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Still de Mini domingo en el Museo Jumex: Expedición en casa. Tomada de Vimeo.

Frente a la crisis: hoy es tiempo del diseño

Columna 31.03.2020

Ana Elena Mallet

Frente a la crisis por el COVID-19, así como frente a otras emergencias e incertidumbres, el diseño y los creadores ofrecen soluciones esperanzadoras.

Marzo comenzó con la marcha de las mujeres. Tuve el privilegio de participar con un contingente de mujeres de diversas edades, la mayoría más jóvenes que yo, con un empuje y una convicción impresionante. Estoy agradecida que me dejaran ser parte.

Diseñadoras, músicos y artistas, se juntaron semanas antes para diseñar la propuesta del contingente. Tomando como punto de partida la danza de las cintas, originaria de Yucatán, diseñaron una instalación que llevó por nombre «Las cintas de la memoria». En menos de dos semanas, a mano, se escribieron en listones de múltiples colores, los nombres de casi 4 000 desparecidas en el país. El día indicado llegó y nuestro punto de reunión fue el Monumento a la Revolución a las 12:00 pm, éramos casi cien mujeres de todas edades, bebés incluidos. Con nuestras camisetas moradas diseñadas por Flaminguettes y su equipo, empezamos el recorrido. Consignas, cantos y frases nos acompañaron durante casi cuatro horas. Cargamos un carrito que sostenía un mástil con las cintas de colores y los nombres y, solidariamente, nos fuimos turnando para cargarlas y que fueran visibles. La vibra, el ambiente era sobrecogedor. Marchamos al lado de madres, bebés, niños, hijas y hermanas, también al lado encapuchadas que de manera violenta, rompieron cortinas metálicas, vidrios y que grafitearon paredes. Algunas voces en la muchedumbre se alzaban para decir: «¡Sin violencia!»; en mi contingente ganó el grito de: «Fuimos todas».

Diseño crisis. Marcha 8M

Marcha del 8 de marzo en la Ciudad de México. Foto: Ana Elena Mallet. Tomada de redes sociales.

Si bien me he dedicado a la conservación de patrimonio toda mi vida, luego de ver de cerca ésta y las demás marchas feministas que han sucedido en los últimos meses, entiendo la destrucción. En ocasiones la aplaudo. Solo así obtenemos visibilidad en un país donde las mujeres somos ciudadanos de segunda, donde desaparecemos sin consecuencias, y un presidente perdido sigue diciendo, en plena crisis sanitaria, que las mujeres debemos quedarnos en casa para cuidar a los papás, por que los hombres son «más desprendidos».

En la marcha fuimos visibles; a través del diseño se comunicó nuestro mensaje: «Las cintas de la memoria» se hicieron presentes y honraron a esas desaparecidas. Las imágenes del contingente llegaron por cientos a Instagram y a medios nacionales e internacionales. Una vez más el diseño cumplió una función: la de acompañar y visibilizar la protesta.

Apenas tomábamos aire luego de esta experiencia intensa, cuando la crisis sanitaria debido al COVID19 llegó a nublar nuestro panorama. El Tecnológico de Monterrey —en donde tengo el privilegio de ser docente— fue la primera universidad en cerrar sus campi, hacerse responsable y conminarnos a migrar nuestros cursos a un sistema digital flexible. Sin duda, luego de la experiencia en el sismo de 2017, el Tec sabe tomar decisiones y proteger a su comunidad. En lo que tomaba capacitaciones y hacia presentaciones, me llevó tiempo entender que estábamos en el fin de una era.

Tal y como sucedió luego del 9/11, la vida a partir de ahora será distinta. La naturaleza nos obligó a parar; a bajar la velocidad, a redirigir las prioridades y tomar distancia para entender el presente y poder planear un futuro. Un futuro que a todas luces se predice desolador: muerte, desolación y al terminar la epidemia una crisis económica de la que ni mi generación, ni las que viene delante de mí, tienen precedentes.

Y, sin embargo, hay esperanza desde el diseño, por el diseño, para el diseño y con los diseñadores. Ha sido abrumador y emocionante ver la cantidad de propuestas e iniciativas de diseño para sobrellevar la crisis, para colaborar y entender nuestro momento. Desde makers con proyectos open source que comparten diseños de máscaras, respiradores y suministros médicos; programadores rediseñando plataformas de fitness, salud y ejercicio, hasta nuevos canales de Instagram con contenidos diseñados para sobrevivir el encierro.

El modelo educativo como lo conocíamos está sufriendo una transformación y se ve obligado a un rediseño, y mientras escribo esta columna la crisis continua. Estamos encontrando nuevas maneras de enseñar, aprender y mantenernos unidos. Lo mismo está sucediendo con la forma de trabajar. Tanto gastar para que sendos diseñadores proyectaran estos coworkings y áreas comunes en grandes corporativos, para que ahora, trabajando desde casa, conectados en línea, compartiendo presentaciones, hojas de cálculo y documentos; seamos más eficientes y nos ahorremos los insufribles traslados hasta el fin del mundo.

Los museos, siempre preocupados y ocupados por sus audiencias presenciales, ahora a toda velocidad y sin mucha práctica, han tenido que rediseñar contenidos en línea para tratar de mantener la fidelidad de sus públicos: el Museo Amparo, el MUAC y Museo Jumex llevan la delantera. Será interesante ver si los museos del INBAL pueden montarse a la competencia o se quedarán en recorridos virtuales como de principios de este siglo.

Me queda claro que es el tiempo del diseño. Serán los diseñadores quienes nos guíen en este nuevo mundo, serán ellos quienes desarrollen el camino, las apps, plataformas, sitios y dispositivos que serán parte de una nueva manera de enfrentarnos al mundo. Los flujos y sistemas para entender una nueva economía, vendrán de las entrañas de equipos donde siempre debe haber uno o varios diseñadores. Su forma de pensar, de entender la realidad y los procesos permitirán una realidad más ágil, más abierta a los cambios de velocidad y de rutina. En cada equipo profesional que planee un nuevo modelo social, artístico y/o económico de ahora en adelante, debe haber diseñadores y metodologías del diseño. Ya lo habíamos vislumbrado antes, con la crisis no quedan más que certezas.

Es tiempo del diseño, y quien lo dude no será parte del cambio.

Ana Elena Mallet

Es curadora independiente especializada en diseño moderno y contemporáneo de México.

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Marcha del 8 de marzo en la Ciudad de México. Foto: Ana Elena Mallet. Tomada de redes sociales.