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Propuesta de restauración de Ulf Mejergren Architects, 2019. Tomada de Archello.

A propósito de Notre-Dame: 6 arquitectos opinan sobre conservación | Parte I

Especial 04.06.2019

A través de las voces de 6 reconocidos despachos mexicanos, examinamos las prácticas de restauración y recuperación de edificios con valor patrimonial.

El 15 de abril pasado un desastre acaparó los noticiarios del mundo entero. La Catedral de Notre-Dame, edificio declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad, y uno de los símbolos de París, estaba en llamas.

La cubierta y la aguja, construidas a mediados del siglo XIX por el arquitecto y restaurador Eugène Viollet-le-Duc (París, 1814-Lauzana, Suiza, 1879) —restauración polémica en su momento, fueron vencidas por el fuego.

A pocos días del suceso, el gobierno francés comunicó que lanzará una convocatoria internacional para comisionar un proyecto de restauración para Notre-Dame a un despacho internacional; y aunque las bases aún no se conocen, el primer ministro francés, Édouard Philippe, adelantó que se buscará «dotar a Notre-Dame de una nueva aguja adaptada a las técnicas y a los retos de nuestra época».

Muchos son los desafíos que las ciudades enfrentan para conservar su patrimonio: desde desastres naturales o provocados, hasta la insensibilidad gubernamental o la voracidad inmobiliaria; y el tema de conservación levanta más de un cuestionamiento. Para examinar el tema consultamos a 6 arquitectos mexicanos sobre temas de patrimonio, restauraciones e intervenciones arquitectónicas. Debido a la extensión de este «Especial», lo dividimos en dos partes.

El orden es alfabético.

—Lizbeth Aguilera Garibay | Dirección de Arquitectura y Conservación del Patrimonio Artístico Inmueble del INBAL

Dirección de Arquitectura y Conservación del Patrimonio Artístico Inmueble del INBAL

Dra. Lizbeth Aguilera Garibay, Directora de la Dirección de Arquitectura y Conservación del Patrimonio Artístico Inmueble del INBAL. Foto: Cortesía.

—El gobierno francés comunicó que lanzará una convocatoria para la reconstrucción de Notre-Dame. Y eso despertó nuestro interés sobre las diferentes formas de abordar la recuperación de inmuebles históricos. ¿Cuál es tu postura al respecto?

Todas las intervenciones en el patrimonio edificado siempre están fundamentadas en la teoría. Uno de los representantes más importantes en la teoría de la restauración fue Eugène Emmanuele Viollet-le-Duc, quien intervino Notre-Dame en 1840. Cuando trabajó en la Catedral de Notre-Dame siguió todos los cánones, argumentando que eran cánones renovados con una reinterpretación que él hizo, pero siguiendo el estilo gótico que por la temporalidad se llamaría neogótico. Después hubo quien llegó y dijo que los monumentos son igual que la vida de un hombre: nacen, crecen y mueren. Esto lo comento para señalar que existen muchos criterios y, particularmente en Francia, los criterios de integración, que es la actividad que van a hacer al incorporar nuevos elementos a una estructura antigua… Ellos se han distinguido por ser muy innovadores, y estoy hablando de un ejemplo muy conocido de 1989, que es la pirámide de Ieoh Ming Pei, en el Museo de Louvre; creo que éste es un ejemplo muy significativo ya que fue muy disruptivo por incorporarla en el centro de un edificio histórico muy importante; sin embargo, es un elemento transparente, muy moderno y que ha permitido que la vocación del museo incrementara su público de manera exponencial. Siguiendo esta idea, creo que la postura de quienes evaluarán los proyectos de esta convocatoria estará centrada en una aportación que tenga que ver con algo muy innovador porque el contexto de París lo permite. Esto tendría condiciones muy diferentes en una convocatoria en nuestro país porque los criterios y lineamentos son mucho más conservadores.

—En México existen muchos proyectos en los que construcciones de valor histórico se recuperan para su uso en la vida contemporánea. ¿Cuáles deberían de ser los límites de estas recuperaciones para respetar la pátina del tiempo?

