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[Detalle de diagrama de densidad urbana de París.] Foto: Cortesía.Foto: Cortesía.

Vivienda en las grandes ciudades: ¿demolición o actualización? Una entrevista con el arquitecto Frédéric Druot

Entrevista 05.05.2020

Lorenzo Rocha

Autor de una propuesta integral de vivienda para la ciudad de París, Frédéric Druot platicó con Código sobre la renovación de edificios para conseguir viviendas más amigables.

El arquitecto bordelés Frédéric Druot es autor junto con Anne Lacaton y Jean-Philippe Vassal del libro Plus. Los grandes bloques de vivienda, territorios de excepción (GG, 2007). Los tres arquitectos han renovado importantes proyectos de vivienda en varias ciudades de Francia desde entonces. En 2019 obtuvieron el Premio Mies van der Rohe por la renovación de los bloques de vivienda Grand Parc en Burdeos.

Frédéric Druot. Lacaton & Vassal libro

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Lorenzo Rocha (LR): En sus proyectos de vivienda, ¿qué aspecto de la arquitectura le parece el más importante: el aspecto público o el privado? ¿Para usted que es más importante, el edificio entero o cada apartamento en particular, la fachada o el interior del edificio?

Frédéric Druot (FD): El objetivo del arquitecto es hacer el mundo más habitable, una misión insignificante comparada con los demás aspectos del planeta, pero esencial para poder habitarlo. Pensar en una arquitectura más cercana a la gente y a sus necesidades, nos da la capacidad de darles mayores facilidades a las personas, mejores servicios para que disfruten de sus espacios habitables. Se trata de un trabajo preciso y atento que implica el conocimiento de lo existente, de aquello que está bien y de aquello que necesita ser adaptado, modificado o aumentado para convertirlo en una solución a la cuestión de la vivienda contemporánea.

Concebir la arquitectura desde el interior de los espacios habitables, es colocarse en el lugar de aquellas personas que los ocupan, es el método más sencillo y eficaz para conseguir todos y cada uno de los objetivos que permiten el placer de habitar. Es admitir simultáneamente las diferencias culturales, religiosas, de costumbres sociales y de medios económicos que hay entre las personas y al mismo tiempo, pensar en formas de extender y mejorar dichas condiciones. Mayor luminosidad, mayor fluidez, mayores facilidades, mayor espacio habitable, menor consumo de energía, son los paradigmas que tomamos en cuenta para conseguir espacios de mejor calidad.

Ofrecer el máximo posible de espacio interior, no supone la renuncia a la unidad arquitectónica del edificio ni a la calidad de sus fachadas. Por el contrario, se trata de darle a los edificios un carácter «amigable». Desde la ciudad, desde el exterior de las viviendas, es fácil identificar si los edificios son amigables o no lo son, es decir, es visible si los ocupantes cuentan con las facilidades para disfrutar de los espacios, o por el contrario si se encuentran apiñados e incómodos en sus viviendas. Es evidente que un edificio que cuenta con balcones amplios, llenos de plantas, de personas y de muebles, crea una interfase porosa y más humana, feliz y atractiva entre espacios privados y públicos. La forma arquitectónica es el resultado de lo que acontece en el interior, es la consecuencia de un trabajo generoso del espacio interior. Si todo va bien adentro, todo irá bien afuera.

 

LR: El Programa Nacional de Renovación Urbana de 2003 tenía la voluntad de transformar la imagen de las ciudades francesas mediante la demolición de conjuntos de vivienda construidos durante los años 1960 y 1970 y la posterior construcción de nuevos edificios. Gracias a sus proyectos, como la transformación de la torre en Bois-le-Prêtre en París y Grand Parc en Burdeos, usted consiguió evitar las demoliciones de dichos edificios. ¿Con estos proyectos de transformación en lugar de sustitución de edificios de vivienda, se consiguieron todos los objetivos originales del programa?

