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Voluspa Jarpa, Desclasificados - Tríptico B - P/A, 2016. Tomado de Paddle8.

Arte latinoamericano hecho por mujeres. Entrevista a la coleccionista Alejandra Castro Rioseco

Entrevista 30.05.2019

Rocío Mellas

En esta entrevista, Alejandra Castro Rioseco nos adelanta que prepara una muestra pública sobre arte latinoamericano hecho por mujeres.

Alejandra Castro Rioseco (Chile, 1978) es ingeniero y coleccionista, pero desde hace más de una década se abocó a la filantropía. Como miembro del directorio del Museo Solomon R. Guggenheim y del Museo del Barrio de Nueva York, la coleccionista participa del comité de adquisiciones y apoya el arte latinoamericano.

Actualmente lleva una vida nómada, que se divide entre Santiago, Dubai y Nueva York, y trabaja en múltiples proyectos de empoderamiento femenino. De hecho, en los próximos meses exhibirá una muestra pública sobre arte latinoamericano hecho por mujeres. ¿El detalle? Será curada por mujeres que nunca han tenido contacto directo con el arte.

Instalación de arte contemporáneo.Mujeres en el arte.

Alejandra Castro Rioseco junto a una pieza de Carmen Argonte. Cortesía de Alejandra Castro Rioseco.

—Actualmente trabajas en MIA, una colección de arte privada enfocada en destacar artistas mujeres y su trabajo en el arte latinoamericano. ¿Qué mensaje revela este proyecto?

El arte es un sector donde el papel de la mujer es minoritario. Por un lado, hay pocas mujeres dirigiendo proyectos; y por otro, se consolidan menos artistas mujeres que artistas hombres. Entonces quise aprovechar el poder que tiene el arte para visibilizar a esta minoría.

El objetivo de MIA Collection, que comprende alrededor de 500 obras, es dar cuenta de la dificultad que significa ser mujer en estos tiempos, así como lo fue en el 1800, en el 1200, o incluso antes de Cristo, cuando nos quemaban por ser brujas. Y este mensaje no necesariamente tiene que ver con un mensaje feminista, porque nos atraviesa a todas: feministas y no feministas. En este sentido, las artistas mujeres son muy buenas expresando esta dificultad porque lo han vivido, porque les toca la experiencia.

Cada vez estoy más convencida de que el arte latinoamericano hecho por mujeres es tremendamente deconstructivo socialmente. Las artistas latinoamericanas usan su cuerpo, usan el activismo, y eso hace que sus piezas de arte sean súper interesantes. El proyecto Radical Women1 dejó en evidencia de que las mujeres son capaces de desarrollar proyectos e ideas increíbles, pero que pocas veces alcanzan la visibilidad necesaria para seguir creando.

Retrato de mujer. Mujeres en el arte

Marie Orensanz, Limitada, 1978/2013. Collección de Marie Orensanz; Cortesía Alejandra von Hartz Gallery y la artista.

—MoMA, MACBA, Tate, Pompidou, Guggenhein, entre otros, están comprando mucho arte latinoamericano. ¿A qué responde este interés generalizado?

Latinoamérica es un lugar muy próspero para que se gesten ideas y los museos lo saben. Hoy en día los curadores jóvenes están haciendo un trabajo súper interesante para darle visibilidad a las obras latinoamericanas y a las artistas mujeres. Se han dado cuenta de que hay desigualdad y la desigualdad no puede tener lugar en el arte. Creo que los museos están despertando gracias a sus curadores, gracias a la gente que tienen trabajando adentro, a los directores.

Ahora los curadores empiezan a cuestionar cuántas piezas renacentistas hay de hombres y cuántas de mujeres, por ejemplo. Entonces, darles visibilidad a las artistas mujeres responde a este llamado de conciencia. Si las artistas crecen y se desarrollan, le agregan valor a tu colección. Por lo tanto, cuando una artista crece, también crece todo un ecosistema que se alimenta a través de ella: si una artista es invitada a una bienal, las galerías suben de nivel, el curador que la descubrió empiezan a tener otra mirada sobre el tema, los coleccionistas aprecian más su talento y la obra vale más.

—¿Cuándo notaste que las obras que fuiste adquiriendo durante los últimos años podían dialogar entre sí y formar parte de una colección?

Si bien el arte siempre ha formado parte de mi vida, cuando empecé a coleccionar no tenía conocimiento ni interés en coleccionar. Pero hace un tiempo, a medida que fui participando en los directorios de los museos, me di cuenta de que tenía una colección que era interesante mirar como tal, porque hasta ese entonces solo compraba y coleccionaba lo que a mí me gustaba. Pero para armar una colección de calidad no es suficiente tener buen ojo o intuición, uno necesita asesores. Y fueron ellos, particularmente, quienes me ayudaron a detectar que lo que yo estaba haciendo era una colección de arte, y que esa colección de arte estaba conformada por obras de artistas mujeres.