En cualquier proyecto de carácter adaptativo, creo que lo más importante es valorar el edificio histórico o artístico. Es decir, la preexistencia de cualquiera de estos monumentos es lo que va a determinar para qué puedes usarlo y para qué no. ¿Cuáles serían los límites? Por ejemplo, una actividad que emita vibraciones sonoras que con el paso del tiempo generen desprendimiento de los aplanados, eso significaría que no es adecuado utilizar ese espacio para este tipo de uso. Los límites, en cualquier nuevo uso adaptativo, de reciclaje o adaptación, tendría que ver con respetar las características arquitectónicas constructivas, formales y espaciales del edificio para que no vayan a tener modificaciones irreversibles: por ejemplo, la integración de instalaciones eléctricas especiales para que permitan que el edificio tenga una lectura muy clara de lo que no tuvo en su origen, pues no obstante los edificios tienen varias etapas constructivas, la intervención es buena sí te permite identificarlas y adaptar el uso para el cual originalmente fue concebido. Los límites estarían determinados por las características propias del edificio.

—¿Recuerdas algún proyecto que te parezca memorable por cómo se hizo la restauración o recuperación?

Hay muchos proyectos muy exitosos. Incluso es una de las preguntas que tenemos en la Dirección de Arquitectura y Conservación del Patrimonio Artístico Inmueble del INBAL. Cuando pensamos en edificios exitosos generalmente pensamos en proyectos de gran escala o grandes dimensiones. Más que referir uno, puedo mencionar que hay muchos ciudadanos que están haciendo proyectos adaptativos para casas-habitación, generalmente para transformarlos para un uso comercial o de servicios, y están haciendo cosas muy interesantes respetando la arquitectura original, incorporando solamente los servicios, e incluyendo algunas cubiertas parciales para el área de uso.

Quizá un ejemplo de integración de hace tiempo sería el Banco Nacional de México, que tiene una fachada del siglo XVIII y después tuvo una intervención del siglo XX, que hicieron los arquitectos Abraham Zabludowsky y Teodoro Gonzalez de Léon. Si tú te paras enfrente, puedes ver claramente las dos etapas constructivas del banco; sin embargo, hay armonía porque hay una recuperación de los ritmos, de las proporciones y la cromática, pero es muy claro la parte del banco que es nueva.

Banamex del Centro Histórico en la Ciudad de México.

Oficinas centrales de Banamex en el Centro Histórico. Proyecto realizado por Teodoro González de León y el arquitecto Abraham Zabludowsky. Foto tomada de https://archipelvzw.be

—¿Qué agentes que deberían de participar en la preservación de nuestro patrimonio arquitectónico?

Una cosa muy importante es que las personas que tienen edificios patrimoniales bajo resguardo se deberían sentir orgullosas, pues muchas veces no conocen la importancia o plusvalía que puede tener el edificio en ese sentido. También pienso que la cuestión de los estímulos fiscales es muy importante: hay un trámite que se hace en el INAH y también en el INBAL donde hay algunos beneficios por tener fincas que estén con esta categoría de monumental. Tienen una condonación de impuestos especial en el caso del INAH; y, en el caso del INBAL, el caso de los cajones de estacionamiento suele ser negociable porque es evidente que las casas, como ya están construidas, no tienen las condiciones para cumplir con la norma del cajón de estacionamiento. Este tipo de estímulos son los que podrían fortalecer el que la gente se sienta animada a conservar los edificios patrimoniales.

—Lizbeth Aguilera Garibay es doctora en Arquitectura por la UNAM y maestra en Historia por la Universidad Iberoamericana. Actualmente es la encargada de la Dirección de Arquitectura y Conservación del Patrimonio Artístico Inmueble del INBAL.

—Manuel Cervantes Céspedes| Manuel Cervantes Estudio

Arquitecto mexicano Manuel Cervantes

Foto: Cortesía.

—El gobierno francés comunicó que lanzará una convocatoria para la reconstrucción de Notre-Dame. Y eso despertó nuestro interés sobre las diferentes formas de abordar la recuperación de inmuebles históricos. ¿Cuál es tu postura al respecto?

Norte Dame rebasó a la iglesia católica volviéndose un hito histórico y urbano en el imaginario colectivo, partiendo de ese entendido creo que es una tragedia para el patrimonio cultural. Entiendo, por lo que he leído, que el edificio pertenece al ministerio de cultura del país así que la restauración debería de tener una visión pública. Imagino que una activación del espacio de la zona destruida sería ideal, algo que permita el uso público; así como sucede en el Duomo de Milán. La técnica o la solución quizás deberían ser actuales pero el gesto importante para mí sería la activación.

