Contaminación CDMX. ¿Qué hacer para generar un cambio? Tres especialistas opinan
Opinión 14.04.2016
Tres expertos en movilidad y urbanismo nos comparten sus propuestas para reducir la contaminación en la Ciudad de México.
La complejidad de una ciudad se insinúa en su planificación y ordenamiento; y, en su eventual proyección, diseño y modificación del entorno para el hábitat humano. Considerando que el ser humano contempla distintas necesidades para edificar su entorno, cabría preguntar, ¿qué ha pasado en la ciudad de México para que sus habitantes vivan en un ambiente contaminado?
El último mes la Ciudad de México ha vivido la peor calidad del aire en 14 años; las distancias que en promedio se recorren al día en la ciudad (en el medio de transporte que sea), los hábitos de vida, la distribución de las zonas económicas, así como la centralización e inadecuada distribución de servicios en la ciudad, han dado lugar a una disminución en la calidad de vida de sus habitantes.
Considerando los altos niveles de contaminantes en el aire y medidas que se han tomado, desde el gobierno, para atenuar estos, Código entrevistó a tres especialistas en la materia, para conocer su opinión y escuchar sus propuestas:
1.
C: Las medidas de las prefase y fase I de contingencia ambiental pretenden “volver a la normalidad” implementando medidas temporales. Si bien no existen soluciones mágicas a corto plazo, menciona cuáles crees que son las más urgentes y que deben ser implementadas desde el gobierno.
1. El Hoy No Circula es un programa ambiental que como la verificación vehicular, ha sido exitoso en reducir los niveles más importante de contaminantes (como monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno y partículas suspendidas), pero no ha impedido que los niveles de congestión y tiempos de recorrido se disparen. Todos los años entran en circulación unos 250 mil vehículos en la zona metropolitana.
La medida más importante es el diseño e implementación (¡sobre todo la implementación!) de un plan de gestión de movilidad, que regularía, controlaría y compensaría el uso del automóvil para que pasen tres cosas:
Las medidas que se tendrían que implementar son:
1. Desde luego, invertirle mucho más a un transporte público de calidad; de una manera coordinada entre la Ciudad de México y el Estado de México. Necesitamos muchas más líneas de metroBús y mexibús, así como ampliaciones al metro y eventualmente tener un sistema integrado.
Simultáneamente, además de hacer más estrictas las normas y verificaciones vehiculares, debemos comenzar a buscar esquemas para desalentar el uso del auto como puede ser reducir el estacionamiento en zonas centrales y/o cobrar para hacerlo a través de parquímetros. También plantear cargos por congestión y cambiar el reglamento de construcción para establecer un máximo de cajones de estacionamiento en nuevas edificaciones.
Los recursos que se obtenga por estas medidas se deben invertir en el Transporte Público.
1. En ocasiones no hay que darle muchas vueltas al análisis de ciertos asuntos: la contaminación en la Ciudad de México ha aumentado. Si bien no hemos regresado a los niveles de contaminación de la década de 1990, los niveles de ozono y de partículas finas contaminantes se incrementan año con año. Es un hecho. Me gustaría ser simplista y echarle la culpa al gobierno. Sí, fue un error dejar que los automóviles más viejos volvieran a entrar en circulación sin incrementar los límites permisibles en las verificaciones periódicas y sin tomar medidas vigorosas para desaparecer la corrupción en los verificentros. Sí, el transporte público necesita un reordenamiento urgente, tener controles más rigurosos de contaminantes, renovar flotillas, rediseñar rutas, organizar flujos vehiculares e implantar paradas fijas, mejorar el servicio y dar más seguridad a los usuarios. Sí, el metro, de ser un sistema eficiente y hasta ejemplar, ha decaído notoriamente, en medio de politiquerías, y se ha convertido en un medio de transporte sobresaturado a horas pico y con flujos cada vez más irregulares. Sí, debe haber todavía más regulaciones y controles para camiones de carga y servicios, y para las industrias contaminantes que siguen activas en el Valle de México.
Es necesario exigir todo esto, sin embargo, en este caso, la responsabilidad ciudadana debe ser mayor. Los automóviles privados son los que producen el mayor porcentaje de contaminación en la Ciudad de México. Eso también es un hecho. Y es que es imposible dejar de pensar que más de 20 millones de personas convivimos (es un decir) en un mismo territorio. La civilización con excesos demográficos casi se podría definir como una barbarie. Somos nosotros, los bárbaros, los que debemos tener iniciativas propias para que esto más o menos funcione. Un porcentaje significativo de ciudadanos (me incluyo) nos transportamos en vehículos privados, muchas veces solos, para realizar nuestras actividades cotidianas en trayectos largos y cortos. Es realmente absurdo. Incluso, en situaciones de contingencia ambiental, el hecho de reclamar el derecho a seguir transportándose de la misma manera, me parece poco cívico, poco solidario.
