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José Bedia, Mamá Kalunga, 1992. Cortesía del Museo Amparo.

Arte contemporáneo de América Latina en el Museo Amparo

Entrevista 15.02.2019

Sofía Hernández Chong Cuy nos habla del arte contemporáneo de América Latina, en el marco de la exposición «Portadores de sentido», en el Museo Amparo.

El pasado 9 de febrero, el Museo Amparo inauguró la exposición Portadores de sentido: una extensa investigación realizada a partir de las obras de arte contemporáneo que conforman la Colección Patricia Phelps de Cisneros, una de las colecciones privadas de arte moderno y contemporáneo más importantes en América Latina.

Fundada en 1970 por Patricia Phelps de Cisneros y Gustavo A. Cisneros, con sedes en Caracas, Venezuela y en Nueva York, la Colección Patricia Phelps de Cisneros ha sido una pieza clave en la revaloración y estudio de la producción artística latinoamericana por una constante gestión de exposiciones, programas públicos, proyectos editoriales y un programa de becas para la investigación académica o la producción artística, fomentando así la creación de espacios de debate sobre las contribuciones de América Latina al arte en el ámbito internacional.

La exposición Portadores de sentido comenzó como una investigación de las adquisiciones que la Colección hizo entre 1990 y 2015, las cuales, en palabras de la curadora de la exposición, Sofía Hernández Chong Cuy, «son representativas de la diversidad de inquietudes artísticas emergentes en Latinoamérica durante este período».1 La muestra, que incluye más de 100 obras de 70 artistas de América Latina y el Caribe, está organizada en cuatro núcleos temáticos, basados en las exploraciones que los artistas hacen de las condiciones geográficas de los diferentes países latinoamericanos, las implicaciones del urbanismo y la influencia de los medios de comunicación masiva en las dinámicas culturales locales, entre otros temas.

En entrevista para revista Código, Sofía Hernández Chong Cuy comparte algunos detalles respecto al proceso curatorial de la exposición, así como algunas ideas en torno a Latinoamérica y lo contemporáneo en el arte.

 

—A propósito del título de la exposición, ¿a qué te refieres con ser portador de sentido?

La exposición se titula de esta forma porque se posiciona tanto al artista como al objeto del arte como un portador que puede tener un significado o se puede resignificar de distintas maneras, dependiendo de la época o el contexto en que se presenta.

La Colección Cisneros, cuando empezó a formar sus distintas colecciones —no solamente la de arte contemporáneo— reflexionó mucho sobre la tarea de la investigación. Me parece que en el caso de [la colección de] arte contemporáneo, una de las cosas que se pueden notar es que ésta es una exposición con algunos artistas que quizás son conocidos en México, pero que también —en su mayoría— son desconocidos, o es la primera vez que son expuestos en este país. Es la primera vez que artistas de varias generaciones se encuentran bajo un techo, en una sola exposición. Todos ellos son artistas que se han desempeñado más allá de la artesanía o una experimentación plástica para la creación de un nuevo lenguaje. Han introducido una investigación que no se había hecho, dando sentido a historias que aún no hemos escuchamos.

Obras de arte contemporáneo en un museo. Arte contemporáneo de América Latina.

Vista de una sala de la exposición «Portadores de sentido». Cortesía del Museo Amparo.

—Con esta exposición, ¿a qué América Latina te refieres?

Es una pregunta que también me hice, cuando me invitaron a trabajar en la Colección Cisneros. ¿De qué manera mi interés en el arte contemporáneo iba a beneficiar a este contexto regional? —que es un territorio amplísimo.

La curaduría aquí no tiene un interés por mapear tendencias en América Latina. Tiene un interés por decir: ésta es el área que se delimitó para hacer la investigación, la cual era muy poco conocida en los círculos en donde Patricia Phelps de Cisneros estaba incidiendo y ella consideró que, al delimitar un área de investigación, como lo era América Latina, realmente podría incidir en los centros en los que estaba trabajando; que las contribuciones que ella podía dar ocurrían en el campo de la reflexión, de imágenes, y de una cultura que no se estaba apreciando cabalmente.

Cuando yo hablo de incidir me refiero a que Patricia Phelps de Cisneros viene, por décadas, participando en consejos directivos de museos, incluyendo el MoMA, con el que tiene un compromiso bastante significativo; también el Museo Reina Sofía, la Universidad de Harvard, como parte de su contexto académico, entre muchos otros. Y ella, en su propia confidencia en estos comités, notaba que había una falta no solo de apreciación, sino de información y conocimiento sobre las contribuciones que venía haciendo América Latina al mundo en general.

