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Vista de la exposición de Manuel Felguérez en galería Páramo. Cortesía de Páramo.

Manuel Felguérez y La máquina del deseo. en Páramo

Reseña 14.03.2018

Paulina Ascencio

Galería Páramo, en conjunto con Manuel Felguérez, recrearon la icónica Máquina del Deseo, la cual sólo ha visto la luz en la película La Montaña Sagrada.

La relación entre las máquinas y la experiencia estética es una de las búsquedas más amplias dentro de la práctica de Manuel Felguérez (Zacatecas, 1928), haciendo de la investigación científica una cualidad inherente a su trabajo artístico. Entre atisbos de ciencia ficción, en las indagaciones del artista durante los años setenta preludian ideas del cyberpunk, el hacking y el transhumanismo. Pionero del arte digital en México, sus exploraciones sobre la aplicación de nuevas tecnologías con fines creativos se sumaron a sus aportaciones formales en la pintura abstracta y a sus innovadores murales tridimensionales, sentando bases para el arte computacional y el diseño generativo.

Entusiasmado por el uso de sistemas lógicos para la creación artística, Felguérez obtuvo la Beca Guggenheim para una estancia de investigación informática en Harvard. Durante este intercambio conoció al ingeniero en sistemas Mayer Sasson, con quien trabajó en La máquina estética (1975). Este proyecto perfiló un vínculo colaborativo entre artista y ordenador, creando un prototipo de inteligencia artificial: una computadora que pudiera tomar decisiones «sensibles». El artista dotaba al sistema de información seleccionada a partir de criterios estéticos específicos —formales, métricos y cromáticos— para que éste se encargara de proyectar un extenso compendio de posibles composiciones.

Durante los años previos a este trabajo de programación, el artista concibió una idea quimérica y fantasiosa surgida de la mancuerna entre el arte y la máquina. Para la película La montaña sagrada (1973), el cineasta Alejandro Jodrowsky (Chile, 1929) le comisionó la creación de una «fábrica de arte». Así, Felguérez imaginó un dispositivo que respondía a la estimulación sensible para activarse y lo llamó La máquina del deseo: un monstruo color gris acero, parte engranaje, parte composición geométrica.

La secuencia inicia con una máquina taciturna, en reposo, que con paciencia espera el ritual de activación dinámica. Una mujer, ejecutando el papel de sacerdotisa, se quita la sotana y provoca al aparato con caricias y fricciones. Sus gestos son más bien técnicos pero muestran destellos pasionales esporádicos. La máquina responde excitada, se contorsiona, se retuerce de placer. Su interior está dilatado y sus partes se despliegan, se agrandan, parece que punzan. Desdoblada en toda su gloria, la máquina del deseo alcanza el éxtasis. La ceremonia termina en una mística catarsis, coherente con la estética de Jodorowsky.

Escultura metálica. Manuel Felguérez en Galería Páramo.

Manuel Felguérez, La máquina del deseo, Cortesía de Páramo.

Fuera de cuadro, La máquina del deseo funcionaba dentro de la definición más básica de un cyborg: un ente que combina tecnología con elementos orgánicos. El dispositivo es, en realidad, una maqueta monumental animada por cuerpos humanos que ejecutan una coreografía desde su interior. Además de sus cualidades escultóricas, la obra se relaciona con las artes escénicas y la danza, derivando en un complejo aparato cuyos movimientos son, razonablemente, más humanos que mecánicos.

Durante más de cuatro décadas, la filmación de la película fue la única ocasión para la activación de La máquina del deseo. Este año, arrancando el programa de exhibiciones de su nueva dirección, Páramo Galería trabajó con Felguérez para hacer una reproducción exacta de la pieza. La hazaña fue realizada por el equipo de la galería, encabezado por Enrique Nuño, basándose únicamente en fotogramas de la película y la memoria del artista, pues no existen planos ni maquetas de la original. La exposición comenzó con la presentación de la réplica como escultura y tendrá seguimiento con un evento performático que permitirá que la máquina se anime por segunda vez en la historia.

Escultura metálica. Manuel Felguérez en Galería Páramo.

Manuel Felguérez, La máquina del deseo, Cortesía de Páramo.

Además, la galería presenta una selección de obras del artista fechadas entre 1954 y 1997 que dialogan con la estética industrial de la escultura. La exposición incluye óleos, collages, dibujos por computadora a partir de la La máquina estética y un par de sus características pinturas con laca automotriz. También se presentan una serie de maquetas para piezas monumentales, incluyendo La máquina del deseo y un acervo de documentos y publicaciones de la época.

Galería de arte con obras. Manuel Felguérez en Galería Páramo.

Vista de la exhibición de Manuel Felguérez en galería Páramo. Cortesía de Páramo.

La exposición Manuel Felguérez estará abierta al público hasta el mes de abril de 2018 en Páramo Galería (Av. Hidalgo 1228, Col. Americana, Guadalajara, México). La fecha de activación de La máquina del deseo será anunciada en el transcurso los siguientes días.

 

Paulina Ascencio

(Guadalajara, 1988) es curadora e investigadora independiente, con formación en Filosofía y Ciencias Sociales. Realizó una residencia de investigación en Kadist, San Francisco; otra en PAOS, Guadalajara, y fue parte del programa del Independent Curators International (ICI) en Nueva Orleans. Ha trabajado en exposiciones en el Museo de Arte Zapopan, el Instituto Cultural Cabañas y MURA, así como en galerías y espacios independientes en México y en Estados Unidos. En 2015 comenzó Archivo MMXV, un proyecto de investigación sociológica. Ha colaborado con distintas publicaciones como La Tempestad, Terremoto y Código.

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