Por eso las quejas airadas en contra de medidas de emergencia como el Hoy No Circula más que reclamos al gobierno deberían ser una mirada en el espejo, un ejercicio de crítica y autocrítica ciudadana. ¿Qué parte de la responsabilidad le toca al gobierno? ¿Qué cambios debemos hacer los ciudadanos, no sólo en emergencias, sino en nuestras rutinas diarias? ¿Por qué no dejar de utilizar el automóvil voluntariamente no uno sino todos los días de la semana que sea posible? Incluso nos podemos meter en terrenos más espinosos: ¿Por qué no exigir que las gasolinas que se venden en México tengan una mejor calidad? ¿Por qué no poner el ojo en la industria automotriz y tener leyes mucho más estrictas en cuanto a la fabricación de vehículos con un mayor control de contaminantes? ¿Por qué no eliminar subsidios a esta misma industria? ¿Por qué no desincentivar el uso de vehículos particulares por medio de impuestos, áreas restringidas, estacionamientos caros y leyes de construcción que no fomenten los estacionamientos privados? En específico, como arquitecto, creo que nos toca, a los que ejercemos el oficio, dedicarnos a recomponer el espacio público, a mejorar la ciudad con intervenciones que fomenten la peatonalización y a reorganizar los flujos viales que no funcionan, a intentar promover que toda obra privada tenga la responsabilidad de mejorar áreas públicas contiguas, a redensificar las áreas urbanas de manera razonable.
2.
C: ¿Conoces algún caso en otra ciudad donde se haya implementado una medida de manera exitosa o notable?
2. Las ciudades europeas han sido desde hace años un ejemplo de las medidas integrales para garantizar movilidad para todos en un contexto de alta motorización, el resultado es que muchos tienen auto pero no lo usan tanto.
2. Londres tenía unos niveles de contaminación muy altos en los 60s, 70s y 80s haciendo todo lo descrito anteriormente, además de planear el crecimiento de la ciudad, logró revertir esta tendencia de manera notable.
2. En este asunto de la contaminación, creo que todos somos responsables, pero también creo que es una situación reversible. Todo depende de qué tan dispuestos estemos a hacer un lado nuestra ancestral desidia. Por último dos ligas: la del Air Quality Index http://aqicn.org donde se puede ver en tiempo real la contaminación en cientos de ciudades de todo el mundo, interesante como elemento comparativo, y otro, un artículo del Centro Mario Molina http://centromariomolina.org/mejorar-la-calidad-del-aire-en-el-valle-de-mexico-es-urgente-y-un-gran-reto-para-la-sociedad/ aparecido en febrero de 2016, justo antes de la actual contingencia. Suscribo en su totalidad el análisis y todas las recomendaciones que ahí se mencionan.
Xavier Treviño actualmente es director de Céntrico, un espacio de proyectos de movilidad sustentable: calles completas, zonas verdes, zonas 30, gestión de la demanda, movilidad en bicicleta, movilidad peatonal, entre otros. Se ha especializado en políticas públicas locales, regulación urbana y de transporte, gestión de espacios públicos y movilidad no motorizada. Estudió física en la Universidad Nacional Autónoma de México; es maestro en Desarrollo Urbano por El Colegio de México y tiene un posgrado en Gestión del territorio: urbanismo, infraestructuras y medio ambiente, por la Universidat Oberta de Catalunya.
Bernardo Baranda es Director en ITDP Latinoamérica; ciclista cotidiano y usuario del transporte público por gusto y convicción. Ha desarrollado su carrera profesional en el tema de movilidad urbana sustentable desde 2001. Es Ingeniero Civil por la Universidad Nacional Autónoma de México; y maestro en Ingeniería del Transporte por IHE-TU en Delft, Holanda; y en Administración e Implementación de Proyectos de Desarrollo, por la Universidad de Manchester, en Reino Unido. Actualmente es el coordinador del Módulo de Transporte de la Maestría “Gestión Creativa y Transformación de la Ciudad” impartida por la Universidad Iberoamericana en conjunto con la Universidad Politécnica de Cataluña.
Juan Carlos Cano es arquitecto y profesor de la Universidad Iberoamericana. Trabaja en el despacho Cano-Vera Arquitectura; y es editor de Mangos de Hacha. Ha publicado dos libros de poesía: Clemson y Umpire, y un libro acerca de la historia de San Ángel.
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