A finales del año pasado, expertos de diversas instituciones en Ciudad del Cabo pronosticaron la llegada del «Día Cero» en marzo del presente año: el día en que los sistemas de suministro de agua de la ciudad se quedarían completamente secos. Gracias al esfuerzo conjunto del gobierno local y la sociedad civil, la fecha del «Día Cero» se ha aplazado ya dos veces a lo largo del año —según el último reporte de The New York Times, la sequía definitiva llegará el 9 de julio. Ahora bien, ¿en qué consisten estos esfuerzos? ¿Cuáles son los sectores de la sociedad que han participado de manera activa en la resolución del problema? Tomando como punto de partida las tendencias contemporáneas del diseño social y sustentable, hablamos con Mugendi K. M’Rithaa, diseñador, curador y profesor de la Cape Peninsula University of Technology sobre el rol que el diseño ha tomado en la crisis; esto es, cómo se han aprovechado sus herramientas, tanto en términos prácticos —en la captación, en el tratamiento, en el consumo— como teóricos —en la creación de programas educativos para la población—.

—Antes que nada, nos gustaría saber, de primera mano, qué está pasando. ¿Cómo ha afectado la sequía el día a día de los residentes de Ciudad del Cabo? ¿Qué dinámicas han cambiado?
La crisis del agua en Ciudad del Cabo ha resultado en un cambio de paradigma en los estilos de vida y las conductas, a medida que entramos en varias etapas y niveles de restricción de agua en un esfuerzo concertado para evitar el «Día Cero». El cambio más inmediato, sin embargo, está en el reconocimiento de que el clima extremo ocasionado por el cambio climático es la nueva norma y estará aquí por un largo tiempo.

Cada ciudadano está limitado a usar 50 litros de agua. De las fuentes públicas sólo puede rellenar 25 litros. Cortesía The Washington Post.

—La fecha del «Día Cero» ya ha sido retrasada dos veces. ¿Qué crees que hizo esto posible?
La primera y más importante razón es que los residentes y visitantes de la ciudad han abrazado y atendido el llamado urgente para reducir drásticamente el consumo de agua per capita. La segunda razón es más sistémica pues involucra la generosidad de la comunidad agrícola (y vinícola), quien hizo una importante donación de agua de sus presas y depósitos privados a la ciudad.

—Además del llamado de la ciudad para conservar el agua, ¿qué tipo de iniciativas han surgido con la sequía?
La municipalidad de Ciudad del Cabo ha realizado un esfuerzo coordinado para identificar puntos dentro del sistema de distribución de agua donde ocurren pérdidas por fugas. Además, Ciudad del Cabo lanzó un mapa del agua para alentar el cumplimiento de las restricciones de agua al nombrar y avergonzar a los hogares y los suburbios que ignoran tales llamados a la austeridad.

—¿Cómo crees que las herramientas del Design Thinking* podrían ayudar a mantener el «Día Cero» tan lejos como sea posible?
El Design Thinking ha sido utilizado por tecnócratas, directores y creadores de políticas de Ciudad del Cabo para obtener mayores conocimientos sobre el consumidor a fin de codiseñar, prototipar e implementar soluciones novedosas dentro de las amplias áreas de captación, tratamiento, distribución y consumo de agua. El Hasso Plattner Insitute of Design Thinking de la Universidad de Ciudad del Cabo —entre otros—, ha facilitado varios programas de capacitación para equipar a distintos administradores de Ciudad del Cabo con las habilidades de diseño centradas en el ser humano necesarias para esta tarea.

Ciudad del Cabo, Sudáfrica: Ciudadanos rellenan botellas de agua del grifo de Newlands, uno de muchos manantiales que corren por la ciudad. 18 de febrero de 2018. Fotografía de Charlie Shoemaker para The Washington Post.

—¿Hay alguna iniciativa relacionada con el diseño que esté trabajando en la crisis? Si es así, ¿están basados en el hogar o en la comunidad?
Para complementar el trabajo realizado por las estructuras de gobierno nacional, regional y local, existe una combinación de iniciativas basadas en el hogar (que típicamente se centran en el cambio de comportamientos), así como también estrategias basadas en la comunidad (tales como Water4CapeTown y Flow) para sensibilizar a los residentes sobre la importancia de la acción colectiva en la mitigación de los efectos devastadores del cambio climático y el tema consecuente de la seguridad hídrica.

—Finalmente, ¿cuál crees que pueda ser el papel del diseño en este asunto? Y, en relación con dicho rol, ¿crees que se debería trabajar pensando en una solución a corto plazo, o debería pensarse en el largo plazo?
El papel del diseño es fundamental para el éxito de las estrategias de sustentabilidad. Creo que las intervenciones de diseño deben ser a corto plazo (para el despliegue urgente e inmediato) para garantizar la resiliencia, así como a largo plazo para garantizar la sostenibilidad de esa resiliencia. Con este fin, la World Design Organization (WDO, antes conocida como el ICSID, Consejo Internacional de Sociedades de Diseño Industrial) ha propuesto una definición ampliada de diseño [industrial] para incluir servicios y sistemas.
De hecho, ya en abril de 1999, Australia, México y Sudáfrica colaboraron en el primer Taller intercontinental ICSID InterDesign sobre el agua —desde entonces los tres países estaban identificados por la comunidad de diseño como regiones con escasez de agua. Estas estrategias colaborativas de diseño con conciencia social merecen una mayor apreciación, buena voluntad y apoyo a medida que abordamos los perversos problemas asociados con la vida urbana en el siglo XXI.

[*] Design Thinking refiere a los mecanismos y estrategias aplicadas por creadores para la resolución de problemas a partir del diseño.

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