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Lo mejor de la década: Arte. 11 expertos opinan. Parte I

Especial 18.12.2019

Recogemos piezas, creadores y sucesos o que fueron significativos para un grupo de artistas y curadores durante la década que termina.

En Revista Código, cada fin de año hemos preguntado a una serie de creadores y pensadores qué fue, a su juicio, lo mejor del año en el ámbito del arte. Ahora no solo asistimos al fin de 2019, sino también al cierre de la segunda década del siglo XX, un periodo en el que las escenas artísticas se revitalizaron por la emergencia de los espacios independientes y exposiciones y revisiones históricas de Latinoamérica, pero en el que también se gestaron discusiones de carácter político dentro y fuera de las instituciones.

El orden es alfabético.

 

Ana Bidart | Artista e investigadora

[Lo mejor de la década fue] la Escuela Superior de Artes de Yucatán, ESAY y la Fundación Gruber Jez, en Cholul, Yucatán.

Aunque muy distintos entre sí en su estructura y funcionamiento, ambos proyectos han sido clave para la formación de una nueva generación de artistas en la península. En los últimos diez años y, a pesar de los constantes recortes presupuestales, la ESAY se ha vuelto un referente en el campo de la educación artística a nivel nacional.

Lo mejor de la década artes. ESAY.

Escuela Superior de Artes de Yucatán (ESAY). Tomada de la web de la escuela.

Por otro lado, la Fundación Gruber Jez, creada en el 2001 por la artista Gerda Gruber, es un espacio que desde entonces fomenta la experimentación de procesos en torno a la escultura basados en el trabajo en equipo y aprendizaje mutuo entre los artistas residentes y extranjeros que conforman esa comunidad.

—Ana Bidart (Montevideo, Uruguay, 1985) es artista visual. Ha expuesto su trabajo en la Ciudad de México, Nueva York, París, Los Ángeles, Bogotá y Montevideo, entre otros países. Ha participado en las residencias Escuela FLORA ars+natura, Casa Wabi y KIOSKO. En paralelo a su práctica artística desarrolla una investigación en el campo de la educación, a través de la cual ha colaborado con distintas instituciones de México, como el MUAC, el Museo Tamayo, el Museo de Arte Carrillo Gil y el Centro Cultural de España. Es becaria del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, Jóvenes Creadores, generación 2018-2019. Vive y trabaja en Ciudad de México.

 

Brenda Caro Cocotle | Crítica de arte

[Lo mejor más destacado de la década fue] el reclamo por un contrato digno de parte de los trabajadores contratados bajo capítulo 3000.

Quizá resulte contradictorio que destaque dentro de un recuento titulado «Lo mejor de la década» una coyuntura de crisis sobre las condiciones laborales en el sector profesional de la cultura y el arte. Cualquiera diría que de «lo mejor» no tiene nada. Sin embargo, considero que propició que el tema se llevara a un nivel de discusión pública, que ha obligado a revisar las políticas públicas y las consecuencias de una reforma laboral, impulsada en el marco de un sistema económico de capitalismo cognitivo y «economía naranja». Y el asunto ahora, en un momento que se ha dado un cambio de administración gubernamental y el mundo parece enloquecido, nos quema las manos.

Protestantes frente al Palacio de Bellas Artes.

Fotografía de Reyes Martínez. Tomada de La Jornada.

—Brenda Caro Cocotle es licenciada en Lengua y Literatura Hispánicas, maestra en Museos y Doctora en Museum Studies por la Universidad de Leicester

 

Abraham Cruzvillegas | Artista

Lo más significativo de la década es el descubrimiento del Huei Tzompantli de Tenochtitlan, el 29 de abril de 2015, por un grupo de especialistas coordinados por Lorena Vázquez y Raúl Barrera. El valor cultural, patrimonial, científico e histórico de este hallazgo es inconmensurable, pues confirma los relatos de los primeros colonizadores —y su representación en al menos dos códices y en otras obras, como relieves y esculturas previas a la Conquista— sobre la existencia de esos emplazamientos como sitios rituales y al tiempo arquitectónicos, en una dimensión religiosa, que celebra la vida, a través del sacrificio. Es sublime, en todos los sentidos.

