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Más agentes de cambio: Gustavo Lipkau

30.07.2012

Gustavo Lipkau busca detonar un cambio desde el urbanismo y el microurbanismo. Su práctica hace énfasis en la colectividad organizada como el único actor capaz de emprender las acciones que nuestro entorno requiere.

Creemos que desde los proyectos que realizas te has desarrollado como un agente de cambio. ¿Nos puedes contar algún proyecto nuevo en el que estés trabajando?
Con el Taller de Microurbanismo en Casa Vecina, el Observatorio de la Ciudad en la UNAM, y México Ciudad Futura, (grupos en los que colaboro desde tiempo atrás), el objetivo ha sido el estudio, proyección y promoción de iniciativas urbanas. Hoy los esfuerzos se dirigen a la construcción de los andamiajes necesarios para que dichos proyectos se desenvuelvan primero como narrativas y para que puedan después ir al encuentro de sus destinararios colectivos.

Creo que tomar acción sobre cierto tema parte de un trabajo personal, de hacer conciencia, de tener un pensamiento crítico; pero también parte de detectar carencias. Al respecto y haciendo referencia al urbanismo (y al microurbanismo), ¿qué fue lo que detonó que te volvieras un agente de cambio?
Los proyectos nacen al enfrentar el pensamiento crítico al estado actual de las cosas. Implican voluntad de incidencia y cálculo de los objetivos; después sigue el desarrollo de las estrategias y los medios.
Desde 1997, cuando me involucré con el Taller de la Ciudad de México y la idea de Ciudad Futura, no he dejado de pensar y trabajar para hacerla posible. Con el paso del tiempo, ha quedado claro que el pensamiento crítico que hay que tener en cuenta es el del sujeto colectivo. Hace poco escuché que ante el cambio climático, la solución vendrá de la sociedad civil organizada. Entendí que para implementar los cambios sistémicos necesarios, organizar la colectividad es la única manera de iniciar el cambio.
Reunir a actores diversos (que eventualmente personifiquen al sujeto colectivo) en torno a problemáticas localizadas es el primer paso. En el taller de microurbanismo un grupo de personas llevamos alrededor de año y medio colaborando, y aunque hemos detectado problemáticas precisas y comenzado a enunciar proyectos para solucionarlas, primero nos hemos abocado a la construcción de la infraestructura que posibilite nuestras acciones futuras, los protocolos que permitan la conformación del sujeto colectivo, cuyo desenvolvimiento pronto tome en sus manos los proyectos de distintas comunidades del centro histórico y los conduzca.

Muchos proyectos arquitectónicos y de urbanismo no se llevan a la práctica. Me parece que tu trabajo no consiste en archivarlos, sino en hacer que los proyectos generen diálogos, que se pongan ciertos temas sobre la mesa. ¿Cuáles han sido las dificultades que has encontrado para concluir los proyectos y para generar discusiones? ¿Cómo las resuelves?
Los proyectos quedan en el olvido por distintas razones: por falta de recursos, de voluntad, de consensos, o por incapacidad de ejecución. Sin embargo, creo que la mayor causa de inmovilidad es la falta de proyectos completos, que integren problemáticas con los sujetos colectivos adecuados.
Creo que los proyectos sirven también como medios de financiamiento: si están bien planteados, pueden conseguir realizarse a sí mismos, es decir, ser la plataforma para obtener los recursos necesarios.

¿Crees que la ciudad de México está lista para los cambios que necesita? ¿Qué tenemos que hacer para que sucedan?
Los cambios no se dan, se construyen. Y si la ciudad no los ha logrado, es porque ni siquiera los ha imaginado lo suficiente. Todo el tiempo hay visiones aisladas de cambio, pero la visión que prevalece, la oficial, la que físicamente se manifiesta y en la que se gastan los impuestos, rara vez las refleja.
Por eso el futuro de México es sólo su propia tendencia: el crecimiento demográfico desorganizado, el empobrecimiento de algunas regiones, la destrucción de los patrimonios naturales, culturales y sociales, etc.
Por ejemplo, uno de los cambios que considero más urgentes es el del manejo hidráulico en la Cuenca de México, que en los planes oficiales del rubro no figura, pues se insiste en la desecación y el aumento de la importación.
Creo que los paradigmas o visiones colectivas deben cambiar, y que ese será el punto de partida para detectar problemáticas, conjuntar actores y alinear recursos. La información se debe dar a conocer a la sociedad civil, si bien no en total consenso, sí de común acuerdo en cuanto a los factores de emergencia. Solo la ciudadanía puede hacer que se lleve a la práctica, y para ello debe estar informada e involucrada.

¿Qué le recomendarías al ciudadano común como una manera de incidir positivamente en su entorno para convertirse a su vez en un agente de cambio?
El advenimiento de las redes sociales y el boom de ONG’s son síntomas, quizá el principio de la mencionada sociedad civil organizada.
Creo que una manera de incidir es buscar y conectarse en torno a intenciones de cambio geo-localizadas. Cualquiera de estos grupos de investigación y trabajo estarían abiertos y entusiasmados de contar con miembros voluntarios de la sociedad civil dispuestos a comprometerse con las propuestas de cambio profundo.
Por otro lado, en las regiones donde no existan estos grupos, la tarea es organizarlos.

Me parece que tu trabajo va más allá de generar alternativas. Los talleres y las clases, por ejemplo, le dan a los demás herramientas para convertirse en agentes de cambio. ¿Cuál ha sido tu experiencia? ¿Crees que este tipo de conocimiento sólo se desarrolla y se difunde académicamente?
Creo que el cambio hay que construirlo y creo que en buena medida se trata de empoderar a actores agrupados en torno a problemáticas y sitios diversos. Diría que las universidades de todo el país deberían conjuntar grupos de trabajo para estudiar, proyectar y promover acciones -por lo pronto narrativas colectivas- en todas las regiones, para eventualmente implementar las estrategias encontradas.

Háblanos un poco de tu trabajo en Glipkau y de Futura Desarrollo Urbano.
Trabajo en varios proyectos que entiendo como divisiones de mi práctica. En la parte privada trabajo proyectos de arquitectura, diseño y urbanismo para clientes claros, con presupuestos, contratos y plazos de ejecución. Los resultados deben ser visibles a corto plazo.
En la parte pública colaboro en la construcción de plataformas para el planteamiento y desenvolvimiento de proyectos sociales o comunitarios, en los que el actor principal es el sujeto colectivo, pues creo que es el único capaz de emprender las regeneraciones que nuestro territorio requiere.

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