Instalación con relojes. Mujeres en el arte.

Obra de Agustina Woodgate en la Bienal de Withney. Cortesía de Alejandra Castro Rioseco.

La idea de armar una colección de arte femenino, entonces, se gestó de manera orgánica. Ahora quieres que tus obras salgan a la calle, ¿por qué has elegido a la Argentina para exponer la muestra?

Por lo general, cuando los museos o las galerías hacen una exhibición importante sobre un artista no tienen sus mejores piezas, entonces se las piden a los coleccionistas. Para mí es muy importante compartir las obras que tengo, pero ahora quiero hacer una muestra pública de algunas piezas latinoamericanas. Hoy voy tras mis sueños, sin miedo.

Mi objetivo es que la gente que no tiene acceso a un museo tenga la posibilidad de mirar y experimentar una pieza de arte. Quiero llevar este proyecto a países de América Latina y que los curadores de esta colección no sean especialistas en arte, sino más bien mujeres que nunca hayan tenido contacto con las obras. No solo vamos a capacitarlas, sino que además vamos a generar una fuente de trabajo muy importante en varios países.

Elegí Argentina porque encuentro tremendamente admirable cómo sale siempre de la adversidad ante cualquier tipo de dificultad. Los argentinos son bastante superiores en el mundo del arte, en el desarrollo, en cómo lo hacen, y están poniendo gente joven. Además, es un país que me ha abierto las puertas.

—Has tenido una invitación para replicar el proyecto en México, ¿verdad? ¿Qué puedes adelantarnos sobre esta iniciativa?

Sí, aún estoy en conversaciones para hacer algo en Guadalajara y en la Ciudad de México, puntualmente. México siempre ha sido un territorio fértil para el arte, así que me encantaría. De hecho, las artistas mexicanas han sido una de las grandes motivaciones para que armara mi colección de arte. Trabajo mucho con el director ejecutivo del Museo del Barrio, Patrick Charpenel, quien durante muchos años ha sido el director del Jumex y es el hombre que más sabe de arte en México.

—Uno de los objetivos de tu muestra pública es que muchas personas se acerquen al arte. ¿Recuerdas qué obra te conmocionó por primera vez?

Mi primera conexión con el arte fue matemática porque me di cuenta de que había información muy clara, muy detallada. Descubrí que había un nivel de conocimiento importante, preciso, y me encantó. Entonces dije: «Ah, el arte, piensa como yo, en cuadraditos, en números», y me enamoré. Me acuerdo cuando vi por primera vez una pieza de Martha Boto, cofundadora del Grupo de Artistas no Figurativos de la Argentina: quedé impactada.

Arte cinético. Mujeres arte.

Pieza de Martha Boto, 1971. Tomada de Museo de Bellas Artes de Argentina.

—Ella fue pionera del arte cinético y programado. ¿Consideras que su trabajo ha tenido la visibilidad que merece?

Creo que no. El arte cinético es un arte más matemático, que casa con mi profesión pero a la vez es muy sensible, y en líneas generales ha tenido poca visibilidad. Cuando descubrí a Martha Boto descubrí que era una artista que no había tenido el mismo reconocimiento que habían tenido los artistas de su misma época y ahí terminé de empatizar con su obra.

Esta falta de reconocimiento, también, me impulsó a participar en diferentes museos y trabajar para mostrar a diferentes artistas. Creo que para poder cambiar algo, las mujeres debemos estar en lugares donde se toman decisiones. Hace aproximadamente 14 años creé una organización sin fines de lucro con foco en la educación, llamada Mujer Opina, que puso de manifiesto mi necesidad de ayudar a las mujeres a visibilizarse en distintos aspectos. En el último tiempo he formado parte de la Mesa de Equidad de Género del Senado de Chile y he apoyado la Ley de Aborto en tres causales. Si no nos involucramos, los cambios no funcionan.

1 “Mujeres radicales: arte latinoamericano, 1960-1985” reunió cerca de 280 obras de arte experimental de más de 150 artistas de la región y se presentó en el Hammer Museum (Los Ángeles), el Brooklyn Museum (Nueva York) y la Pinacoteca de São Paulo (São Paulo).

Rocío Mellas

Periodista, editora y locutora. Escribe para revistas y medios digitales de Argentina, Chile, México y Uruguay. Ha sido editora general de un portal latinoamericano y se ha especializado en arte, cultura y estilo de vida.

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Obra de Carmen Argonte. Fotografía de Rocío Mellas.

Obra de Agustina Woodgate en la Bienal de Withney. Fotografía Rocío Mellas.

Pieza de Martha Boto, 1971. Tomada de Museo de Bellas Artes de Argentina.