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TRES Art Collective, Archipiélago de olvidos, 2009. Cortesía de los artistas.

TRES ART COLLECTIVE. Arqueologías residuales

Entrevista 03.08.2018

Gabrielle Vinós

En entrevista, Ilana Boltvinik y Rodrigo Viñas —miembros de TRES ART COLLECTIVE— comentan acerca de su exploración del espacio público a través de los residuos presentes en él.

En México, particularmente en Cuernavaca, la calle ha sido tomada por residuos olvidados. La basura es parte del entorno, compañía diaria de todos los habitantes. El paisaje urbano integró los restos de convivios, pedas, desayunos y lonches. Los residuos son tan cotidianos que ya ni los vemos.
Saciamos antojos: entre llamadas, escobazos o dramas tomamos algo. Un nuevo envase queda libre, y mientras la basura se queda para empezar su nuevo viaje, la vida sigue hacia el siguiente momento. Olvidada, la basura permanece, pues el hábil ojo se ha acostumbrado a ignorar lo incómodo.
La línea de pensamiento que me llevó a entrevistar al colectivo TRES ART COLLECTIVE es resultado de años de convivencia con ellos, así como algunas conversaciones con mi hermana. Las preguntas que germinaban entre María y yo eran: ¿por qué nadie recoge basura? ¿por qué todos tiramos basura? ¿El problema de tirar y producir basura atenta contra toda lógica básica de supervivencia humana y del entorno? Sí. Y sin embargo, no logramos dejar un hábito evidentemente nocivo. ¿Por qué? Porque nadie mira el entorno.
En esta misma bella ciudad, Cuernavaca, intercepté al colectivo TRES, formado por Ilana Boltvinik y Rodrigo Viñas. Este colectivo de Investigación Basada en Arte explora el espacio público a través de prácticas artísticas, en particular la basura como residuo conceptual e informático. La exploración como método de investigación los ha llevado a adentrarse en las calles del Centro Histórico de la Ciudad de México, y también en el continente aledaño Europa, particularmente las ciudades Copenhagen (Dinamarca) y Manchester (Inglaterra). Del 2015 al 2018 exploraron las playas de Hong Kong y Australia en búsqueda de basura transportada por los mares.

TRES Art Collective, Ubiquitous Trash: Hong Kong Edition, 2016. Cortesía de los artistas.

Ilana Boltvinik (IB): Poner atención en la basura es, primero, voltear la mirada para ver la ciudad de otra manera; segundo, una manera política de posicionarse en el mundo. ¿Por qué? Porque la existencia del objeto está degradada en el mundo de lo humano. Aunque parecemos ser enormemente materialistas, tenemos un gran desapego a los objetos cotidianos. Por otro lado la basura es lo despreciado, lo que no se quiere ver. Una vez que te deshaces de algo lo mandas al cajón de los olvidos y nunca más se piensa en qué le sucede a esa materialidad. De ahí surgió nuestra primera pasión por la basura; el que permita explorar la ciudad desde otro lugar. Empezamos a encontrar ciertos patrones en la basura, inspirados en el proyecto de William Rathje The Garbage Project.

—¿De qué trata ese proyecto?
IB: Este proyecto empezó en 1973 en la Universidad de Arizona. Lo que hicieron Rathje y Cullen Murphy fue una arqueología de lo contemporáneo. Son unos de los pioneros en pensar la basura contemporánea desde un lugar arqueológico y antropológico. Empezaron a examinar la basura doméstica, compararon los contenidos con lo que la gente decía que tiraba. Se dieron cuenta DE que los residuos materiales narran con mayor exactitud quiénes somos y qué hacemos que lo recordado. Mostraron cómo los objetos tienen toda una historia social.

Fotografía cortesía de los artistas.

—¿Empezó a cambiar su vida cotidiana? ¿su relación con el entorno cambió cuando comenzaron a prestar atención a la basura y al espacio público?
Rodrigo Viñas (RV): La percepción de la calle comenzó a cambiar después de muchas lecturas, de debatir y platicar, hasta que decidimos que no podíamos saber más hasta que no nos ensuciásemos las manos. Decidimos salir a la calle. Primero sólo a ver qué pasaba, dónde estaban los barrenderos, dónde había basura, qué tipo de basura y materiales en cuáles calles.
IB: Cuando se habla de espacio público y basura se puede hablar desde muchas dimensiones, no necesariamente la material. Además de la investigación teórica, también había una necesidad de ver qué se estaba produciendo. Salimos y empezamos a recoger. Ahí nos enganchamos en una práctica más etnográfica y antropológica que involucra una afectación física tremenda. La basura impacta en todos nuestros sentidos de manera contundente. Guardamos lo levantado, y entonces pudimos observar cuánta basura se acumula y qué tan seguido.
RV: Comenzamos a recoger todo lo que la cuadrilla de barrenderos no se llevaban, que en esa época pasaban por el Centro Histórico cada media hora. Así, nosotros comenzamos a ver todo lo que dejaban y quedaba ahí en el olvido, todo lo que se acumulaba. En un principio sin clasificar, recogiamos orgánico e inorgánico. Teníamos unas cajas que se iban llenando y pudriendo. Esto nos permitió a dar un censo de qué había y de cuáles eran las dinámicas establecidas en cada una de las calles donde se había recogido basura. No era lo mismo la basura de Izazaga que la de San Jerónimo, la de Regina, o 5 de febrero o Isabel la Católica. Se encontraban cosas distintas en segmentos distintos.
IB: Esto nos llevó a entender la diversificación del centro y cómo funciona. Cada calle tiene su tipo de basura.

TRES Art Collective, Archipiélago de olvidos, 2009. Cortesía de los artistas.

