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Instalaciones para la Licenciatura en Arquitectura de la UAM. Tomada de la web de la escuela.

Pensamiento crítico: la clave para la enseñanza de la arquitectura

Columna 11.07.2019

Lorenzo Rocha

En su columna, Lorenzo Rocha propone un nuevo enfoque en la enseñanza de la arquitectura dentro de las universidades a partir de casos emblemáticos.

El pensamiento arquitectónico, una actividad discursiva que produce teoría y crítica respecto de los valores de la cultura arquitectónica, se relaciona estrechamente con la enseñanza y la investigación científica al interior de las instituciones universitarias. La mayoría de los arquitectos modernos con excepción de Le Corbusier, quien desarrolló sus teorías de manera independiente [mediante la revista L’Esprit Nouveau y sus libros como Vers une Architecture (Apóstrofe, 2006)], estuvieron estrechamente asociados con escuelas de arquitectura. Ludwig Mies van der Rohe y Walter Gropius con la Bauhaus, que ambos dirigieron en distintas épocas y más tarde con el IIT de Chicago y Harvard respectivamente; Louis Kahn con Yale, entre otros muchos ejemplos. Sin duda todos ellos marcaron tendencias en el modo de hacer la arquitectura en su época, hoy en día dicha relación entre profesionales y escuelas continúa intensamente, basta con mencionar el trabajo de Rem Koolhaas con sus estudiantes de Harvard y sus cuatro libros más difundidos [Delirious New York (Delirio de Nueva York, Gustavo Gili, 2006), S,M,L,XL (Monacelli Press, 2000), Junkspace (Espacio basura, Gustavo Gili, 2007) y Elements of Architecture (Taschen, 2018)], o el trabajo teórico de Peter Eisenman con la Universidad de Princeton y la revista Oppositions.

Arquitecto en protesta. Enseñanza arquitectura crítica.

Le Corbusier en su taller, 1959. Tomada de ArchDaily.

Precisamente el área menos desarrollada en la enseñanza de la arquitectura es la teoría y la crítica. Los arquitectos deben ser capaces de explicar los fundamentos de sus proyectos de manera oral y escrita, para ello existen técnicas de redacción y metodologías dicursivas que se deben aprender en las universidades. Otros arquitectos, quizás una minoría entre todos los que se gradúan, probablemente se especializarán en la teoría, pero no podrán hacerlo sin las herramientas filosóficas necesarias, como la epistemología y la hermenéutica. El entrenamiento en las capacidades críticas de los estudiantes de arquitectura es fundamental para su formación profesional integral, para que desarrollen la capacidad de analizar y crear los planes y estrategias que contribuyan al mejoramiento de los proyectos en los que se involucren, los concursos que presenten, todo ello en beneficio de las ciudades y regiones donde éstos se localizan.

Arquitecto en protesta. Enseñanza arquitectura crítica.

(Al centro) Giancarlo De Carlo en una protesta en la inauguración de la Trienal de Milán, 1968. Tomada de Architecture and Education.

Las escuelas de arquitectura también han jugado un papel importante en movimientos políticos. Giancarlo De Carlo relata en su texto «Architecture’s Public» escrito en 1969, las razones por las cuales las facultades de arquitectura protagonizaron las protestas de 1968 en muchas universidades europeas, particularmente en Roma y en París. Según De Carlo, que fue un arquitecto de ideología anarquista, las razones principales fueron: «[porque] más que cualquier otra facultad, la de arquitectura había sido dominada por mucho tiempo por un cuerpo académico interesado principalmente en evitar que las nuevas ideas penetraran en la escuela». Los cuestionamientos de los estudiantes a partir de la lucha estudiantil se orientaron hacia su reposicionameinto profesional desde el punto de vista social. El cambio de su visión del mundo repercutió internacionalmente. Las ideas de un mundo sin clases sociales, sin racismo, sin violencia ni represión y sin totalitarismo, se extendieron en las ámbitos académicos de casi todos los países. A partir del movimiento estudiantil de 1968, en México comenzó a gestarse el plan de estudios del Autogobierno en la Facultad de Arquitectura de la UNAM que se estableció a partir de 1972, el Instituto Politécnico Nacional se radicalizó durante la lucha estudiantil y poco tiempo más tarde, en 1974, se fundó la Universidad Autónoma Metropolitana, que continúa a la vanguardia de la corriente de arquitectura social en nuestro país, la cual dicho sea de paso, en México no es una moda como en el resto del mundo, sino una tradición con profundas raíces en nuestra historia. Los arquitectos que han emanado de la educación social de las universidades mexicanas han tenido influencia importante a nivel mundial: Rafael López Rangel, Rodolfo Santamaría, Alberto González Pozo, Jorge Andrade, Gustavo López Padilla, Humberto Ricalde, Alberto Pérez Gómez y muchos más que investigan y publican constantemente sobre los distintos aspectos teóricos y críticos de la arquitectura.

