Al igual que en otros sectores profesionales, la contingencia actual ha impactado la dinámica de artistas y trabajadores de la cultura, cuyas actividades se han detenido en medio de un panorama de incertidumbre que, día con día y por varias circunstancias, aumenta.

Como cada año hacemos un sondeo de la escena artística emergente en México, nos encontramos en un panorama con nuevos retos y otros tantos que ya son conocidos desde hace un tiempo, como la falta de más estímulos a la creación o la disminución del presupuesto destinado a la cultura. Sin embargo, también nos encontramos con una producción artística sumamente dinámica, articulada desde distintas partes del país, que nos brinda una visión más amplia no solo del arte en México, sino de problemáticas sociales que es necesario mantener en la discusión.

En este contexto, consultamos a diez artistas y curadores para conocer a los creadores que —desde su punto de vista— están desarrollando algunas de las propuestas más relevantes en la actualidad. Esta es la segunda parte de esta entrega. El orden es alfabético.

La primera parte la puedes consultar aquí.

 

 

—Adriana Martínez de la Rosa | Selección de Tlacolulokos

«Podemos definir el trabajo de Adriana de la Rosa como persistencia cultural dentro de los campos artísticos comerciales que son los que predominan en nuestra localidad».

—Tlacolulokos, colectivo artístico

 

Interesada en las posibilidades del cuerpo como un elemento de representación, Adriana Martínez de la Rosa (Oaxaca, 1988) ha explorado los procesos sociales con los cuales se construye la noción de individuo a partir de los vínculos virtuales.

Formada en el campo de las artes plásticas y visuales en la Universidad Autónoma Benito Juárez en Oaxaca, Martínez de la Rosa crea personajes ficticios con los que se puedan mostrar conductas e ideologías individuales provenientes de la cultura de masas. Debido a esta diversidad temática, la artista no cuenta con un medio predilecto, sino que lo encuentra en el proceso. «Soy de las artistas —explica—a quienes el formato no las define; más bien la resolución formal de la obra dependerá totalmente del mensaje […] Hay formatos con los que me siento más cómoda, como es el caso de la fotografía, el teatro y el video; sin embargo, también el arte sonoro y la instalación me han permitido resolver algunas piezas».

Desde muy joven, Adriana Martínez de la Rosa vio en el arte una carrera profesional, misma que reafirmó en la adolescencia, aunque acepta que ha sido un camino lleno de retos a resolver; uno de ellos es la independencia económica. «Producir una obra de arte depende totalmente de la artista, de quien ejecuta el acto creativo. Se pueden involucrar a más personas en un proyecto, pero es una misma quien sabe dónde acabara la obra, o más bien, es una quien debe procurar llevar la obra a su destino», comenta la artista.

Actualmente Martínez de la Rosa se encuentra trabajando en Tarot para el fin del mundo: un apocalipsis de colores, que consiste en una serie relacionada con juegos de luces y formas, algo que ha significado para ella un regreso a la pintura. Además de su práctica artística, realiza talleres, seminarios y charlas en línea.

 

 

—Josué Mejía | Selección de Octavio Avendaño

«Hay una nueva generación de jóvenes artistas que encuentran en la genealogía del arte mexicano fisuras históricas y simbólicas con las cuales están detonando estrategias discursivas y performáticas ante un contexto dominado por la formalidad del objeto. En esta generación se encuentran diversos artistas, entre ellos Josué Mejía».

—Octavio Avendaño, curador

 

«Actualmente construyo cosas pequeñas, estoy interesado en la idea de proyección a partir del dispositivo de la maqueta y el diorama, también en la parte didáctica que éstos ocupan dentro de dispositivos museográficos, y en cómo su disposición y materialidad permiten la construcción de narrativas dentro del dispositivo mismo de la exhibición», explica Josué Mejía (México, 1994), quien ha presentado su trabajo tanto en museos y galerías de México como en Estados Unidos, China y Colombia.

Gran parte de su interés creativo está permeado por una revisión de objetos e imágenes producidas por la tecnología actual, asociados con las agendas políticas de modernización y desarrollo industrial, algo que pudo verse en su exposición HG Build Fighters 1/144, realizada en Biquini Wax durante 2017.