—En México existen muchos proyectos en los que construcciones de valor histórico se recuperan para su uso en la vida contemporánea. ¿Cuáles deberían de ser los límites de estas recuperaciones para respetar la pátina del tiempo?

En mi opinión, la restauración debe de ir de la mano de la activación, respetando siempre el patrimonio y el paso del tiempo, pero creando vida, vida pública. Los límites para la reconstrucción en México y en el mundo deben ser inteligentes y conscientes de factores históricos, sociales y económicos. Creo que en México se debe impulsar la restauración a través de estímulos económicos y fiscales; no solo es un tema arquitectónico el de la restauración, su fondeo es primordial.

 —¿Recuerdas algún proyecto que te parezca memorable por cómo se hizo la restauración o recuperación?

En México hay muchos buenos y malos ejemplos, buscando alguno positivo me viene a la mente el rescate de tejido y edificios en San Pablo por un gran taller de arquitectura y un cliente tenaz. La idea de Mauricio Rocha y Gabriela Carrillo por comenzar con la activación y rescate de espacios públicos me parece muy potente.

Centro Cultural San Pablo en Oaxaca.

Taller de Arquitectura Mauricio Rocha, Centro Académico y Cultural San Pablo, Fundación Alfredo Harp-Helú.

—¿Qué agentes deberían de participar en la preservación de nuestro patrimonio arquitectónico?

Considero compleja esta respuesta, mi experiencia quizás me permita responder de forma sesgada: creo que nuestro patrimonio debe respetarse, cuidarse y activarse por lo que para lograr eso se requiere de muchos elementos que incluyen el qué hacer y cómo hacerlo. Las normas para lograrlo existen y considero funcionan; sin embargo, los costos para realizar esta tarea son enormes, encontrar mecanismos para que esto no sea un lastre al gobierno y el privado es algo en donde se debería de poner más énfasis y buscar respuestas que permitan a la sociedad activar y con eso respetar el patrimonio.

—Manuel Cervantes Céspedes, es arquitecto por la Universidad Anáhuac del Norte. En 2002 funda CC Arquitectos | Manuel Cervantes Céspedes, ahora Manuel Cervantes Estudio. Ha colaborado con instituciones como el Centro para la Cultura Arquitectónica y Urbana (CCAU) en su ciclo Intertectonics II en Guadalajara, Jalisco; el Institute for Transportation and Development Policy (ITDP) en Estados Unidos y el Consorcio Transportes Madrid en España. Ha sido reconocido con más de 22 premios nacionales e internacionales, entre los que destacan el Premio Luis Barragán a la Trayectoria otorgado por el Colegio de Arquitectos de México-Sociedad de Arquitectos Mexicanos (CAM-SAM), el Architectural League of New York 2015 Emerging Voices, Architectural Review Emerging Architecture Award 2014, primer premio en la categoría de diseño arquitectónico en la XIX Bienal Panamericana de Arquitectura de Quito – BAQ 2014.

 

—Derek Dellekamp y Jachen Schleich | Dellekamp + Schleich

Arquitectos mexicanos hablan sobre Notre-Dame.

Foto: Cortesía Dellekamp + Schleich.

—El gobierno francés comunicó que lanzará una convocatoria para la reconstrucción de Notre-Dame. Y eso despertó nuestro interés sobre las diferentes formas de abordar la recuperación de inmuebles históricos. ¿Cuál es tu postura al respecto?

Jachen Schleich (JS): Lo que a mí me parecería equivocado es hacer una reconstrucción con lujo de detalle, porque a final de cuentas, un edificio —tenga la edad que tenga— tiene rastros del tiempo y esa parte del incendio ahora forma parte de la historia de esa catedral. Lo que no se valdría es desaparecer este hecho. Me parece correcta la idea de hacer un concurso para ver cómo se puede techar Notre-Dame, pero dejando visible lo que era antes y lo que es ahora; complementar la iglesia con una estructura nueva, contemporánea. Debe hacerse con sensibilidad, pero lo que no se valdría es fingir que nunca pasó nada. Imagina que se lo encargas a Peter Zumthor, un arquitecto contemporáneo pero que tiene mucho oficio. Él haría una cosa completamente de madera que sería una expresión contemporánea que contrastaría con la estructura existente. Entonces, no quiero decir que se tenga que hacer una cubierta de cristal: me parecería desatinado. Cambiaría completamente el carácter del espacio, porque las catedrales góticas tienen algo de oscuro.

