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!Mediengruppe Bitnik, Ashley Madison Angels at Work in Mexico, 2018 Fotografía cortesía del colectivo.

!Mediengruppe Bitnik. De la afectividad a la plataforma

Entrevista 21.09.2018

Manuel Guerrero

En el marco de su exposición para GWCDMX 2018, Revista Código platicó con !Mediengruppe Bitnik sobre sus experiencias artísticas en el entorno digital.

Conformado por Carmen Weisskopf y Domagoj Smoljo, !Mediengruppe Bitnik es un colectivo enfocado a la producción artística con y desde internet. Su proceso procura la expansión de los digital hacia los espacios físicos, con lo que buscan plantear preguntas relacionadas con el contexto cultural contemporáneo, influidos profundamente por las transformaciones en los servicios de comunicación.

Como parte del programa de actividades de Gallery Weekend CDMX 2018, !Mediengruppe Bitnik presentará en la Ciudad de México una instalación con el apoyo del espacio non profit A+T Salón de Arte y Tecnología de Fundación Telefónica, donde planteará una serie de preguntas sobre la relación actual entre el humano y el bot, la intimidad en internet y el uso de plataformas virtuales para irrumpir en la dinámica de «lo real».

Revista Código entrevistó al grupo para conocer sus antecedentes, sus intereses sobre la relación entre arte e internet, y cómo desarrollan su proceso creativo.

 

—¿De dónde viene el nombre de !Mediengruppe Bitnik? ¿Cómo se relaciona con su práctica artística en colectivo?

El nombre Bitnik proviene de bit, la unidad digital más pequeña y el sufijo -nik para describir a una persona relacionada con una cosa, estado o hábito. Desde el principio, nosotros como artistas, nuestro trabajo y también la forma en que trabajamos ha estado fuertemente influenciada por lo digital. En este sentido, el nombre «Bitnik» ha sido una profecía autocumplida ;-)

Nos conocimos en 2000 como estudiantes en la Universidad de Artes de Zurich, Suiza. Al principio, comenzamos a experimentar con medios digitales e internet dentro de nuestra práctica. Internet todavía era bastante nueva; la primera ola de vanguardias de net.art se había desgastado justo cuando estalló la «primera burbuja» del dot.com.

Como artistas jóvenes, fue emocionante tener un fácil y asequible acceso a internet en nuestro estudio a través de la red de la Universidad. En ese momento todavía no nos era posible adquirir internet de alta velocidad para el hogar o alquilar espacio en un servidor. Ensamblamos nuestro primer servidor barato con piezas electrónicas, lo llamamos Bitnik y lo conectamos en secreto a la red de la Universidad. Al reparar algunos cables de red en el gabinete del servidor, pudimos conectarlo sin que nadie se diera cuenta por un tiempo. De repente, nuestro servidor Bitnik era visible en todo el mundo las 24 horas del día. Eso fue realmente emocionante.

 

—¿Por qué comenzaron a trabajar con y desde internet?

Para nosotros —como jóvenes artistas— internet hizo increíblemente fácil formar parte de una red de artistas, hackers, productores; conectarse, publicar, tener una voz. Fue sencillo comunicarse, compartir con otros, involucrarse.

Al mismo tiempo, la tecnología comenzaba a reconfigurar muchos aspectos de nuestras vidas y nos parecía cada vez más importante examinar y abordar este cambio fundamental de la sociedad desde un punto de vista artístico con cuestiones estéticas y éticas en mente.

Nos convertimos en parte de las subculturas en línea; nos fascinaron estas redes y la estética en constante evolución. Con el tiempo, estas subculturas emergieron y ahora influyen enormemente en las culturas fuera de línea. Desde el principio, nuestros intereses se centraron especialmente en examinar estos espacios formados por la intersección entre estar offline y online. Una de nuestras primeras piezas fue Opera Calling (2007) donde desafiamos a la antigua institución de la Ópera de Zurich con las nuevas posibilidades que ofrecen los medios digitales. Viviendo en esa ciudad, estábamos fascinados con la Zurich Opera House porque se mantiene fiel a la forma en que se ha interpretado la ópera durante siglos. Los precios de las entradas son caros y, como visitante, tienes que estar físicamente presente en el auditorio a la hora especificada, vestido de una manera específica.