Entre mayores que Mejía identifica respecto a la práctica artística se encuentran la búsqueda de las condiciones necesarias para realizar un proyecto, algo que va de la mano con la subsistencia y los recursos para la producción de obra, especialmente cuando se trata de propuestas a mediano o largo plazo. «Usualmente el soporte para esta clase de proyectos son las becas, pero mientras se mantenga la noción de que se beca a un artista para realizar su trabajo, en un país donde la estructura cultural se desmorona día con día, no es muy alentador», comparte.

Actualmente Mejía se encuentra realizando piezas relacionadas con la construcción de modelos automotrices a escala y caricaturas al fresco. Por una parte, la construcción de un automóvil Ford viene de las reflexiones en torno a la figura de los Transformers; y por otra las imágenes pintadas en una técnica tan antigua remiten a las implicaciones simbólicas que ésta tiene en la historia del muralismo. Tal y como lo explica el artista, «me interesa pensar qué sucede cuando estas caricaturas, documentos de “menor” importancia, son trasladados a la materialidad de la técnica del monumental y duradero arte público».

 

 

—anónimo | Selección de Helena Lugo

«La práctica artística de anónimo se conforma de acciones, gestos, o guiños en donde la escritura encuentra salidas ficticias, literarias, poéticas y afectivas. Su práctica, que busca disolver la vida y el arte, es generalmente guiada por el azar, el amor y lo improbable. Su trabajo pone en marcha estrategias afectivas y activismo creativo para generar arte socialmente comprometido y expandir las posibilidades de la escritura y la poesía».

—Helena Lugo, curadora

 

Si bien este artista prefiere trabajar desde el anonimato, detrás de esta decisión hay una postura creativa y artística muy definida: «Pienso el anonimato como una renuncia a la propiedad y como un llamado a la compañía: ser yo donde puedan ser/estar también los otros. La pérdida del nombre le da a lo que sea que haga un carácter colectivo, de grupo. Intento revertir, expandir y olvidar los modos en los que tradicionalmente circuló el arte».

anónimo comenzó a presentar su trabajo, afín a la poesía y al performance, entre su círculo más cercano y paulatinamente llevó sus proyectos hacia otros núcleos sociales, siempre con una orientación afectiva. A partir de esta guía,  anónimo emprendió nuevas iniciativas «desmaterializadas» —como él las define— para brindar mayor protagonismo a los aspectos sociales de la creatividad. Entendiendo la desmaterialización como «la eliminación de todos los soportes para dejar como único vehículo la voz y el cuerpo: la vida»

En su postura, se puede notar una afinidad con las movilizaciones políticas y sociales de resistencia. Sobre esto, anónimo advierte que «el reto es resistir, lo mismo para quien está creando obras con el objetivo de ser tomado en cuenta por la institución, o para quien se resiste a dejar ir la oportunidad de realizar el parque temático de arte contemporáneo más grande del universo. Resistir, siempre es lo más difícil. Resistir siempre, parece imposible (si se quiere conservar la vida)».

Respecto a la distancia que ha tomado de los circuitos con mayor presencia en el arte contemporáneo y los espacios de reconocimiento, anónimo no considera que esté en desventaja, pues tiene muy claro el público y forma en la que quiere dar a conocer su trabajo. «Ojalá, sin estar pendientes del reconocimiento, se multipliquen las voces y seamos capaces de ver nacer esa tribu que pone al servicio de la vida su trabajo creativo. Ojalá que las prioridades y los lenguajes cambien y que “la escena” se descarte de la obra que escribimos y actuamos todos, y nos acabe dando risa por su ineficiente y ridículo montaje», comparte.

Para estar en contacto con él y seguir sus próximos proyectos, puedes escribirle directamente a su correo: [email protected]

 

 

—Tania Ximena | Selección de Daiset Sarquis

«Su investigación antropológica sobre la formación de volcanes y yacimientos ancestrales, pone en entredicho la historia oficial del origen del hombre, revela de esta forma cómo utilizamos la naturaleza en nuestra narrativa fundacional, a la vez que explora nuevas formas de hacer paisaje».

