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Julio Le Parc. Cortesía de Centro Cultural Kirchner.

10 obras fundamentales de Julio Le Parc explicadas por él mismo

Lista 23.09.2019

Rocío Mellas

A sus 91 años, Julio Le Parc sigue siendo un visionario de la luz, el color y el movimiento. En esta selección de aniversario, el artista nos habla de algunas de sus obras más emblemáticas.

«Mi mamá me anotó; tenía que llevar un tablero, una hoja de papel Ingres, chinches, y cuando entré a la clase de preparación, me pusieron delante del tablero un objeto de yeso. El examen era saber dibujar un ornato con carbonilla, con claroscuros. Entonces empecé a hacer mi dibujo, y ahí me di cuenta: ¡eso era lo que quería hacer para toda la vida!», recuerda el pintor y escultor argentino Julio Le Parc, que hoy cumple 91 años.

Julio Le Parc nació en Palmira (Mendoza, Argentina) el 23 de septiembre de 1928. Actualmente reside en Francia, de donde era oriundo su abuelo. «No lo conocí, se había muerto casi 20 años antes de que yo naciera. Mi abuela solo me habló una vez de él, me dijo que se llamaba Jean-Marie y que venía de París. Se me ocurre que, si vino de tan lejos, era para que un día yo pudiera hacer el camino inverso, llevando conmigo lo que él había buscado en el país más al sur del continente americano», contó el artista en una oportunidad.

Los comienzos de Le Parc están marcados por su experiencia en la Escuela Nacional de Bellas Artes (Argentina). Allí los estudiantes se iniciaban en la práctica de la pintura y la escultura a través del dibujo y el modelado, en la imitación de los maestros y en los géneros académicos del desnudo y el retrato. Uno de los profesores de la institución, el pintor, ceramista y escultor ítalo-argentino Lucio Fontana —sus obras pueden verse hasta el 29 de septiembre en el Museo Guggenheim Bilbao—, le señaló a Le Parc el camino de la experimentación y le propuso ejercicios que fueron despertando en el joven su interés por la representación de los efectos lumínicos.

En 1960 fundó el Groupe de Recherche d’Art Visuel (GRAV, Grupo de Investigación de Arte Visual), espacio que se mantuvo activo por diez años, y desde siempre investiga el movimiento y el rol del espectador en el arte. En ese entonces, cuando estaba en su época más experimental, el arte inmersivo no tenía la visibilidad que tiene ahora.

En 1966 obtuvo el Gran Premio de Pintura internacional en la Bienal de Venecia; y a lo largo de su trayectoria ha exhibido en diversas instituciones y museos del mundo, como el Metropolitan Museum of Art (Nueva York), el Palais de Tokyo (París), el Pérez Art Museum Miam (Miami), el Instituto Tomie Ohtake (San Pablo) y el Museo de Arte Latinoamericano (Buenos Aires), entre otros. En los próximos días, Julio Le Parc estará a cargo de un desafío artístico inédito: la intervención del Obelisco de Buenos Aires.

En la plataforma digital YouTube se puede ver de forma gratuita Bifurcations, un documental sobre el artista.

 

El valor del encuentro

Si el filósofo marxista Walter Benjamin pudiera analizar la obra de Julio Le Parc, reformularía su tesis sobre el aura: al concepto de aquí y ahora le añadiría la intervención del espectador. Es inevitable pensar en el legado del artista plástico argentino si no es en términos de arte igualitario. Siempre —más allá del contexto— propone que el receptor termine de completar la obra.

—Seis espejos dobles (1966)

Julio Le Parc. Anteojos para una visión diferente.

Julio Le Parc, Seis espejos dobles, 1966. Imagen: Cortesía Atelier Julio Le Parc.

En estos espejos, que forman parte de la serie Sala de juegos, la propuesta es incorporar la realidad circundante. «Parten de un reflejo normal de la imagen que va fraccionándose y multiplicando progresivamente», explica el pionero del arte cinético.

 

(A)temporalidad y compromiso social

Como un acontecimiento que transgrede el curso normal de las cosas, Julio Le Parc irrumpe contra el paso del tiempo: después de más de medio siglo de producción, sus obras siguen vigentes. Quizás el quid de la cuestión reside en que la investigación artística del pintor y escultor argentino ha estado influenciada por la idea de transformar el mundo social.

«Me gusta que haya participación, dejando de lado exigencias como que el espectador tiene que estar cultivado o conocer la historia del arte. Mi pretensión es la relación directa a través del ojo, sin intermediarios. Si el espectador llega con algún pesar y al salir tiene un poco más de esperanza u optimismo, para mí es suficiente», sostiene el artista.

