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Matanzas, Cuba, 2001. © Peter Kayafas, 2018. Todos los derechos reservados.

Peter Kayafas: Nada que ver con la nostalgia

Entrevista 20.04.2018

Gabrielle Vinós

Charlamos con Peter Kayafas, fotógrafo, profesor y curador, respecto a aquellas circunstancias que motivan su búsqueda creativa y obra fotográfica.

¿Qué nos lleva a expresarnos como nos expresamos? ¿Qué determina nuestra forma de interpretar el mundo? Sin duda el contexto es fundamental para nuestra formación. Aunado a eso, existe una humana necesidad de encontrar una voz, un lenguaje que nos permita expresar de manera honesta nuestra lectura de la realidad. Esto es evidente para Peter Kayafas (Estados Unidos, 1971): hijo de fotógrafo, Peter encontró, a su vez, un idioma y una poética propia en esa misma técnica. Sus fotografías son mecanismos de memoria que permiten proyectar el pasado en el presente: nos invitan a observar cómo ambos tiempos se entretocan y dialogan entre sí. Cada fotografía de Kayafas funge como un testimonio de que el pasado no se pierde, sólo se transforma.

La fotografía plantea reflexiones en torno a nuestro uso y consumo de imágenes desde el acto mismo de fotografiar: imprimir un instante, arrancarle un trozo de realidad al mundo para aislarlo y poderlo contemplar en toda su potencia simbólica y estética. Como captura de instantes, para el fotógrafo, el hacer una fotografía no sólo encapsula lo visual: es una experiencia multisensorial, donde las sensaciones, los aromas, los sonidos del instante quedan impresos y revientan en el grano al revelarlas.

Peter Kayafas, además de ser fotógrafo, funge como curador, investigador y profesor. Tuvimos la oportunidad de charlar con él para que nos hablara un poco sobre sus procesos, sus motivos y sus influencias.1

Palomas sobre un automóvil. Peter Kayafas.

San Francisco, 2007. © Peter Kayafas, 2018. Todos los derechos reservados.

—He intentado encontrar el significado de tu trabajo, determinar qué lugar ocupa en tu propia realidad, lo que tú entiendes de tus imágenes y cómo convives con ellas. He estado mirando tus fotos y me parece interesante el hecho de que, a pesar de que se considere que no son más que un instante en el tiempo, uno encuentra ahí los reflejos de todo un mundo, como si captaras mundos completos, vidas completas, aun cuando la imagen sólo muestre un cementerio. Lo que deseo saber es, ¿qué mundo ves tú en tus fotos, y qué historias te cuentan?

Cuando se trata de una cultura distinta a la mía, casi siempre sé de antemano algo sobre lo que voy a fotografiar, como cuando fui por primera vez a Cuba: no me limité a viajar a Cuba, sino que leí todo lo que cayó en mis manos, José Martí, por ejemplo; también vi películas y oí música. Además, la decisión de ir a Cuba se fraguó por haber pasado mucho tiempo en el sur de los Estados Unidos, haciendo fotos en Louisiana y sobre todo en Nueva Orleans. Hay muchas semejanzas entre las arquitecturas de Nueva Orleans y Cuba. Asimismo, tenía la idea de que Cuba sería un lugar en donde hallaría una densidad particular de una de las cosas que más me interesan, que es la persistencia del pasado en el tiempo presente.

Tendedero en la calle. Peter Kayafas.

Matanzas, Cuba, 2001. © Peter Kayafas, 2018. Todos los derechos reservados.

Esta idea no tiene que ver con la nostalgia, una palabra que para mí tiene connotaciones negativas, pues representa un concepto superficial; cuando alguien dice «siento nostalgia» quiere decir que extraña el pasado, y lo que yo trato de decir, o lo que creo que dicen mis fotos, es que el pasado forma parte del presente, y puede estar funcionando de una manera diferente a la que fue destinada o a la que se dio en su tiempo, y sin embargo sigue haciendo algo en verdad importante, algo que no tiene nada que ver con la nostalgia. Me agrada pensar que es muy contemporáneo; supongo que mi interés despierta gracias a una curiosidad natural —desde luego no por coincidencia, sino por razones internas de mi trabajo.

