En octubre de 1932 David Alfaro Siqueiros inauguró el mural América Tropical en Los Ángeles, California. Poco tiempo después, la imagen de un indígena crucificado y dos revolucionarios en posición de ataque fue censurada con una capa de pintura blanca. El veto de 80 años representó el contraste entre la opacidad y la visibilidad como estrategias para percibir un aspecto de la realidad.

Este gesto artístico, inconsciente, es retomado por Rubén Ortiz Torres de manera extraordinaria en América blanqueada (2014), que forma parte de la exposición Bandera negra en Proyecto Siqueiros: La Tallera ubicada en Cuernavaca. La pieza, una versión del mural de Siqueiros cubierta con material cromaluscente, juega con la opacidad como un recurso estético para hacer visible los alcances ideológicos y políticos del arte. Así, el artista pone sobre la mesa los temas de la censura y la visibilidad como elementos de interpretación y construcción histórica.

Entre el humor del arte pop y la estética política, Ortiz Torres (México DF, 1964) entabla un diálogo plástico e ideológico con la obra del muralista mexicano David Alfaro Siqueiros. Su propuesta transita de la opacidad plástica a la abstracción del color para entrar en el terreno del arte contemporáneo y abordar la problemática del ejercicio político-artístico que caracterizara a la obra de Siqueiros. El título de la exposición hace referencia a los símbolos anarquistas que representa la imagen de una ideología desde la aparente vacuidad del color. De esta forma, se despliegan una serie de banderas que, sin dejar de lado su apariencia popular y hasta kitsch, están asociadas a movimientos contraculturales. Entre ellas se encuentran: Bandera mariposa negra, Don’t tread on me y En memoria a un maestro andaluz.

Por su parte, la monocromía se hace presente en piezas como Bandera blanca ensuciada o Bandera Negra para crear un vínculo pictórico entre las investigaciones matéricas que situaron a Siqueiros como un modernista y el interés de Ortiz Torres por el uso de materiales poco comunes e industriales como el uretano y la pintura automotiva. Mientras que en las piezas El Grito, Pintura embarazada o Qué bonita bandera, que pueden ser transformadas al entrar en contacto directo con el tacto o la voz, se muestran como un homenaje a la relación creativa que existió entre Siqueiros y Pollock.

De esta forma, a partir de una transfiguración del ejercicio pictórico, Rubén Ortiz Torres invita al espectador a develar sentidos desde una interacción que no se agota en los márgenes del encuentro lúdico. Además, deconstruye la figura de Siqueiros con un cuerpo de obra que relaciona de forma peculiar la política con las manifestaciones pop.

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A partir de la interactividad de las piezas El grito, Pintura embarazada o Qué bonita bandera, de Rubén Ortiz Torres, Arturo Wolffer impartirá “Experimentación de materiales en la práctica artística. Taller de electrónica analógica. Luz y agua” el 25 de noviembre, de 16:00 a 20:00 horas. Los asistentes podrán desarrollar una pieza que integre elementos análogos y estéticos. Se construirá un circuito eléctrico a manera de lienzo que, a través de LEDs, será activado con agua para pintar sobre éste.

Rubén Ortiz Torres. Bandera Negra

Septiembre 27 a enero 11 de 2015
Proyecto Siqueiros: La Tallera
Calle Venus 52
Jardines de Cuernavaca
Cuernavaca, Morelos
(777) 315 1115
www.saps-latallera.org

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[29 de octubre de 2014]