Derek Dellekamp (DD): Yo puedo decir lo contrario. Me preguntaría, de manera precisa, cuál fue realmente el daño. Entiendo que fue la cubierta y que hay un registro abundante de cómo estaba… Mi impresión es que la reconstrucción debe hacerse dependiendo del caso, pero si lo vemos de esa manera, todos los monumentos históricos que conocemos se van llenando de historia y ésa es parte de la riqueza de estos sitios. En este sentido, estoy de acuerdo con Jachen. Pienso, por ejemplo, en la Acrópolis de Grecia: a ésta no pensarías en ponerle una cubierta de cristal. Depende del daño.

—En México existen muchos proyectos en los que construcciones de valor histórico se recuperan para su uso en la vida contemporánea. ¿Cuáles deberían de ser los límites de estas recuperaciones para respetar la pátina del tiempo?

JS: En este caso es muy sencillo porque, si solo fue la cubierta, el 80% del edificio sigue siendo igual, y el otro 20% tiene que empatar y convivir de la mejor forma posible para que el edificio siga funcionando. El edificio va a necesitar una cubierta, es un hecho, pero ¿cómo va a ser la cubierta? Esa es la cuestión.

DD: Me parecen inadecuadas estas reconstrucciones históricas que pretenden ser lo que era antes el edificio. Por ello, insisto en la necesidad de saber cuál fue el daño del edificio: si es una cubierta de la que hay mucho registro, no creo que se esté fingiendo nada ni pretendiendo nada al reconstruir una cubierta idéntica a la que estaba antes, a diferencia de cuando no hay registro y tienes a un grupo de historiadores y arquitectos restauradores tratando de imitar el estilo anterior… eso me parece que no funciona.

Ahora también, cuando se habla de Notre-Dame hay que considerar que hay muchas otras cosas por contemplar, ya sea por la jerarquía del edificio o su valor histórico. Me parece que si habláramos de un edificio de jerarquía menor también el análisis sería distinto, pero ésta es la «joya» de la corona de la ciudad más visitada del mundo, entonces hay otras cosas por revisar.

—¿Recuerdan algún proyecto,  propio o de alguien más, que les parezca memorable por cómo se hizo la restauración o recuperación?

DD: Pensaría en la restauración del Reichstag [edificio del siglo XIX, sede del parlamento alemán], a cargo de Foster + Partners. El Reichstag, siendo un edificio muy importante para Berlín, me parece tuvo una intervención exitosa porque responde a un cambio en el programa del edificio. Tratar de empatar esta nueva vida del edificio con los recursos de la arquitectura anterior me parece de lo más forzado, pero en este caso, ese edificio histórico, al que la han pasado tantas cosas, ahora le ocurren cosas nuevas, de un periodo histórico y circunstancias nuevas, y la intervención lo refleja.

JS: En Berlín hay otro ejemplo que hace justo lo contrario. El Palacio Real de Berlín, que está en la isla de los museos, fue demolido por el gobierno de Alemania occidental, que hizo el Palacio de la República, un edificio de cristal, moderno, construido en la década de 1960. Cuando cayó el muro, el edificio quedó obsoleto y el nuevo gobierno decidió tirarlo para volver a construir el palacio original, con el aspecto original, obviamente con métodos constructivos contemporáneos. Ahí están reponiendo la imagen de algo que ya no es, pero de otra forma. Ahora creo que están por terminar la obra.

DD: Nosotros estamos trabajando en dos proyectos que tienen todos estos ingredientes. Un centro comunitario y la parroquia Santuario del Señor de Tula en Jojutla, parte importantísima en la memoria colectiva de la comunidad. En Jojutla hay dos parroquias antiguas, y cerca de ellas construyeron una iglesia en el 2000 que era increíblemente insensible al conjunto. Con el sismo de 2017, la iglesia del año 2000 quedó tan dañada que fue demolida y se nos encargó, junto a Camilo Restrepo de Colombia, el diseño de la nueva iglesia. Ahí nuestra postura fue que, en realidad, estamos sustituyendo la iglesia del año 2000 y ahí no estaba esta problemática de cuestionarnos cuál debía ser la reconstrucción de la iglesia misma, pero sí de cómo trabajar en un conjunto histórico.

