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Lo mejor del cine mexicano en los últimos 10 años

Lista 17.03.2020

Erick Estrada

A través de un recuento exhaustivo, el crítico Erick Estrada nos presenta las películas mexicanas que no deberíamos perdernos.

Después de una crisis casi mortal a finales del siglo XX, el cine mexicano supo (o pudo) transformarse para salvar su propia existencia. La creatividad, las finanzas, la distribución, las salas en las que se exhibía tocaron fondo. El cine mexicano vio cómo su relación con el gran público se fracturaba… una lesión de la que todavía no se ha curado.

En ese contexto aparece, en el 2000, Amores perros. La ópera prima de Alejandro González Iñárritu sacudió Cannes para estrenarse después con salas llenas en México, lanzando a la fama mundial a todo tipo de talentos —desde su reparto hasta su equipo técnico— y dejando por lo claro que el cine mexicano podía verse, escucharse y consumirse como el cine de cualquier otra parte del mundo. Momento de transformación.

Sin las consecuencias de ese rompimiento, hoy al cine mexicano le resultaría más complicado ofrecer obras de autor, cine industrial de calidad, comedias románticas bobaliconas o propositivas, comedias finas y sátiras o cine de acción y terror, documentales de calidad incomparable y cortometrajes. En la segunda década del siglo XXI el cine mexicano amplió su menú como pocas veces lo ha hecho en su historia y si bien los factores externos han favorecido el fenómeno, son los miembros de la comunidad cinematográfica quienes, para ello, han aprovechado caminos abiertos por generaciones anteriores y han abierto otros que refuerzan la idea (cierta) de que el cine mexicano es creativo, propositivo, profesional, de calidad, y probablemente el mejor en toda América Latina.

La solución final sería resolver el divorcio que el público mexicano y los exhibidores tienen con su cine, incomprensible con un recuento como el que pretendo hacer ahora, uno en el que las narraciones del cine mexicano se muestran contundentes y trascendentales. Ese es otro tema.

 

En los pasados 10 años el cine mexicano dejó títulos tan importantes como los siguientes.

 

El cine urbano

 

Un monstruo de mil cabezas (Rodrigo Plá, 2015)

La exploración del infierno capitalista encarnado en los sistemas de salud.

 

Las oscuras primaveras (Ernesto Contreras, 2014)

Un viaje hacia las pasiones de personajes tan vivos como con ganas de morir.

 

El diablo entre las piernas (Arturo Ripstein, 2019)

La exploración del amor erótico maduro, pero al mismo tiempo rancio, todo en blanco y negro.

 

Roma (Alfonso Cuarón, 2018)

La inspiración de un autor plasmada en una historia de mujeres en la Ciudad de México de la década de 1970, nada menos.

 

Noches de Julio (Axel Muñoz Barba, 2019)

Un personaje cura su soledad invadiendo las soledades de otros hasta que no puede ocultarse más.

 

Ya no estoy aquí (Fernando Frías, 2019)

El rey destronado, el migrante desconsolado, el país y el origen de su tragedia.

 

7:19 (Jorge Michel Grau, 2016)

La revisión necesaria de la tragedia que transformó al país con visión crítica y certera.

 

Güeros (Alonso Ruizpalacios, 2014)

El road movie interior, chilango y universal, luminoso y oscuro, inspirado y cínico.

 

Bayoneta (Kyzza Terrazas, 2018)

El gran regreso al cine de género mexicano, los personajes derrotados, los dolores y los golpes sin guante, sin mano, sin puño.

 

La camarista (Lila Avilés, 2018)

A través del descubrimiento de la camarista de un hotel se nos expone su explotación sentimental detrás de nuestras comodidades.

 

Los adioses (Natalia Beristáin, 2017)

Historia donde la combativa poesía de Rosario Castellanos choca de frente con las contradicciones de su vida personal.

 

 

Los cruces de género

 

Oso polar (Marcelo Tobar, 2017)

Grabada con un iPhone nos lleva por un road trip dentro de la Ciudad de México pintada con la rabia añejada de todos sus personajes.

 

Maquinaria Panamericana (Joaquín del Paso, 2016)

El rescate de viejos espíritus del cine popular mexicano acomodados para lanzar crítica social enloquecida.

 

El vigilante (Diego Ros, 2016)

La aventura policial neo noir, thriller de suspensos intermitentes y valerosas historias en círculo.

 

Epitafio (Yulene Olaizola y Rubén Ímaz, 2015),

El cine histórico reinventado, la Conquista mexicana en minimalismo natural y sin poses.

 

Carmín tropical (Rigoberto Perezcano, 2014)

La investigación policiaca que habla de pasiones y de los enormes problemas de una sociedad ultra machista.

 

Los insólitos peces gato (Claudia Sainte-Luce, 2013)

Un encuentro casual que se convierte en humano descubrimiento. Una chica sola que encuentra asilo en una familia quebrada.

 

Las niñas bien (Alejandra Márquez Abella, 2018)

La crisis revelada y reveladora, la visión de los nuevos vencidos, el drama que fuma y observa.

 

El club de los insomnes (Joseduardo Giordano y Sergio Goyri Jr., 2018)

Una tienda de conveniencia sirve de escenario en el que los personajes muestren sus frustraciones y alegrías.

 

El cine de horror

 

Somos lo que hay (Jorge Michel Grau, 2010)

El terror caníbal post apocalíptico que encara al país de la violencia, que se devora a sí mismo siempre.