Comencé a sentir interés por la ciudad de Nueva York cuando vivía en un pueblo pequeño de Massachusetts; me parecía un sitio en donde se daba un alto grado de actividad, con mucha gente en las calles, y varios de mis fotógrafos predilectos tomaron allí sus fotos de calle, como Garry Winogrand, Lee Friedlander y Helen Levitt. Y fue así que se me ocurrió que era el lugar adecuado para hacer mis cosas. Cuando ya estaba en Nueva York comencé a leer mucho, y me interesó sobre todo la literatura en torno al sur de los Estados Unidos, lo cual a fin de cuentas me llevó a concentrar allá mi trabajo fotográfico. En verdad creo que la fotografía abre un camino poderoso a la auto-educación, porque todos tenemos un vocabulario visual, ¿no es así? Cada imagen que vemos nos entra en la cabeza…

Banderas miniatura en el suelo. Peter Kayafas.

Habana, Cuba, 2000. © Peter Kayafas, 2018. Todos los derechos reservados.

—Estamos hechos de imágenes…

Sí, estamos hechos de imágenes y eso vale también para las malas. Si tú ves un mal cartel de publicidad se va a quedar para siempre en tu mente, y por eso me gusta la idea de tener cierto control sobre la calidad de la imágenes que se vuelven parte de mi vocabulario visual, más aún cuando son mis propias imágenes. Por tanto, utilizo el proceso de la fotografía para educarme a mí mismo sobre cómo se ven las cosas, y así comienzo a ver cosas similares en todas partes.

Mujer pidiendo limosna en un pasillo. Peter Kayafas.

Bucarest, Rumania, 2003. © Peter Kayafas, 2018. Todos los derechos reservados.

—Así que entonces contemplas, meditas sobre lo que ves…

Sin duda, y a muchos niveles. Es importante que el trabajo no se base solamente en lo visual. Cuando yo quise abordar el tema del sur de los Estados Unidos —Mississippi, Alabama, Louisiana, Georgia, Tennessee—, no pensaba sólo en los fotógrafos cuyo trabajo había visto antes —como Walker Evans, que hizo las mejores fotos del sur en la década de 1930— sino también en autores que escribieron cosas, y me produjeron emociones sobre las cuales podía yo pensar. Al leer, puedes poner tus propias imágenes en las palabras, pero cuando miras las imágenes de otro ya no puedes hacer las tuyas. Así que prefiero tener palabras que me emocionan y hacen pensar, y de ahí proceder a llevarme las imágenes que he tomado de esas culturas. En ese sentido la literatura y la poesía siempre me han influido mucho.

Tarima en un lote baldío. Peter Kayafas.

Douglas, Wyoming, 2008. © Peter Kayafas, 2018. Todos los derechos reservados.

—Eso está a la vista en tus fotos, tienen una fuerte resonancia poética. Es interesante cómo las vives de manera más intrínseca que nosotros los espectadores, pues ellas construyen tu mundo.

Vivo con mis imágenes, por supuesto, pero tengo millares de ellas; en cajas, en las paredes, en libros. Es muy raro que encuentre ocasión para sacarlas y contemplar una perspectiva amplia de mi propia perspectiva. Para ver fotos, tengo que abrir cajas. Siempre coloco sobre un tablero impresiones de los proyectos en que estoy trabajando, pero suelen ser proyectos bastante restringidos, y no es frecuente que agrupe fotos de Cuba, Rumanía, Nueva York, para pensar en ellas desde una perspectiva mucho más amplia. [El realizar exposiciones me da] oportunidad para volver a visitar las fotos en nuevos contextos y tiempos.

Grupo de mujeres. Peter Kayafas.

Sapanta, Rumania, 2004. © Peter Kayafas, 2018. Todos los derechos reservados.

Grupo de hombres con bolsas. Peter Kayafas.

Sapanta, Rumania, 2004. © Peter Kayafas, 2018. Todos los derechos reservados.

—¿Te trajo al presente el tiempo pasado?