Frappez les gradés (1971)

Julio Le Parc. Inflables.

Grupo de Investigaciones de Artes Visuales, Frappez les gradés, 1971. Imagen: CortesíaAtelier Julio Le Parc.

El Grupo de Investigaciones de Artes Visuales, que Le Parc integró en París hasta fines de los años 60, hizo una serie de obras que proponen patear al establishment.

«Estas bolsas de boxeo, que suelen ser utilizadas para entrenar, están transformadas con rasgos corporales de las máximas autoridades del poder. La idea es que el público intervenga y patee a policías, directores, periodistas, hasta sacarse todo el odio y el rencor que provocan estos personajes».

La tortura (1972)

Julio Le Parc. Fotografías.

Grupo Denuncia, La tortura, 1972. Imagen: Cortesía Atelier Julio Le Parc.

En 1972, el Grupo Denuncia —integrado por los argentinos Julio Le Parc y Alejandro Marcos; el brasileño Gontran Guanaes Netto y el uruguayo José Gamarra— realizó en París siete cuadros en blanco, negro y grises para denunciar la aplicación de la tortura como método de gobierno en las dictaduras militares de América Latina.

«El trabajo colectivo en sí mismo no es garantía de resultados excelentes. Pero en la monotonía del panorama artístico, donde lo corriente son las luchas entre tendencias estéticas y los empujes individuales para triunfar, un trabajo colectivo al servicio de algo positivo, a pesar de sus deficiencias, es algo que reconforta, aunque no sea nunca fácil», opina el artista argentino.

 

El arte como experiencia

No importa qué época de investigación artística se analice: todas las obras de Le Parc tienen la capacidad de confundir a los sentidos. Las figuras, formas y superficies cobran vida sin permiso y entretienen al campo sensorial del espectador, quien muchas veces deberá parpadear para terminar de entender lo que se presenta ante sus ojos. ¿Cómo es posible que todo alrededor se enfoque y desenfoque sin intervención?

—Relieve blanco sobre negro (1960)

Julio Le Parc. Cuadro negro con tejido.

Julio Le Parc, Relieve blanco sobre negro, 1960. Imagen: Cortesía Atelier Julio Le Parc.

«Hice una serie de dibujos de relieves. En algunos casos, retomaba el principio matemático de las progresiones, pero aplicado a variaciones de niveles o bien a un mismo elemento con cuatro posiciones distribuidas alternativamente sobre una superficie. En otros casos la suma de elementos que variaban progresivamente creaba una superficie modulada. Después realicé otras experiencias con numerosas plaquitas metálicas distribuidas regularmente y colocadas perpendicularmente a un fondo plano de color blanco. En esta experiencia, el juego de luz, sombra y reflejos era primordial y constituía una especie de trampa de luz», nos dice Julio Le Parc.

Inestabilidad (1963-1964)

Julio Le Parc. Puntos blancos.

Julio Le Parc, Inestabilidad, 1959. Imagen: Cortesía Atelier Julio Le Parc.

Las experiencias de Le Parc en la superficie fueron desarrolladas, principalmente, entre 1958 y 1959 como una reacción analítica a lo que predominaba en el campo artístico. «Nuestro punto de partida era el ojo del espectador. Francisco Sobrino y yo habíamos llegado a París y queríamos aumentar la distancia entre el artista y la obra, eliminando al máximo los rastros de realización manual y los de composición subjetiva, que eran evidentes en la obra de los constructivistas», señala el artista argentino.

Modulación 48 (1976)

Julio Le Parc. Líneas curvas.

Julio Le Parc, Modulación 48, 1976. Imagen: Cortesía Atelier Julio Le Parc.

Para la crítica hay un quiebre entre este conjunto de cuadros y el resto de la obra de Le Parc. «Si aparentemente estos experimentos son diferentes y en algunos casos divergentes en relación con mis primeras búsquedas, lo encuentro saludable. Porque lo contrario me parecería grave: la repetición de una fórmula ya experimentada. Esta producción representa mi producción personal en mi estudio de Cachan y la he hecho con una finalidad experimental», explica.

 

Una multitud de cambios

Explorador de la luz y el movimiento, Julio Le Parc crea experiencias lúdicas e hipnóticas, centradas en un espectador activo.

Luz continua con 49 cilindros, velocidad rápida (1967)

Julio Le Parc. Luz circular.

Julio Le Parc, Luz continua con 49 cilindros, velocidad rápida, 1967. Imagen: Cortesía Atelier Julio Le Parc.