FD: Nosotros colaboramos con el Ministerio de la Ciudad, en la creación de la Agencia Nacional para la Renovación Urbana (ANRU) en 2003. Con esta agencia parecía que se abría finalmente una buena perspectiva de solución para la crisis de vivienda que existía entonces en Francia.

Desgraciadamente, durante su implementación, dicho organismo nacional se orientó rápidamente hacia la demolición masiva de grandes conjuntos habitacionales del período de posguerra.

En vista de la calidad de estos inmuebles, de su buen desempeño inicial, habiendo alojado confortablemente a millones de personas que provenían frecuentemente de condiciones de habitación muy precarias y por su valor patrimonial para las personas que las habitaron por más de 60 años, consideramos importante oponernos a esta estrategia de política urbana. En nuestro estudio Plus, la vivienda colectiva. Territorio de excepción, publicado por GG en 2006, propusimos una alternativa radical a las demoliciones: la transformación y actualización, caso por caso, de todos los inmuebles existentes. Toda construcción presente encierra un potencial para transformarse y evolucionar.

La calidad de las viviendas ocupaba el foco central dentro de los objetivos del estudio. La economía era el otro vector: hacer más con menos.

Es necesario mencionar el desastroso balance económico de la ANRU. Después de diez años de su apertura, de 2004 a 2014 las inversiones derivadas de los proyectos de la agencia fueron 21.13 mil millones de euros, con una pérdida de 24 081 viviendas. ¿Qué podemos pensar de esta disparatada política, tomando en cuenta que hacen falta alrededor de 800 mil viviendas en Francia? Oponerse a la demolición de edificios, en particular de aquellos destinados a la vivienda, supone adoptar una postura política.

Los proyectos para la transformación de cien viviendas en la torre de Bois-le-Prêtre en 2011 y de Grand Parc en Burdeos, para transformar tres edificios con un total de 530 viviendas en 2018, son nuestras respuestas arquitectónicas, sociales, económicas y políticas a las cuestiones sobre la vivienda. Los apartamentos ahora son más grandes, más generosos, más luminosos, más fluidos, mas amigables y consumen menos energía. Los recursos económicos utilizados para las transformaciones constituyen menos del 62 por ciento de los que hubieran sido necesarios para los procesos de demolición y reconstrucción de los edificios. Desde el punto de vista ecológico, la energía consumida durante las transformaciones es solamente un 74 por ciento de la que hubiera sido necesaria para las demoliciones y reconstrucciones. Dentro de ambos proyectos, ningún habitante fue desalojado y no se aumentó el precio del alquiler de ningún apartamento.

Se trata de un trabajo muy gratificante para los arquitectos implicados, ya que tratamos directamente con los habitantes y propusimos un modo distinto en que los edificios son capaces de aportar mayor calidad arquitectónica y medioambiental a las ciudades, mediante su revalorización.

Frédéric Druot. Lacaton & Vassal libro

[A la izquierda] Torre de viviendas Bois-le Prêtre en París, Francia, 1995. [A la derecha] Rehabilitación del edificio a cargo de Frédéric Druot + Lacaton & Vassal, 2011. Foto: Cortesía.

LR: Su estrategia para la renovación de edificios de vivienda consiste en la adición. Por las nuevas ventanas de las galerías añadidas sobre las fachadas existentes, entran más luz y aire a los apartamentos. Los espacios comunes como circulaciones y ascensores también han sido renovados. Los nuevos espacios en los apartamentos carecen de una función determinada, ¿cual es su opinión sobre las diferentes maneras en las que los habitantes han interpretado dichos espacios? ¿Ha identificado alguna o algunas formas de uso que le hayan sorprendido?