No tanto como sucede cuando miro mis negativos. En mi propio proceso, hay tres etapas —primero cuando tomo las fotos tratando de no pensar demasiado; luego mirando las imágenes (y ahí sí pienso mucho, porque debo tomar decisiones sobre cuáles voy a imprimir); y después, entre las que están impresas, es preciso decidir cuáles son las que entran a algún proyecto. En el proceso de mirar los negativos veo todas las fotos que no funcionaron, pero recuerdo también cosas muy específicas, a veces olores y sonidos de lo que sucedía en aquel entonces, y puedo mirar fotos de hace 30 años y volver a sentirme como en el momento exacto en que las tomé. Eso resulta muy satisfactorio, pero es una experiencia que nadie más puede tener, pues es parte de un proceso muy contenido en sí mismo, en cierta forma lo mismo que un diario.

Grupo de amigos en el mar. Peter Kayafas.

Polar Bear Club, Coney Island, 1990. © Peter Kayafas, 2018. Todos los derechos reservados.

—En este camino solitario de pensar en tus fotos y sentir las emociones que te producen, hay un proceso con el tiempo que, por supuesto, es inherente a la fotografía. ¿Piensas mucho en el tiempo? ¿Forma eso parte de tu propia realidad, como cuando dijiste que el pasado está siempre en el presente? ¿Has meditado sobre las formas en que eso se manifiesta en tu tiempo presente, y cómo podría evolucionar en tu futuro?

Lo hago de manera pasiva. No pienso en mí como alguien de naturaleza pasiva, pero creo que el medio de la fotografía tiene un poder enorme para crear esa relación con el tiempo y poner en relieve los aspectos más potentes de los cambios que se dan con el tiempo. Lo que me interesa a mí de la fotografía es permitirle que haga su cometido sin interferir demasiado yo. Me agrada pensar que parte de mi proceso consiste en reconocer cosas que son importantes, inusuales, cuya importancia tal vez no sea reconocida desde un punto de vista convencional. Ahí se finca mi esperanza: creo que lo que el tiempo hace a las fotografías es poner en claro lo que es importante. Una foto con la amante o con los abuelos: llegará el momento en que cambiará tu modo de ver esa foto, y en determinado punto esa persona ya no estará, y sin embargo la foto es tan representativa de un momento específico que al mirarla comienzas a ver cosas que no viste mientras la sacabas.

Pareja en un balcón. Peter Kayafas.

Ciudad de México, 2012. © Peter Kayafas, 2018. Todos los derechos reservados.

Por ejemplo, en la ciudad de Nueva York sucedió lo del ataque a las torres del World Trade Center. Yo estaba ahí durante los atentados, y me acordé del tiempo en que me mudé a Nueva York en 1999; nos gustaba ir a un muelle sobre el Río Hudson, donde antes hubo un embarcadero durante las décadas de 1930 y 40 que ya estaba abandonado. Podías saltar un cerco poco alto y contemplar una vista diáfana del World Trade Center. Hablábamos de lo feo que nos parecía, y desde un cierto ángulo sólo se distinguía una de las torres. Una vez le tomé una foto a una mujer que en aquel tiempo me gustaba mucho, casualmente en el lugar desde el que se veía sólo una de las torres, y se me ocurrió hacerle una broma: «¿Te enteraste de que se cayó una de las torres?», le dije. Ella me contestó, «¿De qué estás hablando?», y yo le indiqué, «Mira, nada más hay una torre». Ella exclamó «¡Dios mío! ¿Cuándo sucedió?» No se dio cuenta del efecto del ángulo, de que una torre tapaba a la otra. Luego en 2001 nos sucede el ataque terrorista. Las torres han desaparecido, y aún conservo amistad con aquella persona. Un año después me topo con esa fotografía, y no es sólo que mi relación con ella sea diferente, sino que el objeto que se ve al fondo no existe ya. La foto sigue siendo la misma, pero no lo que significa, y esto es una versión simplificada de lo que pienso que las fotografías le hacen al tiempo si uno las deja, y puede ser igual de sencillo que mirar fotografías de cualquier tiempo que no sea el presente inmediato. La ropa que lleva la gente es distinta, los automóviles al fondo ya no son los mismos, ni tampoco los anuncios ni las películas, o todo lo que es específico de un tiempo determinado, y al mirarlas ahora traemos de regreso las cosas que cambiaron. Creo que una foto puede comunicar con igual intensidad tanto lo que sucedió antes como el grado en que las cosas han cambiado, por inferencia.