Con Opera Calling desafiamos este entorno, empujando las fronteras del auditorio cerrado. Básicamente, enlazamos la Opera House a la red telefónica local. Creamos errores de audio que escondimos dentro del lugar. Tan pronto como inició la función, activamos los errores y redistribuimos el audio a las personas en el hogar, al azar, al llamar a sus teléfonos domésticos. De este modo, podrían escuchar el acto en vivo en el escenario desde la comodidad de sus salas de estar; un poco como un servicio telefónico al que nadie se había suscrito. Un servicio que nadie había pedido.

El trabajo fue, por supuesto, sobre el acceso a la cultura; sobre la participación, sobre la superposición de formas antiguas y nuevas, acerca de llevar el arte a la gente, liberándolo de la galería y el auditorio.

!Mediengruppe Bitnik, Opera Calling, 2007. Fotografía cortesía del colectivo.

—Pensando en la historia del arte, ¿qué tipo de problemas o temas creen que internet le propone al arte contemporáneo?
Lo inmaterial ha ganado un lugar considerable dentro de las artes y plantea muchas preguntas fundamentales. Estas preguntas no son nuevas, pero con los nuevos medios disponibles para materializar (o inmaterializar) las obras de arte, han ganado intensidad. Es posible regalar un sinfín de copias de una obra de arte digital, mientras que, al mismo tiempo, se conserva el trabajo. ¡Esto es maravilloso! ¡Picasso no pudo hacer eso! A la vez, esto es un reto para los coleccionistas, las instituciones y el mercado del arte.

La cualidad inmaterial del arte digital también ha permitido que las artes salgan de los confines de los espacios de exhibición y conozcan a las personas directamente en sus hogares, en sus computadoras o sus teléfonos. Desde los inicios tecnológicos, los artistas han experimentado con la expansión del espacio expositivo, ya sea mediante obras para la radio como la [transmisión que hizo] Orson Welles de la Guerra de los mundos [H.G. Wells] en 1938; o con transmisiones televisivas, telefónicas o vía internet. Con la tecnología, el arte se ha vuelto más participativo e interactivo.
Nuestra práctica se ha expandido desde lo digital para afectar los espacios físicos. A menudo aplicamos intencionalmente la pérdida de control para desafiar las estructuras y los mecanismos establecidos, formulando preguntas fundamentales sobre temas contemporáneos.

Lo que hace que internet sea un medio tan interesante para nosotros como artistas es que no es estable ni está fijo; está en constante evolución. Internet está conformado por las sociedades que lo utilizan.

Al utilizar medios vivos y elementos performativos en nuestros trabajos, podemos crear situaciones donde los procesos interesantes se ponen en movimiento. En este sentido, podríamos decir que todo nuestro trabajo está basado en el tiempo: La vitalidad de los medios, y el desarrollo del performance en tiempo real que despliega un poder inclusivo. Mira el trabajo Delivery for Mr. Assange (2013), por ejemplo: enviamos un paquete a Julian Assange —el fundador de WikiLeaks—, quien desde 2012 vive en la embajada de Ecuador en Londres. Su situación como refugiado en una embajada latinoamericana en el corazón de una capital europea es muy revelador de nuestros tiempos, donde los medios digitales desafían cada vez más las estructuras de poder y las reglas de gobierno; esto ha llevado a muchos de los activistas por la libertad de la información a ser marginados y encarcelados (Julian Assange, Edward Snowden, Chelsea Manning, Nabeel Rajab, por nombrar algunos).

!Mediengruppe Bitnik, Delivery for Mr. Assange, 2013. Fotografía cortesía del colectivo.

En 2013 le enviamos a Julian Assange un paquete que contiene una cámara, directamente a la embajada en la que está resguardado. En ese momento, la embajada estaba rodeada por la policía británica: la situación era muy complicada, pues era una zona de acceso restringido. Nuestro paquete fue enviado a través del sistema postal y queríamos saber si sería capaz de atravesar la tensa crisis diplomática y llegar a Julian Assange. Para seguir el movimiento del paquete, había una cámara escondida dentro de nuestro envío, mirando hacia afuera. La cámara tomaba una foto del entorno del paquete cada pocos segundos y cargó las imágenes directamente a internet en tiempo real. Esto permitió que cualquier persona en línea pudiera seguir el viaje del paquete a través del sistema postal desde su computadora.