«Siempre quise alejarme de la obra fija, estable y definitiva. Mis primeros contactos con la luz fueron a finales de 1959. En esa época me decía que mi intervención se limitaba a confrontar algunos elementos y pensaba que el espectador no tenía por qué buscar los motivos emocionales o estéticos que podrían haberme empujado a escoger unos elementos determinados. En ese entonces, la luz no era sino un medio, como el plexiglás o las formas geométricas, para concretar algunas de mis preocupaciones», relata.

Ondes 110, n°8 (1974)

Julio Le Parc. Espectro de colores.

Julio Le Parc, Ondes 110, n°8, 1974. Imagen: Cortesía Atelier Julio Le Parc.

El manejo del color es uno los distintivos de Le Parc. De hecho, comenzó su investigación artística en torno al color con mucha cautela: no quería hacer colorismo. «Apliqué al color el mismo trato que a las formas. Empecé por utilizar no algunos colores, sino todos. Compuse una gama completa que iba del amarillo al amarillo pasando por el verde, el azul, el violeta, el rojo y el naranja. Los colores eran puros, no estaban degradados ni con negro ni con blanco. Me prohibía emplear otros colores que aquellos elegidos, es decir, una gama de 14 colores que si bien limitados me parecían resumir todas las variaciones posibles de mezclas cromáticas», detalla tiempo después de aquel primer acercamiento, en 1959.

 

El visionario

Además de cuestionar al poder y el rol de los curadores, críticos e intermediarios, a lo largo de su prolífica trayectoria Le Parc se propuso jugar con la percepción de los espectadores y tener en cuenta la opinión popular.

Esfera azul (2001)

Julio Le Parc. Esfera azul.

Julio Le Parc, La esfera azul. Imagen: Cortesía Centro Cultural Kirchner.

La opinión de los espectadores siempre ha sido muy importante para el artista. De hecho, hace unos pocos años, el único requisito que el artista solicitó para donar la Esfera azul al Centro Cultural Kirchner (Buenos Aires) fue que el público decidiera si la obra merecía quedarse ahí o no; el 95% de los encuestados votó a favor.

La obra, que está compuesta por más de 3 000 piezas de acrílico, tanza y metal, forma parte del patrimonio nacional argentino e invita al espectador a jugar con la proximidad, el movimiento y la circulación. «Me interesa liberar al espectador de las inhibiciones que provoca el arte con su supuesta categoría de cosa superior y desarrollar en él la capacidad de acción y de reacción», dice el representante del arte abstracto, cinético, conceptual y op art argentino.

Mobile Rombo Colón (2019)

Julio Le Parc. Instalación Azul.

Julio Le Parc junto a Mobile Rombo Colón, 2019. Fotografía de Juan José Bruzza. Cortesía de Teatro Colón.

Una de las últimas creaciones de Julio Le Parc acaba de ser instalada en el Centro de Experimentación del Teatro Colón (Buenos Aires), donde ofició de portero en su juventud, mientras estudiaba. «Me sentaba a dibujar, miraba a quienes entraban y salían, a veces dormía en el suelo o bajaba a escuchar los ensayos de las orquestas», recuerda.

Mobile Rombo Colón, encargada especialmente por el Teatro Colón, está hecha con más de 3 000 piezas de acrílico translúcidas fluorescentes y brilla en la oscuridad: la sala en penumbras y 28 espejos perimetrales potencian el efecto lumínico de la mega-obra.

Rocío Mellas

Periodista, editora y locutora. Escribe para revistas y medios digitales de Argentina, Chile, México y Uruguay. Ha sido editora general de un portal latinoamericano y se ha especializado en arte, cultura y estilo de vida.

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Julio Le Parc, Seis espejos dobles, 1966. Tomada de la web de Atelier Julio Le Parc.

Julio Le Parc, Frappez les gradés, 1971. Tomada de la web de Atelier Julio Le Parc.

Grupo Denuncia, La tortura, 1972. Tomada de la web de Atelier Julio Le Parc.

Julio Le Parc, Relieve blanco sobre negro, 1960. Tomada de Atelier Julio Le Parc.

Julio Le Parc, Inestabilidad, 1959. Tomada de Atelier Julio Le Parc.

Julio Le Parc, Modulación 48, 1976. Tomada de Atelier Julio Le Parc.

Julio Le Parc, Luz continua con 49 cilindros, velocidad rápida, 1967. Tomada de Atelier Julio Le Parc.

Julio Le Parc, Ondes 110, n°8, 1974. Tomada de Atelier Julio Le Parc.

Julio Le Parc, La esfera azul. Tomada de Centro Cultural Kirchner.

Julio Le Parc junto a Mobile Rombo Colón, 2019. Fotografía de Juan José Bruzza. Cortesía de Teatro Colón.