Trabajador en una obra. Peter Kayafas.

Habana, Cuba, 2001. © Peter Kayafas, 2018. Todos los derechos reservados.

Por tal motivo, al mirar esa foto podemos, si así lo deseamos, ver todo lo que ha cambiado a partir de aquel momento. Para mí eso es de verdad potente, y en mi propio desempeño me esfuerzo por liberar a la fotografía para que cumpla esa función. Intento hacer una foto que capte la esencia de algo, con la esperanza de que aquella esencia mantenga una especie de poder con el paso del tiempo, que dentro de cien años la gente mire la foto y vea algo de lo que yo quise poner ahí, aunque a lo mejor dirán algo como «¡Guau, eso fue cuando todavía existían los Estados Unidos!», o «Eso fue cuando había muchos edificios donde la gente vivía, no bajo tierra».

Si uno es de verdad honesto respecto a mirar algo para describirlo tal como es, y tiene suficiente sensibilidad y cierta educación sobre el objeto de la mirada, confío en dejar que la foto y el tiempo hagan lo demás.

Dos adolescentes entrando al agua. Peter Kayafas.

Matanzas, Cuba, 2001. © Peter Kayafas, 2018. Todos los derechos reservados.

Adolescentes en el mar. Peter Kayafas.

Santiago de Cuba, 2000. © Peter Kayafas, 2018. Todos los derechos reservados.

—¿Cómo puede abordarse algo a partir de esa honestidad?

La respuesta más sencilla que tengo es fe y paciencia —y no me refiero a la fe religiosa, sino fe en el medio y en mi capacidad para utilizarlo de una manera en particular. Sé usar la cámara —es casi una extensión de mi persona—, y sé cómo se verá algo cuando haga una impresión. No pienso mucho en ello; pero mientras tomo fotografías mi intuición está conectada con ese medio. Trato de reaccionar a lo que veo lo más rápido que puedo, y más adelante me dedico a clasificar los resultados.

Niño caminando en una vereda. Peter Kayafas.

Surdesti, Rumania, 2004. © Peter Kayafas, 2018. Todos los derechos reservados.

—Eso es posible porque tienes una relación tan fuerte con tu cámara que te permite conocer muy bien el medio, que incorporas a tu persona con suficiente coherencia para que haga todo eso.

Yo añadiría también que entiendo el proceso. Sé lo que sucede en términos mecánicos cuando presiono el disparador, pero además ya sé cómo se verán los negativos. Sé estas cosas aunque no sea consciente de ellas: un conocimiento convertido en intuición. Es igual que la práctica en la música. Si toca el piano llega un momento en que tu memoria muscular reacciona a lo que sucede, dejas de pensar de un modo preciso en lo que estás haciendo. Lo mismo pasa con el lenguaje. Cuando hablo español necesito pensar primero, pero no al hablar inglés; la cámara es un poco así, te instruyes con ella, con el medio y con todo el proceso. Tomar en el mundo una foto que, una vez impresa, se convierte en un objeto, que puedes escanearla y ponerla en un lugar de la red, o en una caja, en un libro, en un mapa. Entiendo muy bien de qué se trata, porque llevo relativamente mucho tiempo haciéndolo. Tengo fe en que lograré la fotografía adecuada.

Hombre abrazando dos gallinas. Peter Kayafas.

Brasov, Rumania, 2005. © Peter Kayafas, 2018. Todos los derechos reservados.

—Has estado haciendo fotos desde siempre, y tu padre fue también fotógrafo; te criaste en el mundo de la fotografía. ¿Por qué crees que la fotografía se volvió tu lenguaje como artista?