Para sumar, añadir y aumentar hace falta estar atentos de lo prexistente. Se trata entonces de completar y a la vez modificar los sistemas y organizaciones existentes. Si consideramos la distribución interior tradicional de una vivienda, confinada dentro de una envolvente arquitectónica estricta y poco abierta hacia el exterior, parece evidente que cualquier forma de adición o añadidura permitirá distender la rigidez original de dicha distribución. Al mismo tiempo, cada uno de sus ocupantes aprovechará la nueva configuración según su propia cultura, según sus necesidades, deseos, placeres y según su propia comodidad.

Las extensiones que nosotros hemos realizado en nuestros proyectos, deben considerarse como aportaciones a la habitabilidad de las viviendas y no como espacios con una función predeterminada. Las extensiones dan mayores posibilidades espaciales a los habitantes, ellos mismos son libres para decidir cómo apropiarse de ellas, organizar las funciones y los usos que deseen darles como mejor les parezca y del modo más adecuado a sus necesidades.

En los proyectos de Burdeos y París todos los nuevos invernaderos han sido ocupados de maneras distintas. En Burdeos, que cuenta con un clima más favorable que el de París, en muchos casos se han convertido en el salón principal del apartamento.

Siempre nos han sorprendido las personas, los espacios construidos para ellos pasan inmediatamente a formar parte de sus vidas y a partir de ello actúan libremente, según sus preferencias.

Las extensiones se componen por la sucesión de los grandes ventanales, con los invernaderos y después con los balcones exteriores, La fachada del edificio no corta y limita la continuidad de la vivienda, sino la extiende más allá de lo que el ojo puede ver. De este modo, las viviendas se convierten en «casas», abiertas hacia el exterior, que ofrecen la máxima fluidez posible de movimiento a sus habitantes y las mayores posibilidades para habitarlas libremente.

 

LR: Su estudio titulado «Paris Plus» consiste en el análisis del déficit de viviendas sociales en París, en él mismo estudio usted ha propuesto soluciones importantes de cara a la situación del mercado inmobiliario parisino. ¿Porqué el estudio no ha sido publicado aún? ¿Que efecto piensa usted que tendría en el contexto de las discusiones sobre la escasez de vivienda asequible en París?

FD: «Paris Plus» es un estudio independiente realizado por nuestra oficina a lo largo de seis años. Contiene un inventario metódico de 1648 situaciones urbanas que agrupan 450 mil viviendas existentes, construidas después de la guerra, que permitirían por las parcelas y entornos en los que fueron construidas, realizar 135 mil viviendas nuevas sin demoler nada, sin cortar árboles y sin desalojar a sus habitantes. El trabajo se concentra en conseguir el óptimo desarrollo posible del potencial de la ciudad para mejorar su habitabilidad, dentro de condiciones económicas accesibles. También contempla la actualización de la densidad mediante transformaciones cuidadosas, valoradas estratégicamente para que sean durables.

Desde su inicio, con el estudio se trató de seguir intuitivamente los resultados del trabajo de transformación y de la evaluación de la capacidad del terreno ocupado por la torre de Bois-le-Prêtre, situada en el 17º distrito de París. Dentro de este pequeño territorio parisino nosotros transformamos las 97 viviendas existentes en cien bellos apartamentos renovados, sin necesidad de desalojar a sus habitantes. Se trató de un ejercicio práctico sobre la habitabilidad de los apartamentos, sobre su comodidad de uso y sobre su confort térmico, pero además realizamos un trabajo que conectó y reunió los espacios existentes, propiciando la viabilidad para la realización complementaria de un 30 por ciento de apartamentos renovados con gran belleza, sin cortar un solo árbol, sin añadir redes de servicios ni vialidades, sin afectar las cualidades previas de los apartamentos.

En vista de la experiencia concreta y de un extenso inventario de la situación de las viviendas actuales y de los sistemas urbanos en París, el objetivo de nuestro estudio ha sido mostrar la enorme reserva de material arquitectónico y urbano reutilizable con el que cuenta la ciudad. Una transformación sutil y cuidadosa podría poner a disposición inmediata de la población la vivienda que requiere, sin necesidad de luchas ni debates. Con ello se podría dar solución inmediata a las cuestiones de la densidad urbana, de los servicios y del medio ambiente, a la vez que se facilitaría y se haría más placentera la vida urbana.

