Cuando se habla de arte contemporáneo en México es fácil centrarnos en los circuitos de la Ciudad de México, en parte por la estructura centralista de las políticas y la organización urbana y también por la cantidad de iniciativas y proyectos que operan en la capital mexicana.

Si bien es cierto que ciudades como Monterrey han empezado a posicionarse en el radar contemporáneo en la segunda mitad del siglo XX, gran parte de las propuestas gestadas fuera de estos focos suelen pasar desapercibidas. Sin embargo, actualmente la oferta y movimiento que se ha generado en ciertas regiones del país requieren un análisis de sus propuestas, tanto artísticas como en términos de gestión y mercado. Tal es el caso de la zona del Bajío.

La inserción del Bajío en la escena artística contemporánea de México es reciente y aún se está desarrollando, pero su historia e importancia para la economía del país es incuestionable: de acuerdo con un reporte de El Economista, esta región contribuyó con un 27.1% al Producto Interno Bruto (PIB) de México en 2018, por encima de la frontera norte.

En lo que respecta a su escena artística, el Bajío cuenta con una oferta amplia: desde actividades en espacios independientes hasta instituciones interesadas en la producción artística actual, como el Museo de Arte Contemporáneo de Querétaro, es clara la diversidad de sus propuestas artísticas, así como el creciente interés de nuevos públicos en un contexto que, lejos de delimitar una identidad, busca integrar distintas perspectivas con el propósito de consolidarse como escena.

Con estas circunstancias como antecedentes, desde hace tres años se ha realizado TRÁMITE: un evento fundado por Bianca Peregrina y José Miguel Loyola que se define como una plataforma gestionada en Querétaro con el propósito de —además de crear nuevos coleccionistas— integrar esfuerzos, ideas y posturas sobre la práctica artística desarrollada en el Bajío. La tercera edición de TRÁMITE, realizada del 30 de agosto al 1 de septiembre en el espacio BEMA y otras sedes de la ciudad, mantuvo el compromiso con la generación de coleccionismo y el reconocimiento de propuestas generadas en la región, invitando en esta ocasión a galerías y espacios independientes de Aguascalientes, Jalisco y Guanajuato.

Vista general de TRÁMITE 003 en BEMA. Cortesía del evento.

Sobre los antecedentes de TRÁMITE, Bianca Peregrina señala que el crecimiento de Querétaro —en términos económicos y urbanos— no implica directamente un crecimiento en el consumo de arte o la asistencia a exposiciones, a pesar del movimiento que el Bajío está empezando a detonar fuera de la escena artística de la capital mexicana. «Para nosotros era importante empezar a ver lo que estaba sucediendo en el resto del país y eso es algo que queríamos hacer este año: descentralizar foros».  

Este año, TRÁMITE no se limitó a la parte expositiva, ya que también presentó mesas redondas, donde se discutieron temas relacionados a la gestión, el mercado del arte y coleccionismo, al igual que talleres, sesiones de experimentación audiovisual e intervenciones en las calles de Querétaro. Sin embargo, ¿cuál ha sido la recepción de este esfuerzo? ¿Realmente se está perfilando una escena artística regional?

Intervención de Sebastián Beltrán, Fragmentación,intervención en una calle de Querétaro, 2019. Cortesía de TRÁMITE.

Para Papús Von Saenger, director del MACQ, los esfuerzos por reunir a agentes del Bajío está estrechamente ligado a la emergencia del arte contemporáneo. «Creo que es una necesidad, en el caso del museo, de que haya más lugares que visitar, más información. Son cosas que van ligadas. Es una industria que apenas está haciendo y hay ciertas cosas anacrónicas: por ejemplo, que yo sepa, en Querétaro no hay una galería de arte contemporáneo. Seguramente no tardará en surgir».

Respecto a la presencia de galerías de arte contemporáneo en la región del Bajío, Mónica Ashida manifestó su asombro por la cantidad de iniciativas que, paulatinamente están conformando un movimiento. «Yo creo que sí se puede hablar de una escena, aunque nos hace falta por supuesto conocernos más, dialogar y lograr a hacer una alianza que nos permita tener presencia mucho mayor», comparte Ashida, quien mantiene un trabajo constante como curadora y promotora cultural principalmente desde Jalisco. «Es muy curioso porque siempre existe esta idea en torno al Bajío que nos relaciona y nos une por muchos sentidos, pero creo que nos hemos dado cuenta que nos desconocemos bastante», concluye.

Conversatorio organizado durante TRÁMITE 003 en BEMA. Cortesía del evento.

En las escenas artísticas contemporáneas, cada vez es más notoria la presencia de espacios que se desempeñan de manera independiente, muchas veces al margen del circuito galerístico y del mercado, lo que no implica una ausencia de públicos e interés por las mismas. En palabras de Danilo Filtrof, artista y gestor quien —junto con Sofía Rivas— coordina los proyectos Museo Insular y Trapo Galería en San Miguel de Allende, «no creo que el desarrollo del arte esté condicionado a la cuestión económica: lo que creo es que la economía sí condiciona el coleccionismo y la creación de colecciones, aunque esto incluso no siempre es así: hay colecciones que se crean por intercambio de trabajos; son otras economías que funcionan. Dinero no es igual a colecciones, ni falta de dinero es igual a falta de desarrollo artístico».

Vista general de TRÁMITE 003 en BEMA. Cortesía del evento.

Con la gestión de proyectos como TRÁMITE y el reconocimiento del potencial creativo que está emergiendo en los estados de la región, el Bajío está definiendo su papel dentro el circuito del arte contemporáneo en México en un momento en el que la exploración de otras propuestas, fuera del cerco centralista, es más que necesaria para reconocer la diversidad de ideas y problemas que aún quedan por explorar.