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Go Hasegawa, Flying Carpet, 2019. Fotografía de César Béjar. Cortesía de Jardín 17.

Go Hasegawa en el Jardín de Barragán

Columna 12.11.2019

Isabel Abascal

Isabel Abascal habla de la exposición del arquitecto japonés Go Hasewaga y su intervención ubicada en el Jardín de Luis Barragán.

Frente a la icónica Casa de Luis Barragán hay un hermoso jardín desconocido para el gran público. Un espacio que en su tiempo funcionó como estacionamiento, bodega y lugar de reunión y que, desde hace años, es utilizado para impartir talleres.

El jardín cobró un nuevo esplendor al ser restaurado en 2016 por el arquitecto Alberto Kalach, quien rescató elementos paisajísticos, como el estanque de agua, y preservó el característico muro azul rey que delimita el terreno.

Desde el año pasado, este pequeño oasis —ahora llamado Jardín 17— es la sede de muestras de arquitectura organizadas por Salvador Macías, fundador junto a Magui Peredo del brillante estudio Macías Peredo, y que como miembro de la Fundación de Arquitectura Tapatía Luis Barragán, ha logrado que el jardín funcione como espacio de reflexión, debate y divulgación, no solo de la obra de Barragán sino de la arquitectura y el urbanismo contemporáneos.

Exposiciones sobre la obra del propio Kalach en noviembre de 2018 y sobre el poético trabajo del arquitecto estadounidense Robert Hutchison en agosto de este año, han dado paso a una osada invitación al arquitecto japonés Go Hasegawa para intervenir el jardín.

Go Hasegawa Jardín Barragán. Corredor de árboles.

Go Hasegawa, Flying Carpet, 2019. Fotografía de César Béjar. Cortesía de Isabel Abascal.

Hasegawa ha sido reconocido, entre otras cosas, por obras en las que la materia construida coexiste en delicada armonía con la naturaleza que la rodea, como la elegante casa de fin de semana Pilotis in a Forest: un volumen que se eleva 6.5 metros sobre el suelo del bosque, encaramado en esbeltas patitas de acero.

Su propuesta para Jardín 17 es una sutil manera de volver contemporánea la obra del propio Barragán, haciendo posible que nos adentremos en su mundo vegetal.

Una esbeltísima pasarela elevada que nos sitúa en el andador existente y nos introduce entre las plantas que antes solo podíamos observar desde fuera.

El proyecto titulado Flying Carpet (alfombra voladora), nos coloca en un mundo onírico en el que podemos penetrar las copas de los árboles y sentarnos a escucharlos. La esbelta estructura triangulada pintada de negro, compuesta de vigas de sección cuadrada y pilares de acero de apenas una pulgada de diámetro, parece hacernos fluctuar sobre el lecho de vegetación.

Go Hasegawa Jardín Barragán. Casa Barragán.

Go Hasegawa, Flying Carpet, 2019. Fotografía de César Béjar. Cortesía de Jardín 17.

La plataforma, de 1.3 m de ancho, cuya superficie plateada está hecha con 3 km de tubería de acero galvanizado, serpentea entre la vegetación a una altura cada vez mayor sobre el suelo, ofreciendo reflejos azules, verdes, tornasolados. Esta sencilla operación de trazar una línea horizontal a cierta cota sobre el terreno inclinado transforma totalmente la experiencia del visitante que puede ahora sumergirse en el jardín y vivirlo desde otra perspectiva. Este nuevo plano horizontal se convierte, a su vez, en un lugar habitable de encuentro y reflexión.

Los 55 metros de recorrido enroscado sobre sí mismo —la longitud del propio jardín—, ofrecen la oportunidad de observar, por entre las ramas de un árbol, una escultura clásica que yace en el piso; y de atravesar un floripondio con grandes flores amarillas y embriagarnos con su olor. Como sucede en algunos jardines árabes del sur de España en los que los andadores están elevados del suelo para que podamos apreciar mejor el olor de los árboles, Flying Carpet involucra todos nuestros sentidos.

Las secciones de las tuberías que conforman el proyecto han sido pintadas de colores representativos. Naranja en referencia a las flores de las madreselva del Cabo (Tecoma Capensis) sobre las que flota el andador; y morado en referencia a las jacarandas, símbolo de la relación entre Japón y México, ya que esta especie fue introducida en la Ciudad de México en la década de 1920 por un paisajista japonés, Tatsugoro Matsumoto.

Al fondo del jardín, en los talleres, podemos visitar una exposición dividida en dos partes. La dedicada a la obra de Hasegawa nos presenta varios de sus proyectos; y una segunda dedicada al proceso de diseño y ejecución de Flying Carpet. Esta segunda sala muestra croquis, collages, dibujos y un sinfín de maquetas a través de los que podemos ver el desarrollo de la idea con sus iteraciones, permutaciones y cambios, que finalmente desemboca en el proyecto tal cual ha sido construido por Factor Eficiencia.

Go Hasegawa Jardín Barragán. Exposición.

Go Hasegawa, Flying Carpet, 2019. Fotografía de César Béjar. Cortesía de Jardín 17.

Es particularmente interesante observar las referencias usadas y la gran cantidad de opciones formales que se han explorado en el estudio de Hasegawa hasta llegar a la mejor propuesta plausible en términos de tiempo, presupuesto y posibilidades técnicas.

La exposición tiene un papel no solo didáctico, sino también crítico en el sentido de desvelar el sistema de trabajo y el universo de pensamiento conceptual del estudio a cargo de la intervención. De esta manera, la disciplina de la arquitectura se muestra como un proceso de decantación laborioso en lugar de como el encuentro fortuito con una idea genial.

En este punto convergen la práctica de Go Hasegawa & Associates y del propio Luis Barragán. Pese a sus materializaciones opuestas, considerando la masividad de la obra de Barragán y la aparente ligereza que sugiere la de Hasegawa, el trabajo de ambos entra en un bello diálogo en Jardín 17.

Para los interesados en el arte, el paisajismo, el diseño o la arquitectura, ésta es una oportunidad doble para visitar un pabellón y una muestra que lo contextualiza.

Flying Carpet se presenta hasta el 31 de enero de 2020 en Jardín 17 (Jardín 17, Gral. Francisco Ramírez 17, Daniel Garza).

 

Isabel Abascal

Es arquitecta por la Universidad Politécnica de Madrid. Estudió en la Technische Universität de Berlin, y en la Vastu Shilpa Foundation de Ahmedabad (India). Colaboró con los estudios SANAA (Tokyo), Aranguren y Gallegos (Madrid), Anupama Kundoo (Berlin) y Pedro Mendes da Rocha (São Paulo). Ha sido profesora de proyectos durante seis años en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Escola da Cidade, en São Paulo. Participó de la curadoría de la X Bienal de Arquitectura de São Paulo, 2013. Dirigió de 2015 a 2017, la plataforma LIGA, espacio para arquitectura DF, dedicada a la exposición, divulgación y discusión de la arquitectura latinoamericana. Fundó en 2015 la oficina de arquitectura LANZA Atelier junto a Alessandro Arienzo. LANZA ha sido nominado al Premio de Obras de la Bienal Iberoamericana de Arquitectura 2016 y al Mies Crown Hall Award for Emerging Architects del IIT Chicago. El estudio ha sido acreedor del League Prize 2017 del Architectural League of New York. El museo SFMOMA de San Francisco celebró la primera exposición individual sobre la obra de LANZA Atelier entre marzo y julio de 2018.

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Go Hasegawa, Flying Carpet, 2019. Fotografía de César Béjar. Cortesía de Isabel Abascal.

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