En este primer inventario se encuentran los conjuntos de vivienda colectiva construidos desde la posguerra hasta los años 1980. El total de inmuebles, parcelas acondicionadas, interconectadas y servidas por la municipalidad, que cuentan con características de escala, de su estado actual, de sus estructuras y afectaciones, que permiten singulares operaciones de transformación y de evolución. Cada uno de los edificios nos mostró su potencial para aumentar las superficies de balcones, invernaderos y terrazas necesarias para mejorar su comodidad de uso y su confort térmico, del mismo modo es posible aumentar las áreas climatizadas para adaptar sus condiciones de habitabilidad a la demanda actual y futura, respondiendo con mejores viviendas, mejores servicios y mayor accesibilidad al entorno urbano. El inventario realizado calle por calle, solar por solar, identifica 1 648 situaciones potenciales que nos muestran una gran diversidad urbana. Esta cifra podría incluso crecer, por ahora observamos su potencial de aprovechamiento y la importancia que tendría si se comenzara a utilizar. Es un recurso urbano de la misma importancia que el patrimonio genético parisino, sus grandes monumentos, el río Sena, las avenidas creadas por Haussmann y los barrios históricos, se trata de un bien urbano que puede ser habitado y debe ser actualizado y consolidado. 450 mil viviendas existentes y ocupadas pueden recuperar su nivel de original de comodidad, como se hizo con las cien viviendas de la torre de Bois-le-Prêtre o con los 530 apartamentos de los tres edificios de Grand Parc en Burdeos. Además es posible ofrecer 135 mil nuevas viviendas a precios asequibles en lugares accesibles y bien conectados.

El estudio «Paris Plus» fue presentado al ayuntamiento de París, fue muy bien recibido por su seriedad y por su importancia metodológica. Sin embargo, la autoridad urbana no ha iniciado ninguna acción concreta derivada del estudio. Tanto los mecanismos actuales de expansión y actualización en las ciudades, como los promotores inmobiliarios, operan en contra de los objetivos planteados en «Paris Plus». Muchos de estos mecanismos funcionan por costumbre, están a favor de procesos más simples como las demoliciones y reconstrucciones. La lógica de los operadores urbanos actuales va en contra del tratamiento caso por caso de cada situación particular, probablemente esto se deba a lo minucioso de un trabajo como el nuestro. Frente al poco entusiasmo y la poca voluntad política, retiramos nuestro estudio de las publicaciones en línea y preferimos difundir este trabajo de «arquiurbanismo» o «urbiarquitectura» en las facultades o en el extranjero, donde ha sido mucho mejor recibido. Hemos comenzado a investigar posibilidades de aplicación de nuestras ideas en São Paulo en Brasil y en Santiago de Chile, lo cual ha sido un gran placer. Por desgracia las ciudades están más interesadas en conseguir unos Juegos Olímpicos, que en tomar seriamente la cuestión de la vivienda, sus cualidades y su accesibilidad. ¿El Covid-19 pone en evidencia la necesidad de mayores espacios dentro de las viviendas? Una estadística reciente muestra que los riesgos de contagio son muchos mas altos en las viviendas pequeñas que en la grandes. Este difícil momento por el que atravesamos en todo mundo quizá nos permita revisar los objetivos y estrategias políticas urbanas, que ahora se centran en el consumo indiscriminado y en la administración del tiempo libre.

Frédéric Druot. Lacaton & Vassal libro

[Diagrama de densidad urbana de París.] Foto: Cortesía.

