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Still de El deseo profundo de los dioses (Kamigami no fukaki yokubô), Shôhei Imamura, 1968. Tomada de MUBI.

1968: 50 años, 50 películas. Parte IV: Crisis, madurez e inflexiones narrativas

Lista 01.10.2018

Julio César Durán

Revista Código enlista 50 ejemplos de cine de 1968 para entender una década convulsa. La lista incluye directores como Polanski, Ford Coppola, entre otros.

Mientras se gestaba la música cósmica de Deep Purple y King Crimson en el Reino Unido, aquella monarquía parlamentaria perdía la colonia de Suazilandia. Por su parte, los Estados Unidos aún enfrascados en la crisis moral que produjo la guerra de Vietnam, se dedican a hacer algunas de sus más importantes pruebas con armamento nuclear, además de continuar con la carrera espacial que los soviéticos parecían estar ganando con la misión Zond 5, que ya acariciaba a nuestro satélite natural.
El feminismo de la segunda ola tiene un punto de notoriedad; el grupo New York Radical Women se manifiesta contra la explotación y cosificación de la mujer durante el desfile de Miss America llevado a cabo en Atlantic City. En México, Ciudad Universitaria es ocupada por el ejército y por el Batallón Olimpia, famoso agrupamiento de seguridad enviado por el gobierno; al mismo tiempo, en el pueblo de San Miguel Canoa, cinco trabajadores de la BUAP son linchados por los habitantes del lugar. Nos encontramos, pues, en un momento de logros pero también de pérdidas.

20. Señales de vida (Lebenszeichen, Werner Herzog, República Federal de Alemania)
En los 91 minutos que componen la ópera prima de Herzog, nos encontramos no solo con una obra antibélica, sino con una que cuestiona de la manera más simple el sentido de las cosas, del deber y de la disciplina. La película, como fiel representante de su época, evade las convenciones narrativas, además, a través de su soldado Stroszek, va a simbolizar todo lo que el manifiesto de Oberhausen (firmado por cineastas que se manifestaban contra el convencionalismo del cine en Alemania y que dio inicio al Nuevo cine alemán) pretendía con el cine: un acto parricida e inconforme con sus autores y sus películas. 

19. Faces (John Cassavetes, Estados Unidos)
Si bien Cassavetes no es el primer cineasta que despoja la cámara de su estabilidad y la arroja contra los personajes, si es el primer estadounidense que utiliza dicho estilo para desnudar a sus protagonistas y para, en cada rasgo de su rostro, tratar de cuestionar por sus emociones más profundas. Sin anclarse a un género cinematográfico específico, éste, uno de los largometrajes más atrevidos de la época. Facer visita las dinámicas de cortejo y deseo en un grupo de adultos de aquella clase media que estaba dejando de ser WASP (White, Anglo-Saxon and Protestant).

18. La novia vestía de negro (La mariée était en noir, François Truffaut, Francia-Italia)
Cine pop realizado en el momento en el que se gestaba el término. Jeanne Moreau interpreta a una joven que queda viuda el mismo día de su boda, tras ello lleva a cabo la mayor venganza posible contra los cinco hombres que estuvieron detrás del asesinato de su marido. Sí, quizá suene a Tarantino, pero en la antesala de los 70 es mucho más. Se trata de uno de los grandes autores franceses, quien mezcla distintos géneros fílmicos donde la pasión de una mujer lleva la batuta.

17. Érase una vez en el Oeste  (C’era una volta il West, Sergio Leone, Italia)
Salvando excepciones, el wéstern estaba muriendo en Estados Unidos; sin embargo, estalló en lugares tan interesantes como Japón e Italia. La visión de un hombre que quiere desmitificar el Salvaje Oeste para hablar del occidente contemporáneo con todo y su anunciada tecnocracia: un universo que se creó con base en sangre y dólares. Leone crea de manera poética un arquetipo cinematográfico que aún hoy día podemos encontrar vigente: «el hombre sin nombre». 