Lo mejor de la década. Huei Tzompantli

Huei Tzompantli. Tomada de Nat Geo.

—Abraham Cruzvillegas (1968) es miembro activo de la Sociedad Intergaláctica de Tai Chi Taoísta. Es profesor de la Ecole Nationale Supérieure de Beaux Arts en París.

 

José Esparza Chong Cuy | Curador

Mi selección sería reinstalación de la sala de caballetes de cristal de Lina Bo Bardi en el MASP de São Paulo.

Diseñado por la arquitecta Lina Bo Bardi (Roma, 1919- São Paulo, 1992), el Museu de Arte de São Paulo (MASP) abrió sus puertas en la Avenida Paulista en 1968. Desde entonces hasta 1996, su peculiar colección de pintura se presentó en la planta alta del museo con una museografía también diseñada por Bo Bardi. Utilizando dispositivos de concreto y cristal, su radical diseño liberó las pinturas de los muros, permitiendo ver y entender la historia del arte de una forma inesperada. 

Lo mejor de la década arte. Lina Bo Bardi

Sala de caballetes de cristal de Lina Bo Bardi en el MASP de São Paulo. Fotografía de Eduardo Ortega. Cortesía del MASP.

En diciembre de 2015, bajo la nueva dirección de Adriano Pedrosa, la sala de los caballetes de cristal –como comúnmente se le conoce– reapareció en la planta alta del MASP tras casi veinte años de ausencia. Las pinturas de nuevo se presentan «suspendidas» en la sala, permitiendo al espectador hacer su propio recorrido historiográfico, yendo desde Giovanni Bellini hasta Tarsila do Amaral, de Piero di Cosimo hasta Dalton Paula, en tan solo unos pasos.

Haciendo énfasis en la sala como un laboratorio activo de ideas y de tiempo, la colección ahora se presenta bajo el nombre de Acervo en transformación. Recientemente, el MASP ha experimentado con la presentación de su colección, invirtiendo el orden cronológico de las obras y realizado colaboraciones con instituciones internacionales para poner su acervo en diálogo con aquel de otras geografías. En 2018 Tate hizo un préstamo que incluía obra de Francis Bacon y en 2019 el MCA Chicago presentó trabajo de Robert Rauschenberg, Cindy Sherman, Kerry James Marshall, entre otros.

José Esparza Chong Cuy fue nombrado director ejecutivo y comisario jefe del Storefront for Art and Architecture, Nueva York (2018). Anteriormente fue curador en el Museum of Contemporary Art (MCA) Chicago y comisario asociado en el Fundación Jumex, en Ciudad de México.

—Edgar Alejandro Hernández | Curador y crítico de arte

Obviando el problema crítico y argumental que implica seleccionar una cosa como la más importante de una década, sin duda me inclino por la exposición ¿De qué otra cosa podríamos hablar?, de Teresa Margolles, montada en 2009 en el Pabellón de México en la 53 Bienal de Venecia. La muestra, curada por Cuauhtémoc Medina, fue un suceso que logró trascender el campo artístico local, ya que puso en crisis la propia noción de representación nacional, para llevar a la marquesina más globalizada del arte contemporáneo la brutal realidad que vive México desde hace una década tras la llamada «guerra contra el narco». La cultura de guerra que inició Felipe Calderón, y que continúa hoy con el presidente Andrés Manuel López Obrador, se mostró hace una década como presagio del infierno que vivimos. La sangre de personas ejecutadas en nuestro país, como materia prima del arte, nos alertó que el problema era tan grave que se tenía que hablar de la violencia dentro y fuera del país, sin importar que se rompiera cualquier lógica de diplomacia cultural. Después de Venecia, la obra de Margolles logró una presencia global que la convirtió en la artista mexicana viva más reconocida a escala internacional.

