2008-2015: una época convulsiva. 15 protagonistas opinan
La crisis económica de 2008 propició que algunos sectores de la sociedad forjaran una mirada introspectiva para preguntarse de qué manera podrían cambiar el entorno. Algunos ejercicios, principalmente desde la arquitectura, han abierto caminos interesantes para transformar nuestro entorno inmediato. Sin embargo, desde las artes visuales, incluido el cine, también se han cristalizado interrogantes que no necesariamente apelan a una acción inminente sino a cuestionamientos para comenzar un debate.
En ocasión del 15 aniversario de Código, recogimos 15 opiniones sobre lo más representativo acaecido de 2008 a la fecha (tomadas del especial de Código 90, ahora en circulación, donde aparecen 100). Artistas, arquitectos, cineastas y críticos de cine, así como diseñadores de moda o industriales participaron en este ejercicio.
Eduardo Abaroa
Artista
La proliferación independiente (o relativamente independiente) de espacios para la participación cultural colectiva. No sería congruente escoger los más relevantes. Unos están dedicados a la sustentabilidad, otros promueven el estudio colectivo. Otros más tienen un enfoque participativo, político, incluso radical. También hay esfuerzos de índole editorial. Cada uno se mueve en coordenadas diferentes. En general son proyectos prometedores, pero no es fácil entender qué sucede en todos ellos. Es un suceso social y político, no siempre artístico.
Lo que surgió a partir de la crisis financiera de 2008 y la crisis inmobiliaria fue una reestructuración de los productos básicos, aunque de manera negativa. Por ejemplo, el art-flipping: los art-flippers tienen que ver con cierto tipo de valor del arte contemporáneo y del arte en general dentro de un mercado de valores y de especulación.La especulación en el arte contemporáneo, tristemente, es un resultado de la crisis de valores. Además, juega un papel importante en cómo consumimos, apreciamos y distribuimos el arte en el presente. A partir de 2008 se crearon carreras y movimientos como la abstracción zombie. También los free ports: mini museos cercanos a los aeropuertos donde la gente guarda colecciones de arte, y la producción desmesurada para satisfacer exigencias económicas más que estéticas. Es algo a lo que hay que ponerle atención.
No se puede cerrar los ojos y pretender que no existe.
Lo mejor que ha pasado en arquitectura es la crisis económica que ocurrió desde que quebró Leyman Brothers en septiembre de 2008. Esto le puso un alto, si no inmediato, al menos paulatino a la arquitectura-espectáculo. Hizo que el mundo buscará sentido en lo que construye. Muchas sociedades siguen a bordo del tren del capitalismo espectacular, pero otras buscaron lo que la arquitectura necesita: poner al ser humano y no al capital como eje principal. Más espacio, menos Disneylandia. Que se haya dado un premio Pritzker a Shigeru Ban, o se anunciara a Alejandro Aravena para la Bienal de Venecia, hacen evidente que en el mundo hoy hay otras prioridades.
Guillermo Fadanelli me regaló su primer libro de relatos por ahí de 1995. Recuerdo que me dijo de manera sarcástica que los leyera para matar el tiempo “mientras iba al baño”. Seguí su consejo, pero su prolífico trabajo de ensayo, relato y novela ganó terreno, transgrediendo las fronteras del baño; me volví su lector apasionado.
En 2008 se publicó la novela Lodo, la historia de un profesor de filosofía que se escapa de su insípida y mediocre vida por medio de una joven empleada del Seven Eleven que le miente acerca de un crimen. Lodo es sin duda una de las novelas mexicanas que más me ha influenciado en la ultima década.
El movimiento slow fashion es muy importante. A partir de 2000 la gente ha entendido que en la moda no todo es igual. El slow fashion está encontrando un camino muy interesante. Las marcas lo practican con mayor frecuencia porque no queremos un mundo lleno de ropa basura.
Michel Franco
Cineasta
De 2008 a la fecha el cine mexicano ha florecido. Me atrevería a decir que esta es la verdadera época del cine de oro mexicano porque lo que hacemos vale mucho más la pena que lo que se hacía en aquella Época de Oro. Como ejemplo están los premios en Cannes de Carlos Reygadas, Amat Escalante; mi carrera comenzó en 2009 y desde entonces he hecho 4 películas. Gabriel Ripstein ganó mejor ópera prima en Berlín y en Venecia el León de Oro por una película coproducida por México. El cine mexicano goza de buena salud a pesar de la crisis y
la falta de apoyo.
