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Cine Villa Olímpica: memoria y experiencia

Columna 22.08.2018

Santiago Robles

Santiago Robles dedica su columna al Cine Villa Olímpica, una iniciativa sin fines de lucro que se suma a la propuesta cultural de la ciudad.

Tenía por lo menos quince años de no entrar en esta zona. El primer recuerdo que me llegó de golpe al ingresar fueron los vestigios de las pirámides cuicuilcas que se encuentran frente a una especie de anfiteatro cercado y en semiruinas. Me bajé del coche inmediatamente para intentar librar la malla ciclónica pues sentí un fuerte impulso por entrar. Pensé en cómo, esta ciudad prehispánica, abandonada por sus habitantes, ha sido destruida muchas veces a lo largo de la historia: por la lava del volcán Xitle, por la construcción de la avenida Insurgentes, por la plaza de Carlos Slim y por muchas causas más. Sin embargo, aún quedan vestigios arquitectónicos de lo que alguna vez fue, los cuales nos permiten asomarnos de alguna forma a lo antiguo. Creo que así funciona en general la memoria, de pronto encuentra ciertos vestigios de nuestros ayeres (físicos y emocionales) y se activa súbitamente y de múltiples maneras. Entré a este lugar buscando el Cine Villa Olímpica, que forma parte de la constelación de espacios del sur de la Ciudad de México en donde crecí. Llevaba tiempo escuchando y leyendo que se había vuelto a abrir y ahora, finalmente, me decidí a visitarlo y a encontrarme de frente con el pasado.

Pirámide de Cuicuilco, 2018. Fotografía de Santiago Robles.

El cine original se construyó en 1968 pensando en los deportistas de la Villa Olímpica. En la década de 1980 y 1990 proyectó películas en 35 mm. Algunos de los asistentes con los que platiqué en esta visita reciente me dijeron, por ejemplo: «Aquí vinimos a ver Jurassic Park [1993]», entre otras películas. Tiempo después el espacio se utilizó como auditorio, bodega, Iglesia del Tercer Día y ahora otra vez es un cine.

Pido una disculpa de antemano por el carácter de publirreportaje que tendrá el presente texto pero la verdad es que en cierta forma lo es, no porque me hayan remunerado para promover el proyecto, sino porque en su carácter público, gratuito, cultural e inclusivo, me parece que es necesario contribuir, aunque sea de forma mínima, a que más personas lo conozcan y lo puedan aprovechar.

Me reuní con Diego Robleda, programador del recinto, bajo una de las palapas ancestrales del deportivo que aún cuenta con un poco de arena de las playas citadinas que implementó Marcelo Ebrard. Todo este lugar está construido a partir de capas físicas que nos cuentan su historia.

 

En el sur de la Ciudad de México —como en prácticamente todas las demás regiones de la urbe— estamos cercados por plazas comerciales, empezando por la que se acaba de caer. ¿Qué posibilidades ofrece esta iniciativa cinematográfica que sea distinta a las que ya existen dentro de estos espacios que son todos iguales?

La diferencia momentánea, pues no sabemos cuánto tiempo dure, es que nuestra programación se ofrece de manera completamente gratuita. A veces se duda mucho de la viabilidad de un proyecto cuando se ofrece al público sin cargos. Sin embargo, nosotros consideramos estar dentro de una calidad competitiva a pesar de no ser una sala cinematográfica comercial y buscamos ser una alternativa para los públicos a partir de nuestra programación. No nos sentimos solos en esta iniciativa, pues aquí muy cerca se encuentra, por ejemplo, el Centro Cultural Universitario que cuenta con una oferta cercana a la nuestra. Otra diferencia fundamental que implementamos es el contacto con las personas: propiciamos un intercambio entre el público y los creadores del material audiovisual. Se establecen diálogos que consideramos significativos.

Quizá de pronto, en una sala comercial, te puedes sentir abandonado como audiencia pues la actividad de acudir a la sala puede resultar ligeramente fría: asistes, observas, termina la función y te retiras. Acá buscamos expandir un poco más la experiencia a partir del establecimiento de conversaciones. Por ejemplo, con el programa Prepa Sí1, siempre les preguntamos al final a los asistentes su opinión sobre la película que vieron. No es un examen, simplemente es el interés por conocer un punto de vista frente a una experiencia cultural. A partir de la retroalimentación configuramos las siguientes proyecciones.