Un año después, para una exposición en un museo, construimos una réplica exacta de la habitación de Julian Assange en la embajada de Ecuador. Esta es una pieza de gran «intensidad material»: fue una sala de 20 metros cuadrados a la que los visitantes podían ingresar. Era un espacio congelado en el tiempo: el espacio interior de una embajada, utilizado no como un espacio representativo para un estado-nación, sino como un espacio de trabajo y de vida de WikiLeaks, donde hay computadoras, cables, cámaras, lámparas, dispositivos, libros, tazas de té, bolígrafos y papel en todas partes.

!Mediengruppe Bitnik, Delivery for Mr. Assange, 2013. Fotografía cortesía del colectivo.

No solo usamos internet como un medio en el que realizamos nuestras obras de arte y las «expandimos» en el espacio expositivo; también abordamos los cambios de poder que estas nuevas tecnologías están produciendo en nuestro día a día, con trabajos escultóricos en los espacios de exhibición.

—¿Qué van a presentar en su exposición para Gallery Weekend CDMX 2018?
Mostraremos una pieza de sitio específico llamada Ashley Madison Angels at Work in Mexico que forma parte de una serie de trabajos de investigación en torno a «Ashley Madison», un servicio canadiense de citas en línea para personas casadas que buscan una «aventura» que se comercializa en todo el mundo.

«Ashley Madison» fue pirateado en julio y agosto de 2015. Un grupo anónimo llamado «The Impact Team» robó y publicó todos los datos internos del servicio, incluido el código y funcionalidad del sitio web completo, datos de clientes y correos electrónicos del CEO. La violación de los datos reveló que, con un número desproporcionado de suscriptores masculinos y prácticamente ninguna mujer humana en el sitio, «Ashley Madison» había creado un ejército de 75 000 chatbots femeninas para atraer a los 32 millones de usuarios a (costosas) conversaciones.

!Mediengruppe Bitnik, Ashley Madison Angels at Work in Mexico, 2018 Fotografía cortesía del colectivo.

Usamos a «Ashley Madison» como un caso de estudio para plantear preguntas sobre la relación actual entre el humano y bot, la intimidad en internet y el uso de plataformas virtuales para desarticular las [plataformas] físicas.

Para Ashley Madison Angels At Work en México, utilizaremos las pick-up lines codificadas en los bots de Ashley Madison para formar una coreografía dentro del espacio de exhibición. Praga 33 se convertirá en el lugar de «personificación» para los cinco bots más cercanos a la dirección —cinco de los 237 fembots que estaban activos en el centro de la Ciudad de México en el momento de la violación de datos. Cada uno de estos fembots tiene un nombre, edad y una ubicación específica que proporciona «entretenimiento» a los 65 866 usuarios registrados en la Ciudad de México.

El trabajo se mostró por primera vez en el Centre culturel suisse en París, en 2016, donde los 61 bots de París estuvieron «presentes» en la instalación. Éstos habían atendido a los 44 306 usuarios de París. En Eigen + Art Lab Berlin, cinco de los 272 «ángeles» de Berlín desarrollaron una presencia misteriosa dentro de la exposición. En la exhibición realizada en swissnex (San Francisco, Estados Unidos), 51 de los 211 bots radicados en los límites de la ciudad estaban presentes, mientras que en Atenas, siete de los 165, que proporcionaban entretenimiento a los usuarios de Atenas, fueron «encarnados».

Como parte de la exposición en GWCDMX 2018, el sábado 22 a las 11 hrs se realizará una charla con la presencia de Carmen Weisskopf —cofundadora de !Mediengruppe Bitnik— y Doreen A. Ríos, curadora de la exposición, en el espacio de A+T Salón de Arte y Tecnología. Fundación Telefónica, ubicado en Praga 33, colonia Juárez, Ciudad de México.

Manuel Guerrero

Ha participado en más de quince exposiciones colectivas y encuentros de arte sonoro en México, Reino Unido, Japón y España. A la par de la producción artística, ha escrito para más de doce plataformas dedicadas a la reseña y crítica de arte.

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!Mediengruppe Bitnik, Opera Calling, 2007. Fotografía cortesía del colectivo.

!Mediengruppe Bitnik, Delivery for Mr. Assange, 2013. Fotografía cortesía del colectivo.

!Mediengruppe Bitnik, Delivery for Mr. Assange, 2013. Fotografía cortesía del colectivo.

!Mediengruppe Bitnik, Ashley Madison Angels at Work in Mexico, 2018 Fotografía cortesía del colectivo.