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Vista general de Podría ser (una flecha). Una relectura de la Colección Jumex, 2018. Fotografía de Ramiro Chaves. Tomada de Museo Jumex.

La presencia femenina en la Colección Jumex: Podría ser (una flecha)*

Reseña 04.01.2019

Andrea Ancira y Neil Mauricio Andrade

Presentamos una crítica a la exposición «Podría ser (una flecha)», la cual explora piezas de la colección exclusivamente hechas por artistas mujeres.

La exposición en el Museo Jumex, Podría ser (una flecha). Una relectura de la Colección Jumex se presenta hasta el 31 de marzo de 2019.

Toda colección de arte requiere lecturas que legitimen, sostengan e incrementen su valor simbólico y económico. La colección contemporánea suele investigarse a sí misma y ponerse en circulación, fijar nuevas relaciones entre sus objetos y con el contexto, y autovalorarse de acuerdo con una estrategia patrimonial o comercial, mediática y discursiva. Tanto en el coleccionismo de Estado como en el corporativo, la exhibición es un aparato de verificación histórica e inscripción de objetos en un relato social. Para ello, es frecuente usar discursos académicos con cierto compromiso social o enunciados por activistas universitarios que posibiliten, de vuelta, releer y capitalizar coyunturas políticas, eventos y polémicas a través de los monopolios informáticos y la dictadura algorítmica. Por ejemplo, si uno habla de decolonización o subdesarrollo, es posible integrar en un mismo nicho semiótico las producciones artísticas y académicas más exitosas del llamado sur global, entrar a otros mercados y circuitos de la región «progresista», etcétera, mientras scrolleamos notas sobre los migrantes hondureños, el auge del neofascismo o cualquier otra calamidad capitalista.

Urinario de oro y fotografías en una sala de exposición. Podría ser (una flecha).

Vista general de Podría ser (una flecha). Una relectura de la Colección Jumex, 2018. Fotografía de Ramiro Chaves. Tomada de Museo Jumex.

Sabemos que en el caso de colecciones corporativas, como la de Jumex, este relato social, que le da un sentido de actualidad y relevancia a la colección más allá del gusto o interés privado, está subordinado al mercado global del arte, es decir, a la puesta en valor de las piezas coleccionadas en relación a otras colecciones e instituciones. Pero ¿sería posible politizar o al menos darle un tamiz crítico a una colección cuya vocación —filantropía, «amor al arte», acumulación, etcétera— no compartimos e incluso rechazamos? ¿Habría que competir con estos mecanismos de autovaloración o cuestionarlos?, y esto ¿bajo sus propios términos o contra ellos? ¿Puede un ejercicio curatorial replantear o desarticular las lógicas y criterios hegemónicos, no sólo de la curaduría sino también del coleccionismo?

Maniquí en una sala de exposición. Podría ser (una flecha).

Vista general de Podría ser (una flecha). Una relectura de la Colección Jumex, 2018. Fotografía de Ramiro Chaves. Tomada de Museo Jumex.

Podría ser (una flecha) es una selección de obras producidas por mujeres, en su mayoría provenientes o establecidas en Estados Unidos, Inglaterra o Europa, siete artistas mexicanas, y con presencia individual o parcial de Brasil, Argentina, Egipto, Irán y Pakistán. Con cautela y sin tomar una postura abiertamente feminista,1 la curadora Catalina Lozano declara que la decisión de excluir a hombres de esta muestra responde a un «interés genuino por explorar cómo esta decisión tiene un impacto institucional sobre la forma en que el espacio del museo opera».2 ¿Podría ser… un cambio institucional?, ¿una señal?, ¿un llamado?

Obra de tejido en una sala de exposición. Podría ser (una flecha).

Vista general de Podría ser (una flecha). Una relectura de la Colección Jumex, 2018. Tomada de Museo Jumex.

