En últimos años el cine mexicano ha logrado recuperarse en cuanto a producción se refiere. Pese a que la cartelera comercial inunda con comedias poco inteligentes, la filmografía nacional ha logrado superar por tres años consecutivos las marcas de la llamada Época de oro, es decir, ha conseguido realizar más de 153 largometrajes por ciclo, entre los cuales hemos visto obras que han traspasado fronteras, consiguiendo no solo el reconocimiento internacional, sino dar cuenta de la madurez tanto de los procesos de producción y las diferentes técnicas, así como de una solidez en cuanto a historias e imágenes.

Aquí presentamos 10 películas nacionales a las cuales que no hay que perder de vista en 2019, sea por proponer un estilo digno de verse o por la relevancia de los temas que presentan y por supuesto la manera de abordarlos. En todos los casos se trata de películas que ya han participado en diversos certámenes, tanto nacionales como extranjeros, y que por fin podrán conseguir una distribución para estrenarse oficialmente en México (situación que, al contrario del de la producción, aún está por resolverse en el panorama del séptimo arte en nuestro país).

—Asfixia (Kenya Márquez, 2017)

Cuando una mujer albina llamada Alma sale de prisión, intenta recuperar una vida más o menos convencional cuidando a un hombre hipocondríaco; sin embargo, la discriminación sumada a la violencia de su pasado compondrán un cuadro difícil para ella. La cineasta, quien también estuvo al frente del Festival de Cine en Guadalajara (2002-2005), retoma el formato de largometraje, cinco años después de estrenar su ópera prima, Fecha de caducidad (2012) con esta película que captura la dinámica urbana con un estilo interesante.

—La camarista (Lila Avilés, 2018)

Uno de los hoteles más lujosos de la Ciudad de México, la dinámica solitaria de sus trabajadores y una interpretación impresionante de la protagonista, Gabriela Cartol, son los elementos principales de esta película que decide develar las motivaciones y los pensamientos de las camaristas, además de hacer patente —con una mirada melancólica—, la brecha de desigualdad entre quienes caminan por los pasillos del lugar. Esta película ha cosechado premios en los Festivales de Morelia, Palm Springs y Marrakech.

—Clases de historia (Marcelino Islas, 2018)

Se trata del tercer largo de Marcelino Islas y el segundo donde Verónica Lánger, quien ha construido una importante carrera televisiva, es la actriz protagonista. Aquí, una maestra de historia de secundaria padece cáncer, y está envuelta en una vida monónota y gris, hasta la llegada de Eva, la chica nueva de la escuela que tiene un pequeño secreto. Ambas desarrollan una amistad poco usual, lo que llevará a Vero a morir de la forma más intensa posible.

—M (Eva Villaseñor, 2018)

La obra de Eva Villaseñor es personal y es autorreferencial. El protagonista de esta película es Tankeone, un rapero con un cuadro de violencia y drogas que lo ha puesto contra las cuerdas. Este personaje (cuyo nombre real es Miguel y además es hermano de la realizadora) se muestra en toda su complejidad humana ante la cámara. Esta película es más que un documental, se trata de un filme de vanguardia que supone la entrada a los infiernos de la mano de su (anti)héroe. La película ya ha participado en FICUNAM, en el Festival de Guanajuato, Hermosillo y Puerto Escondido.

—Atrás hay relámpagos (Julio Hernández Cordón, Costa Rica-México, 2017)

Julio Hernández Cordón ha compuesto una de las filmografías más prolíficas y sólidas del cine mexicano contemporáneo. Además de tener listo su Cómprame un revólver (2018), con el que participó en el pasado Festival de Cannes, se prepara este año el lanzamiento de su película anterior, la cual propone a una juventud que va más allá de las redes sociales y las selfies. Dos chicas quieren poner en forma un auto viejo para dar servicio como Uber. En el filme vemos a una población que no tiene expectativas o propósitos claros pero que tiene un discurso digno de ser escuchado.

—Traición (Ignacio Ortiz, México-Holanda, 2018)

Un padre y una hija en camino a cumplir el suelo de cada quien pero condenados a traicionar al otro para sobrevivir. En el más reciente filme del maestro Nacho Ortiz, las referencias al western y a la tragedia griega están presentes, además de un trío de intérpretes que revuelven la butaca: Juan Manuel Bernal, Noé Hernández y Diana Ávalos. El viaje a San Francisco que llevan a cabo los personajes será el camino por el que conocerán lo más profundo del otro y del peso que sus decisiones tienen en un mundo violento.

Still de Traición de Ignacio Ortiz, 2018. Tomada de IMDb.

—El ombligo de Guie’dani (Xquipi’ Guie’dani, Xavi Sala, México, 2018)

Hablada en zapoteco y castellano, esta película narra el drástico cambio de vida de Guie’dani, una niña de la zona rural de Oaxaca que llega a trabajar a la Ciudad de México en la casa de una familia acomodada. El choque cultural y de ritmos de vida afecta radicalmente a la joven, confrontando no solo maneras de vivir sino tradiciones y valores. En este mundo distinto al que ella conoce, se encuentra con Claudia, una chica rebelde en quien podrá verse reflejada.

—Te prometo nunca regresar (José Gutiérrez García, México, 2016)

Un viaje no narrativo a través de la memoria, los espacios personales y los sentimientos. Los formatos de 8mm y 16mm sirven para este ensayo audiovisual que presenta motivos del día a día del director. La relación con el padre y una ruptura amorosa serán algunos de los elementos que estén presentes en esta obra de no ficción que ya ha participado en DocsMX y en CPH:DOX.

—Noches de Julio (Axel Muñoz, 2018)

Esta es una película de ficción que además de tener referencias a ciertos clásicos de la literatura de América Latina, está narrada a la manera de las historias a las que hace guiños. Un joven introvertido y antisocial, interpretado por Hoze Meléndez, tiene por costumbre entrar de manera furtiva a casas ajenas. Así conocerá la vida de otros peculiares personajes además de una chica con la que comparte este riesgoso pasatiempo.

—Rencor tatuado (Julián Hernández, 2018)

El dos veces ganador del premio Teddy en la Berlinale dirige una historia que tiene como escenario la cara más violenta de la Ciudad de México. A la manera de la figura del «vengador anónimo», Aída es el medio a través del cual un grupo de mujeres busca castigar a violadores para que nunca olviden sus crímenes ni mucho menos puedan esconderlos. Cuando esta mujer se encuentra en peligro, solo otra chica podrá salvarla.