16. La hora del lobo (Vargtimmen, Ingmar Bergman, Suecia)
El centenario este 2018, del maestro sueco del cine y la dramaturgia nos recuerda una obra que parte del cine de horror para convertirse en mucho más. Un estudio de los demonios con los que todos cargamos, a partir de símbolos atravesados en una pareja. Los actores fetiche de Bergman, Max von Sydow y Liv Ullman representan una crisis vital llevada hasta sus últimas consecuencias, con un toque de fantasía en una apartada isla escandinava. La muerte, el dolor, el tedio y la lealtad son ensayados en una época donde quedaba claro que los blancos o negros absolutos no existían.

15. 2001: Odisea del espacio (2001: A Space Odyssey, Stanley Kubrick, Reino Unido-Estados Unidos)
Aquí nos encontramos con la epopeya de la humanidad, desde sus orígenes hasta su salto a las estrellas y al encuentro con el todo, basado en El centinela de Arthur C. Clark, donde la Guerra Fría quedó atrás, donde la neurosis por «la herramienta» queda expuesta en una creación electrónica hecha a nuestra imagen y semejanza. 2001 es una película que supone la madurez de un género como la ciencia ficción, llevada al límite antinarrativo que profetiza, al mismo tiempo, la llegada del hombre a la luna y la llegada de la imaginería psicodélica.

14. Nocturno 29 (Pere Portabella, España)
Quizá otra de las películas más atrevidas de este listado. En el momento más conservador del franquismo, uno de los autores más interesantes de la península ibérica lanza a dos personajes interpretados por Lucía Bosé y Mario Cabré, ambos en una búsqueda furtiva. El cine experimental que se compone de pasajes sin una conexión necesaria, cuestiona el concepto de patria. La dictadura exige que el arte se radicalice y este filme de vanguardia es el mejor ejemplo de cómo una obra de arte responde a su momento.

13. Te amo, te amo (Je t’aime, je t’aime, Alain Resnais, Francia)
Una inflexión de género más en el panorama europeo. Más allá de la premisa cercana a la ciencia ficción, el experimento del viaje en el tiempo es un pretexto para atrapar a un suicida en sus memorias, en su pasado. El protagonista tendrá que reordenar sus recuerdos para dar sentido a su amor perdido. La manera poética es aquí lo principal y más importante que un lenguaje audiovisual «en prosa». Las metáforas toman el papel principal en este poderoso filme.

12. El hombre que miente (L’homme qui ment, Alain Robbe-Grillet, Francia-Italia-Checoslovaquia)
¿Qué es verdad y qué es un engaño? La tercera película en la filmografía del escritor (y matemático) Alain Robbe-Grillet indaga el sentido de las cosas desde una historia llena de ambigüedades y giros inesperados. Esta obra apela al recuerdo de la resistencia francesa durante las grandes guerras europeas, pero también a esa sensación de estar en un conflicto armado permanentemente. Jean-Louis Trintignant, con su encanto, lleva su mitomanía hasta las últimas consecuencias en pos de sobrevivir.

11. El deseo profundo de los dioses (Kamigami no fukaki yokubô, Shôhei Imamura, Japón)
Ruptura en todo su esplendor. La belleza de una nueva ola cinematográfica representada en la primera película a colores de Shôhei Imamura donde el choque de dos cosmovisiones producirá condiciones inesperadas. El rezago de una comunidad isleña, desde la óptica del ingeniero Kariya quien, a su vez, es percibido como un agresor que no cumple con las tradiciones. El cineasta nipón arremete contra el conservadurismo y la superstición patente en la década de 1970 en su sociedad, que tras la Segunda Guerra Mundial se entiende como una nación vencida y castigada.

Julio César Durán

Es editor y colaborador de la revista electrónica F.I.L.M.E., además de ejercer la crítica cinematográfica en diversos medios electrónicos. También es Jefe del Área de Prensa en la Cineteca Nacional, así como conductor de los programas radiofónicos Filmofilia para Grupo Fórmula que se transmite los bados a las 11 horas por el 1500 de AM, y FilmeRadio en Radio IPN, que se transmite todos los miércoles a las 22 horas por el 95.7 de FM. Ha formado parte del Berlinale Talents en el FICG y ha publicado en libros como Un cine revolucionado. Atisbos de modernidad en la cinematografía nacional (1910-1950) y la edición especial de Correspondencias: Cine y pensamiento.

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