Enseñanza arquitectura crítica.

Edificio de la división de arquitectura de la UAM Xochimilco. Tomada de la web de la escuela.

En particular Alberto Pérez Gómez, quien en 1983 publicó el libro Architecture and the Crisis of Modern Science (MIT Press), se ha dedicado a la docencia por más de 35 años. Hace tres décadas que vive en Canadá, donde ha adquirido la ciudadanía, actualmente ocupa la cátedra Saidye Rosner Bronfman de historia y teoría de la Universidad Mc Gill en Montreal. En una entrevista con el arquitecto Alejandro Aguilera, publicada en 2011, Pérez Gómez afirma: «La arquitectura, para ser significativa debe proponer algo nuevo, pero debe activar asimismo las memorias colectivas». En su trabajo con estudiantes de la maestría y doctorado en arquitectura en Mc Gill, utiliza frecuentemente los escritos del filósofo crítico alemán Hans-Georg Gadamer, principalmente aquellos que tratan sobre problemas de estética, en los que expone las problemática del significado filosófico de la obra de arte. Según el arquitecto, uno de los conceptos más interesantes de Gadamer es que la obra de arte (y de arquitectura) no es auténticamente significativa si no invita a la participación de su público.

Tanto De Carlo como Pérez Gómez proponen un enfoque existencialista frente a la teoría de la arquitectura, el primero afirma que los arquitectos deberían preguntarse el porqué de los proyectos antes de decidir cómo resolverlos, mientras que el segundo critica la teoría de la arquitectura en los siguientes términos: «La teoría de la arquitectura, al ser convertida en ficción, se transformó en una lista de reglas operativas, en una herramienta de carácter exclusivamente tecnológico. Según la teoría, el mayor objetivo del arquitecto es construir del modo más económico y eficiente, evitando cuestionarse el porqué de la construcción y la justificación existencial de dicha actividad».

El pensamiento crítico es sin duda, la herramienta más poderosa para la enseñanza de la arquitectura. Es más útil que la inteligencia y la razón pura, ya que se fundamenta en la formulación de preguntas acerca de los problemas arquitectónicos, en lugar de buscar solamente las respuestas mediante fórmulas comprobadas anteriormente. El estudiante no puede aumentar su coeficiente de inteligencia, pero sí que es capaz de entrenarse para pensar de manera crítica. Una enseñanza importante para los estudiantes de arquitectura consiste en invitarlos a incluir todas sus ideas en el proyecto escolar que estén desarrollando, para después comenzar a retirar lo que sea superfluo hasta que quede solamente aquello que al retirarlo, cambie la esencia fundamental del proyecto. Dado que el diseño no se puede enseñar, solo se puede aprender (como decía el diseñador holandés Per Mollerup), al alumno solamente hay que ayudarlo a que aprenda a pensar de manera crítica. El estudiante debe ser capaz de cuestionar el programa arquitectónico y problematizar la encomienda de sus profesores, éstos a su vez, lo único que pueden pedirle al alumno es que mantenga la coherencia entre sus propias reflexiones y el mundo exterior al que se enfrenta. De este modo, el estudiante podrá estar preparado después de haberse graduado, para argumentar sus propuestas en los concursos públicos en los que participará como arquitecto, frente a las personas e instituciones que le encargarán proyectos y en última instancia, si se dedica a la teoría o a la escritura crítica, ejercer influencia positiva mediante sus textos sobre la sociedad a la que pertenece.

Lorenzo Rocha

Es arquitecto y maestro en teoría crítica. Su interés se centra en el uso experimental del espacio. Incorpora actualmente a su trabajo prácticas interdisciplinarias que le permiten explorar el impacto del diseño y la intervención en los espacios que produce y la reactivación de espacios por medio de su uso social. Desde 2005 es director editorial de la revista [ESPACIO] arte contemporáneo. Colaborador regular del diario Milenio desde 2006. En 2018 publicó el libro Arquitectura crítica. Proyectos con espíritu inconformista.
Actualmente es director de la Oficina de transformación urbana y de la Oficina de arte, un espacio para residencias artísticas en el centro de la ciudad de México.

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(Al centro) Giancarlo De Carlo en una protesta en la inauguración de la Trienal de Milán, 1968. Tomada de Architecture and Education.

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