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Matt Mullican en el Museo Tamayo: That world/Ese mundo

Destacado 24.10.2013

Las piezas de Matt Mullican están repletas de símbolos y pictogramas que parecen indicios de una civilización lejana. Con enormes grabados, señales que parecerían de tránsito, dibujos de trazos simples y esculturas, el artista construye una cosmología compleja y alterna.

Con un sistema de colores y señales, Mullican (California, 1951) ha conformado, a lo largo de toda su vida, una extensa cartografía en la que registra su particular imaginario. Su tarea le parece similar a la de los enciclopedistas del siglo XVIII: se trata de archivar y catalogar todo el conocimiento acerca del mundo mediante textos e ilustraciones. Quizá la clave sea la visión que Mullican tiene del mundo. Al inicio de la muestra que se inauguró ayer en el Museo Tamayo, advierte: “No es el mundo que tú ves, es el mundo que yo veo representando el mundo que tú ves”. Es decir, sus piezas aluden al mundo externo, pero a través de la visión subjetiva de él mismo o de otros. Es un mundo con múltiples explicaciones y facetas.

Muchos de sus dibujos están cubiertos de textos líricos. Sus ilustraciones parecen estar hechas a partir de un alfabeto codificado. La particularidad de sus piezas es aún más notoria si se considera que frecuentemente trabaja bajo hipnosis. El artista asegura que eso le permite entrar en un estado de “hiper conciencia” que le permite catalogar de forma más adecuada la conducta humana y el universo. En el video de arriba, mira un performance que realizó bajo hipnosis en Tate Gallery.

El trabajo de Mullican ha sido exhibido en el Museo Metropolitano de Nueva York, el MoMA, la Galería Nacional de Berlín, la Bienal de Whitney de 2008 y la Bienal de Venecia 2013, pero ésta es la primera revisión de su obra en México. La muestra, que lleva por título That world/Ese mundo, fue curada por Willy Kautz e incluye más de 60 dibujos, videos, instalaciones y cuadernos de artista realizados durante cuatro décadas.

Quien intente encontrar una ruta precisa a través de la cartografía de Mullican probablemente descubra que los caminos se multiplican. Algunas piezas constituyen mapas que refieren a las demás; los pictogramas y los dibujos parecen aludir unos a otros. Pese a ello, está claro que no se trata de una simple acumulación de obsesiones, sino de un entramado de referencialidades y significados subjetivos que permiten descubrir, en efecto, un mundo tan inquietante como lleno de profundidad.

www.museotamayo.org

 

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