Teresa Margolles, ¿De qué otra cosa podríamos hablar? (2009). Vista de instalación en la 53 Bienal de Venecia. Imagen tomada de arteypoliticateresamargolles.blogspot.mx

—Edgar Alejandro Hernández (Ciudad de México, 1977) es investigador, curador y crítico de arte. Coautor de los libros Sin límites. Arte contemporáneo en la Ciudad de México 2000-2010 (2013) y Déjà vu. Celda Contemporánea 2004/2007 (2014). Editor y compilador de los libros Abuso mutuo. Ensayos e intervenciones sobre arte postmexicano 1992-2013 (2017), de Cuauhtémoc Medina; y El arte de mostrar el arte mexicano, de Olivier Debroise. Curador de las exposiciones Miasma (2017), de Yoshua Okón; y Museo Guggenheim Aguascalientes (2015, 2016 y 2018), de Rolando López. Director de la Promotora Cultural Cubo Blanco.

 

María Minera | Curadora y crítica de arte

Sin duda, lo más interesante de la década fue observar el resurgimiento de lo que antes llamábamos espacios alternativos, hoy independientes. Habrá que ver si permanece el impulso, porque algunos de ellos han perdido fuerza, pero ahí están, y eso nos habla, sobre todo, de un importante relevo generacional, ¡por fin!

Escultura de Keiko. Espacios independientes.

BWeps, Sa la na, a yuum, iasis/laissez faire-laissez passer. Un homenaje a Keiko comisionado para la exposición colectiva Prince/sse/s des villes curada por Hugo Vitriani y Fabian Danesi en Palais de Tokyo, París 2019. Cortesía del espacio independiente.

Lástima que, por otro lado, estos diez años hayan estado también marcados por las recurrentes y funestas reducciones —groseramente tildadas de «ajustes»— al presupuesto de cultura. Y no vemos señales de que la situación vaya a revertirse en la década por venir. Al contrario. Cobijados por la descobijada teoría de que la cobija no es lo bastante grande como para cobijarnos a todos, se procede a descobijar a unos para cobijar a los que, ciertamente, han estado siempre descobijados. Chantaje de libro: ¡Pues pónganle más relleno a la cobija, señores, no se hagan! El uno por ciento del PIB, como aconseja la Unesco. Y, como lo hemos visto cientos de veces, esa es la perfecta coartada para, en realidad, no cobijar bien a nadie: a unos porque llevan demasiado tiempo cobijados y a otros porque en vez de darles el tipo de cobija exacto que podrían estar necesitando, se les ofrece un remedo descobijado (edulcorado, genérico, costumbrista) y doblemente perverso: insignificante en términos económicos y chafa en todo lo demás. Si lo que entiende el gobierno actual por cultura se parece al descalabro de 16 millones de la señora Frausto en el Auditorio estamos perdidos: niños acarreados cantando en inglés. Y, al final, todos con frío, intentando jalar la orillita de la cobija. Ay.

María Minera es crítica e investigadora independiente. Desde 1998 ha publicado reseñas y ensayos en una diversidad de revistas culturales y medios como El País, Letras Libres, La Tempestad, Otra Parte y Saber Ver, entre otros). Actualmente trabaja en el libro Paseo por el arte moderno, una introducción al arte del siglo XX para jóvenes lectores (Turner).

Conoce las respuestas de Daniel Montero, Nelson Morales, Rubén Ortiz-Torres, Carla Rippey e Itzel Vargas en la segunda parte de este «Especial». 

 

 

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Sala de caballetes de cristal de Lina Bo Bardi en el MASP de São Paulo. Fotografía de Eduardo Ortega. Cortesía del MASP.

BWeps, Sa la na, a yuum, iasis/laissez faire-laissez passer. Un homenaje a Keiko comisionado para la exposición colectiva Prince/sse/s des villes curada por Hugo Vitriani y Fabian Danesi en Palais de Tokyo, París 2019. Cortesía del espacio independiente.