Frente a los modos de vida acelerados en las ciudades, una urbanización poco planificada y el crecimiento del mercado inmobiliario, la presencia de espacios verdes para la recreación de los habitantes es más que necesaria hoy en día.

Ciudades como Nueva York han sido pioneras en la propuesta de espacios donde el entorno urbano esté en equilibrio con la naturaleza, cuyos beneficios sociales y ambientales son innegables. Para muestra está Pier55: un proyecto a cargo de Heatherwick Studio para el 2021 que consiste en un parque flotante cerca de la desembocadura del río Hudson, el cual albergará distintas actividades culturales además de ser un espacio para la educación, pues realizará programas para estudiantes con el propósito de alentar perspectivas ecológicas en las nuevas generaciones.

Igualmente en Nueva York se encuentra Central Park, parque que se queda corto si lo comparamos con el Bosque de Chapultepec, el mayor pulmón de la Ciudad de México. Central Park tiene 341 hectáreas frente a las 678 del Bosque de Chapultepec.

La reflexión en torno a las implicaciones sociales de los parques urbanos en el contexto mexicano ha tomado fuerza después de que el presidente Andrés Manuel López Obrador declarara, en su en su conferencia de prensa matutina del 2 de abril de 2019, que el artista Gabriel Orozco será el encargado de dirigir un nuevo Proyecto Cultural Chapultepec, coordinado por la Secretaría de Cultura y el Gobierno de la Ciudad de México.

A continuación, presentamos 5 parques urbanos cuyas iniciativas han impactado de manera positiva en algunos lugares de México.

—Jardín Ciudadano, de Práctica Arquitectura (Monterrey, Nuevo León, 2018)

Desarrollado como parte de una convocatoria abierta de la cual el estudio Práctica Arquitectura fue el ganador, Jardín Ciudadano es un espacio verde que, además de garantizar un lugar para el descanso y las actividades recreativas, da prioridad al desplazamiento peatonal por su diseño céntrico, donde las vías de acceso están integradas con el plan urbano. El proyecto surgió de las protestas de los habitantes cercanos al predio contra el plan para construir un estacionamiento, quienes enfatizaron la urgencia de un espacio que pudiera mejorar la calidad de vida en la ciudad.

Con una plena consideración de la naturaleza del predio, Jardín Ciudadano fue un proyecto ideado como un espacio abierto y poco contenido, por lo que la situación material de su contexto y la forma en que el lugar era usado en años anteriores, provocó el interés por explorar la idea del jardín.

Al ser la vegetación lo que ocupaba poco más del 70% del terreno—más las plantas que se añadieron como parte del proyecto final—, se buscó que los materiales de construcción complementarios fueran de tonos neutros, grises u ocre claro, de tal forma que la vida vegetal fuera la protagonista, logrando un juego de luces y sombras.

Práctica Arquitectura, Jardín Ciudadano (2018). Foto: The Raws. Cortesía del despacho.

—Parque Colinas del Sol y Parque Los Héroes, de Francisco Pardo (Estado de México, 2018)

Para el arquitecto Francisco Pardo «es importante cambiar no solo la condición física sino también la percepción del espacio: como arquitecto, creo que apoyar a las comunidades locales para obtener mejores espacios públicos para sus familias ayuda a la comunidad en general». Esta filosofía de trabajo la ha empleado en sus últimos proyectos, como el diseño de Parque Colinas del Sol y la rehabilitación de Parque Los Héroes, iniciativas con las que se espera reconstruir el tejido social, vulnerado —en parte— por el abandono de propiedades y la segregación social que ocurre en la periferia de las ciudades.

En el caso de Parque Colinas del Sol —realizado en Almoloya de Juárez, Estado de México—, la intervención contempló la creación de áreas temáticas, desde un parque infantil hasta un lugar para la meditación, así como otros espacios comunes como una cancha de fútbol o un pabellón para eventos públicos.