Inspirado por el cuadro tejido de Rosemarie Trockel Untitled (What-If Could-Be, 1990), el título elegido por Lozano es honesto: es un hecho que excluir a hombres de una exhibición temporal en el Museo Jumex no implica una transformación del aparato de exhibición como tal ni de las lógicas del coleccionismo. Es más, podríamos decir que las refuerza con una «cuota de género» capaz de inflar o depreciar a conveniencia el valor de obras heterogéneas, unas reconocidas, otras marginales. No obstante, al plantear la curaduría como una especulación del impacto que podría tener el desplazamiento temporal del canon, nos previene de un error frecuente en el que se cae cuando se articulan arte contemporáneo y políticas radicales: la incapacidad de distinguir entre consignas y análisis, victorias y derrotas, deseos incontrolables y necesidades tácticas.3 ¿Podría ser… un quiebre del «techo de cristal»?, ¿[…] una entrada a las instituciones patriarcales? Como vienen advirtiendo algunas corrientes feministas desde la década de 1970, estas tentativas no inciden en lo profundo de la reproducción social, ni traen consigo menos explotación, cansancio, ni aislamiento entre mujeres, sino que se mantienen en el ámbito de la representación: se trata de una mayor o menor inclusión en una imagen hegemónica del arte.

Video proyectado en una sala de exposición. Podría ser (una flecha).

Vista general de Podría ser (una flecha). Una relectura de la Colección Jumex, 2018. Fotografía de Ramiro Chaves. Tomada de Museo Jumex.

Quizá por esta razón, sin apelar al arte político o abiertamente feminista, esta curaduría pone énfasis en la participación de mujeres en el desarrollo e invención de lenguajes y técnicas de auto-representación tanto visuales como simbólicas. De ahí la segunda inspiración del título de la exhibición: «No ser ni el arco ni la persona que dispara la flecha, tampoco la persona que la recibe, sino ser la flecha. Y escribir, hacer una película, pensar y hablar son la flecha».4 Este apunte de Godard sobre la imagen fílmica permite establecer una analogía entre la acción comunicativa, la opacidad de las máquinas miméticas, y la agencia artística femenina: desde la invisibilidad, la flecha (la artista, la curadora) es creadora de su propio medio de visibilidad. Y aunque algunos núcleos temáticos puedan caer en lugares comunes —cuerpo, afectos, etcétera— la analogía descentra el género como eje valorativo de estas obras para inscribirlas en una historia del arte potencial, equívoca: un recorrido que parte de la perturbación de la mirada del siglo XX por parte de la foto y el cine, pasando por la conflictiva construcción social del espacio y el paisaje, y cierra con el retrato expandido y autocrítico… y todo esto, sin hombres. Podría ser, ¿no?

* Por motivos editoriales modificamos el título de la colaboración. El título original era «Podría ser… ¿otra colección?»

1 Cabe recordar Nunca fuimos delincuentes, una lectura de la Colección Jumex a cargo de Ixel Rion, quien tomaba postura explícita por la liberación sexual, los derechos reproductivos y la representación del cuerpo femenino emancipado, aunque en términos liberales. El 90% de las piezas seleccionadas en la muestra eran de autoría femenina, lo que era considerado un logro.

2 Museo Jumex, Podría ser (una flecha) (Ciudad de México: Fundación Jumex Arte Contemporáneo, 2018), p. 7.

3 Angela Dimitrakaki, “Feminism, Art, Contradictions”, e-flux (junio 2018). Disponible en línea.

4 Jean-Luc Godard, Introduction to a True History of Cinema and Television (Montreal: Caboose, 2014), 197. Trad. de Catalina Lozano.

Andrea Ancira y Neil Mauricio Andrade

Andrea Ancira (Ciudad de México) Escritora, editora e investigadora. Ha impartido y coordinado seminarios sobre Teoría crítica y Marxismo; Etnografías sonoras; y Arte sonoro en el Instituto 17, Estudios Críticos, el Museo Universitario del Chopo y la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional Autónoma de México. Trabajó como investigadora y asistente de investigación en el CIDE, la dirección de Historia de Conaculta, la dirección de investigación y políticas públicas de CONAPRED, en el MUAC y en el Centro de la Imagen. Actualmente es Coordinadora editorial de Buró-Buró (2016-2018).

Neil Mauricio Andrade (Veracruz) Estudió Filosofía e Historia del arte en la Universidad Nacional Autónoma de México donde ha colaborado en proyectos de investigación de teoría crítica latinoamericana. Escribe sobre política y cultura contemporánea desde una perspectiva anticapitalista, y participa en grupos de escritura colectiva, tales como Arte y Trabajo. Trabaja en la editorial independiente Buró—Buró. Ha impartido clases a nivel medio superior y superior, y es parte de la coordinación del Templo de Estudios Sub-Críticos, programa (auto)formativo de Biquini Wax EPS.

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