Cn
Giancarlo de Carlo, Villaggio Matteotti, 1969-1974. Tomada de Pinterest.

La estructura y el espacio social

Columna 20.03.2019

Lorenzo Rocha

A través del pensamiento de grandes sociólogos y arquitectos, Lorenzo Rocha revisa el papel social de la arquitectura en la actualidad.

Desde hace muchos años, arquitectos y teóricos nos hemos preguntado para quien hacemos la arquitectura. ¿Para el público en general? ¿Para los demás arquitectos? ¿Para los críticos especializados? ¿Para los habitantes de los edificios?

Existe un método discursivo dentro de las ciencias sociales que nos permite nombrar correctamente a los fenómenos que estudiamos, a dicha forma de investigación se le llama epistemología y busca la correcta interpretación de las fuentes de información. Hoy en día es muy frecuente que los expertos, urbanistas y arquitectos, confundan algunos términos, por ejemplo la infraestructura urbana, que es muy frecuentemente confundida con la arquitectura, que no es más que el equipamiento urbano. La infraestructura es aquello que está por debajo de la estructura, en la ciudad la forman todos los servicios y elementos que sirven para que los ciudadanos tengan acceso a todo lo que necesitan para vivir y desarrollarse, como electricidad, agua, gas, transportes y una amplia gama de servicios como la telefonía y la informática. La arquitectura es parte de una superestructura que también está al servicio de las necesidades de la población, pero en un nivel distinto. En ese mismo nivel están todos los objetos de uso cotidiano y los medios de transporte, materia de la ingeniería y del diseño industrial. Entonces, ¿cual es la estructura a la que sirve la arquitectura? podemos identificar claramente que se trata de la sociedad con todos sus miembros, en fin todos los habitantes de las ciudades. Para explicar el lugar que ocupa la estructura social respecto a la arquitectura, podemos recurrir al ejemplo de los elementos que componen a un tren. La infraestructura del tren es la ferrovía, los puentes y túneles por los que se mueven los carros. La superestructura son los propios vagones ferroviarios, las locomotoras, las estaciones y las instalaciones para mantenimiento de la red, los elementos de los que se ocupan los arquitectos, ingenieros y diseñadores industriales. Finalmente la estructura social son los pasajeros a quienes presta servicio el tren.

La idea de ciudad concebida por el célebre sociólogo francés Henri Lefebvre como la «obra perpetua de los habitantes, a su vez móviles y movilizados por y para esta obra», resalta el factor humano del urbanismo en libros como El derecho a la ciudad, publicado en 1968. También este notable pensador definió en su libro La producción del espacio de 1974, lo urbano como la ciudad menos su arquitectura. Lefevbre analiza el espacio social y sus repercusiones filosóficas en el pensamiento de su época, su afirmación más importante se resume del siguiente modo: «El espacio (social) es un producto (social)». Se trata sin duda de análisis muy complejos ya que quienes se ocupan de la producción del espacio social son simultáneamente quienes forman parte de la propia sociedad que utiliza dicho espacio. La ciudad la construye la sociedad y la utiliza ella misma, los arquitectos, ingenieros, diseñadores, planificadores, urbanistas y demás expertos, son sus productores y también son parte de la estructura social a la que sirven sus creaciones.

Las metrópolis contemporáneas son organismos abiertos a los cambios constantes en los contratos sociales, derivados de las contingencias y de la convivencia entre las personas. El crítico inglés Jeremy Till explica en un interesante ensayo titulado «Architecture and Contingency» («Arquitectura y contingencia», 2007), que la arquitectura es una disciplina contingente, pero los arquitectos modernos han intentado infructuosamente negar dicha contingencia e ignorar al público, mediante los conceptos de orden, belleza y pureza.

Durante el primer Modernismo, los arquitectos críticos europeos y americanos se ocupaban activamente del cuestionamiento de los valores sociales de sus propios contextos, los cuales se encontraban en profunda crisis durante el periodo comprendido entre las dos guerras mundiales, la cual se prolongó a los años de la posguerra, pero no hay que olvidar que la arquitectura moderna fue una de las consecuencias de la sociedad modernista, no la causa. El pensamiento moderno parecía operar en un campo ideal donde casi no había posibilidad de error ni mediación entre las ideas y los hechos. La actitud purista de los arquitectos modernos respondía a su intención de luchar contra la incertidumbre. A muchos arquitectos de este periodo histórico les costó mucho tiempo y esfuerzo comprender el carácter contingente de la arquitectura y asumir que su trabajo no era intentar controlar los actos de quienes habitan las obras. Las funciones de la arquitectura son muy distintas de las necesidades de las personas, las primeras son racionales y fijas y las segundas son subjetivas y dinámicas.

Boceto arquitectónico. Arquitectura social.