Entonces, delimitar la región, de alguna manera, y la investigación en la que se iba a avocar, era una manera de saber que ella tenía o podría tener la responsabilidad, como muchos otros gestores culturales —no solo coleccionistas o filántropos—, de poder contribuir a partir de decir: esto es lo que yo puedo hacer; este el conocimiento que a mi me gustaría ofrecer y con el que puedo incidir en algunas de las narrativas que están principalmente enmarcadas desde una mirada occidental. Eso ha venido cambiando y esa gestión la ha hecho no solo desde el discurso sino de la demostración, digamos, de las obras de arte, porque éstas presentan una contemporaneidad que no necesariamente se está representando en los circuitos principales.

Obviamente se coleccionó antes de 1990 y después de 2015, pero es una manera de organizar este material a partir de algo que tenga sentido —por ello la exposición se llama «Portadores de sentido»— y que a la vez presente una imagen de América Latina que es diferente, donde sí hay aspectos en común: compartimos un idioma —aunque hay muchos que se usan en la región— y compartimos también —lo diré como una suposición— una sensibilidad y una voluntad de hacer y pensar aún si hay un contexto marcado por una época difícil. Eso me parece muy relevante, principalmente en la primera sección de la exposición: por más difíciles o por más retos que se presenten, la producción artística va a seguir gestándose.

La investigación de campo [para esta exposición] ha permitido conocer una América Latina que no necesariamente se promociona, sino que se puede experimentar en la propia inserción de uno en estas comunidades de pensamiento, que nos han abierto las puertas a través de los años para conocer cuál es su producción.

—Desde tu trayectoria profesional como curadora, ¿cómo defines lo contemporáneo en el arte?

Creo que es una pregunta que, como tiene que ver con tiempo, es relativa. Me parece que lo contemporáneo en esta exposición, por ejemplo, está clasificado o definido a partir de su colección de arte moderno, en donde muchos de los artistas que están representados en esa colección como Hélio Oiticica, Ligya Clark o Lygia Pape —artistas que uno consideraría que son contemporáneos, independientemente de que estén muertos—, no forman parte de esta investigación. Para mí, lo importante fue decir cómo se distinguió lo moderno en la colección Cisneros, para entender cómo se podría distinguir lo contemporáneo.

No es una cuestión solamente de fechas: tiene que ver con una aproximación al presente, a los problemas y obviamente a las herramientas que queramos crear para hacer sentido de ese presente, o incluso de esas historias que queremos revisar o construir. En ese sentido, lo contemporáneo es algo que no cree en los sistemas modernistas, ni verticales —en términos de planificación—, sino que intenta hacer una combinación de herramientas de varias disciplinas que se desplazan. Es un conocimiento que se desplaza porque se va produciendo en el camino, así como se va resignificando en el proceso. La contemporaneidad es poner en cuestión aquellas ideas recibidas que, si no se cuestionan con nuevos lenguajes, por ejemplo, nos ofrecerían las mismas respuestas.

Obras de arte contemporáneo en un museo. Arte contemporáneo de América Latina.

Vista de una sala de la exposición «Portadores de sentido». Cortesía del Museo Amparo.

—¿Qué papel consideras que desempeñan las colecciones de arte privadas en los trabajos de investigación o la gestión de exposiciones?

Me parece difícil generalizar porque las colecciones privadas son muy diferentes entre ellas. También porque, en tanto son privadas, uno no conoce los procesos [de colección]. El énfasis en la investigación, y específicamente en la investigación de campo, me parece notable en esta exposición [«Portadores de sentido»], pues pone de manifiesto que hay una cercanía con los procesos artísticos y no solamente con los objetos de arte. Esa cercanía ocurre por estar en diálogo con los artistas, representados en la colección, y con las comunidades de pensamiento en las que ellos participan.Creo que muchas de las colecciones, en general, se hacen a partir de comités, lo cual está muy bien, obviamente: son importantes para poder dialogar sobre la posible relevancia de una obra en un acervo, pero también, si estás haciendo una de arte contemporáneo como ésta, de una región tan desconocida por los especialistas del arte contemporáneo que tienen posiciones de poder, ¿cómo conformas la colección si no estás haciendo investigación de campo? ¿De qué depende uno? ¿Cómo entendemos realmente la selección de temas o materiales o la contundencia de una obra de arte si no entendemos también ese contexto del que se está hablando?

Pintura con múltiples colores. Arte contemporáneo de América Latina.

Federico Herrero, Landscape [Paisaje], 2008. Cortesía del Museo Amparo.

La exposición Portadores de sentido en el Museo Amparo, en Puebla, estará abierta al público hasta el 22 de julio de 2019.

1 http://museoamparo.com/exposiciones/piezas/216/portadores-de-sentido-arte-contemporaneo-en-la-coleccion-patricia-phelps-de-cisneros

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Vista de una sala de la exposición «Portadores de sentido». Cortesía del Museo Amparo.

Vista de una sala de la exposición «Portadores de sentido». Cortesía del Museo Amparo.

Federico Herrero, Landscape [Paisaje], 2008. Cortesía del Museo Amparo.