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Errante, de Héctor Zamora

17.07.2012

El proyecto Margem Arte Pública, de Itaú Cultural, con curaduría de Guilherme Wisnik, planifica la creación de intervenciones site-specific en ciudades brasileñas. Su temática se centra en los ríos urbanos y sus márgenes. Para Wisnik, los ríos urbanos son los patios traseros de esas inmensas viviendas llamadas ciudades; son típicos “no lugares”, estériles e impersonales, bordeados por autopistas; llaves de una urbanidad reprimida y latente en el corazón decrépito, y todavía mal formado, de las ciudades.

Errante, de Héctor Zamora, sobre la Avenida do Estado en Sao Paulo, es la primera realización de Margem; consiste en suspender un conjunto de árboles —de siete u ocho metros de altura— sobre 200 metros del lecho del río Tamanduateí. Soportados por una estructura de hierro y cables de acero, formarán un jardín colgante en un sitio degradado de la ciudad, sin vegetación, donde diariamente transitan miles de personas: una crítica ácida y áspera al desarrollo urbano desenfrenado y no planificado.

Héctor Zamora —reconocido por sus intervenciones sobre la memoria de un lugar y sus habitantes— crea una especie de jardín aéreo, un “parque colgante en ningún terreno”, detalla Wisnik; al mismo tiempo, “una mezcla de surrealismo con crítica social urbana, además de ambiental”, evidencia de aquello que sacrificó la ciudad con razón de su desarrollo y crecimiento. “La importancia del concepto de belleza, en este caso, se desplazó y se reemplazó por el de aspereza”, observa el curador.

Tamanduateí fue la zona elegida, precisamente por ser un espacio urbano desertificado, aun siendo el lugar de máxima vitalidad de la metrópolis. En palabras de Guilherme Wisnik: “un jardín del edén en un sitio impropio, como también una naturaleza híbrida y mutante, inmovilizada en telaraña”.

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