Recuerdo que me di cuenta de eso cuando estaba en la secundaria. No fui muy buen alumno, más bien promedio, y siempre tenía conmigo una cámara, así que comencé a hacer fotos, y como en casa teníamos un cuarto oscuro, podía imprimirlas. Siempre me gustó leer, y me sentía atraído por la idea de llegar a ser escritor, pero me faltaba la disciplina que casi siempre necesita la gente en esa etapa de la vida para cultivar la aptitud literaria, y cuando me puse a hacer fotos entendí que mis imágenes decían cosas, algo parecido a lo que deseaba hacer por medio de la escritura, sólo que esto sí me resultaba natural, fácil. Fue entonces que metí algunas fotos a concursos y gané, y conseguía becas, y claro que me daba cuenta de que era gracias en parte a la educación recibida de mi padre. Igual a crecer en medio de algo, es inevitable saber mucho sobre el tema. Cuando se volvió necesario entender algunas cuestiones sobre la historia y la filosofía de la fotografía no tuve que investigar demasiado; ya lo tenía aprendido, por haber crecido rodeado de eso. Y tendría yo 16 o 17 años cuando vi que todos esos conocimientos entraban a mi cámara, pues los había aprendido como por ósmosis.

Jóvenes en una calle concurrida. Peter Kayafas.

Ciudad de México, 2012. © Peter Kayafas, 2018. Todos los derechos reservados.

—Has dicho que la fotografía te permitió crear algo para el mundo, encontrar un camino para poner una parte del mundo y una parte de ti en una misma cosa.

Siempre les cuento a mis alumnos esta historia, tanto que casi se ha convertido en un cliché. Mi padre la compartió conmigo hace mucho tiempo, y se refiere a un poeta angloamericano que se llamó Robert Frost. En una ocasión, el poeta dio lectura a varios de sus poemas recientes y al terminar inquirió si alguien deseaba hacer preguntas. Uno de los estudiantes se puso de pie y dijo: «Mr. Frost, en el último poema que leyó dijo estos versos…», y a continuación leyó los versos aludidos y preguntó: «¿Qué quiso decir con eso?», a lo que Frost repuso, «Ah, ¿usted desearía que lo dijera peor?» Me sucede, al ver mis primeras imágenes, que pienso, «Sí, en efecto, eso es exactamente lo que quise decir», pero es que no conocía otra manera de decirlo. Así descubrí que la fotografía es para mí el instrumento para decir las cosas de lo que quiero hablar, y ver la clase de cosas sobre las que deseo aprender.

Primero aparece la conciencia de estar emocionado con lo que uno hace, y después uno va construyendo una filosofía en torno a esa emoción.

Jóvenes con velas. Peter Kayafas.

Curtea de Arges, Rumania, 2004. © Peter Kayafas, 2018. Todos los derechos reservados.

—¿Cuál es tu filosofía?

En relación con los temas de los que hemos hablado, pienso que mi filosofía consiste en permitir que el lenguaje fotográfico haga aquello que realmente hace mejor: representar y mostrarnos las cosas en forma muy clara, o al menos de una manera que parece ser muy clara, y dejar que pase el tiempo, pues si la fotografía es buena seguirá siendo interesante durante un largo periodo de tiempo. Una buena foto es aquélla a la que puedes volver a ver más de una vez. Diré que la razón por la cual uno puede ver una foto o una pintura, oír una misma pieza de música más de una o dos veces, es porque dan cabida a las historias que guardamos en nuestra propia memoria. Cambiamos constantemente, pero el objeto sigue siendo el mismo, y por esa causa la relación con el objeto cambia. Si la obra es en verdad buena, tendrá el poder de permitirnos cambiar con ella, y también de reflejar ese cambio. En consecuencia, podemos vivir con esa imagen en la pared sin que se vuelva invisible, siempre reconociendo algo vivo en ella. En cierta forma, [generar proyectos] con mi obra me hace ver de una manera diferente las mismas fotografías que me eran tan familiares.

Hombre mayor contemplando el mar. Peter Kayafas.

Habana, Cuba, 2000. © Peter Kayafas, 2018. Todos los derechos reservados.

1.- La presente entrevista se realizó en el 2016, en el marco de la exposición Peter Kayafas. Ecos. en el Foro R-32 de la Universidad del Claustro de Sor Juana.

 

Gabrielle Vinós

Investigadora, egresada de la carrera en Estudios e Historia del Arte. Ha trabajado en el área curatorial de exposiciones como (Trans)formaciones residuales y Bitácora en el Foro R-38 y La Noche, en el Museo del Ex Convento de Tepoztlán.

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San Francisco, 2007. © Peter Kayafas, 2018. Todos los derechos reservados.