Hablar de un lugar como Ignacia Guest House implica mencionar otros aspectos además del asombroso trabajo de renovación, realizado por el estudio Factor Eficiencia en alianza con el estudio de interiorismo A – G, ya que la relevancia del espacio cobra sentido para quien lo visita en la medida en que consideramos en conjunto la historia del lugar, ubicación, diseño de interiores, de paisaje y —especialmente— la atención a sus huéspedes. Cada una de estas cuestiones va de la mano con la otra y tienen un solo propósito en común: asegurar una estancia placentera para el visitante no solo en sus instalaciones, sino en la propia Ciudad de México.
Visité Ignacia Guest House un nublado miércoles por la tarde. Después de recorrer a pie varias calles, en medio un acelerado panorama urbano en constante reconstrucción, llegar a Ignacia fue como dar con un oasis.
Al llegar al 208 de la calle Jalapa en el corazón de la colonia Roma, Magda —mánager de la casa—, me recibe. Entre las amables palabras, el trabajo de restauración en la fachada del espacio y el cuidado de sus áreas verdes, puedo empezar a sentir la calidez con la que Ignacia, la antigua ama de llaves, cuidó la casa durante años y de donde la casa retoma el nombre.
Conforme recorremos los espacios del edificio principal, mi guía comparte algunos datos clave de la vida de Ignacia: durante 71 años —hasta su fallecimiento en el 2000—, ella dedicó su vida con fervor y constancia al mantenimiento del lugar. Aunque la casa pasó por diferentes dueños, la esencia de la casa persistió por los detalles que Ignacia añadió de manera natural: los dos naranjos presentes en el jardín principal, donde ella solía descansar, son prueba de ello.

Ignacia Guest House. Fotografía cortesía del espacio.

Además del legado de Ignacia, el trabajo de renovación y ampliación arquitectónica mantiene las cualidades en el diseño de la casa principal que data de la época del Porfiriato, en la que hoy se encuentran la recepción, vestíbulo, cocina, biblioteca y master suite. El sólido diseño de la estructura, de la mano con las molduras originales y el piso de duela, constituyen un espacio reminiscente a una época lejana de lo que sucede en las calles, pero que por su trabajo en la decoración de interiores —en la que se incluyeron piezas de mobiliario tradicional mexicano, moderno y contemporáneo—, no deja de ofrecer un entorno apacible.

Ignacia Guest House. Fotografía cortesía del espacio.

Al llegar al jardín, diseñado con plena consideración de los paisajes de Guerrero —lugar de donde provenía Ignacia— Magda explica la disposición de las habitaciones que componen la casa: como parte del proceso de ampliación, Ignacia Guest House cuenta con un edificio nuevo donde se encuentran cuatro habitaciones de color azul, verde, rosa y amarillo —además de la habitación negra ubicada en el edificio principal.
La mención a la cromática de los cuartos no es casual: Ignacia Guest House estructura el diseño de interiores con base en la relación de los colores y ciertos rasgos tradicionales de la cultura mexicana, por lo que las habitaciones — equipadas con todo lo necesario para asegurar el descanso y recreación de cada invitado— procuran crear una atmósfera en sintonía con las otras áreas del complejo y con la misma tradición de la cultura mexicana.

Ignacia Guest House. Fotografía cortesía del espacio.

Al estar aquí, es difícil creer que Ignacia Guest House abrió sus puertas hace poco más de un año, ya que su presencia en el ámbito de la hostelería ha crecido rápidamente y los reconocimientos en destacados concursos de arquitectura y diseño de interiores no son pocos. Por ejemplo, la XV Bienal Nacional e Internacional de Arquitectura Mexicana 2018 les otorgó la Medalla de Plata en la categoría de Diseño de interiores e integración plástica.
Magda me conduce de nuevo al edificio principal. En la sala de estar, la conversación fluye por la tranquilidad que inspira el diseño interior. La iluminación, la propia temperatura de la sala, además del silencio propiciado por la acústica de la casa, construyen un ambiente por el que el tiempo parece que no corre; realmente es como estar en casa. Decido compartir esa impresión con mi anfitriona, a lo que ella responde —con una sonrisa— que es una de las cosas que los huéspedes comentan a menudo: en el esfuerzo que llevan a cabo por crear tal situación, el compromiso por dar un trato personalizado es fundamental para el equipo de Ignacia Guest House.

Ignacia Guest House. Fotografía cortesía del espacio.

A diferencia de lo que ocurre en las grandes cadenas hoteleras, donde el alquiler de una habitación sucede de manera sobria y ordinaria, lo que ocurre aquí está más cercano a la evocación de un entorno tranquilo que nos permite disfrutar nuestra estancia en un lugar poco o nada conocido. En el caso de los visitantes extranjeros, Magda comparte con una notable felicidad los comentarios positivos que personas de Estados Unidos, parte de Europa y Japón, han hecho sobre su visita a Ignacia Guest House.
La noche está por llegar. Mi visita a este espacio ha terminado y tengo que dirigirme a mi propia casa, pero la experiencia me ha dejado una valiosa enseñanza: la casa no es un espacio delimitado por el domicilio, la arquitectura o la historia, sino un conjunto de factores que nos hacen sentir tranquilos y plenos. En este sentido, Ignacia Guest House es más que un destino al que uno llega para recuperar energía después de un día de exploración por la Ciudad de México: el ambiente que se vive en esta casa es parte de la cultura mexicana.