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Rodrigo Téllez Repetto, El Tarot de Bergman, 2017. Imagen cortesía de Ediciones Hungría.

Tirarse las cartas a uno mismo: El Tarot de Bergman, Ediciones Hungría

Destacado 07.08.2017

Vania Rocha

Ediciones Hungría editó la baraja de tarot del cineasta Ingmar Bergman, uno de los tantos creadores que se interesaron por este sistema de adivinación.

El Tarot de Bergman se anuncia como lo que es: un juego.

Lejos de pretender seguir las pautas del tarot comúnmente conocido; con sus arcanos, su iconografía, sus purismos, categorías y modalidades interpretativas, éste se acerca más a un experimento que intenta no abolir el azar.

Rodrigo Téllez Repetto seleccionó personajes, paisajes, objetos y escenas de algunas películas del cineasta sueco Ingmar Bergman para ilustrar las cartas del tarot, las cuales, acompañadas de un título breve, se convierten en íconos y arquetipos que ofrecen al jugador una revelación vinculada a cada una de sus preguntas.

Tarot. Ingmar Bergman.

Rodrigo Téllez Repetto, El Tarot de Bergman, 2017. Imagen cortesía de Ediciones Hungría.

Se trata de un método adivinatorio que dota de sentido lúdico el intento de resolución de los asuntos más o menos serios pero siempre complejos, como los temas de los filmes de Bergman: la muerte, la existencia, el amor, la fe, las relaciones humanas.

Para Téllez Repetto este ejercicio coincide con su fascinación por piezas como «Estrategias oblicuas» de Brian Eno y Peter Schmidt, a través de las cuales proponen axiomas para solucionar colapsos en los procesos creativos; o bien, las barajas Fluxus, que incluyen, por ejemplo, tarjetas con instrucciones de comportamientos absurdos.

En el mazo presentado por Ediciones Hungría hay 64 cartas distintas con títulos como «Confesiones sinceras», representada por Märta Lundberg (Ingrid Thulin) en la película Luz de invierno (1963), o «Indulgencia», representada por Elisabeth Vogler (Liv Ullman) y Alma (Bibi Andersson) en una escena de Persona (1966), por mencionar algunas de las probabilidades que tendrán por cometido ofrecer posibles respuestas u otras preguntas a las inquietudes existenciales del jugador.

Las tiradas no sólo se arrojan a la mesa sino, sobre todo, al pensamiento; cada pensamiento es una azarosa tirada de cartas que implica llevar a cabo un constante ejercicio hermenéutico.

El Tarot de Bergman no tiene instrucciones, sino sugerencias de uso:

—Barajar.

—Dividir en tres columnas (presente, pasado y futuro).

—Comenzar el juego de la interpretación.

Los usuarios son libres de desarrollar sus propias técnicas de consulta, de ser ellos mismos tarotistas, de adivinar(se) el destino o inventar(se) el pasado, de ser intérpretes o interpretados: siempre de manera contingente. En todo caso, cada quien se encarga de fundar sus mitos y encubrimientos de «lo real», para luego generar sus propias narraciones.

Vania Rocha

Se desempeña en el ámbito de la investigación y los estudios de la cultura. Entre sus intereses destacan la sociología del arte y el vínculo entre estética y política.

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