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Retrato de Andrés Manuel López Obrador. Tomado de BBC.

Rumbo a los 100 días del gobierno de AMLO: 5 desaciertos en la cultura a través de 5 agentes del arte

Reporte 05.03.2019

Sonia Ávila

Entrevistados por Sonia Ávila, artistas, curadores y académicos nos dan sus impresiones sobre los primeros 100 días del gobierno de AMLO.

Los primeros 100 días del gobierno de AMLO traen más cuestionamientos que certezas; y en el sector cultura hay sobre todo incertidumbre. Inquietud laboral, reducción de presupuestos, desaparición de programas, falta de un plan nacional y decisiones tomadas a rajatabla son focos rojos que detectan algunos artistas.

Entrevistamos a los artistas Betsabeé Romero y Néstor Quiñones; a los curadores Santiago Espinosa de los Monteros y Octavio Avendaño, y al gestor cultural y académico Eduardo Cruz Vázquez sobre esta coyuntura política.

Los entrevistados mantienen su fe en el gobierno de López Obrador. Dan un voto de confianza a la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, pero también confiesan estar dudosos sobre los modos de actuar. «Creo que nunca, había extrañado tanto a Carlos Monsiváis que decía “O ya no entiendo lo que está pasando, o no está pasando lo que estaba entendiendo”», ataja Espinosa de los Monteros.

«Andrés Manuel López Obrador es un presidente que sin duda mantiene la esperanza de muchos mexicanos», nos dice con convicción Octavio Avendaño. «Que haya una alternancia política hace que tengamos mayor confianza en la democracia».

A continuación presentamos cinco de las problemáticas que aquejan al sector cultura y sobre los cuales nuestros entrevistados opinan.

 

—Aún sin un «Plan Nacional de Desarrollo»

Más allá del documento «El poder de la cultura», que Alejandra Frausto presentó en junio de 2018, aún no existe un Plan Nacional de Desarrollo que defina la ruta cultural para el sexenio. Entrevistado por Código, Eduardo Cruz Vázquez —académico y experto en economía y cultura, agregado cultural de México en Chile Y Colombia, y autor de los libros Desde la frontera (UAM, 1991) y Los silencios de la de la democracia (Planeta, 2008)—, señala éste como el mayor atraso de la administración pues, por ley el Plan, debe entregarse en los primeros 180 días de gobierno.

«Durante este primer lapso, salvo los anuncios de rigor por parte de la titular del ramo que es su equipo de trabajo y llevar oficinas a Tlaxcala, no hay información concisa. Ni el presidente ni la titular del ramo han presentado formalmente una evaluación de cómo recibieron la Secretaría de Cultura, qué tipo de Secretaría heredaron ni mucho menos un plan de trabajo formal.

«Cada día que pasa los plazos que establecen la configuración del Plan Nacional de Desarrollo se acaban. Esta ley dice que el Ejecutivo debe convocar una consulta para ver los asuntos de la planeación. En cultura es importante porque es el primer sexenio que iniciamos con una Secretaría de Cultura real, y preocupa que no se tenga un proyecto o se esté haciendo en privado, sin consultar a la gente».

 

—Días de despidos a rajatabla

Santiago Espinosa de los Monteros —curador y crítico de arte, actualmente director de Artes Visuales y Escénicas de la UAM— advierte que no se puede «sacar a quien tiene las llaves del cajón». Se refiere a los despidos de personal en la Secretaría de Cultura y dependencias adscritas sin una revisión previa. Comparte la propuesta del gobierno de erradicar la corrupción —funcionarios con doble cargo o aviadores—, pero pide considerar a quienes por trayectoria conocen procesos administrativos o técnicos en el funcionamiento de las instituciones.

El riesgo de traer personal de poca experiencia es caer en una lenta curva de aprendizaje: «Creo que va a tardar en que la maquinaria siga funcionando, quizá sea pronto para notarlo pero sí en las siguientes convocatorias para becas, la programación de teatro, de los museos, de muchas cosas internacionales que vienen a México van a quedar en relente. Será un periodo de vado. Te puedes deshacer de todo mundo, pero una suerte de inteligencia laboral es no deshacerte de la gente con conocimientos. Si tienes gente que sirve, la legalizas».

El curador da un voto de confianza a las decisiones de la administración, pero pide otro para quienes trabajaron en gobiernos anteriores. Insiste en que no se puede categorizar a todos los funcionarios como corruptos. «Se tiene que hacer un análisis de la situación y se tiene que informar sobre lo que encuentran».