Alison y Peter Smithson con Peter Sigmond (miembros de Team X), Boceto para la aplicación al concurso Berlin Hauptstadt, 1957-1958. Tomada de Team10 Online.

Oskar Hansen, el arquitecto polaco que perteneció al Team X, grupo disidente del Congreso Internacional de Arquitectura Moderna formado en 1959, resultó ser un educador notable con un agudo enfoque crítico. La ponencia presentada por Hansen en el último CIAM en Otterlo, Holanda en 1959 llevó el título de «Open Form». En el texto, el arquitecto polaco expresa su filosofía personal y su actitud frente a la realidad, una postura sociológica frente a la arquitectura en la cual los espacios toman su forma de las actividades humanas, contraria a una arquitectura abstracta a la que las personas necesitan adaptarse. En sus propias palabras: «La Forma Abierta se construye mediante composiciones variables, los procesos de la vida enmarcados por sus escenarios». En sus proyectos el arquitecto intenta traducir los patrones de comportamiento de las personas en espacios construidos, que en su conjunto expresan las tensiones naturales derivadas de la convivencia dentro de la diversidad. Con su teoría, Hansen funda una escuela de pensamiento orientada hacia la participación ciudadana, cambiando el papel del arquitecto concebido como el experto absoluto, hacia un auxiliar de los usuarios que provee las soluciones técnicas para que éstos puedan tomar las decisiones más adecuadas a sus necesidades espaciales.

Proyecto inmobiliario europeo. Arquitectura social.

Oskar Hansen, Proyecto de viviendas en Warszawa-Rakowiec, 1958. Fotografía de ASP Museum. Tomada de 3NTA.

Otro célebre miembro del Team X, el arquitecto italiano Giancarlo De Carlo, elaboró una metodología de diseño basada en la participación ciudadana activa. El arquitecto enseñó a sus alumnos dicha metodología durante sus años como profesor de la facultad de arquitectura de la Universidad de Venecia y del Politécnico de Milán y, al mismo tiempo, la propagó tanto en sus conferencias dictadas en las reuniones del Team X, como en el Laboratorio Internacional de Arquitectura y Urbanismo, fundado por él mismo. De Carlo planteó una metodología de planificación procesual, la cual explica en su texto Architecture’s Public (El público de la arquitectura, 1970) el cual merece ser considerado a conciencia: «En la planificación procesual, el proyecto no termina con la construcción del objeto arquitectónico […] El arquitecto y el cliente finalizan la etapa de conflicto y entonces los conflictos se trasladan a la relación entre el objeto arquitectónico y sus usuarios. Para que dicha relación sea dialéctica, es necesario que cada parte posea las aptitudes para el cambio mediante la alternancia continua de la mutua y recíproca identificación y disociación». El arquitecto fue capaz de aplicar su metodología de diseño participativo en la mayoría de sus obras, ya que su pensamiento político y académico era afín con el de los promotores de sus proyectos.

Arquitectura del siglo XX. Arquitectura social.

Giancarlo de Carlo, Villaggio Matteotti, 1969-1974. Tomada de Pinterest.

En términos generales, salvo en contadas ocasiones, la arquitectura que se hace actualmente en México y en el resto del mundo parece estar muy alejada de las consideraciones filosóficas de Henri Lefebvre y de las posturas políticas y sociales del Team X. Es lógico que la tendencia general de la arquitectura mundial se oriente al pragmatismo, ya que por fortuna en el presente no experimentamos crisis tan agudas ni guerras mundiales como las que vivieron nuestros abuelos a mediados del siglo XX. Sin embargo, la sociedad sigue demandando su espacio y la arquitectura no debe apartarse de su misión fundamental, que es ponerse al servicio de la estructura social a la que pertenece.

 

Lorenzo Rocha

Es arquitecto y maestro en teoría crítica. Su interés se centra en el uso experimental del espacio. Incorpora actualmente a su trabajo prácticas interdisciplinarias que le permiten explorar el impacto del diseño y la intervención en los espacios que produce y la reactivación de espacios por medio de su uso social. Desde 2005 es director editorial de la revista [ESPACIO] arte contemporáneo. Colaborador regular del diario Milenio desde 2006. En 2018 publicó el libro Arquitectura crítica. Proyectos con espíritu inconformista.
Actualmente es director de la Oficina de transformación urbana y de la Oficina de arte, un espacio para residencias artísticas en el centro de la ciudad de México.

siguiente

Newsletter

Mantente al día con lo último de Gallery Weekend CDMX.

Alison y Peter Smithson con Peter Sigmond, Boceto para la aplicación al concurso Berlin Hauptstadt, 1957-1958. Tomada de Team10 Online.

Oskar Hansen, Proyecto de viviendas en Warszawa-Rakowiec, 1958. Fotografía de ASP Museum. Tomada de 3NTA.

Giancarlo de Carlo, Villaggio Matteotti, 1969-1974. Tomada de Pinterest.