Dejando de lado el lugar común que representaría la inmejorable oportunidad de observar, en pantalla grande, Stalker de Andréi Tarkovski –misma que quizá tendría mucho mejor cabida en algún ciclo de clásicos–, aquí recomendamos cinco películas que representan, para quien escribe, los filmes imperdibles de la 64 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional (en carteleras del 23 de marzo al 9 de abril, 2018).

—Thelma (La maldición de Thelma), Joachim Trier (Noruega-Dinamarca, 2017)

La cuarta película de Trier aparece como un artefacto —con toques de fantasía— que funciona para hablar de temas tan elementales como lo son la homosexualidad y el escándalo que ésta puede ocasionar en una familia arraigada en la religión ortodoxa. El filme supone un vehículo para narrar el destape sexual de la protagonista y los trastornos mentales que sufre en el camino ocasionados, aparentemente, por fuerzas externas —el espectador sabrá suponer de donde provienen. Quizá la cinta más arriesgada del director noruego, en la que deja en claro su interés de retratar, desde su perspectiva, cómo funciona la mente humana. (Revisa aquí nuestra reseña).

—L’Amant d’un jour (Amante por un día), Philippe Garrel (Francia, 2017)

Fiel a su recurrete retrato en blanco y negro, Garrel pretende una especie de continuación de L’ombre des femmes, ahora con su hija (Esther Garrel) en pantalla, como personaje que acompaña a los protagonistas: una pareja de edades distantes que va sorteando los problemas que devienen de su diferencia de edades y de los intereses que cada uno persigue o cree perseguir. La auténtica sencillez de las cintas de Garrel nos hace confirmar que de entre lo más elemental se puede esconder una gran profundidad. Un excepcional retrato amoroso de nuestros días y de las constantes mutaciones que sufren las relaciones.

—Lucky, John Caroll Lynch (Estados Unidos, 2017)

Hay cintas calzadas para la realidad de sus protagonistas: Harry Dean Stanton murió poco después de estrenarse la película que, encima, tiene como eje central el tema de la vejez. Un anciano de 90 años le sonríe a la muerte a pesar de todos los fantasmas que le acompañan. Carroll Lynch se posiciona por primera vez detrás de la cámara —y se vale hasta de un cameo de David Lynch— para armar un western que funciona como epílogo de la vida y que acompaña a sus personajes en su búsqueda existencial. La cinta no se preocupa por ser un drama o una comedia, sino en ser un homenaje a nuestro desenlace natural. (Revisa aquí nuestra reseña)

—El ciudadano ilustre, Mariano Cohn y Gastón Duprat (Argentina-España, 2016)

Un Premio Nobel de literatura ficticio, Daniel Mantovani, encarnado por el grandísimo Oscar Martínez, pone sobre la mesa aquellas situaciones a las que un escritor de esos niveles está expuesto: la burbuja de la que termina alejándose, el ocaso de una carrera, la crueldad de un pueblo y las maneras en que un artista puede valerse de la miseria para alcanzar el éxito. Eso entre muchos otros temas que dejan en claro el abismo que genera la industria de la élite cultural frente a las personas comunes. Sin duda el punto más alto en la carrera de Cohn y Duprat.

—Visages villages (Rostros y Lugares), Agnès Varda y JR (Francia, 2017)

Miente quien diga que no quiere alcanzar la edad de Agnès Varda (89 años), con su energía y vitalidad. Visages villages, Rostros y lugares, no destapa ninguna vertiente estética que no le conozcamos a la directora francesa; lo que sí hace es recordarnos cuán necesaria es su mirada intimista, ahora acompañada por el artista JR. Bajo esquemas de narración sencillos, que buscan únicamente la escucha del otro, nos deja en claro que la idea de envejecer no es otra cosa que la pérdida de la necesidad y del interés por entender a los demás.

—