Por otro lado y como tú lo mencionaste, el hecho de situarnos en el contexto de un deportivo con pirámides es particular. Pensar el deporte como un ejercicio vinculado a las expresiones históricas y artísticas ha sido todo un reto para nosotros. Lamentablemente los públicos están sesgados, pero esta condición la asumimos como una oportunidad que puede derivar en una iniciativa de vanguardia.

Exterior del Cine Villa Olímpica, 2018. Fotografía de Santiago Robles.

 

¿Cómo resurgió el proyecto? ¿Es esencialmente el mismo que en los 90?

En parte, sí. La delegación Tlalpan a través de la Dirección General de Cultura, requisó el espacio dentro de la Villa Olímpica hace dos años, que en ese momento era ocupado por la Iglesia del Tercer Día. Esto con la intención de ofrecer a los públicos del sur de la Ciudad de México una alternativa cultural enfocada en difundir el cine producido en territorio mexicano de cualquier época y categoría.

 

¿Es posible definir el término «públicos del sur»? ¿Se puede caracterizar a las personas que hasta ahora acuden al Cine Villa Olímpica?

Quizá lo podría definir a partir de la programación y las propuestas que realizamos desde la organización. Principalmente contamos con gente adulta y de la tercera edad que calculamos que tiene estudios por encima del nivel superior. También vienen muchos extranjeros, quizá en la búsqueda del exotismo del cine nacional. Los domingos acuden niños a hacer deporte a la Villa Olímpica y de paso se acercan a nuestra oferta, lo cual genera condiciones particulares. Pensamos en ellos a la hora de programar las matinés, pues por lo general estos niños son de escasos recursos y asisten junto con sus familiares desde las colonias periféricas del sur de la ciudad. Por lo tanto, permitimos que ingresen sus propios alimentos a la función e implementamos otro tipo de consideraciones con el fin de atender sus intereses.

Lamentablemente tenemos poco acercamiento con los jóvenes. Nuestra aproximación con ellos se produce a partir de la programación del contenido de ciertos festivales que son muy populares, pero no es un tipo de público que se mantenga. Vienen buscando la programación del festival pero no regresan a las proyecciones habituales.

Interior del Cine Villa Olímpica, 2018. Fotografía cortesía del espacio.

¿Cómo organizan las proyecciones?

Se hace de distintas formas. En ocasiones se buscan las efemérides del mes para contextualizar ciertas obras, en otras nos acercamos a instituciones culturales como embajadas o escuelas de cine y reproducimos selecciones del acervo que poseen. También programamos ciclos estructurados con la intención de proyectar cine internacional. Por otro lado, tenemos acuerdos con prácticamente todos los festivales de cine de la Ciudad de México, lo cual nos sirve para presentar películas que no han sido vistas y esto nos brinda la posibilidad de ir formando públicos poco a poco. Estos festivales son, por ejemplo, el de Guadalajara, Morelia, Guanajuato, FICUNAM, Macabro, Panorámica, LATIUM, Cinema Planeta de la SEMARNAT y muchos más. Los jueves y los domingos la programación corre a cargo de la asociación Voces contra el silencio, el cual realiza permanentemente una selección de su acervo enfocado en documentales y en cine mexicano.

 

¿Cuánta es la asistencia actual a este espacio?  

A la semana recibimos un promedio de 1,500-2,000 personas. Contamos con 430 butacas. En un fin de semana llegan unas 800 personas a las que se le suman los asistentes del resto de los días. Todo esto se logra gracias a la difusión que realiza la Dirección General de Cultura y, por otro lado, la asociación Contra el silencio todas las voces nos imprimen un folleto de mano que circulamos por donde podemos. Hemos confiado mucho también en las redes sociales, tenemos presencia en todas las plataformas: Facebook, Instagram, Tuiter; así como en nuestra página de Internet, en donde subimos un podcast en el que comentamos y difundimos semanalmente nuestra programación.

 

¿Cómo se sostienen económicamente?

La figura de cine, en términos administrativos, no existe aún. Es decir, burocráticamente somos un auditorio dentro de un deportivo pues es larga la gestión para darnos de alta. No existe una partida para destinar el posible dinero que se pueda generar aquí. No tenemos un cimiento administrativo.

