A primera vista parece un hotel inalcanzable, de ésos a los que sólo los viajeros de primera clase pueden acceder. Es ostentoso, pero no en un sentido material, sino por la fortuna de su ubicación. Elevado a 440 metros de altura, Domus Civita se erige en la cúspide de Civitá di Bagnoredio, un pueblo al norte de la región de Lacio, que conserva el encanto de las construcciones medievales, los parajes deshabitados y el peso del valor histórico etrusco, factores suficientes para rodear la propiedad con un halo de superioridad deslumbrante.

Lo que fuera un refugio del siglo XIV, en la Baja Edad Media, hoy es un hotel restaurado por el arquitecto Patrizio Fradiani, quien adaptó el espacio con diseños modernos, conservando las estructuras originales.

Ubicado en la cima de una colina, el hotel cuenta con tres suites, cada una con baño privado, dos cocinas dentro de la casa y otra en el exterior; en total tiene una capacidad para ocho personas. El resto del recinto se divide en nueve cuevas, una las cuales alberga una alberca y jacuzzi, otra es una sala con instalaciones de arte y las demás son bodegas o estancias de descanso para los huéspedes.

El jardín estilo italiano está engalanado con una fuente antigua y una terraza ideal para disfrutar el atardecer y es el mejor punto para observar los acantilados y casas de roca de toba.

La restauración de Domus Civita es un homenaje a este pueblo que sobrevivió terremotos, guerras, deslizamientos de tierra y hambre; ahora es una fortaleza moderna que se rehúsa a darle entrada a los coches —sólo se puede acceder cruzando un puente a pie— y que ofrece una experiencia única de relajación, belleza y la sensación de sentirse alejado del mundo que muchos turistas buscan.

www.domuscivita.com

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[9 de enero de 2013]