LR: Michel Foucault escribió en 1967: «Estamos en la época de lo simultáneo, estamos en la época de la yuxtaposición, en la época de lo próximo y lo lejano, de lo uno al lado de lo otro, de lo disperso». ¿Piensa usted que las nuevas galerías yuxtapuestas por usted a las fachadas de los edificios de los años 1960 y 1970, constituyen una nueva forma de heterotopía?

FD: No somos indiferentes a los lugares, todo aquello que los distingue nos permite conocer algo más sobre nosotros mismos. El concepto de heterotopía propuesto por Foucault, nos ha invitado a reflexionar sobre el papel didáctico de los «espacios otros», tanto en sus aspectos individuales como colectivos. Mediante las apropiaciones, aprendizajes y emancipaciones que suscitan, estos espacios provocan cuestionamientos e invenciones respecto a su relación con lo convencional e institucional.

Acerca de su neologismo, Foucault hace una precisión: algunos espacios «tienen la curiosa propiedad de estar en relación con todos los otros emplazamientos, pero de un modo tal que suspenden, neutralizan o invierten el conjunto de relaciones, que se encuentran por sí mismos designados, reflejados o reflexionados» y a pesar de estar relacionados con los demás espacios, de algún modo los contradicen. En este sentido podríamos considerar como heterotopías nuestras «extensiones yuxtapuestas de invernaderos y balcones», que añadimos a los edificios de viviendas, porque sus características son absolutamente distintas de los espacios tradicionales de los apartamentos a los que se asocian. Desde una óptica filosófica podemos afirmar que son a la vez iniciáticos y transgresivos, en todo caso estimulantes.

Nuestras «extensiones» tienen un doble carácter, son a la vez colectivas, ya que participan en la modificación de la percepción urbana pública de las fachadas de los edificios existentes y simultáneamente poseen un carácter individual íntimo en su contacto directo con los individuos que viven en los apartamentos y utilizan los nuevos espacios yuxtapuestos a estos.

Las «extensiones» según Foucault son «espacios absolutamente otros». Estos espacios son característicos de:

—La universalidad de las rupturas propias de la evolución de las sociedades, ya sea de los estados de crisis sucesivos que propician las desviaciones de comportamientos y costumbres que se apartan de lo convencional.

—La capacidad evolutiva de los modos de ser, mediante la apropiación paulatina de las nuevas geografías.

—La afortunada posibilidad de acostar y yuxtaponer en un solo lugar, espacios totalmente contradictorios en términos tipológicos y estéticos convencionales.

—La ruptura de la temporalidad tradicional ligada a la función transformada de los espacios existentes en las viviendas, sus recorridos y su fluidez, los cuales permiten nuevos aprendizajes.

—El ritual de evolución iniciática como emancipación, entrar en los invernaderos, salir a los balcones…

—La idea de «contra-espacios» en su forma de concepción simple y opuesta a todos los demás espacios, como aquellos que imaginan los niños: «Los graneros, las tiendas indias, la gran cama de los padres», para comprobar su existencia y su capacidad de cuestionar las normas y convenciones mediante la invención de costumbres y de modos novedosos de apropiación espacial.

Haría falta contar aún con la posibilidad de hablar con Michel Foucault.

 

Entrevista con el arquitecto Frédéric Druot. París, 31 de marzo de 2020.

Lorenzo Rocha

Es arquitecto y maestro en teoría crítica. Su interés se centra en el uso experimental del espacio. Incorpora actualmente a su trabajo prácticas interdisciplinarias que le permiten explorar el impacto del diseño y la intervención en los espacios que produce y la reactivación de espacios por medio de su uso social. Desde 2005 es director editorial de la revista [ESPACIO] arte contemporáneo. Colaborador regular del diario Milenio desde 2006. En 2018 publicó el libro Arquitectura crítica. Proyectos con espíritu inconformista.
Actualmente es director de la Oficina de transformación urbana y de la Oficina de arte, un espacio para residencias artísticas en el centro de la ciudad de México.

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Foto: Cortesía.

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