Nos mantenemos a partir de la administración pública. Por lo pronto no podemos ni siquiera tener una tiendita que venda palomitas u otros productos, lo cual nos permite ofrecer una alternativa cinematográfica alejada de la idea de consumo. Primero el cine, después todo lo demás. Existen otras áreas concecionadas dentro del deportivo en donde se pueden comprar productos y traerlos acá. La única consigna es que mantengan limpio el lugar pues es de todos.

Exterior del Cine Villa Olímpica, 2018. Fotografía de Santiago Robles.

Este 31 de agosto cumplen dos años de haber resurgido

El día del aniversario proyectaremos una película mexicana titulada Bruma, e invitaremos a su director Max Zunino así como a alguien del elenco y también proyectaremos Juan Perros de Rodrigo Imaz. Finalmente, programaremos los resultados de un taller de documental que realizamos con jóvenes cuyo tema fue el proceso de remodelación de hace dos años de nuestro espacio de proyección.

 

¿Imparten talleres?

Sí, realizamos ejercicios documentales. Vamos a los pueblos de Tlalpan y proponemos a los niños que registren su entorno, nos compartan sus vivencias, aprendan a utilizar los materiales y las herramientas. Los resultados los proyectamos acá en el cine. Proyectamos también resultados de los estudiantes del CUEC, el CCC y de Arte 7 en donde, por lo general, nos acompañan los creadores para fomentar un intercambio con el público. Creemos en la experiencia cinematográfica como una posibilidad de diálogo.

 

¿Qué planes tienen a futuro?

Se podría cobrar a un precio muy bajo la entrada siempre y cuando esto se refleje en mejorar nuestra programación. De pronto hay películas que queremos exponer pero como no tenemos muchos fondos no se puede. Es justo y loable que las distribuidoras cobren por su trabajo, por lo tanto, en la medida en que se cobre por el ingreso acá se podrán ir cubriendo ciertas cuestiones que a la gente le interesen como parte de una experiencia cinematográfica.

Interior del Cine Villa Olímpica, 2018. Fotografía de Santiago Robles.

 

¿Por qué crees que sigue siendo relevante venir al cine en lugar de acceder a las contenidos desde la comodidad de tu hogar?

Es diametralmente diferente ver algo en tu casa a entrar en una sala de cine y prestarle toda tu atención durante el tiempo que dure la experiencia. También está la parte de disfrutar de una actividad en colectivo, con un mejor sonido, imágenes más grandes. Experimentar una sala oscura es absolutamente distinto a utilizar el teléfono celular o la computadora, lo cual no está mal, pero es diferente. Los domingos nos ha tocado recibir a niños que por primera vez en su vida acuden al cine y te das cuenta que es una actividad única que los marca, es algo que van a recordar. El Cine Villa Olímpica crecerá en la medida en la que la gente se dé cuenta que se puede apropiar de este tipo de iniciativas. Un cine no solamente puede ser aquello que te imponen comercialmente sino también puede estructurarse a partir de lo que quieres ver. Procuramos que la gente se sienta en su espacio, que tengan en cuenta que el lugar les pertenece, pues así es, es suyo. La sala de cine no existe sin los públicos ni los realizadores.

 

Cine Villa Olímpica

Calle Del Olimpo, Miguel Hidalgo, Villa Olímpica, Ciudad de México, CDMX.

Mi a D de 16:30 a 19:00 h.

S de 11:00 a 14:30 h. (Programa Prepa Sí)

D 12:00 h. (Matiné infantil)

Autocinema, revisar cartelera.

 

1El Programa de Estímulos para el Bachillerato Universal Prepa Sí, es un programa social del Gobierno de la Ciudad de México operado por el Fideicomiso Educación Garantizada para contribuir a que las y los estudiantes residentes en la Ciudad de México que cursan el bachillerato en instituciones públicas ubicadas en dicha entidad, no tengan que abandonar sus estudios por falta de recursos económicos.

 

Santiago Robles

Artista visual. Este año tendrá exhibiciones en Viena, España, Bélgica, Cholula, Querétaro y Mexicali.

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Pirámide de Cuicuilco, 2018. Fotografía de Santiago Robles.

Exterior del Cine Villa Olímpica, 2018. Fotografía de Santiago Robles.

Interior del Cine Villa Olímpica, 2018. Fotografía cortesía del espacio.

Exterior del Cine Villa Olímpica, 2018. Fotografía de Santiago Robles.

Interior del Cine Villa Olímpica, 2018. Fotografía de Santiago Robles.