Alejandro Hernández
Arquitecto y editor
Pensando en arquitectura, quizá lo más importante que ha ocurrido desde el 2008 sea la crisis económica que aún no cede, y la conciencia de la grave inequidad que impera en todo el mundo, las protestas y movimientos sociales que esa misma crisis y la desigualdad rampante han desatado, así como la transformación de lo político, no sólo en términos de elecciones sino de espacios y usos, ¿hay alguna obra de arquitectura que represente todos esos cambios o, más bien, que responda a ellos? Lo dudo si pensamos sólo en un edificio. Podríamos hablar de los premios otorgados recientemente a arquitectos como Shigeru Ban o Frei Otto, uno con sus proyectos que responden a urgencias y otro con su arquitectura ligera. O de las bienales recientes y sus temas que apuntan a lo social, lo ético sobre lo estético, las ciudades en vez de los edificios, el suelo común, para terminar en una omnívora revisión de los fundamentos. O pensar en discursos específicos. Por mencionar sólo dos: Saskia Sassen pasando de la Ciudad Global a las Exclusiones, o Reinier de Graaf declarando, recientemente, que la arquitectura se ha convertido en un instrumento del capital. ¿Pero un edificio? Si pensara en el Campo de la Cebada en Madrid, en los Espacios para la Paz en Venezuela o cualquier otro ejemplo similar, ¿estaría despreciando la gran Arquitectura, con mayúscula? Si dijera que lo más importante para la arquitectura en los últimos años tal vez sea la ocupación de un parque en Manhattan, de una plaza en El Cairo o la defensa de otro parque en Estambul, ¿pecaría de ingenuo? Y si, al contrario, afirmara que aún estamos en espera de esa arquitectura que responda a la crisis económica, social y política que hemos vivido, ¿resultaría demasiado pesimista?
Gilles Lipovetsky
Filósofo
Una de las exposiciones que más me inspiraron fue Dynamo, celebrada en el Grand Palais de París en 2013. Ofreció un panorama magnífico de lo lumino-cinético, lo perceptual, en el que la ligereza, lo inmaterial, lo flotante, lo inestable y lo invisible no son más ideas representadas sino experiencias percibidas directamente a través de instalaciones, entornos y nuevas técnicas. El espectador experimenta las propiedades estéticas de la luz y el movimiento, de naturaleza volátil y fluctuante.
Esta exposición merece ser destacada por su dimensión fundamental, el valor más importante hoy en día, la ligereza. La ligereza inerva nuestro creciente mundo material y cultural, y ha invadido nuestras prácticas comunes, reformó nuestra imaginación y nuestros deseos. Se ha convertido en un valor, un ideal, un imperativo dentro de innumerables esferas, objetos, deportes, cuerpos, alimentación, arquitecturas, diseños. Se afirma en todas partes, en el corazón de la era hipermoderna.
Las obras que fueron presentadas en esta exhibición tenían movimiento real, vibración, cambios de color, nubes intangibles e inmateriales. No hay nada que
comprender, solamente vivir experiencias sensoriales lúdicas y confusas. Vibraciones, pulsaciones, movimientos, parpadeos, transparencias, evanescencias,
todas ellas experiencias que no emiten mensajes; un arte que se convirtió en sensaciones inmediatas, impactos sensoriales, visuales y táctiles. Obras abiertas (Umberto Eco), ligeras, porque sin mensaje son inseparables de una dimensión lúdica y perceptual. Esta exposición se siente como lo dijo Nietzsche: “Lo bueno es ligero, todo lo divino tiene los pies delicados”.
Luis Felipe Ortega
Artista
Cildo Meireles. Con el nombre del artista como título de la muestra, el muac revisó el trabajo del carioca entre 2009 y 2010. Dado que los espacios de este museo universitario han resultado complejos respecto de sus escalas, la exposición de Meireles podía (¡por fin!) poner a dialogar las salas que le fueron asignadas.
Esta exposición dio cuenta de la complejidad del pensamiento de Meireles y del arte contemporáneo, así como de las capas críticas en términos sociales, políticos e ideológicos. Se asumió la problemática de la estructura formal como contenedor de dicho pensamiento. El museo recibió piezas-eje del trabajo de Meireles, pero también algunas que realizó para esta exposición, como Babel. Como sucede siempre en los museos de nuestro país, algunas obras clave sufrieron del ninguneo museográfico. El espectador se podía encontrar con Cruzeiro do sul en un rincón, ese cubo de 9 milímetros que debería emplazarse en un espacio no menos a 20 metros cuadrados. Esta exhibición no solamente mostró la presencia del arte brasileño en el contexto actual, sino lo lejos que el arte mexicano está de generar diálogos complejos con ese tipo de pensamiento. Una sesión que valdría la pena repetir con otros de sus paisanos.
