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Archivos de arte: una recuperación necesaria

Opinión 13.05.2014

Andrea García Cuevas

Historizar, investigar o reflexionar sobre arte contemporáneo, requiere la conformación de cuerpos documentales o la activación de archivos de arte.

Vista de la exposición, La Era de la Discrepancia: Arte y Cultura Visual en Mexico, 1968-1997, MUAC.

Las lecturas de archivos —históricos y artísticos— no son un ejercicio reciente en las agendas de los museos públicos de México. Pero en la actualidad existe un interés creciente por revisar acervos, institucionalizados o dispersos entro lo público y privado, con ejercicios curatoriales que buscan entablar una conciliación entre el pasado y el presente. Los resultados no siempre son favorecedores, en ocasiones las carencias en los proyectos de investigación se manifiestan en exhibiciones donde prevalece la temática, ilustrada con ejemplos obvios en la materia, o donde la reflexión se agota en el propio discurso del arte.

La recuperación de archivos debe superar la nostalgia y atender al interés de intervenir la memoria poniendo en tensión los discursos históricos desde una perspectiva contemporánea. Si bien no todos los archivos o bienes artísticos encuentran una revaloración pertinente, su activación responde a las necesidades de un contexto específico y, sobre todo, a los vacíos críticos y reflexivos que permitan dimensionar el acontecer continuo. La distancia histórica nos lo permite. Y si el arte es producto de su propio tiempo, como documento proyecta símbolos que vuelven a aparecer y a ser presentes.

En su más reciente investigación El cubo de Rubik, arte mexicano en los años 90, Daniel Montero dedica un breve apartado a la exposición La era de la discrepancia (1968-1997), que representa un referente de las revisiones históricas desde lo curatorial. Siguiendo un artículo de Miguel López López sobre las implicaciones de la muestra, Montero se cuestiona la pertinencia de montar una exposición de ese tipo y concluye: «La era de la discrepancia responde a una necesidad particular […] si lo contemporáneo en México no tenía una historia, la misma aparición del término generó la necesidad de historización de eso contemporáneo».

Tanto el cuestionamiento como la conclusión de Montero tienen resonancia en la que se considera la precuela de la exposición curada en 2007 por Cuauhtémoc Medina, Olivier Debroise, Pilar García de Germenos y Álvaro Vásquez Mantecón. En Desafío a la estabilidad. Procesos artísticos en México 1952-1967, presentada actualmente en el MUAC, se activaron archivos para generar nueva relaciones de sentido, tanto entre las obras como con los espectadores. A través de la revalorización y el rescate de diferentes obras producidas entre las décadas de los cincuenta y los sesenta, los curadores —Rita Eder, Álvaro Vázquez Mantecón y Pilar García— desestabilizaron la noción y el discurso histórico de la generación de La Ruptura, que, hasta ahora, se consideraba como un periodo analizado.

Desafío a la estabilidad. Procesos artísticos en México 1952-1967, Museo Universitario Arte Contemporáneo

Probablemente ésa es la principal diferencia entre ambas exposiciones: mientras La era de la discrepancia buscaba historizar lo «contemporáneo», Desafío a la estabilidad genera una dialéctica para reconstruir el pasado y traducir el presente. Ambos casos son ejemplos de una cartografía que conduce a una transformación de la representación cultural-artística en México.

La resonancia no sólo repercute en la historia del arte. Desafío a la estabilidad logra incidir —o incluso agitar— en la memoria del visitante y le recuerda su condición como agente histórico, político y social. Así, el archivo lleva sus signos al exterior del museo y genera una reflexión a diferentes niveles.

Otros ejemplos recientes dignos de mencionarse son el proyecto El museo como experiencia crítica, desarrollado por el curador Willy Kautz en el Museo Tamayo, y la activación del Centro de Documentación del Ex Teresa Arte Actual, propuesta por su actual director Iván Edeza. En ambos casos las lecturas de archivo posibilitan las relaciones entre la realidad interna y externa al museo. Es decir, retoman la historicidad del propio espacio desde sus acervos para confrontar horizontes de experiencias.

Centro de Documentación de Ex Teresa

Escindir, serrar, pulir. Exploraciones al Centro de Documentación de Ex Teresa, Ex Teresa Arte Actual. 2013-2014

Éstos, como otros casos, desentonan con el ánimo de las exhibiciones blockbuster, que se han encargado de posicionar a los museos como centros de entretenimiento. No obstante, poner la mirada en los archivos y los documentos del arte resulta una alternativa para revertir la noción de los museos como industrias culturales y convertirlos en industrias de la conciencia. Así, el principal reto de los curadores es mantener una de las principales funciones de los museos públicos: producir reflexión y conocimiento.

 

Andrea García Cuevas

Estudió Arte en la Universidad del Claustro de Sor Juana. Fue Coordinadora editorial en Código, actualmente es coordinadora editorial en el Museo Tamayo y editora del blog de la galería Ángulo 0. Ha colaborado para medios impresos y digitales como GasTv, La Ciudad de Frente y Ediciones Transversales.

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