Cn

Contra la sustentabilidad —Studio Formafantasma en entrevista

08.07.2013

Formafantasma es un dúo italiano integrado por Andrea Trimarchi y Simone Farresin que ha encontrado en el diseño una manera de fomentar cambios sociales y políticos. Lejos de participar del ánimo ecologista, sus piezas miran con ojos críticos conceptos como la sustentabilidad.

¿Cuál es su método de trabajo?

Cada vez que comenzamos un proyecto es una experiencia diferente. El punto de partida puede ser una muestra material o un concepto que surge durante un proyecto previo. Usualmente, uno de nosotros hace la primera contribución e inmediatamente trabajamos en ella, ¡discutiendo por horas! No somos el tipo de diseñadores que dedican la mayor parte de su tiempo a hacer bocetos: en nuestra situación ése es el último paso. Partimos de un concepto y después creamos un archivo de imágenes y textos que nos permiten expresar nuestro punto de vista respecto al tema del otro. Existe mucha comunicación visual y verbal durante el proceso.

La mayor parte del tiempo recolectamos imágenes similares, eso significa que estamos yendo en la dirección correcta y que nos entendemos muy bien. Posteriormente organizamos el material en una especie de mapa visual que colocamos en la pared. La primera maqueta es casi un momento mágico: siempre encontramos objetos que tenemos en nuestras casas o estudio y que podemos usar, apilar o unir para revisar las primeras proporciones y tener la primera muestra en 3d. Durante el proceso analizamos y discutimos. Es un momento muy emocionante.

¿Siempre han estado interesados en el diseño como un medio para cuestionar las formas de producción?, ¿cuándo ocurrió el punto de quiebre que los condujo a entender la disciplina como un canal para realizar investigaciones?

Lo descubrimos trabajando. Nos dimos cuenta de que nuestro interés por el diseño como disciplina no está basado en el fetichismo de los objetos o las ideas. Nuestra fascinación por los objetos recae en su capacidad de representar historias humanas o futuros posibles. Entendemos el diseño como una disciplina que cuestiona y concibe cambios socioculturales y políticos.

Nuestra labor funciona como un filtro: nuestros proyectos son el resultado de un proceso de destilación, siempre sabemos en dónde comenzamos, pero nunca sabemos en dónde terminaremos. Creemos que el trabajo de un diseñador debe responder a las necesidades sociales y culturales del entorno, debe ser crítico y tener la capacidad de plantear nuevas vías y posibilidades para hacer del diseño una disciplina.

¿Existe un aspecto que los vincule con los procesos artesanales?

En una ocasión fuimos invitados por una empresa para conocer a una artesana contemporánea, una mujer que se especializa en coser corbatas con una técnica que se ha usado desde hace un siglo. Recuerdo que la idea nos causó problemas. Pero en México, por ejemplo, la mayoría de nuestros objetos son hechos con métodos artesanales.

¿Por qué creen que son importantes estos métodos tradicionales en pleno siglo xxi?

No se trata de volver a ellos sino de evolucionar, ir hacia delante con la libertad de poder ser influido por el pasado. Un ejemplo es nuestro trabajo para Nodus titulado Migración: una serie de tres alfombras producidas en Portugal con encaje de aguja, una técnica antigua que tiene mucha relevancia en la actualidad.

Su trabajo cuestiona el concepto de lo local. Vivimos en un mundo donde los mismos objetos pueden encontrarse en cualquier parte del mundo.

El diseño como disciplina es muy futurista, pero ¿qué pasaría si el futuro resulta arcaico? El interés renovado de los diseñadores por las culturas rurales y en general por las artesanías y los métodos de producción tradicionales representa un cambio en la sociedad.

La fe modernista consagrada a la industrialización está mostrando sus límites. Las formas geométricas y los elementos típicos del estilo internacional son símbolos de la pretensión idealista y universal del Modernismo. En este contexto, la artesanía parece pertenecer al pasado: es cara, decorativa y representativa de una cultura local.

La industrialización ha ofrecido herramientas funcionales que pueden ser producidas en cualquier parte, independientemente del contexto. En contraste, los objetos hechos a mano tienen en su imperfección la capacidad de evocar el toque humano. Asimismo, la urgencia contemporánea de encontrar soluciones sostenibles ha puesto de moda la actitud rural de seguir ciclos de tiempo naturales y emplear la producción impulsada por la naturaleza.

¿Consideran que la reflexión que realizan es más importante que la función real de los objetos?

