Charco nace como una iniciativa que da la mano al pasado que nos conforma. Se propone como un diálogo a través del océano Atlántico, cuya relevancia, para la historia mutua entre América Latina y España, es clave: las rutas marítimas siempre se han visto como puntos de encuentro, y si bien en un primer momento su papel fue de ruta de tránsito (militar, comercial, etc.), es ahora entendido como un espacio de intercambio, de diálogo, de posibilidad de creación, aprendizaje y reconocimiento de la otredad que reside al otro lado del mar. Así, como gesto de hermandad, quizá, un guiño mutuo, ambas partes han dado por apodar como Charco al Atlántico: un idioma compartido que así como acoge a la eñe, es hogar de la che.

Sergio Prego. High Rise, 2017. Fotografía: Centro de arte dos de mayo. Cortesía de Charco

Así nace Charco, como una iniciativa transversal; es un proyecto de investigación artística y creativa que une a los creadores de ambos lados del mar a través del arte contemporáneo. La iniciativa promueve espacios de arte, residencias artísticas, estancias y programas culturales, relativos a la idea del entorno y cómo el arte se posiciona en determinado contexto. Su primera edición arrancó en marzo del 2018, con dos programas de residencias artísticas y actividades culturales, a través de intercambios (físicos y simbólicos) entre España y México. El proyecto ofrece —y ofrecerá, en sus ediciones futuras— espacios de residencia y producción, una publicación, exposiciones y actividades paralelas. Los dos programas actuales son Granero, con sede el León, Guanajuato, y Vena, en el Valle de Guadalupe, Baja California Sur.

Vista de viñedo en el Valle de Guadalupe. Fotografía de Diane Lou. Cortesía de Charco.

Vena comenzó su programa el 1 de marzo, apoyando la producción de arte contemporáneo en el Valle de Guadalupe del municipio de Ensenada en Baja California: con la curaduría de Pablo León de la Barra, se invitó a los artistas Tania Candiani, Claudia Fernández y Pia Camil, quienes realizarán iniciativas artísticas ligadas a las actividades agroturísticas y vitivinícolas de la región, buscando activar e incentivar la escena local del arte contemporáneo. Por su parte, Granero arrancó el 16 de marzo, y es un proyecto dedicado a la producción y promoción del arte contemporáneo en la ciudad de León; éste busca invitar a artistas a trabajar en conjunto con comunidades locales y el entorno específico de la ciudad. Esta primera edición de Granero (llamado así pues Guanajuato solía ser considerado el granero de México) tiene a Susana González como comisaria, quien seleccionó a los artistas españoles Sergio Prego y Regina de Miguel, quienes se trasladaron a la ciudad de León para realizar un proyecto artístico de investigación y una serie de actividades paralelas para entablar un diálogo entre las comunidades. Ambas iniciativas buscan replicarse año con año, invitando a comisarios y curadores a seleccionar artistas que generen una oferta cultural y un proyecto de reflexión en torno a los vínculos entre ambos países, y sobre la importancia de incentivar las manifestaciones artísticas locales.