—Vamos a brincar al presente. ¿Siguen recogiendo basura en la vida cotidiana?
IB: Sí, pero por una cuestión de espacio no todos los días. Necesitamos una bodega del tamaño de la ciudad, como en el cuento de Borges. Pero una de las cosas que ha cambiado es que nuestra mirada al transitar la calle cambió de dirección. Caminamos todo el tiempo observando minuciosamente el piso.
RV: Esa fue nuestra gran frase en ese proyecto. Cada que nos entrevistaban decíamos eso. Nadie ve el suelo cuando camina a menos que pise mierda.

TRES Art Collective, Archipiélago de olvidos, 2009. Cortesía de los artistas.

—Además, el que tus ojos estén dirigidos al suelo no quiere decir que en realidad lo estés viendo.
RV: Sí, porque decides no ver lo que está ahí.

—Comparando el primer proyecto con lo que desarrollan en la actualidad, ¿qué cambió o evolucionó?
IB: Más que evolución diría transformación porque son cíclicos, no cambia en una dirección. Todo son procesos que se retroalimentan de acuerdo a qué observamos y encontramos. Durante un muy buen periodo, esta variedad de objetos nos llevó a obsesionarnos con con características específicas de cada materialidad. La primera obsesión que tuvimos fueron las colillas, porque vimos que resaltaba a diferencia de otra basura por tres motivos: 1, que son muy difíciles de barrer, se resguardan en las hendiduras. Un barrendero no se obsesiona por recogerlas. 2, porque la gente que fuma no necesariamente considera que sus colillas son basura, no hay un código igual al tirar colillas al suelo que con otros tipos de basura. Y 3, que acababa de pasar la ley antitabaco, y eso cambió la configuración del espacio público. Antes habían ceniceros en los locales; ya no, entonces la gente comenzó a tirar colillas en la calle. Se empezó a poblar de colillas. Empezamos a ver cómo las colillas se mueven, son ligeras. La movilidad residual, por otro lado, nos llevó a obsesionarnos con los chicles porque se quedan pegados, y así se van concatenando las cosas. Eventualmente comenzamos a especular de manera más extendida, hasta que ya no sólo pensamos en la basura en la CDMX , sino en términos globales: cómo se mueve, produce, distribuye, tira, y qué le sucede después. Entonces nuestra percepción dejó de ser nada más sobre objeto y sus marcas, y nos inclinamos a investigar la vida social del objeto con sus interminables asociaciones.
RV: Para mí fue una evolución en términos de producción. Desde el inicio estuvimos interesados en extraer información de los objetos que recogíamos, teníamos obsesiones por tratar de saber más. Eso nos llevó a tratar con personas involucradas en lo forense. Comenzamos a trabajar con formatos, tomamos un taller de medicina forense, y así pudimos extraer diferentes conocimientos de los objetos encontrados. Eso ha ido cambiando con los años rápidamente.

TRES Art Collective, Huella latente, 2011. Cortesía de los artistas.

—¿Hoy en día qué están viendo en los objetos que investigan?
RV: Vida. Lo resumiría en eso. Estamos viendo en específico cómo la basura es un medio que posibilita vida al mismo tiempo que la mata. Muy parecido a nosotros.
IB: Estamos desarticulando la dicotomía orgánico – inorgánico.

—¿Cuáles son las vértices que salen de la desarticulación? Visualizando la dicotomía entre lo inorgánico y lo orgánico, la empiezan a desarticular. ¿Cuál es el resultado a simple vista de eso?
IB: Camuflaje y mimetización.
RV: Estamos pensando en cómo los objetos escapan de nuestro mundo, camuflajeándose al salir de nuestra vista y permaneciendo ahí sin que los tiremos a la basura. Tratando de sobrevivir en su propio derecho de existencia. Desde ese punto de vista hay muchos tipos de camuflaje: hay uno que implica perderse en la naturaleza, otro tipo que funciona para advertir a alguien u otra especie que no se debe acercar más de lo debido, entonces tratan de ser algo que no son en verdad: este lo utilizan mucho los animales. El engaño óptico es más humano: el dazzel, una técnica desarrollada en la Primera Guerra Mundial por un artista llamado Roland Penrose, toma técnicas del cubismo, específicamente de Picasso, y empieza a utilizar esos patrones en los buques de guerra. Son unos buques pintados con líneas en blanco y negro o color para que cuando un submarino los viera no pudiera saber la dirección del barco o hacia dónde está la proa o los cañones. Es una confusión basada en fundirse con el paisaje, para desestabilizar al enemigo, sacarlo de lo normal.
IB: Lo que estamos tratando de hacer es encontrar tanto en el lado biológico —que es la mimetización—, como en el lado más humano —que es el camuflaje—, las estrategias que se han utilizado, y traspasarlo a la vida material de los objetos. Con ambas perspectivas queremos sugerir que los objetos tienen agencia y tratan de sobrevivir en un entorno hostil que los ha envuelto en un aura de repulsión y rechazo.

TRES Art Collective, Ubiquitous Trash: Hong Kong Edition, 2016. Cortesía de los artistas.

Gabrielle Vinós

Investigadora, egresada de la carrera en Estudios e Historia del Arte. Ha trabajado en el área curatorial de exposiciones como (Trans)formaciones residuales y Bitácora en el Foro R-38 y La Noche, en el Museo del Ex Convento de Tepoztlán.

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Ubiquitous Trash: Hong Kong Edition.

Fotografía cortesía de los artistas.

TRES Art Collective, Archipiélago de olvidos, 2009. Cortesía de los artistas.

TRES Art Collective, Archipiélago de olvidos, 2009. Cortesía de los artistas.

TRES Art Collective, Archipiélago de olvidos, 2009. Cortesía de los artistas.