No existe tal cosa como la «función real». Nuestros objetos están destinados a funcionar de acuerdo a nuestro deseo. Desde Botanica, proyecto comisionado por Plart Foundation, ha existido un interés por el desarrollo de materiales que reflexionan críticamente sobre la sustentabilidad.

Este desarrollo de materiales es también visible en Craftica, ¿cómo han incluido la sustentabilidad en su discurso?

Como diseñadores, nuestra primera intención es cuestionar estereotipos y clichés al iniciar un proyecto o investigación sobre un material. Por lo general, más que ofrecer soluciones, proponemos cuestionamientos o posibles alternativas.

Por ejemplo, en Botanica investigamos polímeros industriales y los transformamos en una colección de vasijas hechas a mano. Mientras el plástico es comúnmente considerado como moderno o contemporáneo, con esta pieza destacamos el contexto histórico de los materiales.

El plástico puede ser utilizado para lograr superficies perfectas, pero nosotros estamos produciendo a mano. La evolución industrial ha descartado el uso y las investigaciones de polímeros a base de petróleos, nosotros buscamos redescubrir el potencial de los materiales subestimados.

Ir en busca de lo “natural” o lo sostenible es un instinto. Los diseñadores son hijos de su propio tiempo. Nosotros somos el resultado del cruce entre los siglos XX y XXI. Lo sostenible ya no es más una obligación para los diseñadores, sino una posibilidad para repensar las formas de producción y del diseño.

¿Existe algún proyecto en particular que ejemplifique su ideología?

Puede ser Craftica, una pieza muy interesante para nosotros. Fuimos convocados por Fendi, una marca que desde 2009 se ha interesado por colaborar con Design Miami/Basel y con diseñadores experimentales para desarrollar proyectos especiales. Nos pidieron diseñar una colección con cuero desechado. Ninguna otra restricción nos fue impuesta.

El diseño fue dirigido por las connotaciones simbólicas del material que, en mayor medida, representa la compleja relación entre la naturaleza y los humanos. El cuero tiene la capacidad de evocar recuerdos casi ancestrales, como cuando el hombre cazaba para obtener comida, herramientas y vestimenta.

Para la producción, además de los materiales desechados por el proceso de fabricación de Fendi, seleccionamos cuero obtenido de la piel de pescado desechada por la industria de alimentos, cuero procesado de manera vegetal por medio de sustancias de la corteza de los árboles, cuero de corcho extraído del árbol de alcornoque y una serie de vejigas de animales examinadas por su capacidad para contener líquidos. En conjunto, la pieza ofrece una perspectiva holística del cuero; como instalación, despliega una gran variedad de objetos que van desde herramientas hasta muebles: una colección de luces de vidrio colgadas a través de correas y ganchos, una mesa y un biombo hecho de cuero crudo curtido, una serie de cuatro taburetes con formas orgánicas y patas en forma de aleta tapizadas en cuero de pescado (salmón, perca, trucha, pez lobo), cucharas y máscaras protectoras hechas con conchas de vieira, y contenedores de vidrio y vejigas de vaca en forma de frasco. Como un homenaje al cuero, se colocaron 28 dibujos hechos a mano sobre un pergamino que retrata los múltiples usos del cuero a lo largo de la historia.


Integrado por Andrea Trimarchi (Sicilia, 1983) y Simone Farresin (Sicilia, 1980), Formafantasma es un estudio con sede en Eindhoven que surgió mientras ambos diseñadores realizaban una licenciatura enfocada en diseño e ilustración editorial. Sus proyectos exploran las posibilidades de las técnicas artesanales, así como la relación entre la tradición y las culturas locales. Su discurso e identidad artística están fundamentados en un diálogo crítico con la disciplina. En 2011 fueron seleccionados por Paola Antonelli —curadora de diseño del MoMA de Nueva York— y Alicia Rawsthorn —crítica de diseño del International Herald Tribune y el New York Times— como uno de los 20 estudios de diseño más prometedores. Algunas de sus obras más conocidas son Craftica, Migración y Botanica. ¿Cuál es la función de los objetos que crean? Pueden utilizarse en contextos cotidianos pero también exhibirse como piezas de museo, como sucede con las Galerías Rossana Orlandi y Moss o El Instituto de Arte de Chicago, que albergan algunos de sus trabajos más representativos.

www.formafantasma.com


[8 de julio de 2013]

siguiente

Newsletter

Mantente al día con lo último de Gallery Weekend CDMX.