 

Halley (Sebastián Hoffmann, 2012)

El zombi mexicano que evidencia la descomposición de lo mexicano, el muerto viviente del país de la narcoguerra.

 

Vuelven (Issa López, 2017)

La imaginación a la cima del terror, la revisión del país revuelto entre tigres sin domesticar en una fábula armoniosa.

 

Las tinieblas (Daniel Castro Zimbrón, 2016)

Los cuentos de terror antes de dormir encerrados en la espeluznante casa del bosque.

 

Belzebuth (Emilio Portes, 2017)

El terror clásico «mexicanizado», aterrizado en la frontera, explosión de mezclas y diabólicas sustancias.

 

Feral (Andrés Kaiser, 2018)

La vuelta ingeniosa al falso documental, la inyección de historias improbables en una película found footage.

 

Las reflexiones sobre la violencia

 

La región salvaje (Amat Escalante, 2016)

La violencia vista desde la ciencia ficción rural, así montañesa.

 

Las elegidas (David Pablos, 2015)

La violencia que atenta contra el amor, la explotación reflejo del machismo omnipresente.

 

La jaula de oro (Diego Quemada Díez, 2013)

La violencia que obliga a migrar, la migración que se hermana con la crudeza, lo inhumano que vive quien se desplaza.

 

El infierno (Luis Estrada, 2010)

Por primera vez se descubre en una pantalla la sordidez de la corrupción mexicana; todo en tono de sátira despiadada.

 

—Te prometo anarquía (Julio Hernández Cordón, 2015)

El descubrimiento a través de una historia de amor (o poliamor) de los tentáculos de la corrupción urbana.

 

 

Los subtextos

 

Leona (Isaac Cherem, 2018)

Una chica atrapada en el modo de vida familiar tiene que encontrar su voz fuera de ella y convertirla en rugido.

 

Ayer maravilla fui (Gabriel Mariño, 2017)

La historia de un espíritu que muta de cuerpo en busca de sus recuerdos y sus enamoramientos. Casi sobrenatural.

 

Sueño en otro idioma (Ernesto Contreras, 2017)

El reencuentro de dos amigos separados por convenciones patriarcales, pero un reencuentro doloroso y que deja cicatrices.

 

No quiero dormir sola (Natalia Beristáin, 2012)

La relación forzada de una mujer joven aislada de sí misma y una mujer mayor, que solo busca comunicar calidez en su locura.

 

Nos vemos papá (Lucía Carreras. 2011)

Tras la pérdida del padre, una mujer hurga en sus memorias como si ellas pudieran revivirlo.

 

Las horas contigo (Catalina Aguilar Mastretta, 2015)

La muerte de la matriarca, la maternidad cuestionada, lo femenino tomándonos por asalto.

 

Los documentales

 

La libertad del diablo (Everardo González, 2017)

Sicarios, víctimas, victimarios, familiares, todos en igualdad de circunstancia contando sus experiencias.

 

Hasta los dientes (Alberto Arnaut Estrada, 2018)

La reconstrucción de un caso en que el Estado negó y por el que poco después tuvo que pedir disculpas.

 

Plaza de la soledad (Maya Goded, 2016)

Un viaje al corazón de la ciudad de México para conocer el corazón de la prostitución urbana.

 

Tempestad (Tatiana Huezo, 2016)

La realidad y la ficción se unen para trenzar un retrato de la violencia cotidiana, mortal y dolorosa.

 

Quebranto (Roberto Fiesco, 2013)

La explosión de un personaje salido de las entrañas del cine que luego se hunde en la noche de la ciudad.

 

El guardián de la memoria (Marcela Arteaga, 2019)

La frontera violentada, el crimen autorizado, el proyecto capitalista que mata y asesina.

 

Bellas de noche (María José Cuevas, 2016)

Nos presenta a la vilipendiadas cabareteras hoy despreciadas por el presente, sus rostros, sus voces y sus sueños rotos.

 

Llévate mis amores (Arturo González Villaseñor, 2014)

Las muestras de apoyo hacia los migrantes que vienen del sur, y las duras batallas que éstos libran para poder regalar ese apoyo todos los días.

 

El buen cristiano (Izabel Acevedo, 2016)

La historia de un genocida sentado en la silla presidencial de Guatemala, un retrato a fondo y con amargos detalles.

Erick Estrada

Es crítico de cine. Después de colaborar en la revista Cinemanía y de editar la revista 24xSegundo en 2008 Erick Estrada fundó Cinegarage, sitio web enfocado a la crítica cinematográfica. Ha sido profesor universitario en distintas instituciones públicas y privadas. Ha sido jurado en Los festivales Mórbido, de cine Mexicano en Durango, Macabro, Shorts México, Kinoki, DOCSMX, Festival Internacional de Cine de Los Cabos y Festival Internacional del Cine de Monterrey. Ha fungido como curador de distintos ciclos de cine, cine clubes y cine debates, el más reciente se realizó en la Biblioteca Vasconcelos a lo largo de cinco años. Ha colaborado en prácticamente todos los medios especializados del país y en alianza con Puentes (plataforma de podcasts especializados) está a punto de rebasar su episodio 1 000, todos dedicados al cine. Actualmente colabora en la elaboración de un diccionario del cine mexicano coordinado por la Cineteca Nacional.

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