Edificio del parlamento alemán,

Foster + Partners, Reichstag, Nuevo Parlamento Alemán. Foto tomada de www.fosterandpartners.com

—¿Qué agentes deberían de participar en la preservación de nuestro patrimonio arquitectónico?

JS: Lo que hay hoy en día en México es el INAH. Ellos básicamente tienen el dominio de ese tema. Dentro de la institución hay corrientes diferentes: hay una que es muy conservadora, que restringe bastante la intervención en el edificio, incluso sin realmente evaluar qué tan valioso es el edificio como monumento, sino que está protegido por el simple hecho de ser viejo. Ahora tenemos un proyecto para un hotel en el Centro Histórico que es una casona del siglo XIX y ahí nosotros propusimos, desde nuestro criterio, cómo debía ser el acercamiento con el INAH. Por un lado decidimos qué partes del edificio son históricas y realmente tienen valor, qué representan una arquitectura de —digamos— la época a partir de sus tipologías. Ahí el criterio fue que dejamos esas estructuras principales originales, con todo el respeto a su lógica de uso, y arriba añadimos una estructura contemporánea que es ligera y no le carga peso extra a los muros existentes, de tal modo que tienes un convivio entre lo nuevo y lo viejo, donde siempre se distinguen.

DD: Si este edificio se hubiese abordado desde la posición contraria —un tanto historicista—, de repetir una arquitectura como la preexistente eso hubiese funcionado en contra del propio inmueble. En este caso específico, no soportaría la reconstrucción de estos niveles que no tenían ningún valor con el material que se hicieron originalmente (mampostería). Es un caso donde lo mejor para el edificio era una estructura que garantice su la seguridad.

JS: Hay otra cosa: el Centro Histórico es un lugar que sabemos que hace mucho tiempo se vació de gente. Sabemos que las plantas bajas tenían algo de comercio, pero ya nadie vivía ahí. ¿De qué sirve un edificio que se trata como un museo, que no se puede tocar, pero que tampoco es posible habitarlo? Ahí hay que compaginar dos cosas: cómo hacer que un edificio recupere su vida, porque el edificio abandonado no aporta nada a la ciudad a menos que sea un memorial. Lo que tiene que hacerse es volver a generar actividades sociales y económicas en el Centro Histórico, y para eso tienes que hacer que los edificios viejos puedan recibir esa actividad. Por lo tanto, se tiene que lograr ese compromiso entre lo viejo y lo nuevo. El edificio, al estar habitado, se le va a dar cuidado y mantenimiento, por lo que su valor histórico tiene más posibilidades de sobrevivir en el tiempo. Esos cambios son beneficiosos si se hace de la forma adecuada. 

—Dellekamp + Schleich (Derek Dellekamp y Jachen Schleich) es un taller, fundado en 1999, que busca encontrar soluciones únicas a las condiciones específicas de cada proyecto a través de una metodología de investigación rigurosa. Su enfoque multidisciplinario dota a su arquitectura de atributos tanto pragmáticos como creativos. La arquitectura revela las fuerzas que contextualizan el espacio. Al realizar las preguntas correctas, Dellekamp Schleich prueba el proceso adecuado para cada proyecto. Concebimos a las restricciones como oportunidades para desarrollar soluciones creativas y lograr propuestas contextualizadas, donde la teoría y práctica van de la mano y las narrativas espaciales son repensadas. La amplitud de los proyectos que abarca el taller va desde el diseño y la construcción bajo premisas de corporativos industriales hasta la investigación de la arquitectura urbana efímera. Su investigación arquitectónica fomenta un laboratorio de ideas que puede alimentar sus actividades. Formamos parte constantemente de los campos académicos y pedagógicos, así como de estudios de investigación, conferencias, publicaciones, bienales y exposiciones

Conoce las respuestas de Isaura González Gottdiener, coordinadora de Bibliotecas y Archivos Facultad de Arquitectura, UNAM; Alfonso Quiñones, de despacho BAAQ’; y Javier Sánchez de JSa, en la segunda parte de este «Especial». 

 

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Oficinas centrales de Banamex en el Centro Histórico. Proyecto realizado por Teodoro González de León y el arquitecto Abraham Zabludowsky.

Foto: Cortesía.