Me parece relevante la observación hecha por Hella Jongerius y Louise Schouwenberg este año, en la Feria de Milán, en su Manifiesto Beyond the New, que cuestiona la inercia de la disciplina de producir objetos sin reflexionar sobre su necesidad e impacto. El manifiesto evalúa la obsesión del diseño con lo nuevo e invita a que los diseñadores muestren un enfoque holístico. ¿Cómo se puede aplicar lo anterior?, ¿tenemos que repensar la manera en que generamos y consumimos objetos? Un nuevo ethos no estaría mal.
Desde 2000 a la fecha surgieron nuevas voces, nuevas maneras de contar historias, de hacer cine en México, tanto en términos de contenidos como en formas de producción. Eventualmente ese impulso creativo se detuvo. Me parece que la figura más interesante e importante del cine nacional sigue siendo Carlos Reygadas, y creo que Post Tenebras Lux es una gran película, con sus fallas y tal pero es una gran película. Probablemente lo mejor que se haya hecho en México desde su película anterior, Luz silenciosa.
Había un ánimo por encontrar nuevos lenguajes y experimentar. Desafortunadamente, una serie de jóvenes no siguió ese impulso, se quedaron con un lenguaje común, poco personal. A mí lo que me interesa en el cine, y en el arte en general, es encontrar lenguajes personales dentro de cada autor, más allá de si son geniales o no. Ir al cine y encontrar un universo nuevo, personal, con reglas propias, un cine autónomo. Eso falta en México, las ganas de experimentar. Existió antes de 2008 y después desapareció.
El edificio formó parte del paisaje urbano en las playas de Copacabana en una situación limítrofe entre la ciudad y el mar. Cuatro ejes de 170 metros de largo y 20 de altura construidos con andamios reciclables permitían depositar varias cajas con diferentes medidas que resolvían distintos programas de exposiciones y auditorios. Las cajas también fueron construidas con materiales reciclables.
El visitante entraba en un edificio permeable y ligero con volúmenes flotando. En esta geometría transparente tridimensional la comunidad fluía de manera vertical y horizontal. La estructura celebraba al usuario y permitía que el clima penetrara con sus vientos y olores de mar. El edificio respiraba en la medida que era habitado.
Cuando la arquitectura se piensa permite hacer uno de los edificios con más fuerza. Será parte de la memoria de quien lo habitó o quien lo vio en la línea del paisaje.
Este edificio se permite desaparecer físicamente para aparecer en el recuerdo. Fomenta la reflexión de cómo hacer una arquitectura ética y política que permita a nuestra sociedad ser más grande utilizando el motor de la inteligencia y la sensibilidad.
El único evento (si se le puede llamar así) que puede ayudar a recontextualizar de una manera creativa y transformadora los cambios a nivel climático, económico, tecnológico, político y hasta artístico que hemos vivido en los últimos 15 años, es la inauguración de la era del Antropoceno.
La destrucción y el despojo, el racismo milenario que sigue causando violencia genocida y la injusticia e impunidad desenfrenados contra los ciudadanos menos privilegiados de este país colonial, manifestados claramente en las matanzas de Ayotzinapa, Tlatlaya y otras más. El segundo evento importante tiene que ver con el hecho de que el régimen del Estado, desde Vicente Fox, Felipe Calderón y siguiendo con Peña Nieto, se sigue legitimando y consagrando con la colaboración de los actores del mundo de la cultura. Con el apoyo tácito de escritores, críticos, curadores, artistas, burócratas, productores e ingenieros culturales, ha subsidiado, junto con la iniciativa privada, programas culturales paliativos y compensatorios de las políticas neoliberales y privatización masiva de recursos e infraestructura. Estos actores, que somos todos, representamos una clase social privilegiada que sigue operando bajo las estructuras coloniales de siempre. Somos una élite “ilustrada” y ñoña, empeñada en seguir produciendo arte banal, en el contexto de ferias, bienales, revistas, museos, exposiciones, galerías, y demás eventos de importancia cultural y social para llenar el gran vacío de justicia social. En esencia, estos eventos no son tan diferentes de la espuma de un frapuccino de fresa que se vende como tortillas calientes en Starbuck’s todos los días en esta ciudad. ¡Qué viva la cultura!
Peter Zumthor
Arquitecto
El peor evento fue la destrucción de monumentos arquitectónicos. Ahí puedes apreciar la importancia de la herencia arquitectónica. Si buscas destruir la identidad de un pueblo, debes destruir sus vestigios arquitectónicos. Espero que aprendamos a respetar este tipo de historia y nos ayude a crear una identidad.
Marcela Armas, <i>Vórtice</i> (2013). Cortesía de la artista
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