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Entrevista con Pedro Reyes: Disarm en Lisson Gallery

15.04.2013

Las piezas Imagine y Disarm, que Pedro Reyes creó a partir de las 6,700 armas confiscadas que recibió de la Secretaría de Defensa de México, se presentan por primera vez juntos en Lisson Gallery. La colección Disarm está compuesta por instrumentos musicales que el artista creó a partir de las armas inservibles. Imagine es un performance en colaboración con el músico John Coxon utilizando los mismos intrumentos; puedes verlo en el video de arriba. Además, una serie de collages dibuja un mundo utópico en el que los soldados han cambiado su artillería por instrumentos de música.

En esta entrevista, Pedro Reyes nos cuenta la intención que hay detrás de estas piezas.

Tus proyectos más recientes están marcados por una fuerte carga social. Por un lado modificas armas donadas o incautadas por el ejército para darles un nuevo uso, o bien realizas proyectos que buscan la sanación de las personas. ¿Qué definió esta línea en tu obra?

Yo creo que el arte tiene una aplicación social y no tengo dudas de que el arte puede cambiar el mundo. Por eso pienso que la cuestión no es decir qué es o no arte, sino hacer obras que tengan resonancia en una comunidad y que faciliten espacios de creatividad y de convivencia. No es necesario ser demasiado sofisticado, sino tratar de revertir procesos destructivos y facilitar procesos de sanación. Yo veo al arte como un ejercicio de sanación. Se ha expandido la idea de que debes criticar para producir cambios, pero me parece que es un autoengaño. Creo que lo que hace falta es ofrecer una solución; lo que me interesa es la producción de cambio y para hacerlo tienes que convertirte en el problema, así puedes pensar en una colaboración con los demás para encontrar una solución y desarrollar tácticas que inviten a otros a iniciar a ese proceso de transformación. Puede parecer ingenuo, pero yo sí creo en una especie de optimismo radical.

¿Cómo buscas llevar a la práctica ese “optimismo radical”?

El arte es uno de los contextos más generosos que existen en cuanto a que te permite desarrollar programas piloto, además de que es un contexto en donde la innovación es bienvenida y tienes una figura, como la del curador, con la cual puedes conversar de temas de gran profundidad y tener opción de probar y contar con recursos para hacerlo. Creo que el arte es una de las áreas de la actividad humana más gratificantes y me siento increíblemente afortunado de poder interactuar con las instituciones con las que estoy trabajando, porque puedes hacer toda esta serie de experimentos, pero yo creo que lo importante es lograr que los hallazgos que tienes después tengan aplicaciones fuera de la burbuja del arte contemporáneo, tratar de sacarlo para generar otras audiencias. La primera instalación del Sanatorium fue durante dos semanas en Nueva York, luego estuvo cien días en Documenta y ahora se va a presentar en la Whitechapel de Londres, pero lo que finalmente me interesa es que pueda haber un Sanatorium en Pachuca, otro en Saltillo, llevarlo a una especie de entretenimiento popular a contextos que normalmente no existen. Me interesa esa migración de un contexto especializado a uno popular, mi mayor aspiración es hacer esta especie de escape del arte.

¿Cómo conviven estos proyectos sociales con un mercado del arte cada vez más demandante?

Todas las revoluciones las tienes que financiar de una forma u otra; Fidel Castro, el Ché Guevara o Lenin tuvieron que hacer una ronda de financiación. En ese sentido, yo prefiero hacer obras y venderlas que llenar aplicaciones de becas. La venta me permite tomar riesgos, porque además me gusta mucho hacer exposiciones en galerías. También disfruto hacer cosas que parten del arte por el arte; disfruto cuando hago mis pinturas o esculturas, son ejercicios puramente formales y plásticos. Es de las cosas que más disfruto en la vida y me sirve como una especie de proceso en donde estoy trabajando simultáneamente en los dos espacios: en el que busca tener un uso y en el que no.

Cuéntame de Melodrama, la pieza que te comisionó el año pasado la Bienal de Liverpool y ahora presentas en la Bienal de Sharjah.

Melodrama and other games es una estación de juegos. Me interesa recuperar los juegos callejeros. El hombre tenía una cantidad de juegos que se inventaba para matar el tiempo y también para tener algo que no fuera la religión, el trabajo ni la familia, un espacio en donde pudiera recrearse. Me gusta retomar lo que dijo Friedrich Schiller: “Un hombre solamente es libre si juega y solamente si juega es libre”. El ejercicio de la libertad tiene mucho que ver con qué capacidad de juego tienes. Lo que estoy haciendo es inventando o recuperando juegos; cada juego se convierte en el medio para que el visitante se lleve un póster que da las instrucciones de cómo jugarlo y es la recompensa por su participación. Me interesa mucho la rendición de cuentas y ver cuántos jugaron, a partir de cuántos pósters se llevaron. Es un intercambio que no es económico, porque el póster no lo puedes comprar, sólo lo puedes adquirir a través de una inversión de tu tiempo en el juego.

www.lissongallery.com


[15 de abril de 2013]

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