 

—«Revisión» y desaparición de programas

El gobierno de Andrés Manuel se ha destacado por desaparecer dependencias y programas enteros como el Inadem y Proméxico. En el sector cultural preocupa la incertidumbre de programas como Jóvenes Creadores del Fonca o el Programa Cultural Tierra Adentro que, a decir de Betsabeé Romero —artista visual cuya obra se ha expuesto en México y en el extranjero—, merecen una revisión razonada sobre su pertinencia y reestructura. Si bien coincide en la necesidad de actualizar sus esquemas y con ello blindarlos de la corrupción, insiste en que desaparecerlos sería un error.

«Algo que me preocupa es la inversión en la creación y producción de los jóvenes, por ejemplo en el Fonca, si se quiere decir cuántos de los becarios de Jóvenes Creadores fueron realmente exitosos y así medir el nivel de importancia del programa, eso no sirve. No importa si fueron tres o cuatro de cada generación, porque basta con que fue una beca que marcó la vida de muchos artistas. Yo fui becaria y luego jurado del programa y ahí conocí a gente con quien se hace una inversión creativa; es muy importante la inversión en creadores jóvenes. Hay que invertir en la educación artística».

 

—Diálogo frío

En un contexto de reestructuraciones que generan inquietudes, Octavio Avendaño —curador y escritor de arte. Ha realizado exposiciones en el Museo de Arte de Sonora, Museo Nacional de San Carlos, Museo Nacional de la Estampa y Ex Teresa Arte Actual— ve pertinente un diálogo cercano con las autoridades. En particular con Alejandra Frausto, quien después de los foros por la cultura previo a la toma de posesión de López Obrador, ha tenido pocos encuentros con la comunidad artística.

«Siento una secretaria alejada de las inquietudes, alejada de las preocupaciones y alejada de la comunidad cultural, y creo que debe tener presencia ella, porque sus asesores o voceros no han logrado tener un vínculo con la comunidad y quien debe tener un acercamiento es ella, directo».

Avendaño refiere que mucha de la incertidumbre de la comunidad cultural se solventaría si hubiera apertura de los funcionarios. Hacer público los criterios de sus decisiones. Recuerda a Mario Bellatin quien, ante una carta pública de artistas en reclamo por los cambios en el Fonca, presentó un breve documento para explicar el rumbo de su proyecto. Caso contrario, recuerda, fue la reacción de la titular de Cultura sobre el despido de Daniel Goldin de la Biblioteca Vasconcelos que alertó a escritores, artísticas y sociedad civil.

«Tardó días en salir Alejandra Frausto y dar al menos una postura. Hay un sentimiento de repliegue en las murallas de Tlaxcala, de secuestro por parte de sus asesores».

 

—Mayor participación ciudadana

Optimista ante la sacudida del nuevo gobierno, Néstor Quiñones —fundador de La Quiñonera, espacio independiente emblemático de la exploración artístistica de la década de 1990 en México— ve una oportunidad para la participación ciudadana en decisiones administrativas, igual en el sector cultural que en otros asuntos del país. «Seguimos en shock, pero estas reestructuras tan drásticas nos están planteando un reto enorme: manifestarnos. Estamos acostumbrados a ser de la oposición y que nadie nos escuche, pero yo veo una opción contraria».

No habla de una participación aislada, sino de establecer las encuestas nacionales como un hábito: «Frausto debería hacer una encuesta y plantear un modelo que atienda las necesidades en diferentes escalas de lo cultural. Ha habido muchas políticas controversiales, pero la cuestión es que como sociedad debemos expresar si estamos de acuerdo o no, porque la idea de que la autoridad era la última palabra ya se acabó, estamos educados para ser sirvientes pero esto está cambiando y debemos asimilarlo».

Sonia Ávila

Licenciada en Ciencias de la Comunicación, con especialidad en Periodismo por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Realizó en 2015 un Máster en Periodismo Cultural en la Universidad Pompeu Fabra en Barcelona, España. También participó en el diplomado virtual El periodista Latinoamericano como agente y líder en el desarrollo social, en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. Entre sus especialidades, cursó el Seminario introductorio «Aproximaciones al arte contemporáneo», en el Museo Universitario Arte Contemporáneo. Trabajó en la redacción de Grupo Imagen durante tres años y por siete años más fue reportera cultural para la sección Expresiones (cultura) en el periódico Excélsior.

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