—Daiset Sarquis, investigadora y docente

 

El interés de Tania Ximena por el paisaje se deriva de un contacto directo con el entorno. Ella no se limita a representar el panorama volcánico desde la distancia, sino que entra en contacto directo con el terreno a través del alpinismo y la investigación de campo con una perspectiva científica. Identifica una pregunta fundamental que ha desarrollado en su cuerpo de obra: «¿Cómo pasar de una experiencia a una imagen?»

«Para mí, un territorio es un conjunto de stratos de diferentes realidades; capas sociales, culturales, cosmogónicas, geográficas o ambientales, que se yuxtaponen construyendo algo mucho más complejo», explica la artista, formada en la ENPEG «La Esmeralda» y la Staatliche Akademie der Bildenden Künste Karlsruhe, en Alemania. Para desarrollar su trabajo, Tania Ximena utiliza diversos medios, que van desde el dibujo hasta el video.

Con esta perspectiva en mente, Tania Ximena ha desarrollado varios proyectos de largo aliento, en los que explora —por ejemplo— la erupción del volcán Chichonal en 1982 a través de la experiencia de una de las comunidades que quedaron sepultadas, o el deshielo del glaciar Jamapa del Pico de Orizaba —el glaciar más grande de los dos que tiene México y que es único en su tipo a nivel mundial. En cada caso, ha sido acompañada por un científico, algo que le brinda una nueva lectura a sus intereses creativos, al mismo tiempo que desdibuja los límites entre el arte y la ciencia. «Recorrer el territorio al lado de un científico es descubrir nuevamente el mundo: aparecen cosas que normalmente pasan desapercibidas», reflexiona.

Tania Ximena ha participado en exposiciones en México, China, Estados Unidos y varios países de Europa. Actualmente se encuentra desarrollando el proyecto referente al volcán Chichonal —en coodirección con Yollotl Alvarado—, que culminará en un largometraje y será presentado en varios festivales de cine.

 

 

—Ana Segovia | Selección de Jessica Berlanga

«Ana Segovia me parece una de las pintoras jóvenes más potentes por las formas en las que moviliza las cuestiones de identidad y género. Sus lienzos desbordan deseos, juegos de poder en torno a la sexualidad, subjetividades en construcción y negociación, y tensiones generadas por la performatividad que articula en su pintura.

A partir de referencias literarias y cinematográficas construye imágenes que cuestionan la construcción de las masculinidades y las ficciones en torno a ellas».

—Jessica Berlanga, curadora

 

Ana Segovia (México, 1991) explora la manera en la que la cultura popular determina nociones identitarias, particularmente la construcción de la masculinidad y su manifestación en la sociedad, los medios de comunicación y la producción artística.

La elección de una disciplina con tanta tradición como la pintura no es casual: para Segovia, esto representa un reto muy productivo, ya que orilla al artista a repensar las posibilidades de lo pictórico desde su propia experiencia. «Trato de que mis formatos sigan convenciones tradicionales con temas subversivos para irrumpir en la meta-narrativa histórica de la pintura en sí. La “Historia” de la pintura también es una construcción patriarcal. Me interesa investigar cómo puedo ocupar ese espacio y hasta donde lo puedo estirar», explica la artista.

Gran parte de la postura de Segovia respecto al arte y la pintura está basada en una clase de estudios queer que tomó en el Art Institute of Chicago —mientras cursaba una licenciatura en artes— y una reflexión personal sobre la identidad. A partir de sus actividades académicas y el encuentro con un archivo filmográfico del Cine de Oro mexicano, comenzó un cuestionamiento directo de los roles de género desde su propio trabajo. «Sentía que tenía que aprender a reconciliar mi deseo de “personificar” lo masculino con el feminismo, ya que mis nociones de lo masculino habían sido formadas viendo películas de Pedro Infante y Jorge Negrete desde chiquita. A través de la pintura y la auto-burla empecé a encontrar camino. Sigo ahí», relata.

Segovia ha presentado su trabajo en museos, ferias y galerías de México, Estados Unidos y Reino Unido. Actualmente se encuentra trabajando en nuevas pinturas y proyectos personales.