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Retrato, Eduardo Basualdo.
Finito, Eduardo Basualdo.
Untitled, 2012, Eduardo Basualdo
Nervio, 2013, Eduardo Basualdo.
The End Of Ending, 2012, Eduardo Basualdo.
Los fantasmas, 2013, Eduardo Basualdo.

El cuerpo como casa. Entrevista con Eduardo Basualdo

09.04.2014

La obra de Eduardo Basualdo (1977) explora límites físicos, emocionales y psicológicos. Su interés por los espacios intermedios se ha hecho visible en su trabajo, como es el caso de Los Fantasmas  (2013) o el intervalo temporal que sucede en la espera, visto en uno de sus dibujos, Untitled (2012).  Conversamos con él respecto a su obra:

 Nuestra relación con el mundo siempre está mediada por la arquitectura, ya sea social, natural o urbana. Y en tu obra generalmente exploras la reacción del cuerpo humano —el del espectador— frente a las restricciones arquitectónicas. En este sentido, ¿cómo concibes la arquitectura del cuerpo?

Pensar el cuerpo como una casa siempre ha sido muy tentador. Nacemos en ella y establecemos nuestra relación con ese espacio; podemos explorar sus límites, conocerla y habitarla plenamente, o permanecer en un rincón y deshabitarla. El cuerpo-casa es un laberinto que permite defenderse y perderse al mismo tiempo. Es también un espacio que convierte a la mente en una porción de cosmos contenida y le otorga la capacidad de expansión infinita.

Mi trabajo está atravesado por la sensación de ser un huésped a medio camino entre el cuerpo y la mente, sin reconocerse en uno o en el otro por completo.

En algunas de tus obras, como en NervioLos fantasmas y La isla, la escala se impone frente al espectador (un aspecto que se puede relacionar con la monumentalidad de la arquitectura frente al ser humano). ¿Existe un juego entre la percepción —para dimensionar el obstáculo- y la confrontación?

Estas piezas son instalaciones que buscan establecer una estrecha relación con el cuerpo de los espectadores. Son obras que construyen un momento para ser experimentados por el espectador en cuatro dimensiones.

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Los fantasmas, 2013

En tu obra los límites representan una posibilidad…

En realidad, mi obra presenta la posibilidad de habitar el límite, de estar en un sitio donde no hay espacio. Se trata de trazar un pliegue en un plano y hacer de un borde un territorio habitable. Es una posibilidad que remite al pensamiento, a la capacidad que tiene la mente para crear espacios donde nos los había. Dentro de los límites, la imaginación es una fuerza transformadora.

En The End of Ending  presentas un tipo de apocalipsis que desentona con la ficción (el fin del mundo como naturaleza): un enorme absceso negro parece ocupar un espacio que clausura aparentemente cualquier salida. Más allá de las fronteras físicas, exploras las fronteras convencionales y cotidianas. ¿Qué representa el fin en el contexto actual?

El apocalipsis siempre fue presentado como el final perfecto de la raza humana, como una salida fácil a un mundo hipercomplejo y como una explosión que acaba con todos los problemas. The End of Ending propone una historia cíclica y sin remate que comienza pero que no termina nunca; es un circuito circular que deja al espectador suspendido en un limbo sin final. La pieza cambia la estructura clásica de principio-nudo-desenlace por otra en la que el final ha sido sustraído. Además, establece un presente continuo e infinito.

Respecto al absceso negro, me interesaba conocer la relación de los espectadores con una pieza que no podía ser vista de un vistazo, sólo se podía observar uno de sus lados al mismo tiempo. El ejercicio estaba relacionado con un estado de resignación que surge al saber que vivimos en una época donde no sabemos mucho de nosotros. La incertidumbre es la protagonista, tenemos sólo al presente, no sabemos de dónde venimos ni adónde vamos.

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The End of Ending, 2012

En tu proyecto para la feria Frieze de New York convertiste una parte del parque en un campo de futbol con sus respectivas porterías. No obstante, la acción de “habitar” el espacio o de hacer uso de la cancha —cumplir con su función— es prácticamente imposible. Cuéntanos sobre la idea detrás de este proyecto. ¿Te interesó llevar al límite el uso del espacio a partir del bloqueo? 

El proyecto para Frieze NY, que estará instalado a un lado de la feria, está basado en la obstrucción como potencial creativo. Se trata de un campo de futbol con arcos bloqueados por cristales blindados que cambian por completo el sentido del juego y condenan a los jugadores a un empate infinito. Cuando ya no es posible avanzar o retroceder, se genera un espacio de reflexión y los límites a la lógica son vividos como una provocación. Así, el descanso ofrece repensar en el sentido del juego.

Como en un cementerio, la pieza plantea un conflicto, un espacio hermético y asfixiante del que sólo se puede salir quebrando algo. Ya sea a través de la violencia, destruyendo los cristales para reestablecer las reglas del juego o apelando a la imaginación como camino alternativo: cambiar las reglas y el juego. El campo se convierte en un laberinto de donde sólo es posible escapar en una dirección: hacia arriba.

 


[9 de abril de 2014]

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The End Of Ending, 2012, Eduardo Basualdo.