Para la rehabilitación de Parque Los Héroes, en Toluca de Lerdo, la propuesta consistió en renovar el suelo anterior del parque utilizándolo como un solo módulo para articular diferentes espacios y definir nuevas actividades. La unidad es un adoquín hexagonal que, como un píxel, modifica la topografía y permite un diseño de espacio para múltiples usos.

Francisco Pardo, Parque Colinas del Sol, 2018. Fotografía de Jaime Navarro. Cortesía de la firma del arquitecto.

—Parque La Mexicana (Santa Fe, Ciudad de México, 2017)

Al poniente de la Ciudad de México, en medio del paisaje de altos edificios característico de Santa Fe, los despachos de arquitectura GDU y VMA en colaboración con los reconocidos arquitectos de paisaje Mario Schjetnan y Víctor Márquez, construyeron el parque La Mexicana, con el que brindaron un nuevo uso al predio que anteriormente había sido explotado para actividades de minería.

Después de varias iniciativas que tenían como propósito transformar el terreno en un parque —y por una falta de recursos— el gobierno capitalino optó por destinar 70% del predio para parque, y el 30% restante para vialidades y desarrollos habitacionales de usos mixtos. Sin embargo, la inestabilidad del predio, originada por la extracción de grava y arena, dificultó el diseño.

Finalmente en 2018 fue inaugurado el parque La Mexicana, el cual cuenta con 210 000 metros cuadrados de áreas verdes, 2 000 árboles, dos lagos y tres humedales con una extensión de 12 500 metros cuadrados. En cuanto a los espacios para los habitantes, el lugar cuenta con juegos infantiles, anfiteatro al aire libre, katepark, ciclopista, zonas de estar y de picnic, miradores, lugares de meditación e incluso un supermecado subterráneo.

GDU y VMA (en colaboración con Mario Schjetnan y Víctor Márquez), Parque La Mexicana, 2018. Tomada de Inmuebles24.

—Parque Masayoshi Ohira (Ciudad de México, 1942-rehabilitado en 2015)

Desde 1942, este parque ha sido uno de los diseños de paisaje más asombrosos en la Ciudad de México pero también poco conocido: con una pagoda, una flora nativa de Japón y un estanque diseñado de acuerdo a la tradición de aquel país, el Parque Masayoshi Ohira ofrece una experiencia de calma y relajación para los capitalinos en medio del bullicio urbano.

Después de un largo periodo de descuido, en 2014 la Asociación México Japonesa, la Embajada de Japón en México y la delegación Coyoacán —donde está el parque— donó recursos para una remodelación integral, además de construir una casa para adultos mayores y sembrar nuevas especies de árboles.

Parque Masayoshi Ohira, (Rehabilitado en 2015). Tomado de TimeOut.

—Parque Ecológico de Xochimilco, de Mario Schjetnan (Ciudad de México, 1984)

Conocido principalmente como arquitecto de paisaje, Mario Schjetnan propone en sus proyectos un diálogo entre los materiales arquitectónicos y el entorno natural donde se instalan.

Una de sus obras más conocidas por la calidad y repercusiones en el ambiente de la zona es el Parque Ecológico de Xochimilco, ubicado al sur de la Ciudad de México y declarado en 1987 por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, pues el «cerco verde» que representa en la zona periférica de la capital mexicana es algo sin precedentes.

El parque brinda una vista general del paisaje que es posible apreciar a través de sus largos senderos, donde la presencia de la llamada «mancha urbana» es sutil. Además, se considera santuario del ajolote —un anfibio endémico de México en peligro de extinción— y la zona del lago es un punto importante en las rutas de emigración de ciertas aves. Entre otras iniciativas que se desarrollan en el parque, está el cultivo en chinampas: un método de agricultura que data de la época prehispánica.

Mario Schjetnan, Parque Ecológico de Xochimilco. Tomada de GDU.