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SUPERFLEX, Dive-In, 2019. Fotografía de Lance Gerber. Tomada de la web del colectivo.

Cerveza para todos: 5 momentos definitivos de SUPERFLEX

Lista 25.11.2019

Manuel Guerrero

Con motivo de su exposición en la galería OMR, retomamos algunos momentos importantes en la obra del colectivo danés SUPERFLEX.

Desde 1993, el colectivo danés SUPERFLEX ha trabajado con distintos proyectos en los que detona una crítica sobre las estructuras de poder que perpetúan el desarrollo y permanencia del capitalismo como el modelo económico predominante.

SUPERFLEX

SUPERFLEX. Fotografía de Jan Søndergaard. Tomada de la web del colectivo.

Integrado por Jakob Fenger, Rasmus Nielsen y Bjørnstjerne Christiansen, SUPERFLEX destaca por una dinámica de trabajo que concibe la producción artística como una herramienta que pueda ser utilizada por los ciudadanos para generar un cambio radical en la sociedad y la cultura.

A propósito de su exposición There Are Other Fish In The Sea en la Galería OMR, hicimos un repaso por su trayectoria.

 

—Creatividad al alcance de todos

En su ensayo Copy: From Wrong to Right, la investigadora Stina Teilmann señala cómo la apropiación en el arte contemporáneo de la década de 1990 no era algo inusual: tanto Damien Hirst como Glenn Brown —dos ejemplos conocidos— incorporaron esta estrategia en sus propios proyectos, enfrentándose a problemas legales que revelaron la poco explorada relación entre el arte y los derechos de autor. Sin embargo, a principios de los 2000 es donde también surgió una nueva generación de artistas que encontraron un tema de trabajo en la capacidad de copiar o replicar objetos u obras, de la cual emergió SUPERFLEX.

Free Beer (2004) fue uno de los primeros proyectos del colectivo danés en captar la atención de los medios de comunicación a nivel global, partiendo de las ideas de Richard Stallman, programador y fundador del movimiento en pro del software libre.

Realizada en colaboración con estudiantes de la IT-University en Copenhagen, Free Beer consiste en una receta de cerveza, junto con toda una identidad gráfica, registrada bajo una licencia de Creative Commons, que permite que cualquier persona pueda fabricarla para su propio consumo, variar la receta o comercializarla, siempre y cuando se acredite cuál es la mezcla original.

El proyecto representa un punto de inflexión en la forma en la que se concibe la propiedad intelectual, ya que usualmente se piensa en este concepto como algo exclusivo de la esfera digital, aunque en realidad puede tener un impacto en el entorno físico y cualquier persona se puede beneficiar de ello en potencia.

SUPERFLEX. Cervecería

SUPERFLEX, Free Beer Brewing kit, 2008. Fotografía de Francis Ware. Tomada de la web del colectivo.

©onfrontaciones legales

En lo que respecta a las disputas sobre los derechos de autor, el nuevo milenio comenzó con discusiones cargadas de polémica. Probablemente la que tuvo mayor resonancia a nivel mundial ocurrió en el 2000, cuando Lars Ulrich, baterista y miembro de la banda Metallica, inició un juicio legal contra Napster, una de las primeras plataformas en internet dedicadas a la distribución de música con más de 26 millones de usuarios alrededor del mundo, logrando que el servicio digital cesara sus operaciones año después.

Para SUPERFLEX, las cosas no han sido muy diferentes, a pesar de que el contexto en el que operan sea muy diferente del de Napster y Metallica. Aunque se puede reconocer una tradición de la apropiación que tiene a Marcel Duchamp como su paradigma, lo cierto es que a más de un siglo de La fuente (1917) —mejor conocida como «el urinal»— la lucha por los derechos de autor genera más atención que la propiedad de los objetos o las obras en sí mismas.

Uno de estos problemas ocurrió en 2002 cuando, como parte de su proyecto SUPERCOPY, SUPERFLEX desarrolló una variante de la PH5 lamp: una lámpara creada en 1958 por Poul Henningsen —destacado diseñador danés.

SUPERFLEX trabajó en una variante de la lámpara hecha con metal reciclado que usa biogas para funcionar, cuyo diseño es ideal para comunidades ubicadas en distritos rurales sin acceso a electricidad. Sin embargo, el proyecto del colectivo ocasionó una discusión con Louis Poulsen Lighting A/S —los propietarios actuales de la patente— quienes solicitaron que removieran esta pieza de cualquier exposición a fin de «proteger su producto».

Ante ello, SUPERFLEX argumentó que la Biogas PH5 lamp —como nombraron a su versión— era solo una variante de la idea original de Henningsen, quien de hecho fue un activista que creía firmemente en que esa lámpara debería estar al alcance de todos.

Después de negociaciones con los propietarios de los derechos, se llegó al acuerdo de que el proyecto de SUPERFLEX podría continuar, pero bajo ciertas condiciones.

SUPERFLEX. Lámpara ecológica

SUPERFLEX, Biogas PH5 lamp, 2002. Fotografía de SUPERFLEX. Tomada de la web del colectivo.

Copias originales

Si bien SUPERFLEX goza de un lugar relevante en las escenas del arte contemporáneo, gran parte de sus proyectos está orientado a detonar acciones en determinados contextos sociales, lo cual los coloca en una posición que les permite operar en distintos campos —afines a las disciplinas creativas o no.

