginal, 2019. Cortesía de Nordenhake México.

—¿Los materiales que empleas mantienen una línea discursiva? Lo pregunto porque el papel que utilizaste es de bambú y aquí tenemos una escultura hecha con un tramo de la planta.

En efecto, el papel que utilizo es un papel de bambú. Trato de trabajar con el papel que menos manche y mejor absorba la tinta. Coincidentemente, el bambú es un papel que se puede conseguir y me viene muy bien para trabajar.

Estas esculturas parten de la lectura de este capítulo de Baudrillard en el que habla de cómo el hombre civilizado se relaciona con el objeto rústico, pero al mismo tiempo indaga en la forma en la que el «salvaje» se relaciona con los objetos de poder tecnológico lisos y funcionales. Despiertan una especie de fascinación. Esta ambigüedad no resuelta entre ambos la representé en esta pieza. El bambú, un elemento muy presente en la decoración rústica dentro de una columna totalmente lisa.

Es una casualidad que el papel sea de este material y aquí haya piezas de bambú.

Vista de la exposición «Pellizcar un vidrio» de José Vera Matos en Nordenhake México. Cortesía de la galería.

—¿Qué le ha aportado a tu entendimiento del arte la revisión de toda esta producción cultural precolombina?

Yo me muevo en un circuito de arte contemporáneo que no tiene nada que ver con lo artesanal, pero mi trabajo tiene un proceso muy artesanal. Ahí hay una reflexión sobre qué es arte, cómo se produce en pequeñas comunidades. Estoy utilizando el mismo procedimiento pero, al menos en mi caso, creo que me toca hablar un poco sobre lo que sucede a mi alrededor y me cuesta mucho distanciarme de mi contexto, de la coyuntura, ya sea en lo que sucede en la ciudad de Lima.

Hay una tensión visual y cultural muy fuerte allá y aquí, en la Ciudad de México. Hay apropiaciones, replanteamiento de los símbolos; en el transporte público puedes tener el logo de Coca-Cola y del «Che» Guevara a un lado, o la Virgen de Guadalupe. Es muy rico visualmente, pero todo eso habla de tensiones que surgen a raíz de este encuentro violento y complejo.

José Vera Matos, Lo Exótico, 2019. Tomada de Artsy.

—¿Usas alguna referencia fotográfica para definir los patrones geométricos de piezas?

Trabajo con libros de antropología y textil, pero, por ejemplo, este patrón escalonado que ves aquí trato de variarlo: no necesariamente es una copia literal. Son solo referencias a cierta cultura.

En otros casos he usado no el diseño de textiles sino las representaciones que se hacían sobre vasijas de cerámica, formas un poco más trapezoidales o triangulares, y también he trabajado con las formas de los muros incas: también ahí hay una geometría muy presente.

—De manera directa o indirecta hay un planteamiento editorial en la solución formal de estas piezas. ¿En algún momento te has planteado otro tipo de formatos, como el libro de artista, por ejemplo?

Lo he hecho. Transcribí un libro en el 2015 pensando en una secuencia. Es un libro seminal en la cultura peruana que se llama Los siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, de José Carlos Mariátegui y finalmente eso se convirtió en un libro: el libro reescrito por mí pero de manera visual; el texto está redistribuido dentro de este formato. Al mismo tiempo es la última edición que se había hecho de Los siete ensayos… escrita a mano, entonces ahí había un vínculo con los familiares de Mariátegui.

—¿Qué implicaciones consideras que surgen al momento en que un artista reescribe no solo un libro, sino todo un sistema filosófico?

Lo que me interesa a mí es jugar con la información que contiene el texto; devolverla a su estado de imagen, pero que esa imagen también corresponda a la idea.

No es gratuita la forma del diseño: están totalmente vinculadas a la información que contienen los textos.

José Vera Matos, Objeto Antiguo, Objeto Marginal, 2019. Tomada de Artsy.

—¿Qué cuestionamientos consideras pertinentes en este cruce entre la palabra y la imagen?

En un principio comencé trabajando por columnas. Era muy monótono, era esto: texto sin forma. Era una mancha gris y cuando te acercabas te encontrabas con el libro de 400 páginas distribuido en un solo panel. Ahí lo que me interesaba era la información; como nos relacionamos con la información, con lo que está ahí, pero que es difícil acceder cuando se te presenta de manera abierta.

Me interesaba mucho el libro como una primera tecnología que nos permite acceder a la información a través de un sistema secuencial de distirbución de páginas. Es mucho más accesible.

Cuando sacas la información de ese formato, puedes pensar que es imposible leerla, pero sí lo puedes hacer, aunque de una forma poco convencional.

Tengo un interés por el arte conceptual, esa relación con el lenguaje como imagen también y representación.

—¿El empleo de los colores responde a los motivos precolombinos?

Es la primera vez que utilizo color en este año. Tiene que ver con la idea del tapiz colorido, exótico, vernacular.

Solo empleo dos colores y hay varios grados de rojo —y negro, claro—, que tienen que ver con esa idea de vincular el diseño a la tapicería.

Es mucho más difícil conectar con esta idea cuando tienes un trabajo monócromo.

José Vera Matos, Objeto Antiguo, Objeto Marginal, 2019. Cortesía de Nordenhake México.

—El video es otra línea que has estado trabajando seriamente.

Siempre lo he trabajado, pero generalmente las lecturas que hago de los textos que reescribo terminan traduciéndose en piezas de escultura o piezas de video, como parte del proceso. Es una manera muy cómoda de trabajar para mí que solo hacer dibujos en serie.

Hay muchas ideas que se activan a raíz de esas lecturas que no las puedo presentar en dibujo. Busco otros medios para explorarlas.

—La posibilidad del video de presentar otras secuencias y narrativas es algo que parece familiar a esta ruptura del formato del texto que exploras en el dibujo. En este sentido, ¿el video tiene una consideración especial en tu proceso?

La mayor parte de mi trabajo en el video es una imagen estática. Normalmente trabajo con músicos y muy pocas veces pienso el video cinematográficamente, excepto en el de este personaje. Hay un tema más de detalle pero sobre el cuerpo; hay un diálogo.

La exposición estará abierta al público hasta el 27 de julio.