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Fuimos modernos. Diseño hecho en México 1940-1980. Cortesía de MAM.
Fuimos modernos. Diseño hecho en México 1940-1980. Cortesía de MAM.

Fuimos modernos. Diseño hecho en México 1940-1980 en el MAM

Reseña 06.06.2018

Andrea Soler Guitián

«Fuimos modernos. Diseño hecho en México 1940-1980» en el MAM presenta una selección de múltiples objetos de diseño industrial y gráfico.

En la entrada del Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México está estacionado un Borgward 230, negro, con detalles del Calendario Azteca. Este automóvil 100% mexicano, cuyas 2,376 piezas son de origen nacional, nos da la bienvenida la exposición Fuimos modernos. Diseño hecho en México 1940-1980, una selección de más de 350 objetos de diseño que reconstruyen un tiempo pasado y nos ayudan a entender mejor el presente.

La línea curatorial realizada en conjunto por el MAM y Design Week México, presenta un recorrido que utiliza al diseño —gráfico, industrial y textil— como pieza fundamental para comprender el entorno. Un recuento de 40 años de objetos de diseño hecho en México se utiliza para recrear lo que fue la modernidad en nuestro país. Iñaki Herranz, curador de la muestra, propone una cronología de hechos como hilo conductor de la exposición, partiendo de las políticas públicas y la profesionalización del gremio, hasta la prosperidad económica y el crecimiento de la clase media. La propuesta describe cómo el diseño es respuesta de los cambios políticos, económicos y sociales, haciéndonos reflexionar sobre la disciplina, si ésta se plantea como una política pública.

Fuimos modernos. Diseño hecho en México 1940-1980. Cortesía de MAM.

 

La exposición presenta una gran colección de objetos que reviven en la memoria de los visitantes la sensación de «tiempos mejores». Parecería que en ese entonces el diseño era parte del día a día y respondía a su papel como agente de cambio. Lo podemos ver con el proyecto de los Ejes Viales, que no sólo contemplaba la planeación y trazo de la ciudad, sino que también abarcaba señalética y mobiliario urbano modular. La propuesta de Eduardo Terrazas pretendía resolver de forma integral los problemas de vialidad de una ciudad en crecimiento, creando obras físicas y modificando los patrones de conducta de los habitantes.

A través de objetos de uso cotidiano —la mayoría sin firma— la exposición no pretende ser una antología de diseñadores ni de marcas —y sin embargo algunos aparecen de formas inesperadas, como en la bolsa de plástico amarilla de la tienda De Todo, cuyo logotipo fue diseñado por Lance Wyman, mismo que hizo la iconografía del metro y la identidad gráfica de las Olimpiadas de México 68, diseños que también están presentes en la exposición. De igual forma, encontramos la mano hecha silla de Pedro Friedeberg y los inolvidables platitos de latón de Refresco Lulú con ilustraciones de Betty Boop en el Politécnico y en la UNAM.

Una antología de objetos: automóviles, motocicletas, señalética, juegos infantiles, sillas, mesas, adornos, electrodomésticos, charolas, lámparas, espejos, revistas, empaques, postales y folletos, van construyendo ambientes llenos de nostalgia, los cuales hablan de las necesidades que existían en esos tiempos (que se asemejan a las de ahora), las ideas de bienestar, las formas de consumo y las aspiraciones sociales.

 

Fuimos modernos. Diseño hecho en México 1940-1980. Cortesía de MAM.

 

Modernidad Tropical es el título de uno de los ambientes, donde se representa a la época de oro de Acapulco y el fervor consumista. Ahí encontramos dos prototipos de La Silla de Bajo Costo de Clara Porset y sus respectivos planos hechos a mano con una nota de la autora que especifica el uso de cinta tubular plástica, misma que se ha utilizado en la icónica y anónima silla Acapulco. Esta última viste el espacio en un pequeño oasis de sillas tejidas en tonos turquesa y plantas Monsteras, el espectador puede utilizar el objeto y sentarse para «apreciar la vista». Al fondo tres estantes metálicos presentan una colección de adornos cuidadosamente seleccionados. En el primero encontramos una serie de seis esculturas de perros campeones producidos por Cerámica de Cuernavaca. En otro están acomodadas piezas de alfarería industrial y artesanal que representan el estilo y acabados de la época. Y en el último, una serie de floreros que presentan distintas soluciones para un mismo objeto junto a piezas decorativas y artículos promocionales de oficina.

Al final del ambiente un tocadiscos producido en Culhuacán introduce a otro espacio donde se recrea el ideal moderno de forma de vida. Un comedor, un estudio y una cocina inspirados en el American way of life son representados a partir de objetos emblemáticos de la época —producidos y diseñados en México—, los cuales eran adquiridos en los primeros centros comerciales a finales de los años sesenta. El auge del diseño mexicano terminó cuando a mediados de los años setenta se decidió suprimir la política de sustitución de importaciones, que estimulaba el consumo y producción de artículos fabricados en la industria nacional. La muestra cierra con el terremoto del 85 y el derrumbe simbólico de la modernidad.

Fuimos modernos. Diseño hecho en México 1940-1980. Cortesía de MAM.

 

Como parte final del recorrido encontramos un maravilloso catálogo de materiales, una biblioteca de procesos que representa la estética y los avances tecnológicos de la época. Cada una de las muestras se acomoda en un rincón de la memoria, construyendo un escenario de acrílicos rodeado de papel tapiz y vitroblocks. Con este muestrario se plantean preguntas para el presente respecto a la responsabilidad del diseñador en cuanto al uso de materiales sustentables y responsables con el medio ambiente.

Fuimos modernos presenta diferentes ambientes para narrar nuestro pasado, utiliza los objetos de diseño para construir nuestra identidad y presenta un escenario historiográfico del diseño nacional a partir de sus transformaciones en consecuencia al contexto. El mensaje de la exposición deja claro el vínculo entre la historia económica y política de nuestro país con la historia del diseño. Al narrar el pasado despiertan la curiosidad de los espectadores, y plantean interrogantes tanto para el consumidor de objetos mexicanos como para el diseñador y productor de estos objetos.

Esta exhibición podrá visitarse del 2 de junio al 2 de septiembre y es parte de los eventos que este año se presentan en el marco de CDMX World Design Capital.

Andrea Soler Guitián

Diseñadora y directora de arte egresada del Centro de Investigaciones de Diseño Industrial (CIDI) de la UNAM. Tiene el título de Maestría por la Universidad Nacional Autónoma de México en el programa de Diseño Industrial y un M.A. en diseño de productos por la Universidad de Trent en Nottingham, Inglaterra. Trabaja en diseño de producción utilizando su interés por los objetos para construir espacios y narrativas y desde el 2014 es colaboradora frecuente de Flaminguettes. Actualmente es profesora de la Universidad Iberoamericana campus Santa Fe de los cursos Diseño Emocional e Introducción al Diseño Industrial.

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