Uno de sus proyectos más ambiciosos en este sentido es Copyshop (2005-2007): una tienda y foro de información donde se investigaron las implicaciones culturales y económicas del acto de copiar.

Como tienda, el proyecto ofreció productos que desafiaron muchas normas sobre derechos de autor; entre bolsos, prendas de vestir diseñadas por marcas de lujo o muebles, los objetos que se podían adquirir ahí revelaron el papel que desempeñan las patentes y derechos de uso en nuestra vida cotidiana, al mismo tiempo que cuestionaron los sistemas de control que regulan el valor monetario de algo que puede manufacturarse con una calidad muy parecida.

A pesar de que Copyshop terminó en 2007 y estuvo en dos sedes —una en Copenhaguen y otra en Tenessee, Estados Unidos—, este proyecto podría reabrirse en el futuro, de acuerdo con información publicada en la página del colectivo, ya que retomó el modelo de la franquicia para operar.

SUPERFLEX. Tienda.

SUPERFLEX, Copyshop, 2005. Fotografía de SUPERFLEX.Tomada de la web del colectivo.

—El potencial creativo de las restricciones

Como podrá notarse hasta este punto, los proyectos de SUPERFLEX no solo no han estado exentos de controversia, sino que también les han generado varios problemas de carácter legal por el uso no autorizado de imágenes y diseños patentados.

Lejos de que esto hiciera mella en SUPERFLEX, a mediados de 2009, el colectivo empezó a preguntarse qué estrategias podrían generarse desde la misma red burocrática y jurídica, para criticar al mismo sistema desde el que operan y ver qué tipo de resultados podría arrojar este acercamiento.

De esta reflexión surgió Today We Do Not Use The Word ‘Dollars’ (2009), en la que lograron firmar un contrato con el ANZ Bank para que todos los empleados de su sucursal en Karangahape Road no utilizaran la palabra «dólar» por un día.

El equipo del banco se vio en la necesidad de utilizar otras palabras para explicarse entre ellos y a los clientes las operaciones en las que estaban trabajando. En caso de que alguno de ellos rompiera el acuerdo, tendrían que pagar 1 dólar por cada vez que utilizara la palabra, monto que iría a un fondo social para el equipo de trabajadores del banco.

Otro proyecto similar fue Ecological Burial Contract (2009), en el que el participante que firmarse el contrato se comprometía a tener un funeral ecofriendly en caso de que falleciera mientras se estuviera llevando a cabo la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, celebrada en Copenhague del 7 al 18 de diciembre de ese año.

Tanto Today We Do Not Use The Word ‘Dollars’ como Ecological Burial Contract funcionan como experimentos sociales que permiten subrayar cómo, dentro de una sociedad aparentemente libre e independiente, nuestras conductas son estrictamente reguladas e incluso la desaparición de alguien tiene un impacto en el mundo.

SUPERFLEX. Contrato.

SUPERFLEX, Today We Do Not Use The Word ‘Dollars’, 2009. Tomada de la web del colectivo.

—El futuro de la humanidad frente al cambio climático

SUPERFLEX no se ha alejado de las ideas con las que decidieron trabajar desde 1993. Hasta el día de hoy, se siguen refiriendo a su producción artística como «herramientas», pues mantienen la convicción de que el arte puede servir como instrumento para la transformación desde dentro del sistema económico-social.

Algunos de sus últimos trabajos se han enfocado en mostrar las consecuencias del cambio climático, especialmente en lo que respecta al nivel del mar. Après Vous, Le Déluge (2019) es una intervención realizada en Galerías Lafayette, tienda ubicada en los Campos Elíseos de París, Francia, que consiste en la colocación de una serie de franjas azules que indican cuánto podría subir el nivel del mar en el próximo año si el deterioro del planeta continúa al ritmo actual, evidenciando que incluso los espacios de consumo no se salvarían de la catástrofe y deberían formar parte de una solución.

Por otra parte, la instalación Dive-In (2019) fue construida en el desierto de Coachella para servir como un autocinema donde se reproduzcan videos tomados bajo el agua, pero que también podría funcionar como infraestructura para la vida marina, en caso de que el nivel del mar llegue a ese territorio en el próximo siglo.

SUPERFLEX. Centro comercial.

SUPERFLEX, Après Vous, Le Déluge, 2019. Fotografía de Marco Cappelletti. Tomada de la web del colectivo.

La exposición There Are Other Fish In The Sea en Galería OMR estará abierta hasta el 18 de enero de 2020.

Manuel Guerrero

Ha participado en más de quince exposiciones colectivas y encuentros de arte sonoro en México, Reino Unido, Japón y España. A la par de la producción artística, ha escrito para más de doce plataformas dedicadas a la reseña y crítica de arte.

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SUPERFLEX. Fotografía de Jan Søndergaard. Tomada de la web del colectivo.

SUPERFLEX, Biogas PH5 Lamp, 2002. Fotografía de SUPERFLEX. Tomada de la web del colectivo.

SUPERFLEX, Copyshop, 2005. Fotografía de SUPERFLEX.Tomada de la web del colectivo.

SUPERFLEX, Today We Do Not Use The Word ‘Dollars’, 2009. Tomada de la web del colectivo.

SUPERFLEX, Après Vous, Le Déluge, 2019. Fotografía de Marco Cappelletti. Tomada de la web del colectivo.